Hechos 28

Pablo en la isla de Malta

1 Una vez a salvo en la costa, nos enteramos de que estábamos en la isla de Malta.

2 La gente de la isla fue muy amable con nosotros. Hacía frío y llovía, entonces encendieron una fogata en la orilla para recibirnos.

3 Mientras Pablo juntaba una brazada de leña y la echaba en el fuego, una serpiente venenosa que huía del calor lo mordió en la mano.

4 Los habitantes de la isla, al ver la serpiente colgando de su mano, se decían unos a otros: «¡Sin duda este es un asesino! Aunque se salvó del mar, la justicia no le permitirá vivir»;

5 pero Pablo se sacudió la serpiente en el fuego y no sufrió ningún daño.

6 La gente esperaba que él se hinchara o que cayera muerto de repente; pero después de esperar y esperar y ver que estaba ileso, cambiaron de opinión y llegaron a la conclusión de que Pablo era un dios.

7 Cerca de la costa adonde llegamos, había una propiedad que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla. Él nos recibió y nos atendió con amabilidad por tres días.

8 Dio la casualidad de que el padre de Publio estaba enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró por él, puso sus manos sobre él y lo sanó.

9 Entonces todos los demás enfermos de la isla también vinieron y fueron sanados.

10 Como resultado, nos colmaron de honores y, cuando llegó el tiempo de partir, la gente nos proveyó de todo lo que necesitaríamos para el viaje.

Pablo llega a Roma

11 Tres meses después del naufragio, zarpamos en otro barco, que había pasado el invierno en la isla; era un barco de Alejandría que tenía como figura de proa a los dioses gemelos.

12 Hicimos la primera parada en Siracusa,donde nos quedamos tres días.

13 De allí navegamos hasta Regio.Un día después, un viento del sur empezó a soplar, de manera que, al día siguiente, navegamos por la costa hasta Poteoli.

14 Allí encontramos a algunos creyentes,quienes nos invitaron a pasar una semana con ellos. Y así llegamos a Roma.

15 Los hermanos de Roma se habían enterado de nuestra inminente llegada, y salieron hasta el Foropor el Camino Apio para recibirnos. En Las Tres Tabernasnos esperaba otro grupo. Cuando Pablo los vio, se animó y dio gracias a Dios.

16 Una vez que llegamos a Roma, a Pablo se le permitió hospedarse en un alojamiento privado, aunque estaba bajo la custodia de un soldado.

Pablo predica en Roma bajo custodia

17 Tres días después de haber llegado, Pablo mandó reunir a los líderes judíos locales. Les dijo:

—Hermanos, fui arrestado en Jerusalén y entregado al gobierno romano, a pesar de no haber hecho nada en contra de nuestro pueblo ni de las costumbres de nuestros antepasados.

18 Los romanos me llevaron a juicio y querían ponerme en libertad, porque no encontraron ninguna causa para condenarme a muerte;

19 pero cuando los líderes judíos protestaron por la decisión, creí necesario apelar al César, aunque no tenía deseos de presentar cargos contra mi propia gente.

20 Les pedí a ustedes que vinieran hoy aquí para que nos conociéramos y para que yo pudiera explicarles que estoy atado con esta cadena porque creo que la esperanza de Israel —el Mesías— ya ha venido.

21 Ellos respondieron:

—No hemos recibido ninguna carta de Judea ni ningún informe en tu contra de nadie que haya venido por aquí;

22 pero queremos escuchar lo que tú crees, pues lo único que sabemos de este movimiento es que se le ataca por todas partes.

23 Entonces fijaron una fecha, y ese día mucha gente llegó al lugar donde Pablo estaba alojado. Él explicó y dio testimonio acerca del reino de Dios y trató de convencerlos acerca de Jesús con las Escrituras. Usando la ley de Moisés y los libros de los profetas, les habló desde la mañana hasta la noche.

24 Algunos se convencieron por las cosas que dijo, pero otros no creyeron.

25 Después de discutir entre unos y otros, se fueron con las siguientes palabras finales de Pablo: «El Espíritu Santo tenía razón cuando les dijo a sus antepasados por medio del profeta Isaías:

26 “Ve y dile a este pueblo:

Cuando ustedes oigan lo que digo,

no entenderán.

Cuando vean lo que hago,

no comprenderán.

27 Pues el corazón de este pueblo está endurecido,

y sus oídos no pueden oír,

y han cerrado los ojos,

así que sus ojos no pueden ver,

y sus oídos no pueden oír,

y su corazón no puede entender,

y no pueden volver a mí

para que yo los sane”.

28 Así que quiero que sepan que esta salvación de Dios también se ha ofrecido a los gentiles,y ellos la aceptarán».

30 Durante los dos años siguientes Pablo vivió en Roma pagando sus gastos él mismo.Recibía a todos los que lo visitaban,

31 y proclamaba con valentía el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo; y nadie intentó detenerlo.

Juan 1

Prólogo: Cristo, la Palabra eterna

1 En el principio la Palabra ya existía.

La Palabra estaba con Dios,

y la Palabra era Dios.

2 El que es la Palabra existía en el principio con Dios.

3 Dios creó todas las cosas por medio de él,

y nada fue creado sin él.

4 La Palabra le dio vida a todo lo creado,

y su vida trajo luz a todos.

5 La luz brilla en la oscuridad,

y la oscuridad jamás podrá apagarla.

6 Dios envió a un hombre llamado Juan el Bautista

7 para que contara acerca de la luz, a fin de que todos creyeran por su testimonio.

8 Juan no era la luz; era solo un testigo para hablar de la luz.

9 Aquel que es la luz verdadera, quien da luz a todos, venía al mundo.

10 Vino al mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo reconoció.

11 Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron;

12 pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.

13 Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.

14 Entonces la Palabra se hizo hombrey vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad.Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre.

15 Juan dio testimonio de él cuando clamó a las multitudes: «A él me refería yo cuando decía: “Alguien viene después de mí que es muy superior a mí porque existe desde mucho antes que yo”».

16 De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra.

17 Pues la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inagotable de Dios y su fidelidad vinieron por medio de Jesucristo.

18 Nadie ha visto jamás a Dios; pero el Único, que es Dios,está íntimamente ligado al Padre. Él nos ha revelado a Dios.

El testimonio de Juan el Bautista

19 Este fue el testimonio que dio Juan cuando los líderes judíos enviaron sacerdotes y ayudantes del templodesde Jerusalén para preguntarle:

—¿Quién eres?

20 Él dijo con toda franqueza:

—Yo no soy el Mesías.

21 —Bien. Entonces, ¿quién eres? —preguntaron—. ¿Eres Elías?

—No —contestó.

—¿Eres el Profeta que estamos esperando?

—No.

22 —Entonces, ¿quién eres? Necesitamos alguna respuesta para los que nos enviaron. ¿Qué puedes decirnos de ti mismo?

23 Juan contestó con las palabras del profeta Isaías:

«Soy una voz que clama en el desierto:

“¡Abran camino para la llegada delSeñor!”».

24 Entonces los fariseos que habían sido enviados

25 le preguntaron:

—Si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, ¿con qué derecho bautizas?

26 Juan les dijo:

—Yo bautizo conagua, pero aquí mismo, en medio de la multitud, hay alguien a quien ustedes no reconocen.

27 Aunque su servicio viene después del mío, yo ni siquiera soy digno de ser su esclavo, ni de desatar las correas de sus sandalias.

28 Ese encuentro ocurrió en Betania, una región situada al oriente del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Jesús, el Cordero de Dios

29 Al día siguiente, Juan vio que Jesús se le acercaba y dijo: «¡Miren! ¡El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

30 A él me refería cuando yo decía: “Después de mí, vendrá un hombre que es superior a mí porque existe desde mucho antes que yo”.

31 No lo reconocí como el Mesías, aunque estuve bautizando con agua para que él fuera revelado a Israel».

32 Entonces Juan dio testimonio: «Vi al Espíritu Santo descender del cielo como una paloma y reposar sobre él.

33 Yo no sabía que era el Mesías, pero cuando Dios me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel, sobre quien veas que el Espíritu desciende y reposa, es el que bautizará con el Espíritu Santo”.

34 Vi que eso sucedió con Jesús, por eso doy testimonio de que él es el Elegido de Dios».

Los primeros discípulos

35 Al día siguiente, Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos.

36 Al pasar Jesús, Juan lo miró y declaró: «¡Miren! ¡Ahí está el Cordero de Dios!».

37 Cuando los dos discípulos de Juan lo oyeron, siguieron a Jesús.

38 Jesús miró a su alrededor y vio que ellos lo seguían.

—¿Qué quieren?—les preguntó.

Ellos contestaron:

—Rabí (que significa “Maestro”), ¿dónde te hospedas?

39 —Vengan y vean—les dijo.

Eran como las cuatro de la tarde cuando lo acompañaron al lugar donde se hospedaba, y se quedaron el resto del día con él.

40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos hombres que, al oír lo que Juan dijo, siguieron a Jesús.

41 Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que significa «Cristo»).

42 Luego Andrés llevó a Simón, para que conociera a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo:«Tu nombre es Simón hijo de Juan, pero te llamarás Cefas»(que significa «Pedro»).

43 Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo:«Ven, sígueme».

44 Felipe era de Betsaida, el pueblo natal de Andrés y Pedro.

45 Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:

—¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisésy los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

46 —¡Nazaret! —exclamó Natanael—. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?

—Ven y compruébalo tú mismo —le respondió Felipe.

47 Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo:

—Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro.

48 —¿Cómo es que me conoces? —le preguntó Natanael.

—Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara—contestó Jesús.

49 Entonces Natanael exclamó:

—Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel!

50 Jesús le preguntó:

—¿Crees eso solo porque te dije que te había visto debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que esta.

51 Y agregó:«Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra».

Juan 2

La boda de Caná

1 Al día siguiente,se celebró una boda en la aldea de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba presente,

2 y también fueron invitados a la fiesta Jesús y sus discípulos.

3 Durante la celebración, se acabó el vino, entonces la madre de Jesús le dijo:

—Se quedaron sin vino.

4 —Apreciada mujer, ese no es nuestro problema—respondió Jesús—.Todavía no ha llegado mi momento.

5 Sin embargo, su madre les dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga».

6 Cerca de allí había seis tinajas de piedra, que se usaban para el lavado ceremonial de los judíos. Cada tinaja tenía una capacidad de entre setenta y cinco a ciento trece litros.

7 Jesús les dijo a los sirvientes:«Llenen las tinajas con agua».Una vez que las tinajas estuvieron llenas,

8 les dijo:«Ahora saquen un poco y llévenselo al maestro de ceremonias».Así que los sirvientes siguieron sus indicaciones.

9 Cuando el maestro de ceremonias probó el agua que ahora era vino, sin saber de dónde provenía (aunque, por supuesto, los sirvientes sí lo sabían), mandó a llamar al novio.

10 «Un anfitrión siempre sirve el mejor vino primero —le dijo—, y una vez que todos han bebido bastante, comienza a ofrecer el vino más barato. ¡Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora!».

11 Esta señal milagrosa en Caná de Galilea marcó la primera vez que Jesús reveló su gloria. Y sus discípulos creyeron en él.

12 Después de la boda, se fue unos días a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos.

Jesús despeja el templo

13 Se acercaba la fecha de la celebración de la Pascua judía, así que Jesús fue a Jerusalén.

14 Vio que en la zona del templo había unos comerciantes que vendían ganado, ovejas y palomas para los sacrificios; vio a otros que estaban en sus mesas cambiando dinero extranjero.

15 Jesús se hizo un látigo con unas cuerdas y expulsó a todos del templo. Echó las ovejas y el ganado, arrojó por el suelo las monedas de los cambistas y les volteó las mesas.

16 Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo:«Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!».

17 Entonces sus discípulos recordaron la profecía de las Escrituras que dice: «El celo por la casa de Dios me consumirá».

18 Pero los líderes judíos exigieron:

—¿Qué estás haciendo? Si Dios te dio autoridad para hacer esto, muéstranos una señal milagrosa que lo compruebe.

19 —De acuerdo—contestó Jesús—.Destruyan este templo y en tres días lo levantaré.

20 —¡Qué dices! —exclamaron—. Tardaron cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú puedes reconstruirlo en tres días?

21 Pero cuando Jesús dijo «este templo», se refería a su propio cuerpo.

22 Después que resucitó de los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto y creyeron en las Escrituras y también en lo que Jesús había dicho.

Jesús y Nicodemo

23 Debido a las señales milagrosas que Jesús hizo en Jerusalén durante la celebración de la Pascua, muchos comenzaron a confiar en él;

24 pero Jesús no confiaba en ellos porque conocía todo acerca de las personas.

25 No hacía falta que nadie le dijera sobre la naturaleza humana, pues él sabía lo que había en el corazón de cada persona.

Juan 3

1 Había un hombre llamado Nicodemo, un líder religioso judío, de los fariseos.

2 Una noche, fue a hablar con Jesús:

—Rabí—le dijo—, todos sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que Dios está contigo.

3 Jesús le respondió:

—Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo,no puedes ver el reino de Dios.

4 —¿Qué quieres decir? —exclamó Nicodemo—. ¿Cómo puede un hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo?

5 Jesús le contestó:

—Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu.

6 El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo.

7 Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”.

8 El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu.

9 —¿Cómo es posible todo esto? —preguntó Nicodemo.

10 Jesús le contestó:

—¿Tú eres un respetado maestro judío y aún no entiendes estas cosas?

11 Te aseguro que les contamos lo que sabemos y hemos visto, y ustedes todavía se niegan a creer nuestro testimonio.

12 Ahora bien, si no me creen cuando les hablo de cosas terrenales, ¿cómo creerán si les hablo de cosas celestiales?

13 Nadie jamás fue al cielo y regresó, pero el Hijo del Hombrebajó del cielo.

14 Y, así como Moisés levantó la serpiente de bronce en un poste en el desierto, así deberá ser levantado el Hijo del Hombre,

15 para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dioa su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

18 »No hay condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios.

19 Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas.

20 Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto,

21 pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere.

Juan el Bautista exalta a Jesús

22 Luego Jesús y sus discípulos salieron de Jerusalén y se fueron al campo de Judea. Jesús pasó un tiempo allí con ellos, bautizando a la gente.

23 En ese tiempo, Juan el Bautista bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y la gente iba a él para ser bautizada.

24 (Eso ocurrió antes de que metieran a Juan en la cárcel).

25 Surgió un debate entre los discípulos de Juan y cierto judíoacerca de la purificación ceremonial.

26 Entonces los discípulos de Juan fueron a decirle:

—Rabí, el hombre que estaba contigo al otro lado del río Jordán, a quien identificaste como el Mesías, también está bautizando a la gente. Y todos van a él en lugar de venir a nosotros.

27 Juan respondió:

—Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda desde el cielo.

28 Ustedes saben que les dije claramente: “Yo no soy el Mesías; estoy aquí solamente para prepararle el camino a él”.

29 Es el novio quien se casa con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena de alegría.

30 Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos.

31 »Él vino de lo alto y es superior a cualquier otro. Nosotros somos de la tierra y hablamos de cosas terrenales, pero él vino del cielo y es superior a todos.

32 Él da testimonio de lo que ha visto y oído, ¡pero qué pocos creen en lo que les dice!

33 Todo el que acepta su testimonio puede confirmar que Dios es veraz.

34 Pues él es enviado por Dios y habla las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin límites.

35 El Padre ama a su Hijo y ha puesto todo en sus manos.

36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.

Juan 4

Jesús y la mujer samaritana

1 Jesússabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan

2 (aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba sino sus discípulos).

3 Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.

4 En el camino, tenía que pasar por Samaria.

5 Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José.

6 Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía.

7 Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo:

—Por favor, dame un poco de agua para beber.

8 Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer.

9 La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos.Entonces le dijo a Jesús:

—Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?

10 Jesús contestó:

—Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.

11 —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva?

12 Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?

13 Jesús contestó:

—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed,

14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.

15 —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua.

16 Jesús le dijo:

—Ve y trae a tu esposo.

17 —No tengo esposo —respondió la mujer.

—Es cierto—dijo Jesús—.No tienes esposo

18 porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad!

19 —Señor —dijo la mujer—, seguro que usted es profeta.

20 Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim,donde adoraron nuestros antepasados?

21 Jesús le contestó:

—Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén.

22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos.

23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera.

24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

25 La mujer dijo:

—Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.

26 Entonces Jesús le dijo:

—¡Yo Soyel Mesías!

27 Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué le hablas?».

28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:

29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será este el Mesías?».

30 Así que la gente salió de la aldea para verlo.

31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús:

—Rabí,come algo.

32 Jesús les respondió:

—Yo tengo una clase de alimento que ustedes no conocen.

33 «¿Le habrá traído alguien de comer mientras nosotros no estábamos?», se preguntaban los discípulos unos a otros.

34 Entonces Jesús explicó:

—Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.

35 Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listospara la cosecha.

36 A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!

37 Ya saben el dicho: “Uno siembra y otro cosecha”, y es cierto.

38 Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.

Muchos samaritanos creen

39 Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!».

40 Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días,

41 tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran.

42 Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».

Jesús sana al hijo de un funcionario

43 Pasados los dos días, Jesús siguió camino a Galilea.

44 Él mismo había declarado que un profeta no recibe honra en su propio pueblo.

45 Sin embargo, los galileos lo recibieron bien, porque habían estado en Jerusalén durante la celebración de la Pascua y habían visto todo lo que él hizo allí.

46 En su paso por Galilea, Jesús llegó a Caná, donde había convertido el agua en vino. Cerca de allí, en Capernaúm, había un funcionario de gobierno que tenía un hijo muy enfermo.

47 Cuando supo que Jesús había ido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que se dirigiera a Capernaúm para sanar a su hijo, quien estaba al borde de la muerte.

48 Jesús le preguntó:

—¿Acaso nunca van a creer en mí a menos que vean señales milagrosas y maravillas?

49 —Señor, por favor —suplicó el funcionario—, ven ahora mismo, antes de que mi hijito se muera.

50 Entonces Jesús le dijo:

—Vuelve a tu casa. ¡Tu hijo vivirá!

Y el hombre creyó lo que Jesús le dijo y emprendió el regreso a su casa.

51 Mientras el funcionario iba en camino, algunos de sus sirvientes salieron a su encuentro con la noticia de que su hijo estaba vivo y sano.

52 Él les preguntó a qué hora el niño había comenzado a mejorar, y ellos le contestaron: «Ayer, a la una de la tarde, ¡la fiebre de pronto se le fue!».

53 Entonces el padre se dio cuenta de que la sanidad había ocurrido en el mismo instante en que Jesús le había dicho:«Tu hijo vivirá».Y tanto él como todos los de su casa creyeron en Jesús.

54 Esa fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús en Galilea al volver de Judea.

Juan 5

Jesús sana a un hombre cojo

1 Después Jesús regresó a Jerusalén para la celebración de uno de los días sagrados de los judíos.

2 Dentro de la ciudad, cerca de la puerta de las Ovejas, se encontraba el estanque de Betesda,que tenía cinco pórticos cubiertos.

3 Una multitud de enfermos —ciegos, cojos, paralíticos— estaban tendidos en los pórticos.

5 Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

6 Cuando Jesús lo vio y supo que hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó:

—¿Te gustaría recuperar la salud?

7 —Es que no puedo, señor —contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo.

8 Jesús le dijo:

—¡Ponte de pie, toma tu camilla y anda!

9 ¡Al instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar! Pero ese milagro sucedió el día de descanso,

10 así que los líderes judíos protestaron. Le dijeron al hombre que había sido sanado:

—¡No puedes trabajar el día de descanso! ¡La ley no te permite cargar esa camilla!

11 Pero él respondió:

—El hombre que me sanó me dijo: “Toma tu camilla y anda”.

12 —¿Quién te dijo semejante cosa? —le exigieron.

13 El hombre no lo sabía, porque Jesús había desaparecido entre la multitud;

14 pero después, Jesús lo encontró en el templo y le dijo:«Ya estás sano; así que deja de pecar o podría sucederte algo mucho peor».

15 Entonces el hombre fue a ver a los líderes judíos y les dijo que era Jesús quien lo había sanado.

Jesús afirma ser el Hijo de Dios

16 Entonces los líderes judíos comenzaron a acosara Jesús por haber violado las reglas del día de descanso.

17 Pero Jesús respondió:«Mi Padre siempre trabaja, y yo también».

18 Entonces los líderes judíos se esforzaron aún más por encontrar una forma de matarlo. Pues no solo violaba el día de descanso sino que, además, decía que Dios era su Padre, con lo cual se hacía igual a Dios.

19 Entonces Jesús explicó:«Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo,

20 pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. De hecho, el Padre le mostrará cómo hacer cosas más trascendentes que el sanar a ese hombre. Entonces ustedes quedarán realmente asombrados.

21 Pues, así como el Padre da vida a los que resucita de los muertos, también el Hijo da vida a quien él quiere.

22 Además, el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo autoridad absoluta para juzgar,

23 a fin de que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo ciertamente tampoco honra al Padre que lo envió.

24 »Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.

25 »Y les aseguro que se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los muertos oirán mi voz, la voz del Hijo de Dios, y los que escuchen, vivirán.

26 El Padre tiene vida en sí mismo y le ha entregado a su Hijo ese mismo poder de dar vida.

27 Y le ha dado autoridad para juzgar a todos, porque es el Hijo del Hombre.

28 ¡No se sorprendan tanto! Ciertamente, ya se acerca el tiempo en que todos los que están en las tumbas oirán la voz del Hijo de Dios

29 y resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio.

30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me indica. Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevo a cabo la voluntad del que me envió y no la mía.

Testigos de Jesús

31 »Si yo diera testimonio en mi propio favor, mi testimonio no sería válido;

32 pero hay otro que también da testimonio de mí, y les aseguro que todo lo que dice acerca de mí es verdad.

33 De hecho, ustedes enviaron a sus hombres para que escucharan a Juan el Bautista, y el testimonio que él dio acerca de mí fue cierto.

34 Por supuesto, no necesito testigos humanos, pero digo estas cosas para que ustedes sean salvos.

35 Juan era como una lámpara que ardía y brillaba, y ustedes se entusiasmaron con su mensaje durante un tiempo;

36 pero yo tengo un testigo aún más importante que Juan: mis enseñanzas y mis milagros. El Padre me dio estas obras para que yo las realizara, y ellas prueban que él me envió.

37 El Padre mismo, quien me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto cara a cara,

38 y no tienen su mensaje en el corazón, porque no creen en mí, que soy a quien el Padre les ha enviado.

39 »Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí!

40 Sin embargo, ustedes se niegan a venir a mí para recibir esa vida.

41 »La aprobación de ustedes no significa nada para mí,

42 porque sé que no tienen el amor de Dios adentro.

43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes me han rechazado. Sin embargo, si otros vienen en su propio nombre, ustedes los reciben con gusto.

44 ¡Con razón les cuesta creer! Pues a ustedes les encanta honrarse unos a otros, pero no les importa la honra que proviene del único que es Dios.

45 »Sin embargo, no soy yo quien los acusará ante el Padre. ¡Moisés los acusará! Sí, Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza.

46 Si en verdad le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí;

47 pero como no creen en lo que él escribió, ¿cómo creerán lo que yo digo?».

Juan 6

Jesús alimenta a cinco mil

1 Después Jesús cruzó al otro lado del mar de Galilea, conocido también como el mar de Tiberias.

2 Una gran multitud siempre lo seguía a todas partes porque veía las señales milagrosas que hacía cuando sanaba a los enfermos.

3 Entonces Jesús subió a una colina y se sentó allí rodeado de sus discípulos.

4 (Ya era casi el tiempo de la celebración de la Pascua judía).

5 Enseguida Jesús vio que una gran multitud venía a su encuentro. Dirigiéndose a Felipe, le preguntó:

—¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?

6 Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.

7 Felipe contestó:

—¡Aunque trabajáramos meses enteros, no tendríamos el dinero suficientepara alimentar a toda esta gente!

8 Entonces habló Andrés, el hermano de Simón Pedro:

9 «Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?».

10 Jesús dijo:«Díganles a todos que se sienten».Así que todos se sentaron sobre la hierba, en las laderas. (Solo contando a los hombres sumaban alrededor de cinco mil).

11 Luego Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron.

12 Una vez que quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus discípulos:«Ahora junten lo que sobró, para que no se desperdicie nada».

13 Entonces ellos juntaron las sobras y llenaron doce canastos con los restos que la multitud había dejado después de comer de los cinco panes de cebada.

14 La gente, al ver la señal milagrosa que Jesúshabía hecho, exclamó: «¡No hay duda de que es el Profeta que esperábamos!».

15 Cuando Jesús vio que estaban dispuestos a hacerlo rey a la fuerza, se escabulló hacia las colinas él solo.

Jesús camina sobre el agua

16 Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron a la orilla del lago para esperarlo;

17 pero al ver que caía la noche y que Jesús aún no había vuelto, subieron a la barca y comenzaron a cruzar el lago rumbo a Capernaúm.

18 Poco después, se levantó un viento fuerte sobre ellos y el mar se agitó mucho.

19 Habían remado unos cinco o seis kilómetroscuando de pronto vieron a Jesús caminando sobre el agua en dirección a la barca. Estaban aterrados,

20 pero él exclamó:«No tengan miedo, ¡yo estoy aquí!».

21 Entonces lo recibieron con entusiasmo en la barca, ¡y enseguida llegaron a su destino!

Jesús, el pan de vida

22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla del lago se dio cuenta de que los discípulos habían tomado la única barca y que Jesús no había ido con ellos.

23 Varias barcas de Tiberias arribaron cerca del lugar donde el Señor había bendecido el pan y la gente había comido.

24 Cuando la multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y cruzaron el lago hasta Capernaúm para ir en busca de Jesús.

25 Lo encontraron al otro lado del lago y le preguntaron:

—Rabí,¿cuándo llegaste acá?

26 Jesús les contestó:

—Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas.

27 No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre.Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.

28 —Nosotros también queremos realizar las obras de Dios —contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer?

29 Jesús les dijo:

—La única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado.

30 —Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer?

31 Después de todo, ¡nuestros antepasados comieron maná mientras andaban por el desierto! Las Escrituras dicen: “Moisés les dio de comer pan del cielo”.

32 Jesús les respondió:

—Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, fue mi Padre. Y ahora él les ofrece el verdadero pan del cielo,

33 pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo.

34 —Señor —le dijeron—, danos ese pan todos los días.

35 Jesús les respondió:

—Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás.

36 Pero ustedes no han creído en mí, a pesar de que me han visto.

37 Sin embargo, los que el Padre me ha dado vendrán a mí, y jamás los rechazaré.

38 Pues he descendido del cielo para hacer la voluntad de Dios, quien me envió, no para hacer mi propia voluntad.

39 Y la voluntad de Dios es que yo no pierda ni a uno solo de todos los que él me dio, sino que los resucite, en el día final.

40 Pues la voluntad de mi Padre es que todos los que vean a su Hijo y crean en él tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día final.

41 Entonces la gente comenzóa murmurar en desacuerdo, porque él había dicho:«Yo soy el pan que descendió del cielo».

42 Ellos se decían: «¿Acaso no es este Jesús, el hijo de José? Conocemos a su padre y a su madre. ¿Y ahora cómo puede decir: “Yo descendí del cielo”?».

43 Jesús les contestó:«Dejen de quejarse por lo que dije.

44 Pues nadie puede venir a mí a menos que me lo traiga el Padre, que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

45 Como dicen las Escrituras:“A todos les enseñará Dios”. Todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.

46 (No es que alguien haya visto al Padre; solamente yo lo he visto, el que Dios envió).

47 »Les digo la verdad, todo el que cree, tiene vida eterna.

48 ¡Sí, yo soy el pan de vida!

49 Sus antepasados comieron maná en el desierto, pero todos murieron,

50 sin embargo, el que coma el pan del cielo nunca morirá.

51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Todo el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan, que ofreceré para que el mundo viva, es mi carne».

52 Entonces la gente comenzó a discutir entre sí sobre lo que él quería decir. «¿Cómo puede este hombre darnos de comer su carne?», se preguntaban.

53 Por eso Jesús volvió a decir:«Les digo la verdad, a menos que coman la carne del Hijo del Hombre y beban su sangre, no podrán tener vida eterna en ustedes;

54 pero todo el que coma mi carne y beba mi sangre tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

55 Pues mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

56 Todo el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

57 Yo vivo gracias al Padre viviente que me envió; de igual manera, todo el que se alimente de mí vivirá gracias a mí.

58 Yo soy el pan verdadero que descendió del cielo. El que coma de este pan no morirá —como les pasó a sus antepasados a pesar de haber comido el maná— sino que vivirá para siempre».

59 Jesús dijo esas cosas mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.

Muchos discípulos abandonan a Jesús

60 Muchos de sus discípulos decían: «Esto es muy difícil de entender. ¿Cómo puede alguien aceptarlo?».

61 Jesús estaba consciente de que sus discípulos se quejaban, así que les dijo:«¿Acaso esto los ofende?

62 ¿Qué pensarán, entonces, si ven al Hijo del Hombre ascender al cielo otra vez?

63 Solo el Espíritu da vida eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida,

64 pero algunos de ustedes no me creen».(Pues Jesús sabía, desde un principio, quiénes eran los que no creían y también quién lo traicionaría).

65 Entonces les dijo:«Por eso dije que nadie puede venir a mí a menos que el Padre me lo entregue».

66 A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron.

67 Entonces Jesús, mirando a los Doce, les preguntó:

—¿Ustedes también van a marcharse?

68 Simón Pedro le contestó:

—Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna.

69 Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

70 Entonces Jesús dijo:

—Yo los elegí a ustedes doce, pero hay uno de ustedes que es un diablo.

71 Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, quien más tarde lo traicionaría.

Juan 7

Jesús y sus hermanos

1 Después Jesús recorrió la región de Galilea. Quería alejarse de Judea, donde los líderes judíos estaban tramando su muerte;

2 pero se acercaba el tiempo judío del Festival de las Enramadas,

3 y sus hermanos le dijeron:

—¡Sal de aquí y vete a Judea, donde tus seguidores puedan ver tus milagros!

4 ¡No puedes hacerte famoso si te escondes así! Si tienes poder para hacer cosas tan maravillosas, ¡muéstrate al mundo!

5 Pues ni siquiera sus hermanos creían en él.

6 —Este no es el mejor momento para que yo vaya—respondió Jesús—,pero ustedes pueden ir cuando quieran.

7 El mundo no puede odiarlos a ustedes, pero a mí sí me odia, porque yo lo acuso de hacer lo malo.

8 Vayan ustedes; no iréal festival, porque todavía no ha llegado mi momento.

9 Después de decir esas cosas, se quedó en Galilea.

Jesús enseña abiertamente en el templo

10 Pero después de que sus hermanos se fueron al festival, Jesús también fue, aunque en secreto, y se quedó fuera de la vista del público.

11 Los líderes judíos lo buscaron durante todo el festival y no dejaron de preguntar a la gente si alguien lo había visto.

12 Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente»;

13 pero nadie se atrevía a hablar bien de él en público por miedo a tener problemas con los líderes judíos.

14 Entonces, en la mitad del festival, Jesús subió al templo y comenzó a enseñar.

15 Los presentesquedaron maravillados al oírlo. Se preguntaban: «¿Cómo es que sabe tanto sin haber estudiado?».

16 Así que Jesús les dijo:

—Mi mensaje no es mío sino que proviene de Dios, quien me envió.

17 Todo el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene de Dios o solo hablo por mi propia cuenta.

18 Los que hablan por su propia cuenta buscan su propia gloria, pero el que busca honrar a quien lo envió, habla con la verdad, no con mentiras.

19 Moisés les dio la ley, ¡pero ninguno de ustedes la cumple! De hecho, tratan de matarme.

20 —¡Estás endemoniado! —respondió la multitud—. ¿Quién trata de matarte?

21 Jesús contestó:

—Yo hice un milagro en el día de descanso, y ustedes se asombraron;

22 pero ustedes también trabajan en el día de descanso al obedecer la ley de la circuncisión dada por Moisés. (En realidad, la costumbre de la circuncisión comenzó con los patriarcas, mucho antes de la ley de Moisés).

23 Pues, si el tiempo indicado para circuncidar a un hijo coincide con el día de descanso, ustedes igual realizan el acto, para no violar la ley de Moisés. Entonces, ¿por qué se enojan conmigo por sanar a un hombre en el día de descanso?

24 Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente.

¿Es Jesús el Mesías?

25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron a preguntarse unos a otros: «¿No es ese el hombre a quien procuran matar?

26 Sin embargo, está aquí hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que nuestros líderes ahora creen que es el Mesías?

27 ¿Pero cómo podría serlo? Nosotros sabemos de dónde proviene este hombre. Cuando venga el Mesías, sencillamente aparecerá; y nadie sabrá de dónde proviene».

28 Mientras Jesús enseñaba en el templo, exclamó:«Es cierto, ustedes me conocen y saben de dónde provengo, pero no estoy aquí por mi propia cuenta. El que me envió es veraz, y ustedes no lo conocen;

29 pero yo sí lo conozco porque provengo de él, y él me envió a ustedes».

30 Entonces los líderes trataron de arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima, porque aún no había llegado su momento.

31 De las multitudes presentes en el templo, muchos creyeron en él. «Después de todo —decían—, ¿acaso esperan que el Mesías haga más señales milagrosas que las que hizo este hombre?».

32 Cuando los fariseos se enteraron de lo que las multitudes andaban murmurando, ellos y los principales sacerdotes enviaron guardias del templo para arrestar a Jesús.

33 Entonces Jesús les dijo:«Voy a estar con ustedes solo un poco más de tiempo, luego volveré al que me envió.

34 Ustedes me buscarán pero no me encontrarán; y no pueden ir adonde yo voy».

35 Desconcertados por esas palabras, los líderes judíos se preguntaban: «¿Adónde pensará ir? ¿Estará pensando salir del país e ir a los judíos dispersos en otras tierras?¡Tal vez hasta les enseñe a los griegos!

36 ¿A qué se refiere cuando dice: “Me buscarán pero no me encontrarán” y “no pueden ir adonde yo voy”?».

Jesús promete agua viva

37 El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud:«¡Todo el que tenga sed puede venir a mí!

38 ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”».

39 (Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado,porque Jesús todavía no había entrado en su gloria).

División e incredulidad

40 Algunos de la multitud, al oír lo que Jesús decía, afirmaron: «Seguramente este hombre es el Profeta que estábamos esperando».

41 Otros decían: «Es el Mesías». Pero otros expresaban: «¡No puede ser! ¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea?

42 Pues las Escrituras dicen claramente que el Mesías nacerá del linaje real de David, en Belén, la aldea donde nació el rey David».

43 Así que hubo división entre la multitud a causa de él.

44 Algunos querían que lo arrestaran, pero nadie le puso las manos encima.

45 Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron:

—¿Por qué no lo trajeron?

46 —¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! —contestaron los guardias.

47 —¿También ustedes se han dejado engañar? —se burlaron los fariseos—.

48 ¿Habrá siquiera uno de nosotros, gobernantes o fariseos, que crea en él?

49 Esa multitud tonta que lo sigue es ignorante de la ley, ¡está bajo la maldición de Dios!

50 Entonces tomó la palabra Nicodemo, el líder que había ido a ver a Jesús:

51 —¿Es legal condenar a un hombre antes de darle la oportunidad de defenderse? —preguntó.

52 —¿También tú eres de Galilea? —contestaron ellos—. Estudia las Escrituras y compruébalo tú mismo: jamás ha salido un profetade Galilea.

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[Los manuscritos griegos más antiguos no incluyen Juan 7:53–8:11].

53 Así terminó la reunión, y cada uno se volvió a su casa.

Juan 8

Una mujer sorprendida en adulterio

1 Jesús regresó al monte de los Olivos,

2 pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles.

3 Mientras hablaba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud.

4 «Maestro —le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio.

5 La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué dices?».

6 Intentaban tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra, pero Jesús se inclinó y escribió con el dedo en el polvo.

7 Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo:«¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!».

8 Luego volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el polvo.

9 Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud.

10 Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer:

—¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó?

11 —Ni uno, Señor —dijo ella.

—Yo tampoco—le dijo Jesús—.Vete y no peques más.

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Jesús, la luz del mundo

12 Jesús habló una vez más al pueblo y dijo:«Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».

13 Los fariseos respondieron:

—¡Tú haces esas declaraciones acerca de ti mismo! Un testimonio así no es válido.

14 —Estas afirmaciones sí son válidas, aunque las diga de mí mismo—respondió Jesús—.Pues sé de dónde vengo y adónde voy, pero eso es algo que ustedes no saben de mí.

15 Ustedes me juzgan con criterios humanos, pero yo no juzgo a nadie.

16 Y, si lo hiciera, mi juicio sería correcto en todo sentido, porque no estoy solo. El Padre,quien me envió, está conmigo.

17 La misma ley de ustedes establece que, si dos personas concuerdan en algo, su testimonio se acepta como un hecho.

18 Yo soy uno de los testigos, y mi Padre, quien me envió, es el otro.

19 —¿Dónde está tu padre? —le preguntaron.

Jesús contestó:

—Como ustedes no saben quién soy yo, tampoco saben quién es mi Padre. Si me conocieran a mí, también conocerían a mi Padre.

20 Jesús dijo todo esto mientras enseñaba en la parte del templo conocida como la tesorería, pero no lo arrestaron, porque aún no había llegado su momento.

Advertencia para los incrédulos

21 Más tarde, Jesús volvió a decirles:«Yo me voy, y ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir».

22 Por lo tanto, la gentese preguntaba: «¿Estará pensando suicidarse? ¿Qué quiere decir con “no pueden ir adonde yo voy”?».

23 Jesús continuó diciendo:«Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes pertenecen a este mundo; yo no.

24 Por eso dije que morirán en sus pecados; porque, a menos que crean queYo Soyquien afirmo ser,morirán en sus pecados».

25 —¿Y quién eres? —preguntaron.

Jesús contestó:

—El que siempre dije que era.

26 Tengo mucho para decir acerca de ustedes y mucho para condenar, pero no lo haré. Pues digo solo lo que oí del que me envió, y él es totalmente veraz.

27 Pero ellos seguían sin entender que les hablaba de su Padre.

28 Por eso Jesús dijo:«Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre en la cruz, entonces comprenderán queYo Soy.Yo no hago nada por mi cuenta, sino que digo únicamente lo que el Padre me enseñó.

29 Y el que me envió está conmigo, no me ha abandonado. Pues siempre hago lo que a él le agrada».

30 Entonces muchos de los que oyeron sus palabras creyeron en él.

Jesús y Abraham

31 Jesús le dijo a la gente que creyó en él:

—Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas;

32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

33 —Nosotros somos descendientes de Abraham —le respondieron—, nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Qué quieres decir con “los hará libres”?

34 Jesús contestó:

—Les digo la verdad, todo el que comete pecado es esclavo del pecado.

35 Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre.

36 Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.

37 Claro que me doy cuenta de que son descendientes de Abraham. Aun así, algunos de ustedes procuran matarme porque no tienen lugar para mi mensaje en su corazón.

38 Yo les cuento lo que vi cuando estaba con mi Padre, pero ustedes siguen el consejo de su padre.

39 —¡Nuestro padre es Abraham! —declararon.

—No—respondió Jesús—,pues si realmente fueran hijos de Abraham, seguirían su ejemplo.

40 En cambio, procuran matarme porque les dije la verdad, la cual oí de Dios. Abraham nunca hizo algo así.

41 No, ustedes imitan a su verdadero padre.

—¡Nosotros no somos hijos ilegítimos! —respondieron—. Dios mismo es nuestro verdadero Padre.

42 Jesús les dijo:

—Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque he venido a ustedes de parte de Dios. No estoy aquí por mi propia cuenta, sino que él me envió.

43 ¿Por qué no pueden entender lo que les digo? ¡Es porque ni siquiera toleran oírme!

44 Pues ustedes son hijos de su padre, el diablo, y les encanta hacer las cosas malvadas que él hace. Él ha sido asesino desde el principio y siempre ha odiado la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando miente, actúa de acuerdo con su naturaleza porque es mentiroso y el padre de la mentira.

45 Por eso, es natural que no me crean cuando les digo la verdad.

46 ¿Quién de ustedes puede, con toda sinceridad, acusarme de pecado? Y si les digo la verdad, ¿por qué, entonces, no me creen?

47 Los que pertenecen a Dios escuchan con gusto las palabras de Dios, pero ustedes no las escuchan porque no pertenecen a Dios.

48 —¡Samaritano endemoniado! —replicó la gente—. ¿No veníamos diciendo que estabas poseído por un demonio?

49 —No—dijo Jesús—,no tengo ningún demonio. Pues yo honro a mi Padre; en cambio, ustedes me deshonran a mí.

50 Y, aunque no tengo ninguna intención de glorificarme a mí mismo, Dios va a glorificarme y él es el verdadero juez.

51 Les digo la verdad, ¡todo el que obedezca mi enseñanza jamás morirá!

52 —Ahora estamos convencidos de que estás poseído por un demonio —dijo la gente—. Hasta Abraham y los profetas murieron, pero tú dices: “¡El que obedezca mi enseñanza nunca morirá!”.

53 ¿Acaso eres más importante que nuestro padre Abraham? Él murió, igual que los profetas. ¿Tú quién te crees que eres?

54 Jesús contestó:

—Si yo buscara mi propia gloria, esa gloria no tendría ningún valor, pero es mi Padre quien me glorificará. Ustedes dicen: “Él es nuestro Dios”,

55 pero ni siquiera lo conocen. Yo sí lo conozco; y si dijera lo contrario, ¡sería tan mentiroso como ustedes! Pero lo conozco y lo obedezco.

56 Abraham, el padre de ustedes, se alegró mientras esperaba con ansias mi venida; la vio y se llenó de alegría.

57 Entonces la gente le dijo:

—Ni siquiera tienes cincuenta años. ¿Cómo puedes decir que has visto a Abraham?

58 Jesús contestó:

—Les digo la verdad, ¡aun antes de que Abraham naciera,Yo Soy!

59 En ese momento, tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús desapareció de la vista de ellos y salió del templo.

Juan 9

Jesús sana a un hombre ciego de nacimiento

1 Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.

2 —Rabí,¿por qué nació ciego este hombre? —le preguntaron sus discípulos—. ¿Fue por sus propios pecados o por los de sus padres?

3 —No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres—contestó Jesús—.Nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él.

4 Debemos llevar a cabo cuanto antes las tareas que nos encargó el que nos envió.Pronto viene la noche cuando nadie puede trabajar;

5 pero mientras estoy aquí en el mundo, yo soy la luz del mundo.

6 Luego escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva y lo untó en los ojos del ciego.

7 Le dijo:«Ve a lavarte en el estanque de Siloé»(Siloé significa «enviado»). Entonces el hombre fue, se lavó, ¡y regresó viendo!

8 Sus vecinos y otros que lo conocían como un pordiosero ciego se preguntaban: «¿No es ese el hombre que solía sentarse a mendigar?».

9 Algunos decían que sí, y otros decían: «No, solo se le parece».

Pero el mendigo seguía diciendo: «¡Sí, soy yo!».

10 Le preguntaron:

—¿Quién te sanó? ¿Cómo sucedió?

11 Él les dijo:

—El hombre al que llaman Jesús hizo lodo, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve al estanque de Siloé y lávate”. Entonces fui, me lavé, ¡y ahora puedo ver!

12 —¿Dónde está él ahora? —le preguntaron.

—No lo sé —contestó.

13 Entonces llevaron ante los fariseos al hombre que había sido ciego,

14 porque era día de descanso cuando Jesús hizo el lodo y lo sanó.

15 Los fariseos interrogaron al hombre sobre todo lo que había sucedido y les respondió: «Él puso el lodo sobre mis ojos y, cuando me lavé, ¡pude ver!».

16 Algunos de los fariseos decían: «Ese tal Jesús no viene de Dios porque trabaja en el día de descanso». Otros decían: «¿Pero cómo puede un simple pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Así que había una profunda diferencia de opiniones entre ellos.

17 Luego los fariseos volvieron a interrogar al hombre que había sido ciego:

—¿Qué opinas del hombre que te sanó?

—Creo que debe de ser un profeta —contestó el hombre.

18 Aun así los líderes judíos se negaban a creer que el hombre había sido ciego y ahora podía ver, así que llamaron a sus padres.

19 —¿Es este su hijo? —les preguntaron—. ¿Es verdad que nació ciego? Si es cierto, ¿cómo es que ahora ve?

20 Sus padres contestaron:

—Sabemos que él es nuestro hijo y que nació ciego,

21 pero no sabemos cómo es que ahora puede ver ni quién lo sanó. Pregúntenselo a él; ya tiene edad para hablar por sí mismo.

22 Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga.

23 Por eso dijeron: «Ya tiene edad suficiente, entonces pregúntenle a él».

24 Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron:

—Es Dios quien debería recibir la gloria por lo que ha pasado,porque sabemos que ese hombre, Jesús, es un pecador.

25 —Yo no sé si es un pecador —respondió el hombre—, pero lo que sé es que yo antes era ciego, ¡y ahora puedo ver!

26 —¿Pero qué fue lo que hizo? —le preguntaron—. ¿Cómo te sanó?

27 —¡Miren! —exclamó el hombre—. Ya les dije una vez. ¿Acaso no me escucharon? ¿Para qué quieren oírlo de nuevo? ¿Ustedes también quieren ser sus discípulos?

28 Entonces ellos lo insultaron y dijeron:

—Tú eres su discípulo, ¡pero nosotros somos discípulos de Moisés!

29 Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero no sabemos ni siquiera de dónde proviene este hombre.

30 —¡Qué cosa tan extraña! —respondió el hombre—. A mí me sanó los ojos, ¿y ustedes ni siquiera saben de dónde proviene?

31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores pero está dispuesto a escuchar a los que lo adoran y hacen su voluntad.

32 Desde el principio del mundo, nadie ha podido abrir los ojos de un ciego de nacimiento.

33 Si este hombre no viniera de parte de Dios, no habría podido hacerlo.

34 —¡Tú naciste pecador hasta la médula! —le respondieron—. ¿Acaso tratas de enseñarnos a nosotros?

Y lo echaron de la sinagoga.

Ceguera espiritual

35 Cuando Jesús supo lo que había pasado, encontró al hombre y le preguntó:

—¿Crees en el Hijo del Hombre?

36 —¿Quién es, señor? —contestó el hombre—. Quiero creer en él.

37 —Ya lo has visto—le dijo Jesús—,¡y está hablando contigo!

38 —¡Sí, Señor, creo! —dijo el hombre. Y adoró a Jesús.

39 Entonces Jesús le dijo:

—Yo entré en este mundo para hacer juicio, para dar vista a los ciegos y para demostrarles a los que creen que ven,que, en realidad, son ciegos.

40 Algunos fariseos que estaban cerca lo oyeron y le preguntaron:

—¿Estás diciendo que nosotros somos ciegos?

41 —Si fueran ciegos, no serían culpables—contestó Jesús—,pero siguen siendo culpables porque afirman que pueden ver.