Juan 20

La resurrección

1 El domingo por la mañana temprano,mientras aún estaba oscuro, María Magdalena llegó a la tumba y vio que habían rodado la piedra de la entrada.

2 Corrió y se encontró con Simón Pedro y con el otro discípulo, a quien Jesús amaba. Les dijo: «¡Sacaron de la tumba el cuerpo del Señor, y no sabemos dónde lo pusieron!».

3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron a la tumba.

4 Ambos iban corriendo, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero a la tumba.

5 Se agachó a mirar adentro y vio los lienzos de lino apoyados ahí, pero no entró.

6 Luego llegó Simón Pedro y entró en la tumba. Él también notó los lienzos de lino allí,

7 pero el lienzo que había cubierto la cabeza de Jesús estaba doblado y colocado aparte de las otras tiras.

8 Entonces el discípulo que había llegado primero a la tumba también entró y vio y creyó,

9 porque hasta ese momento aún no habían entendido las Escrituras que decían que Jesús tenía que resucitar de los muertos.

10 Después cada uno se fue a su casa.

Jesús se aparece a María Magdalena

11 María se encontraba llorando fuera de la tumba y, mientras lloraba, se agachó y miró adentro.

12 Vio a dos ángeles vestidos con vestiduras blancas, uno sentado a la cabecera y el otro a los pies, en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús.

13 —Apreciada mujer, ¿por qué lloras? —le preguntaron los ángeles.

—Porque se han llevado a mi Señor —contestó ella—, y no sé dónde lo han puesto.

14 Dio la vuelta para irse y vio a alguien que estaba de pie allí. Era Jesús, pero ella no lo reconoció.

15 —Apreciada mujer, ¿por qué lloras?—le preguntó Jesús—.¿A quién buscas?

Ella pensó que era el jardinero y le dijo:

—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo puso, y yo iré a buscarlo.

16 —¡María!—dijo Jesús.

Ella giró hacia él y exclamó:

—¡Raboní! (que en hebreo significa “Maestro”).

17 —No te aferres a mí—le dijo Jesús—,porque todavía no he subido al Padre; pero ve a buscar a mis hermanos y diles: “Voy a subir a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes”.

18 María Magdalena encontró a los discípulos y les dijo: «¡He visto al Señor!». Y les dio el mensaje de Jesús.

Jesús se aparece a sus discípulos

19 Ese domingo, al atardecer,los discípulos estaban reunidos con las puertas bien cerradas porque tenían miedo de los líderes judíos. De pronto, ¡Jesús estaba de pie en medio de ellos!«La paz sea con ustedes»,dijo.

20 Mientras hablaba, les mostró las heridas de sus manos y su costado. ¡Ellos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor!

21 Una vez más les dijo:«La paz sea con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes».

22 Entonces sopló sobre ellos y les dijo:«Reciban al Espíritu Santo.

23 Si ustedes perdonan los pecados de alguien, esos pecados son perdonados; si ustedes no los perdonan, esos pecados no son perdonados».

Jesús se aparece a Tomás

24 Tomás, uno de los doce discípulos (al que apodaban el Gemelo),no estaba con los otros cuando llegó Jesús.

25 Ellos le contaron:

—¡Hemos visto al Señor!

Pero él respondió:

—No lo creeré a menos que vea las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su costado.

26 Ocho días después, los discípulos estaban juntos de nuevo, y esa vez Tomás se encontraba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas; pero de pronto, igual que antes, Jesús estaba de pie en medio de ellos y dijo:«La paz sea con ustedes».

27 Entonces le dijo a Tomás:

—Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree!

28 —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás.

29 Entonces Jesús le dijo:

—Tú crees porque me has visto; benditos son los que creen sin verme.

Propósito del libro

30 Los discípulos vieron a Jesús hacer muchas otras señales milagrosas además de las registradas en este libro.

31 Pero estas se escribieron para que ustedes continúen creyendoque Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre.

Juan 21

Epílogo: Jesús se aparece a siete discípulos

1 Más tarde, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea.Este es el relato de lo que sucedió.

2 Varios de sus discípulos se encontraban allí: Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo),Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.

3 Simón Pedro dijo:

—Me voy a pescar.

—Nosotros también vamos —dijeron los demás.

Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.

4 Al amanecer, Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era.

5 Les preguntó:

—Amigos,¿pescaron algo?

—No —contestaron ellos.

6 Entonces él dijo:

—¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca!

Ellos lo hicieron y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía.

7 Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla.

8 Los otros se quedaron en la barca y arrastraron la pesada red llena de pescados hasta la orilla, porque estaban solo a unos noventa metrosde la playa.

9 Cuando llegaron, encontraron el desayuno preparado para ellos: pescado a la brasa y pan.

10 «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar»,dijo Jesús.

11 Así que Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la orilla. Había 153 pescados grandes, y aun así la red no se había roto.

12 «¡Ahora acérquense y desayunen!»,dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: «¿Quién eres?». Todos sabían que era el Señor.

13 Entonces Jesús les sirvió el pan y el pescado.

14 Esa fue la tercera vez que se apareció a sus discípulos después de haber resucitado de los muertos.

15 Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?

—Sí, Señor —contestó Pedro—, tú sabes que te quiero.

—Entonces, alimenta a mis corderos—le dijo Jesús.

16 Jesús repitió la pregunta:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

—Sí, Señor —dijo Pedro—, tú sabes que te quiero.

—Entonces, cuida de mis ovejas—dijo Jesús.

17 Le preguntó por tercera vez:

—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó:

—Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero.

Jesús dijo:

—Entonces, alimenta a mis ovejas.

18 »Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevaránadonde no quieras ir.

19 Jesús dijo eso para darle a conocer el tipo de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Entonces Jesús le dijo:«Sígueme».

20 Pedro se dio vuelta y vio que, detrás de ellos, estaba el discípulo a quien Jesús amaba, el que se había inclinado hacia Jesús durante la cena para preguntarle: «Señor, ¿quién va a traicionarte?».

21 Pedro le preguntó a Jesús:

—Señor, ¿qué va a pasar con él?

22 Jesús contestó:

—Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo? En cuanto a ti, sígueme.

23 Así que entre la comunidad de los creyentescorrió el rumor de que ese discípulo no moriría; pero eso no fue en absoluto lo que dijo Jesús. Él solamente dijo:«Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo?».

24 Ese discípulo es el que da testimonio de todos estos sucesos y los ha registrado en este libro; y sabemos que su relato es fiel.

25 Jesús también hizo muchas otras cosas. Si todas se pusieran por escrito, supongo que el mundo entero no podría contener los libros que se escribirían.

Lucas 1

Introducción

1 Muchas personas han intentado escribir un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros.

2 Se valieron de los informes que circulan entre nosotros dados por testigos oculares, los primeros discípulos.

3 Después de investigar todo con esmero desde el principio, yo también decidí escribir un relato fiel para ti, muy honorable Teófilo,

4 para que puedas estar seguro de la veracidad de todo lo que te han enseñado.

Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista

5 Cuando Herodes era rey en Judea, hubo un sacerdote judío llamado Zacarías. Era miembro del grupo sacerdotal de Abías; y su esposa, Elisabet, también pertenecía a la familia sacerdotal de Aarón.

6 Zacarías y Elisabet eran justos a los ojos de Dios y cuidadosos en obedecer todos los mandamientos y las ordenanzas del Señor.

7 No tenían hijos porque Elisabet no podía quedar embarazada y los dos eran ya muy ancianos.

8 Cierto día, Zacarías se encontraba sirviendo a Dios en el templo, porque su grupo de sacerdotes estaba de turno esa semana.

9 Como era costumbre entre los sacerdotes, le tocó por sorteo entrar en el santuario del Señor y quemar el incienso.

10 Mientras el incienso se quemaba, una gran multitud estaba afuera orando.

11 Y mientras Zacarías estaba en el santuario, se le apareció un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso.

12 Cuando Zacarías lo vio, se alarmó y se llenó de temor,

13 pero el ángel le dijo:

—¡No tengas miedo, Zacarías! Dios ha oído tu oración. Tu esposa, Elisabet, te dará un hijo, y lo llamarás Juan.

14 Tendrás gran gozo y alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento,

15 porque él será grande a los ojos del Señor. No deberá beber vino ni ninguna bebida alcohólica y será lleno del Espíritu Santo aun antes de nacer.

16 Y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor su Dios.

17 Será un hombre con el espíritu y el poder de Elías; preparará a la gente para la venida del Señor. Inclinará el corazón de los padreshacia los hijosy hará que los rebeldes acepten la sabiduría de los justos.

18 Zacarías le dijo al ángel:

—¿Cómo puedo estar seguro de que ocurrirá esto? Ya soy muy anciano, y mi esposa también es de edad avanzada.

19 Entonces el ángel dijo:

—¡Yo soy Gabriel! Estoy en la presencia misma de Dios. ¡Fue él quien me envió a darte esta buena noticia!

20 Pero ahora, como no creíste lo que te dije, te quedarás mudo, sin poder hablar hasta que nazca el niño. Te aseguro que mis palabras se cumplirán a su debido tiempo.

21 Mientras tanto, la gente esperaba a que Zacarías saliera del santuario y se preguntaba por qué tardaba tanto.

22 Cuando por fin salió, no podía hablarles. Entonces, por las señas que hacía y su silencio, se dieron cuenta de que seguramente había tenido una visión en el santuario.

23 Cuando Zacarías terminó su semana de servicio en el templo, regresó a su casa.

24 Poco tiempo después, su esposa, Elisabet, quedó embarazada y permaneció recluida en su casa durante cinco meses.

25 «¡Qué bondadoso es el Señor! —exclamó ella—. Me ha quitado la vergüenza de no tener hijos».

Anuncio del nacimiento de Jesús

26 Cuando Elisabet estaba en su sexto mes de embarazo, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea,

27 a una virgen llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David.

28 Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos,mujer favorecida! ¡El Señor está contigo!».

29 Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir.

30 —No tengas miedo, María —le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios!

31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.

32 Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David.

33 Y reinará sobre Israelpara siempre; ¡su reino no tendrá fin!

34 —¿Pero cómo podrá suceder esto? —le preguntó María al ángel—. Soy virgen.

35 El ángel le contestó:

—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios.

36 Además, tu parienta Elisabet, ¡quedó embarazada en su vejez! Antes la gente decía que ella era estéril, pero ha concebido un hijo y ya está en su sexto mes de embarazo.

37 Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse.

38 María respondió:

—Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.

Y el ángel la dejó.

María visita a Elisabet

39 Pocos días después, María fue de prisa a la zona montañosa de Judea, al pueblo

40 donde vivía Zacarías. Entró en la casa y saludó a Elisabet.

41 Al escuchar el saludo de María, el bebé de Elisabet saltó en su vientre y Elisabet se llenó del Espíritu Santo.

42 Elisabet dio un grito de alegría y le exclamó a María:

—Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y tu hijo es bendito.

43 ¿Por qué tengo este honor, que la madre de mi Señor venga a visitarme?

44 Cuando escuché tu saludo, el bebé saltó de alegría en mi vientre.

45 Eres bendita porque creíste que el Señor haría lo que te dijo.

El Magníficat: canción de alabanza de María

46 María respondió:

—Oh, cuánto alaba mi alma al Señor.

47 ¡Cuánto mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador!

48 Pues se fijó en su humilde sierva,

y de ahora en adelante todas las generaciones me llamarán bendita.

49 Pues el Poderoso es santo

y ha hecho grandes cosas por mí.

50 Él muestra misericordia de generación en generación

a todos los que le temen.

51 ¡Su brazo poderoso ha hecho cosas tremendas!

Dispersó a los orgullosos y a los altaneros.

52 A príncipes derrocó de sus tronos

y exaltó a los humildes.

53 Al hambriento llenó de cosas buenas

y a los ricos despidió con las manos vacías.

54 Ayudó a su siervo Israel

y no se olvidó de ser misericordioso.

55 Pues lo prometió a nuestros antepasados,

a Abraham y a sus descendientes para siempre.

56 Y María se quedó con Elisabet unos tres meses y luego regresó a su casa.

Nacimiento de Juan el Bautista

57 Cuando se cumplió el tiempo para que naciera el bebé, Elisabet dio a luz un hijo varón.

58 Todos sus vecinos y parientes se alegraron al enterarse de que el Señor había sido tan misericordioso con ella.

59 Cuando el bebé cumplió ocho días, todos se reunieron para la ceremonia de circuncisión. Querían ponerle por nombre Zacarías como su padre,

60 pero Elisabet dijo:

—¡No! ¡Su nombre es Juan!

61 —¿Cómo? —exclamaron—. No hay nadie en tu familia con ese nombre.

62 Entonces, le preguntaron por gestos al padre cómo quería que se llamara.

63 Zacarías pidió con señas que le dieran una tablilla para escribir y, para sorpresa de todos, escribió: «Su nombre es Juan».

64 Al instante Zacarías pudo hablar de nuevo y comenzó a alabar a Dios.

65 Todo el vecindario se llenó de temor reverente, y la noticia de lo que había sucedido corrió por todas las colinas de Judea.

66 Los que la oían meditaban sobre los acontecimientos y se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?». Pues la mano del Señor estaba sobre él de una manera especial.

Profecía de Zacarías

67 Entonces su padre, Zacarías, se llenó del Espíritu Santo y dio la siguiente profecía:

68 «Alaben al Señor, el Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

69 Nos envió un poderoso Salvador

del linaje real de su siervo David,

70 como lo prometió

mediante sus santos profetas hace mucho tiempo.

71 Ahora seremos rescatados de nuestros enemigos

y de todos los que nos odian.

72 Él ha sido misericordioso con nuestros antepasados

al recordar su pacto sagrado,

73 el pacto que prometió mediante un juramento

a nuestro antepasado Abraham.

74 Hemos sido rescatados de nuestros enemigos

para poder servir a Dios sin temor,

75 en santidad y justicia,

mientras vivamos.

76 »Y tú, mi pequeño hijo,

serás llamado profeta del Altísimo,

porque prepararás el camino para el Señor.

77 Dirás a su pueblo cómo encontrar la salvación

mediante el perdón de sus pecados.

78 Gracias a la tierna misericordia de Dios,

la luz matinal del cielo está a punto de brillar entre nosotros,

79 para dar luz a los que están en oscuridad y en sombra de muerte,

y para guiarnos al camino de la paz».

80 Juan creció y se fortaleció en espíritu. Y vivió en el desierto hasta que comenzó su ministerio público a Israel.

Lucas 2

Nacimiento de Jesús

1 En esos días, Augusto, el emperador de Roma, decretó que se hiciera un censo en todo el Imperio romano.

2 (Este fue el primer censo que se hizo cuando Cirenio era gobernador de Siria).

3 Todos regresaron a los pueblos de sus antepasados a fin de inscribirse para el censo.

4 Como José era descendiente del rey David, tuvo que ir a Belén de Judea, el antiguo hogar de David. Viajó hacia allí desde la aldea de Nazaret de Galilea.

5 Llevó consigo a María, su prometida, quien estaba embarazada.

6 Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé.

7 María dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos.

Pastores y ángeles

8 Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas.

9 De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados,

10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente.

11 ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David!

12 Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre».

13 De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud —los ejércitos celestiales— que alababan a Dios y decían:

14 «Gloria a Dios en el cielo más alto

y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».

15 Cuando los ángeles regresaron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «¡Vayamos a Belén! Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos anunció».

16 Fueron de prisa a la aldea y encontraron a María y a José. Y allí estaba el niño, acostado en el pesebre.

17 Después de verlo, los pastores contaron a todos lo que había sucedido y lo que el ángel les había dicho acerca del niño.

18 Todos los que escucharon el relato de los pastores quedaron asombrados,

19 pero María guardaba todas estas cosas en el corazón y pensaba en ellas con frecuencia.

20 Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho.

Presentación de Jesús en el templo

21 Ocho días después, cuando el bebé fue circuncidado, le pusieron por nombre Jesús, el nombre que había dado el ángel aun antes de que el niño fuera concebido.

22 Luego llegó el tiempo para la ofrenda de purificación, como exigía la ley de Moisés después del nacimiento de un niño; así que sus padres lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor.

23 La ley del Señor dice: «Si el primer hijo de una mujer es varón, habrá que dedicarlo alSeñor».

24 Así que ellos ofrecieron el sacrificio requerido en la ley del Señor, que consistía en «un par de tórtolas o dos pichones de paloma».

Profecía de Simeón

25 En ese tiempo, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era justo y devoto, y esperaba con anhelo que llegara el Mesías y rescatara a Israel. El Espíritu Santo estaba sobre él

26 y le había revelado que no moriría sin antes ver al Mesías del Señor.

27 Ese día, el Espíritu lo guió al templo. De manera que, cuando María y José llegaron para presentar al bebé Jesús ante el Señor como exigía la ley,

28 Simeón estaba allí. Tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios diciendo:

29 «Señor Soberano, permite ahora que tu siervo muera en paz,

como prometiste.

30 He visto tu salvación,

31 la que preparaste para toda la gente.

32 Él es una luz para revelar a Dios a las naciones,

¡y es la gloria de tu pueblo Israel!».

33 Los padres de Jesús estaban asombrados de lo que se decía de él.

34 Entonces Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre del bebé: «Este niño está destinado a provocar la caída de muchos en Israel, y también el ascenso de muchos otros. Fue enviado como una señal de Dios, pero muchos se le opondrán.

35 Como resultado, saldrán a la luz los pensamientos más profundos de muchos corazones, y una espada atravesará tu propia alma».

Profecía de Ana

36 En el templo también estaba Ana, una profetisa muy anciana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Su esposo había muerto cuando solo llevaban siete años de casados.

37 Después ella vivió como viuda hasta la edad de ochenta y cuatro años.Nunca salía del templo, sino que permanecía allí de día y de noche adorando a Dios en ayuno y oración.

38 Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén.

39 Una vez que los padres de Jesús cumplieron con todas las exigencias de la ley del Señor, regresaron a su casa en Nazaret de Galilea.

40 Allí el niño crecía sano y fuerte. Estaba lleno de sabiduría, y el favor de Dios estaba sobre él.

Jesús habla con los maestros

41 Cada año, los padres de Jesús iban a Jerusalén para el festival de la Pascua.

42 Cuando Jesús tenía doce años, asistieron al festival como siempre.

43 Una vez terminada la celebración, emprendieron el regreso a Nazaret, pero Jesús se quedó en Jerusalén. Al principio, sus padres no se dieron cuenta,

44 porque creyeron que estaba entre los otros viajeros; pero cuando se hizo de noche y no aparecía, comenzaron a buscarlo entre sus parientes y amigos.

45 Como no pudieron encontrarlo, regresaron a Jerusalén para buscarlo allí.

46 Tres días después, por fin lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros religiosos, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

47 Todos los que lo oían quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas.

48 Sus padres no sabían qué pensar.

—Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? —le dijo su madre—. Tu padre y yo hemos estado desesperados buscándote por todas partes.

49 —¿Pero por qué tuvieron que buscarme?—les preguntó—.¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?

50 Pero ellos no entendieron lo que les quiso decir.

51 Luego regresó con sus padres a Nazaret, y vivió en obediencia a ellos. Y su madre guardó todas esas cosas en el corazón.

52 Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en el favor de Dios y de toda la gente.

Lucas 3

Juan el Bautista prepara el camino

1 Era el año quince del reinado de Tiberio, el emperador de Roma. Poncio Pilato era gobernador de Judea; Herodes Antipas gobernabaGalilea; su hermano Felipe gobernabaIturea y Traconite; y Lisanias gobernaba Abilinia.

2 Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. En ese tiempo, un mensaje de Dios llegó a Juan, hijo de Zacarías, que vivía en el desierto.

3 Entonces Juan fue de un lugar a otro, por ambos lados del río Jordán, predicando que la gente debía ser bautizada para demostrar que se había arrepentido de sus pecados y vuelto a Dios para ser perdonada.

4 Isaías había hablado de Juan cuando dijo:

«Es una voz que clama en el desierto:

“¡Preparen el camino para la venida delSeñor!

¡Ábranle camino!

5 Los valles serán rellenados,

y las montañas y las colinas, allanadas.

Las curvas serán enderezadas,

y los lugares ásperos, suavizados.

6 Y entonces todas las personas verán

la salvación enviada por Dios”».

7 Cuando las multitudes acudieron a Juan para que los bautizara, les dijo:

—¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira que se acerca?

8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios. No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas mismas piedras.

9 Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.

10 Las multitudes preguntaron:

—¿Qué debemos hacer?

11 Juan contestó:

—Si tienes dos camisas, da una a los pobres. Si tienes comida, comparte con los que tienen hambre.

12 Hasta los corruptos cobradores de impuestos vinieron a bautizarse y preguntaron:

—Maestro, ¿qué debemos hacer?

13 Él les contestó:

—No recauden más impuestos de lo que el gobierno requiere.

14 —¿Qué debemos hacer nosotros? —preguntaron algunos soldados.

Juan les contestó:

—No extorsionen ni hagan falsas acusaciones, y estén satisfechos con su salario.

15 Todos esperaban que el Mesías viniera pronto, y tenían muchas ganas de saber si Juan era el Mesías.

16 Juan contestó a sus preguntas diciendo: «Yo los bautizo conagua, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.

17 Él está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».

18 Juan usó muchas advertencias similares al anunciar la Buena Noticia al pueblo.

19 También Juan criticó públicamente a Herodes Antipas, el gobernador de Galilea,por haberse casado con Herodías, la esposa de su hermano, y por muchas otras injusticias que había cometido.

20 Así que Herodes metió a Juan en la cárcel, agregando a sus muchos pecados uno más.

Bautismo de Jesús

21 Cierto día, en que las multitudes se bautizaban, Jesús mismo fue bautizado. Mientras él oraba, los cielos se abrieron,

22 y el Espíritu Santo, en forma visible, descendió sobre él como una paloma. Y una voz dijo desde el cielo: «Tú eres mi Hijo muy amado y me das gran gozo».

Antepasados de Jesús

23 Jesús tenía unos treinta años cuando comenzó su ministerio público.

Jesús era conocido como el hijo de José.

José era hijo de Elí.

24 Elí era hijo de Matat.

Matat era hijo de Leví.

Leví era hijo de Melqui.

Melqui era hijo de Jana.

Jana era hijo de José.

25 José era hijo de Matatías.

Matatías era hijo de Amós.

Amós era hijo de Nahúm.

Nahúm era hijo de Esli.

Esli era hijo de Nagai.

26 Nagai era hijo de Maat.

Maat era hijo de Matatías.

Matatías era hijo de Semei.

Semei era hijo de Josec.

Josec era hijo de Judá.

27 Judá era hijo de Joana.

Joana era hijo de Resa.

Resa era hijo de Zorobabel.

Zorobabel era hijo de Salatiel.

Salatiel era hijo de Neri.

28 Neri era hijo de Melqui.

Melqui era hijo de Adi.

Adi era hijo de Cosam.

Cosam era hijo de Elmodam.

Elmodam era hijo de Er.

29 Er era hijo de Josué.

Josué era hijo de Eliezer.

Eliezer era hijo de Jorim.

Jorim era hijo de Matat.

Matat era hijo de Leví.

30 Leví era hijo de Simeón.

Simeón era hijo de Judá.

Judá era hijo de José.

José era hijo de Jonán.

Jonán era hijo de Eliaquim.

31 Eliaquim era hijo de Melea.

Melea era hijo de Mainán.

Mainán era hijo de Matata.

Matata era hijo de Natán.

Natán era hijo de David.

32 David era hijo de Isaí.

Isaí era hijo de Obed.

Obed era hijo de Booz.

Booz era hijo de Salmón.

Salmón era hijo de Naasón.

33 Naasón era hijo de Aminadab.

Aminadab era hijo de Admín.

Admín era hijo de Arní.

Arní era hijo de Hezrón.

Hezrón era hijo de Fares.

Fares era hijo de Judá.

34 Judá era hijo de Jacob.

Jacob era hijo de Isaac.

Isaac era hijo de Abraham.

Abraham era hijo de Taré.

Taré era hijo de Nacor.

35 Nacor era hijo de Serug.

Serug era hijo de Reu.

Reu era hijo de Peleg.

Peleg era hijo de Heber.

Heber era hijo de Sala.

36 Sala era hijo de Cainán.

Cainán era hijo de Arfaxad.

Arfaxad era hijo de Sem.

Sem era hijo de Noé.

Noé era hijo de Lamec.

37 Lamec era hijo de Matusalén.

Matusalén era hijo de Enoc.

Enoc era hijo de Jared.

Jared era hijo de Mahalaleel.

Mahalaleel era hijo de Cainán.

38 Cainán era hijo de Enós.

Enós era hijo de Set.

Set era hijo de Adán.

Adán era hijo de Dios.

Lucas 4

Tentación de Jesús

1 Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto,

2 donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó a tener mucha hambre.

3 Entonces el diablo le dijo:

—Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se transforme en pan.

4 Jesús le dijo:

—¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan”.

5 Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante.

6 —Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos —le dijo el diablo—, porque son míos para dárselos a quien yo quiera.

7 Te daré todo esto si me adoras.

8 Jesús le respondió:

—Las Escrituras dicen:

“Adora alSeñortu Dios

y sírvele únicamente a él”.

9 Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo:

—Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate!

10 Pues las Escrituras dicen:

“Él ordenará a sus ángeles que te protejan y te guarden.

11 Y te sostendrán con sus manos

para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”.

12 Jesús le respondió:

—Las Escrituras también dicen: “No pondrás a prueba alSeñortu Dios”.

13 Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, lo dejó hasta la siguiente oportunidad.

Jesús es rechazado en Nazaret

14 Entonces Jesús regresó a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo. Las noticias acerca de él corrieron rápidamente por toda la región.

15 Enseñaba con frecuencia en las sinagogas y todos lo elogiaban.

16 Cuando llegó a Nazaret, la aldea donde creció, fue como de costumbre a la sinagoga el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras.

17 Le dieron el rollo del profeta Isaías. Jesús lo desenrolló y encontró el lugar donde está escrito lo siguiente:

18 «El Espíritu delSeñorestá sobre mí,

porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres.

Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados,

que los ciegos verán,

que los oprimidos serán puestos en libertad,

19 y que ha llegado el tiempo del favor delSeñor».

20 Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él.

21 Después Jesús comenzó a hablarles:«La Escritura que acaban de oír ¡se ha cumplido este mismo día!».

22 Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? —preguntaban—. ¿No es este el hijo de José?».

23 Entonces Jesús les dijo:«Seguramente ustedes me citarán el proverbio que dice: “Médico, cúrate a ti mismo” para decirme: “Haz milagros aquí en tu propio pueblo como los que hiciste en Capernaúm”.

24 Pero les digo la verdad, ningún profeta es aceptado en su propio pueblo.

25 »Sin duda había muchas viudas necesitadas en Israel en el tiempo de Elías, cuando los cielos se cerraron por tres años y medio y un hambre terrible devastó la tierra.

26 Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas. En cambio, lo enviaron a una extranjera, a una viuda de Sarepta en la tierra de Sidón.

27 También había muchos leprosos en Israel en el tiempo del profeta Eliseo, pero el único sanado fue Naamán, un sirio».

28 Al oír eso la gente de la sinagoga se puso furiosa.

29 Se levantaron de un salto, lo atacaron y lo llevaron a la fuerza hasta el borde del cerro sobre el cual estaba construida la ciudad. Querían arrojarlo por el precipicio,

30 pero él pasó por en medio de la multitud y siguió su camino.

Jesús expulsa un demonio

31 Después Jesús fue a Capernaúm, una ciudad de Galilea, y enseñaba en la sinagoga cada día de descanso.

32 Allí también la gente quedó asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.

33 Cierta vez que Jesús estaba en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio, un espíritu maligno,comenzó a gritar:

34 «¡Vete! ¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios!».

35 Pero Jesús lo reprendió:«¡Cállate!—le ordenó—.¡Sal de este hombre!».En ese mismo momento, el demonio arrojó al hombre al suelo mientras la multitud miraba; luego salió de él sin hacerle más daño.

36 La gente, asombrada, exclamó: «¡Qué poder y autoridad tienen las palabras de este hombre! Hasta los espíritus malignos le obedecen y huyen a su orden».

37 Las noticias acerca de Jesús corrieron por cada aldea de toda la región.

Jesús sana a mucha gente

38 Después de salir de la sinagoga ese día, Jesús fue a la casa de Simón, donde encontró a la suegra de Simón muy enferma, con mucha fiebre. «Por favor, sánala», le suplicaron todos.

39 De pie junto a su cama, Jesús reprendió a la fiebre y la fiebre se fue de la mujer. Ella se levantó de inmediato y les preparó una comida.

40 Esa tarde, al ponerse el sol, la gente de toda la aldea llevó ante Jesús a sus parientes enfermos. Cualquiera que fuera la enfermedad, el toque de su mano los sanaba a todos.

41 Muchos estaban poseídos por demonios, los cuales salieron a su orden gritando: «¡Eres el Hijo de Dios!». Pero como ellos sabían que él era el Mesías, los reprendió y no los dejó hablar.

Jesús continúa predicando

42 Muy temprano a la mañana siguiente, Jesús salió a un lugar aislado. Las multitudes lo buscaron por todas partes y, cuando por fin lo encontraron, le suplicaron que no se fuera.

43 Él les respondió:«Debo predicar la Buena Noticia del reino de Dios también en otras ciudades, porque para eso fui enviado».

44 Así que siguió recorriendo la región, predicando en las sinagogas de toda Judea.

Lucas 5

Primeros discípulos

1 Cierto día, mientras Jesús predicaba en la orilla del mar de Galilea,grandes multitudes se abalanzaban sobre él para escuchar la palabra de Dios.

2 Jesús notó dos barcas vacías en la orilla porque los pescadores las habían dejado mientras lavaban sus redes.

3 Al subir a una de las barcas, Jesús le pidió a Simón,el dueño de la barca, que la empujara al agua. Luego se sentó en la barca y desde allí enseñaba a las multitudes.

4 Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:

—Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.

5 —Maestro —respondió Simón—, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes nuevamente.

6 Y esta vez las redes se llenaron de tantos peces ¡que comenzaron a romperse!

7 Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse.

8 Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:

—Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador.

9 Pues estaba muy asombrado por la cantidad de peces que habían sacado, al igual que los otros que estaban con él.

10 Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados.

Jesús respondió a Simón:

—¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas!

11 Y, en cuanto llegaron a tierra firme, dejaron todo y siguieron a Jesús.

Jesús sana a un leproso

12 En una de las aldeas, Jesús conoció a un hombre que tenía una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a Jesús, se inclinó rostro en tierra y le suplicó que lo sanara.

—¡Señor! —le dijo—, ¡si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio!

13 Jesús extendió la mano y lo tocó:

—Sí quiero—dijo—.¡Queda sano!

Al instante, la lepra desapareció.

14 Entonces Jesús le dio instrucciones de que no dijera a nadie lo que había sucedido. Le dijo:«Preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra.Esto será un testimonio público de que has quedado limpio».

15 Sin embargo, a pesar de las instrucciones de Jesús, la noticia de su poder corrió aún más, y grandes multitudes llegaron para escucharlo predicar y ser sanados de sus enfermedades.

16 Así que Jesús muchas veces se alejaba al desierto para orar.

Jesús sana a un paralítico

17 Cierto día, mientras Jesús enseñaba, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa estaban sentados cerca. (Al parecer, esos hombres habían llegado de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén). Y el poder sanador del Señor estaba presente con fuerza en Jesús.

18 Unos hombres llegaron cargando a un paralítico en una camilla. Trataron de llevarlo dentro a donde estaba Jesús,

19 pero no pudieron acercarse a él debido a la multitud. Entonces subieron al techo y quitaron algunas tejas. Luego bajaron al enfermo en su camilla hasta ponerlo en medio de la multitud, justo frente a Jesús.

20 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al hombre:«Joven, tus pecados son perdonados».

21 Entonces los fariseos y los maestros de la ley religiosa decían para sí: «¿Quién se cree que es? ¡Es una blasfemia! ¡Solo Dios puede perdonar pecados!».

22 Jesús supo lo que pensaban, así que les preguntó:«¿Por qué cuestionan eso en su corazón?

23 ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados son perdonados” o “Ponte de pie y camina”?

24 Así que les demostraré que el Hijo del Hombretiene autoridad en la tierra para perdonar pecados».Entonces Jesús miró al paralítico y dijo:«¡Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa!».

25 Al instante, delante de todos, el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.

26 El asombro se apoderó de todos, y quedaron pasmados. Y alababan a Dios exclamando: «¡Hoy hemos visto cosas maravillosas!».

Jesús llama a Leví (Mateo)

27 Tiempo después, al salir de la ciudad, Jesús vio a un cobrador de impuestos llamado Leví sentado en su cabina de cobrador.«Sígueme y sé mi discípulo»,le dijo Jesús.

28 Entonces Leví se levantó, dejó todo y lo siguió.

29 Más tarde, Leví dio un banquete en su casa, con Jesús como invitado de honor. Muchos de los cobradores de impuestos, compañeros de Leví, y otros invitados comieron con ellos.

30 Así que los fariseos y los maestros de la ley religiosa les reclamaron severamente a los discípulos de Jesús diciéndoles: «¿Por qué comen y beben con semejante escoria?».

31 Jesús les contestó:«La gente sana no necesita médico, los enfermos sí.

32 No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse».

Discusión acerca del ayuno

33 Cierto día, algunas personas le dijeron a Jesús:

—Los discípulos de Juan el Bautista ayunan y oran con frecuencia, igual que los discípulos de los fariseos. ¿Por qué tus discípulos están siempre comiendo y bebiendo?

34 Jesús contestó:

—¿Acaso los invitados de una boda ayunan mientras festejan con el novio? Por supuesto que no;

35 pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán.

36 Luego Jesús les dio la siguiente ilustración:«Nadie quita un pedazo de tela de una prenda nueva y la usa para remendar una prenda vieja; pues la prenda nueva se arruinaría y el remiendo nuevo no haría juego con la prenda vieja.

37 »Nadie pone vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo reventaría los cueros, el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados.

38 El vino nuevo debe guardarse en cueros nuevos.

39 Ni nadie que prueba el vino añejo parece querer el vino nuevo. Pues dicen: “El añejo es mejor”».

Lucas 6

Discusión acerca del día de descanso

1 Cierto día de descanso, mientras Jesús caminaba por unos terrenos sembrados, sus discípulos arrancaron unas espigas de grano, las frotaron entre sus manos para sacarles la cáscara y se comieron los granos.

2 Algunos fariseos dijeron:

—¿Por qué violan la ley al cosechar granos en el día de descanso?

3 Jesús les respondió:

—¿Acaso no han leído en las Escrituras lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre?

4 Entró en la casa de Dios y violó la ley al comer los panes sagrados que solo los sacerdotes pueden comer, y también les dio una porción a sus compañeros.

5 Entonces Jesús agregó:

—El Hijo del Hombrees Señor incluso del día de descanso.

Jesús sana en el día de descanso

6 Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba.

7 Los maestros de la ley religiosa y los fariseos vigilaban a Jesús de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.

8 Pero Jesús sabía lo que pensaban y le dijo al hombre con la mano deforme:«Ven y ponte de pie frente a todos».Así que el hombre pasó adelante.

9 Entonces Jesús les dijo a sus acusadores:«Tengo una pregunta para ustedes: ¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla?».

10 Miró uno por uno a los que lo rodeaban y luego le dijo al hombre:«Extiende la mano».Entonces el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!

11 Al ver esto, los enemigos de Jesús se llenaron de rabia y comenzaron a discutir para decidir qué harían con él.

Jesús escoge a los doce apóstoles

12 Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.

13 Al amanecer, llamó a todos sus discípulos y escogió a doce de ellos para que fueran apóstoles. Sus nombres son los siguientes:

14 Simón (a quien llamó Pedro),

Andrés (hermano de Pedro),

Santiago,

Juan,

Felipe,

Bartolomé,

15 Mateo,

Tomás,

Santiago (hijo de Alfeo),

Simón (a quien llamaban el zelote),

16 Judas (hijo de Santiago),

Judas Iscariote (quien después lo traicionó).

Multitudes siguen a Jesús

17 Cuando descendieron del monte, los discípulos se quedaron con Jesús en un amplio lugar llano, rodeados de muchos seguidores y de las multitudes. Había gente de toda Judea y Jerusalén, y de lugares tan al norte como las costas de Tiro y Sidón.

18 Habían llegado para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus malignosfueron sanados.

19 Todos trataban de tocarlo, porque de él salía poder sanador, y los sanó a todos.

Las bienaventuranzas

20 Entonces Jesús se volvió hacia sus discípulos y les dijo:

«Dios los bendice a ustedes, que son pobres,

porque el reino de Dios les pertenece.

21 Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre,

porque serán saciados.

Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran,

porque a su debido tiempo reirán.

22 Qué bendiciones les esperan cuando la gente los odie y los excluya, cuando se burlen de ustedes y los maldigan, como si fueran gente maligna, porque siguen al Hijo del Hombre.

23 Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera.

Tristeza anunciada

24 »Qué aflicción les espera a ustedes, los que son ricos,

porque su única felicidad es aquí y ahora.

25 Qué aflicción les espera a ustedes, los que ahora están gordos y prósperos,

porque tienen un horrible tiempo de hambre por delante.

Qué aflicción les espera a ustedes, los que ahora se ríen,

porque su risa se convertirá en luto y dolor.

26 Qué aflicción les espera a ustedes, los que son elogiados por las multitudes,

porque sus antepasados también elogiaron a falsos profetas.

El amor hacia los enemigos

27 »A los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian.

28 Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman.

29 Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa.

30 Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.

31 Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes.

32 »Si solo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos!

33 Y si solo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso!

34 Y si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo.

35 »¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.

36 Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.

No juzgar a los demás

37 »No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.

38 Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio».

39 Luego Jesús les dio la siguiente ilustración:«¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en una zanja?

40 Los alumnosno son superiores a su maestro, pero el alumno que complete su entrenamiento se volverá como su maestro.

41 »¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigocuando tú tienes un tronco en el tuyo?

42 ¿Cómo puedes decir: “Amigo,déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.

El árbol y su fruto

43 »Un buen árbol no puede producir frutos malos, y un árbol malo no puede producir frutos buenos.

44 Al árbol se le identifica por su fruto. Los higos no se recogen de los espinos, y las uvas no se cosechan de las zarzas.

45 Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Lo que uno dice brota de lo que hay en el corazón.

Edificar sobre un cimiento sólido

46 »Así que, ¿por qué siguen llamándome “¡Señor, Señor!” cuando no hacen lo que digo?

47 Les mostraré cómo es cuando una persona viene a mí, escucha mi enseñanza y después la sigue.

48 Es como una persona que, para construir una casa, cava hondo y echa los cimientos sobre roca sólida. Cuando suben las aguas de la inundación y golpean contra esa casa, esta queda intacta porque está bien construida.

49 Pero el que oye y no obedece es como una persona que construye una casa sobre el suelo, sin cimientos. Cuando las aguas de la inundación azoten esa casa, se derrumbará en un montón de escombros».

Lucas 7

La fe de un oficial romano

1 Cuando Jesús terminó de decir todo eso a la gente, regresó a Capernaúm.

2 En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romanoestaba enfermo y a punto de morir.

3 Cuando el oficial oyó hablar de Jesús, envió a unos respetados ancianos judíos a pedirle que fuera a sanar a su esclavo.

4 De todo corazón, le suplicaron a Jesús que ayudara al hombre. Le dijeron: «Si alguien merece tu ayuda, es él;

5 pues ama al pueblo judío y hasta construyó una sinagoga para nosotros».

6 Entonces Jesús fue con ellos; pero, justo antes de que llegaran a la casa, el oficial envió a unos amigos a decir: «Señor, no te molestes en venir a mi casa, porque no soy digno de tanto honor.

7 Ni siquiera soy digno de ir a tu encuentro. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.

8 Lo sé porque estoy bajo la autoridad de mis oficiales superiores y tengo autoridad sobre mis soldados. Solo tengo que decir: “Vayan”, y ellos van, o “vengan”, y ellos vienen. Y si les digo a mis esclavos: “Hagan esto”, lo hacen».

9 Al oírlo, Jesús quedó asombrado. Se dirigió a la multitud que lo seguía y dijo:«Les digo, ¡no he visto una fe como esta en todo Israel!».

10 Cuando los amigos del oficial regresaron a la casa, encontraron al esclavo completamente sano.

Jesús resucita al hijo de una viuda

11 Poco después, Jesús fue con sus discípulos a la aldea de Naín, y una multitud numerosa lo siguió.

12 Cuando Jesús llegó a la entrada de la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba.

13 Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión.«No llores»,le dijo.

14 Luego se acercó al ataúd y lo tocó y los que cargaban el ataúd se detuvieron.«Joven—dijo Jesús—,te digo, levántate».

15 ¡Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre.

16 Un gran temor se apoderó de la multitud, y alababan a Dios diciendo: «Un profeta poderoso se ha levantado entre nosotros» y «Dios ha visitado hoy a su pueblo».

17 Y las noticias acerca de Jesús corrieron por toda Judea y sus alrededores.

Jesús y Juan el Bautista

18 Los discípulos de Juan el Bautista le contaron todo lo que Jesús hacía. Entonces Juan llamó a dos de sus discípulos

19 y los envió al Señor para que le preguntaran: «¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperadoo debemos seguir buscando a otro?».

20 Los dos discípulos de Juan encontraron a Jesús y le dijeron: «Juan el Bautista nos envió a preguntarte: “¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado o debemos seguir buscando a otro?”».

21 En ese preciso momento Jesús sanó a muchas personas de enfermedades, dolencias, y expulsó espíritus malignos y le devolvió la vista a muchos ciegos.

22 Luego les dijo a los discípulos de Juan:«Regresen a Juan y cuéntenle lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos caminan bien, los leprosos son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia».

23 Y agregó:«Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí».

24 Después de que los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar acerca de él a las multitudes.«¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto? ¿Acaso era una caña débil sacudida por la más leve brisa?

25 ¿O esperaban ver a un hombre vestido con ropa costosa? No, la gente que usa ropa elegante y vive rodeada de lujos se encuentra en los palacios.

26 ¿Buscaban a un profeta? Así es, y él es más que un profeta.

27 Juan es el hombre al que se refieren las Escrituras cuando dicen:

“Mira, envío a mi mensajero por anticipado,

y él preparará el camino delante de ti”.

28 Les digo que de todos los hombres que han vivido, nadie es superior a Juan. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino de Dios es superior a él».

29 Cuando oyeron esto, todos —hasta los cobradores de impuestos— coincidieron en que el camino de Dios era el correcto,porque fueron bautizados por Juan;

30 pero los fariseos y los expertos en la ley religiosa no aceptaron el plan de Dios para ellos, porque rechazaron el bautismo de Juan.

31 «¿Con qué puedo comparar a la gente de esta generación?—preguntó Jesús—.¿Cómo los puedo describir?

32 Se parecen a los niños que juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos:

“Tocamos canciones de bodas,

y no bailaron;

entonces tocamos cantos fúnebres,

y no lloraron”.

33 Pues Juan el Bautista no pasaba el tiempo comiendo pan y bebiendo vino, y ustedes dicen: “Está poseído por un demonio”.

34 El Hijo del Hombre,por su parte, festeja y bebe, y ustedes dicen: “Es un glotón y un borracho, ¡y es amigo de cobradores de impuestos y de otros pecadores!”.

35 Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por la vida de quienes la siguen».

Una mujer pecadora unge a Jesús

36 Uno de los fariseos invitó a Jesús a cenar, así que Jesús fue a su casa y se sentó a comer.

37 Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume.

38 Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume.

39 Cuando el fariseo que lo había invitado vio esto, dijo para sí: «Si este hombre fuera profeta, sabría qué tipo de mujer lo está tocando. ¡Es una pecadora!».

40 Entonces Jesús respondió a los pensamientos del fariseo:

—Simón—le dijo—,tengo algo que decirte.

—Adelante, Maestro —respondió Simón.

41 Entonces Jesús le contó la siguiente historia:

—Un hombre prestó dinero a dos personas, quinientas piezas de plataa una y cincuenta piezas a la otra.

42 Sin embargo, ninguna de las dos pudo devolver el dinero, así que el hombre perdonó amablemente a ambas y les canceló la deuda. ¿Quién crees que lo amó más?

43 Simón contestó:

—Supongo que la persona a quien le perdonó la deuda más grande.

—Correcto—dijo Jesús.

44 Luego se volvió a la mujer y le dijo a Simón:

—Mira a esta mujer que está arrodillada aquí. Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para lavarme el polvo de los pies, pero ella los lavó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.

45 Tú no me saludaste con un beso, pero ella, desde el momento en que entré, no ha dejado de besarme los pies.

46 Tú no tuviste la cortesía de ungir mi cabeza con aceite de oliva, pero ella ha ungido mis pies con un perfume exquisito.

47 »Te digo que sus pecados —que son muchos— han sido perdonados, por eso ella me demostró tanto amor; pero una persona a quien se le perdona poco demuestra poco amor.

48 Entonces Jesús le dijo a la mujer:«Tus pecados son perdonados».

49 Los hombres que estaban sentados a la mesa se decían entre sí: «¿Quién es este hombre que anda perdonando pecados?».

50 Y Jesús le dijo a la mujer:«Tu fe te ha salvado; ve en paz».

Lucas 8

Las mujeres que seguían a Jesús

1 Poco después, Jesús comenzó un recorrido por las ciudades y aldeas cercanas, predicando y anunciando la Buena Noticia acerca del reino de Dios. Llevó consigo a sus doce discípulos,

2 junto con algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y enfermedades. Entre ellas estaban María Magdalena, de quien él había expulsado siete demonios;

3 Juana, la esposa de Chuza, administrador de Herodes; Susana; y muchas otras que contribuían con sus propios recursos al sostén de Jesús y sus discípulos.

Parábola del sembrador

4 Cierto día, Jesús contó una historia en forma de parábola a una gran multitud, proveniente de varias ciudades, que se había reunido para escucharlo:

5 «Un agricultor salió a sembrar. A medida que esparcía las semillas por el campo, algunas cayeron sobre el camino, donde las pisotearon y los pájaros se las comieron.

6 Otras cayeron entre las rocas. Comenzaron a crecer, pero la planta pronto se marchitó y murió por falta de humedad.

7 Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron junto con ellas y ahogaron los brotes.

8 Pero otras semillas cayeron en tierra fértil. Estas semillas crecieron, ¡y produjeron una cosecha que fue cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!».Después de haber dicho esto, exclamó:«El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda».

9 Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola.

10 Él respondió:«A ustedes se les permite entender los secretosdel reino de Dios, pero utilizo parábolas para enseñarles a los demás y para que se cumplan las Escrituras:

“Cuando miren, no verán realmente.

Cuando oigan, no entenderán”.

11 »Este es el significado de la parábola: la semilla es la palabra de Dios.

12 Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero viene el diablo, se lo quita del corazón e impide que crean y sean salvos.

13 Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y lo reciben con alegría; pero como no tienen raíces profundas, creen por un tiempo y luego se apartan cuando enfrentan la tentación.

14 Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen el mensaje, pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida. Así que nunca crecen hasta la madurez.

15 Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia producen una cosecha enorme.

Parábola de la lámpara

16 »Nadie enciende una lámpara y luego la cubre con un tazón o la esconde debajo de la cama. Una lámpara se coloca en un lugar alto, donde todos los que entran a la casa puedan ver su luz.

17 Pues todo lo secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo oculto saldrá a la luz y se dará a conocer a todos.

18 »Así que presten atención a cómo oyen. A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento; pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo que piensan que entienden».

La verdadera familia de Jesús

19 Entonces la madre y los hermanos de Jesús vinieron a verlo, pero no pudieron acercarse a él debido a la gran cantidad de gente.

20 Alguien le dijo a Jesús:

—Tu madre y tus hermanos están parados afuera y quieren verte.

21 Jesús respondió:

—Mi madre y mis hermanos son todos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

Jesús calma la tormenta

22 Cierto día Jesús les dijo a sus discípulos:«Crucemos al otro lado del lago».Así que subieron a una barca y salieron.

23 Mientras navegaban, Jesús se recostó para dormir una siesta. Pronto se desató una tormenta feroz sobre el lago. La barca se llenaba de agua y estaban realmente en peligro.

24 Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron.

Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.

25 Entonces les preguntó:«¿Dónde está su fe?».

Los discípulos quedaron aterrados y asombrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. Cuando da una orden, ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!».

Jesús sana a un hombre endemoniado

26 Luego llegaron a la región de los gerasenos,al otro lado del lago de Galilea.

27 Mientras Jesús bajaba de la barca, un hombre que estaba poseído por demonios salió a su encuentro. Por mucho tiempo, había estado desnudo y sin hogar, y vivía entre las tumbas en las afueras de la ciudad.

28 En cuanto vio a Jesús, soltó un alarido y cayó al suelo frente a él, y gritó: «¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, te suplico que no me tortures!».

29 Pues Jesús ya le había ordenado al espíritu malignoque saliera del hombre. Ese espíritu a menudo tomaba control de él. Aun cuando el hombre estaba bajo custodia, con cadenas y grilletes, simplemente los rompía y se escapaba al desierto, totalmente controlado por el demonio.

30 Jesús le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

—Legión —contestó, porque estaba lleno de muchos demonios.

31 Los demonios seguían suplicándole a Jesús que no los enviara al abismo sin fondo.

32 Sucedió que había una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en los cerdos.

Entonces Jesús les dio permiso.

33 Así que los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y toda la manada se lanzó al lago por el precipicio y se ahogó.

34 Cuando los que cuidaban los cerdos vieron lo sucedido, huyeron a la ciudad cercana y sus alrededores, difundiendo la noticia mientras corrían.

35 La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.

36 Entonces los que habían visto lo sucedido, les contaron a los otros cómo había sido sanado el hombre poseído por demonios.

37 Y todos los habitantes de la región de los gerasenos le suplicaron a Jesús que se fuera y los dejara en paz, porque una gran ola de miedo se apoderó de ellos.

Entonces Jesús regresó a la barca y se fue y cruzó nuevamente al otro lado del lago.

38 El hombre que había sido liberado de los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo. Pero Jesús lo envió a su casa diciéndole:

39 «No, regresa a tu familia y diles todo lo que Dios ha hecho por ti».Entonces el hombre fue por toda la ciudad proclamando las grandes cosas que Jesús había hecho por él.

Jesús sana en respuesta a la fe

40 Del otro lado del lago, las multitudes recibieron a Jesús porque lo estaban esperando.

41 Y un hombre llamado Jairo, líder de la sinagoga local, se acercó y cayó a los pies de Jesús mientras rogaba que lo acompañara a su casa.

42 Su única hija, que tenía unos doce años, estaba muriendo.

Mientras Jesús iba con Jairo, las multitudes lo rodeaban.

43 Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continuay no encontraba ninguna cura.

44 Acercándose a Jesús por detrás, le tocó el fleco de la túnica. Al instante, la hemorragia se detuvo.

45 «¿Quién me tocó?»,preguntó Jesús.

Todos negaron, y Pedro dijo:

—Maestro, la multitud entera se apretuja contra ti.

46 Pero Jesús dijo:

—Alguien me tocó a propósito, porque yo sentí que salió poder sanador de mí.

47 Cuando la mujer se dio cuenta de que no podía permanecer oculta, comenzó a temblar y cayó de rodillas frente a Jesús. A oídos de toda la multitud, ella le explicó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.

48 «Hija—le dijo Jesús—,tu fe te ha sanado. Ve en paz».

49 Mientras él todavía hablaba con ella, llegó un mensajero de la casa de Jairo, el líder de la sinagoga, y le dijo: «Tu hija está muerta. Ya no tiene sentido molestar al Maestro».

50 Cuando Jesús oyó lo que había sucedido, le dijo a Jairo:«No tengas miedo. Solo ten fe, y ella será sanada».

51 Cuando llegaron a la casa, Jesús no dejó que nadie entrara con él excepto Pedro, Juan, Santiago, y el padre y la madre de la niña.

52 La casa estaba llena de personas que lloraban y se lamentaban, pero Jesús dijo:«¡Dejen de llorar! No está muerta; solo duerme».

53 La multitud se rió de él, porque todos sabían que había muerto.

54 Entonces Jesús la tomó de la mano y dijo en voz fuerte:«¡Niña, levántate!».

55 En ese momento, le volvió la vida,¡y se puso de pie enseguida! Entonces Jesús les dijo que le dieran de comer a la niña.

56 Sus padres quedaron conmovidos, pero Jesús insistió en que no le dijeran a nadie lo que había sucedido.