Lucas 19

Jesús y Zaqueo

1 Jesús entró en Jericó y comenzó a pasar por la ciudad.

2 Había allí un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos de la región y se había hecho muy rico.

3 Zaqueo trató de mirar a Jesús pero era de poca estatura y no podía ver por encima de la multitud.

4 Así que se adelantó corriendo y se subió a una higuera sicómoro que estaba junto al camino, porque Jesús iba a pasar por allí.

5 Cuando Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre:«¡Zaqueo!—le dijo—.¡Baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa».

6 Zaqueo bajó rápidamente y, lleno de entusiasmo y alegría, llevó a Jesús a su casa;

7 pero la gente estaba disgustada, y murmuraba: «Fue a hospedarse en la casa de un pecador de mala fama».

8 Mientras tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo:

—Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más.

9 Jesús respondió:

—La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham.

10 Pues el Hijo del Hombrevino a buscar y a salvar a los que están perdidos.

Parábola de los diez siervos

11 La multitud escuchaba todo lo que Jesús decía, y como ya se acercaba a Jerusalén, les contó una historia para corregir la idea de que el reino de Dios comenzaría de inmediato.

12 Les dijo:«Un hombre de la nobleza fue llamado a un país lejano para ser coronado rey y luego regresar.

13 Antes de partir, reunió a diez de sus siervos y dividió entre ellos cinco kilos de plata,diciéndoles: “Inviertan esto por mí mientras estoy de viaje”;

14 pero sus súbditos lo odiaban y enviaron una delegación tras él a decir: “No queremos que él sea nuestro rey”.

15 »Después de que lo coronaran rey, volvió y llamó a los siervos a quienes les había dado el dinero. Quería saber qué ganancias habían tenido.

16 El primer siervo informó: “Amo, invertí su dinero, ¡y multipliqué diez veces el monto inicial!”.

17 »“¡Bien hecho! —exclamó el rey—. Eres un buen siervo. Has sido fiel con lo poco que te confié, así que como recompensa serás gobernador de diez ciudades”.

18 »El siguiente siervo informó: “Amo, invertí su dinero y multipliqué cinco veces el monto original”.

19 »“¡Bien hecho! —exclamó el rey—. Serás gobernador de cinco ciudades”.

20 »Pero el tercer siervo trajo solo la suma original y dijo: “Amo, escondí su dinero para protegerlo.

21 Tenía miedo, porque usted es un hombre muy difícil de tratar, que toma lo que no es suyo y cosecha lo que no sembró”.

22 »“¡Siervo perverso! —dijo el rey a gritos—. Tus propias palabras te condenan. Si sabías que era un hombre duro que tomo lo que no es mío y cosecho lo que no sembré,

23 ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”.

24 »Luego, dirigiéndose a los otros que estaban cerca, el rey ordenó: “Quiten el dinero de este siervo y dénselo al que tiene cinco kilos”.

25 »“Pero amo —le dijeron—, él ya tiene cinco kilos”.

26 »“Sí —respondió el rey—, y a los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.

27 En cuanto a esos enemigos míos que no querían que yo fuera su rey, tráiganlos y ejecútenlos aquí mismo en mi presencia”».

Entrada triunfal de Jesús

28 Después de contar esa historia, Jesús siguió rumbo a Jerusalén, caminando delante de sus discípulos.

29 Al llegar a las ciudades de Betfagé y Betania, en el monte de los Olivos, mandó a dos discípulos que se adelantaran.

30 «Vayan a la aldea que está allí—les dijo—.Al entrar, verán un burrito atado, que nadie ha montado jamás. Desátenlo y tráiganlo aquí.

31 Si alguien les pregunta: “¿Por qué desatan al burrito?”, simplemente digan: “El Señor lo necesita”».

32 Así que ellos fueron y encontraron el burrito tal como lo había dicho Jesús.

33 Y, efectivamente, mientras lo desataban, los dueños les preguntaron:

—¿Por qué desatan ese burrito?

34 Y los discípulos simplemente contestaron:

—El Señor lo necesita.

35 Entonces le llevaron el burrito a Jesús y pusieron sus prendas encima para que él lo montara.

36 A medida que Jesús avanzaba, la multitud tendía sus prendas sobre el camino delante de él.

37 Cuando llegó a donde comienza la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores empezaron a gritar y a cantar mientras alababan a Dios por todos los milagros maravillosos que habían visto.

38 «¡Bendiciones al Rey que viene en el nombre delSeñor!

¡Paz en el cielo y gloria en el cielo más alto!».

39 Algunos de los fariseos que estaban entre la multitud decían:

—¡Maestro, reprende a tus seguidores por decir cosas como esas!

40 Jesús les respondió:

—Si ellos se callaran, las piedras a lo largo del camino se pondrían a aclamar.

Jesús llora por Jerusalén

41 Al acercarse a Jerusalén, Jesús vio la ciudad delante de él y comenzó a llorar, diciendo:

42 «¡Cómo quisiera que hoy tú, entre todos los pueblos, entendieras el camino de la paz! Pero ahora es demasiado tarde, y la paz está oculta a tus ojos.

43 No pasará mucho tiempo antes de que tus enemigos construyan murallas que te rodeen y te encierren por todos lados.

44 Te aplastarán contra el suelo, y a tus hijos contigo. Tus enemigos no dejarán una sola piedra en su lugar, porque no reconociste cuando Dios te visitó».

Jesús despeja el templo

45 Luego Jesús entró en el templo y comenzó a echar a los que vendían animales para los sacrificios.

46 Les dijo:«Las Escrituras declaran: “Mi templo será una casa de oración”, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones».

47 Después de eso, enseñó todos los días en el templo, pero los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa, junto con los otros líderes del pueblo, comenzaron a planificar cómo matarlo;

48 pero no se les ocurría nada, porque el pueblo prestaba mucha atención a cada palabra que él decía.

Lucas 20

Desafían la autoridad de Jesús

1 Cierto día, mientras Jesús enseñaba a la gente y predicaba la Buena Noticia en el templo, los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos se le acercaron.

2 —¿Con qué autoridad haces todas estas cosas? —le reclamaron—. ¿Quién te dio el derecho?

3 —Primero, déjenme hacerles una pregunta—les respondió él—.

4 La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana?

5 Ellos discutieron el asunto unos con otros: «Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan,

6 pero si decimos que era meramente humana, la gente nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era un profeta».

7 Entonces finalmente contestaron que no sabían.

8 Jesús respondió:

—Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.

Parábola de los agricultores malvados

9 Jesús se dirigió nuevamente a la gente y les contó la siguiente historia:«Un hombre plantó un viñedo, lo alquiló a unos agricultores arrendatarios y se mudó a vivir a otro país por varios años.

10 Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a uno de sus siervos para recoger su parte de la cosecha; pero los agricultores atacaron al siervo, le dieron una paliza y lo mandaron de regreso con las manos vacías.

11 Así que el dueño envió a otro siervo, pero a este también lo insultaron, le dieron una paliza y lo despacharon con las manos vacías.

12 Entonces envió a un tercer hombre, a quien lastimaron y echaron a patadas.

13 »“¿Qué haré? —se preguntó el dueño—. ¡Ya sé! Enviaré a mi querido hijo. Sin duda a él lo respetarán”.

14 »Sin embargo, cuando los agricultores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: “Aquí viene el heredero de esta propiedad. ¡Matémoslo y nos quedaremos con la propiedad!”.

15 Entonces lo arrastraron fuera del viñedo y lo asesinaron.

»¿Qué creen ustedes que hará con ellos el dueño del viñedo?—preguntó Jesús—.

16 Les diré: irá y matará a esos agricultores y alquilará el viñedo a otros».

—¡Qué terrible que suceda algo así! —protestaron los oyentes.

17 Jesús los miró y les dijo:

—Entonces, ¿a qué se refiere la siguiente Escritura:

“La piedra que los constructores rechazaron

ahora se ha convertido en la piedra principal”?

18 Todo el que tropiece con esa piedra se hará pedazos, y la piedra aplastará a quienes les caiga encima.

19 Los maestros de la ley religiosa y principales sacerdotes querían arrestar a Jesús en ese mismo momento, porque se dieron cuenta de que contaba esa historia en contra de ellos, pues ellos eran los agricultores malvados; pero tenían miedo de la reacción de la gente.

Los impuestos para el César

20 Esperando su oportunidad, los líderes mandaron espías que se hicieron pasar por hombres sinceros. Trataban de hacer que Jesús dijera algo que pudieran informar al gobernador de Roma para que lo arrestara.

21 —Maestro —le dijeron—, sabemos que dices y enseñas lo que es correcto y no te dejas influir por lo que piensan otros. Enseñas con verdad el camino de Dios.

22 Ahora dinos, ¿es correcto que paguemos impuestos al César o no?

23 Jesús se dio cuenta de la trampa y dijo:

24 —Muéstrenme una moneda romana.¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda?

—Al César —contestaron.

25 —Bien—dijo—,entonces den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios.

26 Así que no pudieron atraparlo por lo que decía en público. En cambio, quedaron asombrados de su respuesta y se callaron.

Discusión acerca de la resurrección

27 Después se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección de los muertos.

28 Le plantearon la siguiente pregunta:

—Maestro, Moisés nos dio una ley que dice que si un hombre muere y deja a una esposa sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe.

29 Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos.

30 Entonces el segundo hermano se casó con la viuda, pero él también murió.

31 Luego el tercer hermano se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete, quienes murieron sin dejar hijos.

32 Por último, la mujer también murió.

33 Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? ¡Pues los siete estuvieron casados con ella!

34 Jesús respondió:

—El matrimonio es para las personas aquí en la tierra;

35 pero en el mundo que vendrá, los que sean dignos de ser levantados de los muertos no se casarán, ni se darán en casamiento,

36 ni volverán a morir. En este sentido, serán como ángeles. Ellos son hijos de Dios e hijos de la resurrección.

37 »Ahora bien, en cuanto a si los muertos resucitarán, hasta Moisés demostró esto cuando escribió acerca de la zarza que ardía. Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieron, él se refirió al Señorcomo “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.

38 Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos, porque todos están vivos para él.

39 «¡Bien dicho, Maestro!», comentaron algunos de los maestros de la ley religiosa que estaban allí.

40 Y después nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Mesías?

41 Entonces Jesús les planteó una pregunta:«¿Cómo es que se dice que el Mesías es hijo de David?

42 Pues David mismo escribió en el libro de los Salmos:

“ElSeñorle dijo a mi Señor:

Siéntate en el lugar de honor a mi derecha,

43 hasta que humille a tus enemigos

y los ponga por debajo de tus pies”.

44 Si David llamó al Mesías “Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?».

45 Entonces, mientras la multitud escuchaba, se dirigió a sus discípulos y les dijo:

46 «¡Cuídense de los maestros de la ley religiosa! Pues les gusta pavonearse en túnicas largas y sueltas y les encanta recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas. ¡Y cómo les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y sentarse a la mesa principal en los banquetes!

47 Sin embargo, estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público. Por eso, serán castigados con severidad».

Lucas 21

La ofrenda de la viuda

1 Mientras Jesús estaba en el templo, observó a los ricos que depositaban sus ofrendas en la caja de las ofrendas.

2 Luego pasó una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas.

3 «Les digo la verdad—dijo Jesús—,esta viuda pobre ha dado más que todos los demás.

4 Pues ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía».

Jesús habla acerca del futuro

5 Algunos de sus discípulos comenzaron a hablar acerca del majestuoso trabajo hecho en piedra del templo, y de las decoraciones conmemorativas que adornaban las paredes. Pero Jesús les dijo:

6 «Viene el tiempo cuando todo esto será demolido por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!».

7 —Maestro —le preguntaron—, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal nos indicará que esas cosas están por ocurrir?

8 Él les contestó:

—No dejen que nadie los engañe, porque muchos vendrán en mi nombre y afirmarán: “Yo soy el Mesías”y dirán: “El tiempo ha llegado”; pero no les crean.

9 Cuando oigan de guerras y de levantamientos, no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder primero, pero el fin no vendrá inmediatamente después.

10 Luego agregó:

—Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino.

11 Habrá grandes terremotos, hambres y plagas en muchos países, y sucederán cosas aterradoras y grandes señales milagrosas del cielo.

12 »Pero antes de que ocurra todo eso, habrá un tiempo de gran persecución. Los arrastrarán a las sinagogas y a las prisiones, y serán sometidos a juicio ante reyes y gobernantes, todo por ser mis seguidores;

13 pero esa será una oportunidad para que ustedes les hablen de mí.

14 Así que no se preocupen de antemano por cómo contestarán los cargos en su contra,

15 porque yo les daré las palabras apropiadas y tal sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá responderles o refutarlos.

16 Aun sus seres más cercanos —padres, hermanos, familiares y amigos— los traicionarán. Incluso a algunos de ustedes los matarán.

17 Todos los odiarán por ser mis seguidores,

18 pero ni un solo cabello de su cabeza perecerá.

19 Al mantenerse firmes, ganarán su alma.

20 »Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, entonces sabrán que ha llegado el tiempo de su destrucción.

21 Entonces los que estén en Judea huyan a las colinas. Los que estén en Jerusalén deben salir, y los que estén en el campo no deben volver a la ciudad.

22 Pues serán días de la venganza de Dios, y las palabras proféticas de las Escrituras se cumplirán.

23 ¡Qué terribles serán esos días para las mujeres embarazadas y para las madres que amamantan! Pues habrá desastre en la tierra y gran enojo contra este pueblo.

24 Los matarán a espada o serán enviados cautivos a todas las naciones del mundo. Y Jerusalén será pisoteada por los gentileshasta que el tiempo de los gentiles llegue a su fin.

25 »Y habrá señales extrañas en el sol, en la luna y en las estrellas. Y aquí en la tierra, las naciones del mundo estarán en caos, perplejas por los mares rugientes y las mareas extrañas.

26 La gente quedará aterrada de lo que verá venir sobre la tierra, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.

27 Entonces todos verán al Hijo del Hombrevenir en una nube con poder y gran gloria.

28 Por lo tanto, cuando todas estas cosas comiencen a suceder, pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está cerca!

29 Luego les dio la siguiente ilustración:

—Fíjense en la higuera o en cualquier otro árbol.

30 Cuando brotan las hojas, sin que nadie les diga ustedes saben que el verano se acerca.

31 De la misma manera, cuando vean que suceden todas estas cosas, sabrán que el reino de Dios está cerca.

32 Les digo la verdad, no pasará esta generación hasta que hayan sucedido todas estas cosas.

33 El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.

34 »¡Tengan cuidado! No dejen que su corazón se entorpezca con parrandas y borracheras, ni por las preocupaciones de esta vida. No dejen que ese día los agarre desprevenidos,

35 como una trampa. Pues ese día vendrá sobre cada ser viviente de la tierra.

36 Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.

37 Cada día Jesús iba al templo a enseñar y cada tarde regresaba a pasar la noche en el monte de los Olivos.

38 Todas las mañanas, desde muy temprano, las multitudes se reunían en el templo para escucharlo.

Lucas 22

Judas acuerda traicionar a Jesús

1 Se acercaba el Festival de los Panes sin Levadura, también llamado Pascua.

2 Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa tramaban de qué manera matar a Jesús, pero tenían miedo de la reacción de la gente.

3 Entonces Satanás entró en Judas Iscariote, uno de los doce discípulos,

4 quien fue a ver a los principales sacerdotes y a los capitanes de la guardia del templo para hablar con ellos sobre la mejor manera de traicionar a Jesús.

5 Ellos quedaron complacidos y prometieron darle dinero.

6 Judas aceptó y comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús de modo que ellos pudieran arrestarlo cuando las multitudes no estuvieran rodeándolo.

La última cena

7 Llegó el Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua.

8 Jesús mandó que Pedro y Juan se adelantaran y les dijo:

—Vayan y preparen la cena de Pascua, para que podamos comerla juntos.

9 —¿Dónde quieres que la preparemos? —le preguntaron.

10 Él contestó:

—En cuanto entren en Jerusalén, les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo. En la casa donde él entre,

11 díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está el cuarto de huéspedes en el que puedo comer la cena de Pascua con mis discípulos?”.

12 Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena.

13 Ellos fueron a la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.

14 Cuando llegó la hora, Jesús y los apóstoles se sentaron juntos a la mesa.

15 Jesús dijo:«He tenido muchos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de que comiencen mis sufrimientos.

16 Pues ahora les digo que no volveré a comerla hasta que su significado se cumpla en el reino de Dios».

17 Luego tomó en sus manos una copa de vino y le dio gracias a Dios por ella. Entonces dijo:«Tomen esto y repártanlo entre ustedes.

18 Pues no volveré a beber vino hasta que venga el reino de Dios».

19 Tomó un poco de pan y dio gracias a Dios por él. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo:«Esto es mi cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí».

20 Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo:«Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre, la cual es derramada como sacrificio por ustedes.

21 »Pero aquí en esta mesa, sentado entre nosotros como un amigo, está el hombre que me traicionará.

22 Pues está establecido que el Hijo del Hombretiene que morir. ¡Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona!».

23 Los discípulos comenzaron a preguntarse unos a otros quién sería capaz de hacer semejante cosa.

24 Después comenzaron a discutir quién sería el más importante entre ellos.

25 Jesús les dijo:«En este mundo, los reyes y los grandes hombres tratan a su pueblo con prepotencia; sin embargo, son llamados “amigos del pueblo”.

26 Pero entre ustedes será diferente. El más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el líder debe ser como un sirviente.

27 ¿Quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que la sirve? El que se sienta a la mesa, por supuesto. ¡Pero en este caso no!, pues yo estoy entre ustedes como uno que sirve.

28 »Ustedes han estado conmigo durante mis tiempos de prueba.

29 Así como mi Padre me concedió un reino, yo ahora les concedo el derecho

30 de comer y beber a mi mesa en mi reino, y se sentarán sobre tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.

Jesús predice la negación de Pedro

31 »Simón, Simón, Satanás ha pedido zarandear a cada uno de ustedes como si fueran trigo;

32 pero yo he rogado en oración por ti, Simón, para que tu fe no falle, de modo que cuando te arrepientas y vuelvas a mí fortalezcas a tus hermanos».

33 Pedro dijo:

—Señor, estoy dispuesto a ir a prisión contigo y aun a morir contigo.

34 Jesús le respondió:

—Pedro, déjame decirte algo. Mañana por la mañana, antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces.

35 Entonces Jesús les preguntó:

—Cuando los envié a predicar la Buena Noticia y no tenían dinero ni bolso de viaje ni otro par de sandalias, ¿les faltó algo?

—No —respondieron ellos.

36 —Pero ahora—les dijo—,tomen su dinero y un bolso de viaje; y si no tienen espada, ¡vendan su manto y compren una!

37 Pues ha llegado el tiempo en que se cumpla la siguiente profecía acerca de mí: “Fue contado entre los rebeldes”. Así es, todo lo que los profetas escribieron acerca de mí se cumplirá.

38 —Mira Señor —le respondieron—, contamos con dos espadas entre nosotros.

—Es suficiente—les dijo.

Jesús ora en el monte de los Olivos

39 Luego, acompañado por sus discípulos, Jesús salió del cuarto en el piso de arriba y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos.

40 Allí les dijo:«Oren para que no cedan a la tentación».

41 Se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró:

42 «Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».

43 Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció.

44 Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.

45 Finalmente se puso de pie y regresó adonde estaban sus discípulos, pero los encontró dormidos, exhaustos por la tristeza.

46 «¿Por qué duermen?—les preguntó—.Levántense y oren para que no cedan ante la tentación».

Traicionan y arrestan a Jesús

47 Mientras Jesús hablaba, se acercó una multitud, liderada por Judas, uno de los doce discípulos. Judas caminó hacia Jesús para saludarlo con un beso.

48 Entonces Jesús le dijo:«Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?».

49 Cuando los otros discípulos vieron lo que estaba por suceder, exclamaron: «Señor, ¿peleamos? ¡Trajimos las espadas!».

50 Y uno de ellos hirió al esclavo del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha.

51 Pero Jesús dijo:«Basta».Y tocó la oreja del hombre y lo sanó.

52 Entonces Jesús habló a los principales sacerdotes, a los capitanes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido a buscarlo.«¿Acaso soy un peligroso revolucionario, para que vengan con espadas y palos para arrestarme?—les preguntó—.

53 ¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve allí todos los días, pero este es el momento de ustedes, el tiempo en que reina el poder de la oscuridad».

Pedro niega a Jesús

54 Entonces lo arrestaron y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Y Pedro los siguió de lejos.

55 Los guardias encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, y Pedro se sumó al grupo.

56 Una sirvienta lo vio a la luz de la fogata y comenzó a mirarlo fijamente. Por fin dijo: «Este hombre era uno de los seguidores de Jesús».

57 Pero Pedro lo negó: «¡Mujer, ni siquiera lo conozco!».

58 Después de un rato, alguien más lo vio y dijo:

—Seguramente tú eres uno de ellos.

—¡No, hombre, no lo soy! —contestó.

59 Alrededor de una hora más tarde, otra persona insistió: «Seguro este es uno de ellos porque también es galileo».

60 Pero Pedro dijo: «¡Hombre, no sé de qué hablas!». Inmediatamente, mientras aún hablaba, el gallo cantó.

61 En ese momento, el Señor se volvió y miró a Pedro. De repente, las palabras del Señor pasaron rápidamente por la mente de Pedro:«Mañana por la mañana, antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces».

62 Y Pedro salió del patio, llorando amargamente.

63 Los guardias que estaban a cargo de Jesús comenzaron a burlarse de él y a golpearlo.

64 Le vendaron los ojos y le decían: «¡Profetízanos! ¿Quién te golpeó esta vez?».

65 Y le lanzaban todo tipo de insultos.

Jesús ante el Concilio

66 Al amanecer, todos los ancianos del pueblo se reunieron, incluidos los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa. Llevaron a Jesús ante el Concilio Supremo

67 y le dijeron:

—Dinos, ¿eres tú el Mesías?

Él les respondió:

—Si lo dijera, no me creerían;

68 y si yo les hiciera una pregunta, ustedes no me la contestarían.

69 Sin embargo, desde ahora, el Hijo del Hombre estará sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios.

70 Todos gritaron:

—¿Entonces afirmas que eres el Hijo de Dios?

Y él contestó:

—Ustedes dicen que lo soy.

71 «¿Para qué necesitamos otros testigos? —dijeron—. Nosotros mismos lo oímos decirlo».

Lucas 23

Juicio de Jesús ante Pilato

1 Entonces todo el Concilio llevó a Jesús ante Pilato, el gobernador romano.

2 Comenzaron a presentar su caso: «Este hombre ha estado llevando al pueblo por mal camino al decirles que no paguen los impuestos al gobierno romano y al afirmar que él es el Mesías, un rey».

3 Entonces Pilato le preguntó:

—¿Eres tú el rey de los judíos?

Jesús contestó:

—Tú lo has dicho.

4 Pilato se dirigió a los principales sacerdotes y a la multitud y les dijo:

—¡No encuentro ningún delito en este hombre!

5 Pero insistían:

—Con sus enseñanzas causa disturbios por donde va, en toda Judea, desde Galilea hasta Jerusalén.

6 —Ah, ¿es galileo? —preguntó Pilato.

7 Cuando le dijeron que sí, Pilato lo mandó a Herodes Antipas, porque Galilea estaba bajo la jurisdicción de Herodes, y dio la casualidad de que se encontraba en Jerusalén en ese momento.

8 Herodes se alegró mucho por la oportunidad de ver a Jesús, porque había oído hablar de él y hacía tiempo que quería verlo realizar un milagro.

9 Herodes le hizo una pregunta tras otra, pero Jesús se negó a contestar.

10 Mientras tanto, los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa se quedaron allí gritando sus acusaciones.

11 Entonces Herodes y sus soldados comenzaron a burlarse de Jesús y a ridiculizarlo. Finalmente le pusieron un manto real y lo enviaron de regreso a Pilato.

12 (Herodes y Pilato, quienes habían sido enemigos anteriormente, ese día se hicieron amigos).

13 Entonces Pilato llamó a los principales sacerdotes y a los otros líderes religiosos, junto con el pueblo,

14 y anunció su veredicto: «Me trajeron a este hombre porque lo acusan de encabezar una revuelta. Detenidamente lo he examinado al respecto en presencia de ustedes y lo encuentro inocente.

15 Herodes llegó a la misma conclusión y me lo devolvió. Este hombre no ha hecho nada que merezca la pena de muerte.

16 Así que lo haré azotar y luego lo pondré en libertad».

18 Pero un gran clamor surgió de la multitud, y a una voz la gente gritó: «¡Mátalo y suéltanos a Barrabás!».

19 (Barrabás estaba en prisión por haber participado en un levantamiento contra el gobierno en Jerusalén, y por asesinato).

20 Pilato discutió con ellos porque quería poner en libertad a Jesús,

21 pero la multitud seguía gritando: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».

22 Por tercera vez insistió Pilato: «¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? No encuentro ninguna razón para condenarlo a muerte. Lo haré azotar y luego lo soltaré».

23 Pero la turba gritó cada vez más fuerte, exigiendo que Jesús fuera crucificado, y sus voces prevalecieron.

24 Entonces Pilato sentenció a Jesús a muerte como la gente reclamaba.

25 Como habían pedido, puso en libertad a Barrabás, el que estaba preso por levantamiento y asesinato. Y les entregó a Jesús para que hicieran con él como quisieran.

La crucifixión

26 Cuando ellos se llevaban a Jesús, sucedió que un hombre llamado Simón, que era de Cirene,venía del campo. Los soldados lo agarraron, pusieron la cruz sobre él y lo obligaron a cargarla detrás de Jesús.

27 Una gran multitud lo seguía, incluidas muchas mujeres que lloraban desconsoladas.

28 Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo:«Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.

29 Pues vienen días cuando dirán: “¡Dichosas las mujeres que no tienen hijos, los vientres que no dieron a luz y los pechos que no amamantaron!”.

30 La gente suplicará a los montes: “¡Caigan sobre nosotros!” y rogará a las colinas: “¡Entiérrennos!”.

31 Pues, si estas cosas suceden cuando el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco?».

32 Llevaron a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados con Jesús.

33 Cuando llegaron a un lugar llamado «La Calavera»,lo clavaron en la cruz y a los criminales también, uno a su derecha y otro a su izquierda.

34 Jesús dijo:«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.

35 La multitud observaba, y los líderes se burlaban. «Salvó a otros —decían—, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido».

36 Los soldados también se burlaban de él, al ofrecerle vino agrio para beber.

37 Y exclamaron: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!».

38 Encima de su cabeza, colocaron un letrero que decía: «Este es el Rey de los judíos».

39 Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!».

40 Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte?

41 Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo».

42 Luego dijo:

—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

43 Jesús respondió:

—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Muerte de Jesús

44 Ya era alrededor del mediodía, y la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde.

45 La luz del sol desapareció. Y, de repente, la cortina del santuario del templo se rasgó por la mitad.

46 Después Jesús gritó:«Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!».Y con esas palabras dio su último suspiro.

47 Cuando el oficial romanoencargado de la ejecución vio lo que había sucedido, adoró a Dios y dijo: «Este hombre era inocentede verdad».

48 Y cuando todas las multitudes que habían venido a observar la ejecución vieron lo que había sucedido, regresaron a casa con gran dolor;

49 pero los amigos de Jesús, incluidas las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron mirando de lejos.

Entierro de Jesús

50 Había un hombre bueno y justo llamado José. Era miembro del Concilio Supremo judío,

51 pero no había estado de acuerdo con la decisión y las acciones de los otros líderes religiosos. Era de la ciudad de Judea llamada Arimatea y esperaba la venida del reino de Dios.

52 Fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

53 Luego bajó el cuerpo de la cruz, lo envolvió en un largo lienzo de lino y lo colocó en una tumba nueva que había sido tallada en la roca.

54 Esto sucedió el viernes por la tarde, el día de preparación,cuando el día de descanso estaba por comenzar.

55 Mientras llevaban el cuerpo, las mujeres de Galilea iban detrás y vieron la tumba donde lo colocaron.

56 Luego fueron a sus casas y prepararon especias y ungüentos para ungir el cuerpo de Jesús; pero cuando terminaron ya había comenzado el día de descanso, así que descansaron como ordena la ley.

Lucas 24

La resurrección

1 El domingo,muy temprano por la mañana, las mujeres fueron a la tumba, llevando las especias que habían preparado.

2 Encontraron que la piedra de la entrada estaba corrida a un costado.

3 Entonces entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.

4 Mientras estaban allí perplejas, de pronto aparecieron dos hombres vestidos con vestiduras resplandecientes.

5 Las mujeres quedaron aterradas y se inclinaron rostro en tierra. Entonces los hombres preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos a alguien que está vivo?

6 ¡Él no está aquí! ¡Ha resucitado! Recuerden lo que les dijo en Galilea,

7 que el Hijo del Hombredebía ser traicionado y entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y que resucitaría al tercer día».

8 Entonces ellas recordaron lo que Jesús había dicho.

9 Así que regresaron corriendo de la tumba a contarles a los once discípulos y a todos los demás lo que había sucedido.

10 Fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y varias mujeres más quienes contaron a los apóstoles lo que pasó.

11 Pero a los hombres el relato les pareció una tontería, y no les creyeron.

12 Sin embargo, Pedro se levantó de un salto y corrió a la tumba para ver por sí mismo. Agachándose, miró hacia adentro y vio solo los lienzos de lino, vacíos; luego regresó a la casa, preguntándose qué habría ocurrido.

De camino a Emaús

13 Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetrosde Jerusalén.

14 Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido.

15 Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos;

16 pero Dios impidió que lo reconocieran.

17 Él les preguntó:

—¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el camino?

Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza.

18 Entonces uno de ellos, llamado Cleofas, contestó:

—Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que han sucedido allí en los últimos días.

19 —¿Qué cosas?—preguntó Jesús.

—Las cosas que le sucedieron a Jesús, el hombre de Nazaret —le dijeron—. Era un profeta que hizo milagros poderosos, y también era un gran maestro a los ojos de Dios y de todo el pueblo.

20 Sin embargo, los principales sacerdotes y otros líderes religiosos lo entregaron para que fuera condenado a muerte, y lo crucificaron.

21 Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días.

22 »No obstante, algunas mujeres de nuestro grupo de seguidores fueron a su tumba esta mañana temprano y regresaron con noticias increíbles.

23 Dijeron que el cuerpo había desaparecido y que habían visto a ángeles, quienes les dijeron ¡que Jesús está vivo!

24 Algunos de nuestros hombres corrieron para averiguarlo, y efectivamente el cuerpo no estaba, tal como las mujeres habían dicho.

25 Entonces Jesús les dijo:

—¡Qué necios son! Les cuesta tanto creer todo lo que los profetas escribieron en las Escrituras.

26 ¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria?

27 Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo.

28 Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante,

29 pero ellos le suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa.

30 Al sentarse a comer,tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos.

31 De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció.

32 Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».

33 En menos de una hora, estaban de regreso a Jerusalén. Allí encontraron a los once discípulos y a los otros que se habían reunido con ellos,

34 quienes decían: «¡El Señor ha resucitado de verdad! Se le apareció a Pedro».

Jesús se aparece a los discípulos

35 Luego los dos de Emaús les contaron cómo Jesús se les había aparecido mientras iban por el camino y cómo lo habían reconocido cuando partió el pan.

36 Entonces, justo mientras contaban la historia, de pronto Jesús mismo apareció de pie en medio de ellos.«La paz sea con ustedes»,les dijo.

37 Pero todos quedaron asustados y temerosos; ¡pensaban que veían un fantasma!

38 «¿Por qué están asustados?—les preguntó—.¿Por qué tienen el corazón lleno de dudas?

39 Miren mis manos. Miren mis pies. Pueden ver que de veras soy yo. Tóquenme y asegúrense de que no soy un fantasma, pues los fantasmas no tienen cuerpo, como ven que yo tengo».

40 Mientras hablaba, él les mostró sus manos y sus pies.

41 Aun así, ellos seguían sin creer, llenos de alegría y asombro. Entonces les preguntó:«¿Tienen aquí algo para comer?».

42 Le dieron un pedazo de pescado asado,

43 y él lo comió mientras ellos miraban.

44 Entonces dijo:«Cuando estaba con ustedes antes, les dije que tenía que cumplirse todo lo escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos».

45 Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras,

46 y dijo:«Efectivamente, se escribió hace mucho tiempo que el Mesías debería sufrir, morir y resucitar al tercer día.

47 También se escribió que este mensaje se proclamaría con la autoridad de su nombre a todas las naciones,comenzando con Jerusalén: “Hay perdón de pecados para todos los que se arrepientan”.

48 Ustedes son testigos de todas estas cosas.

49 »Ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi Padre; pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene con poder del cielo».

La ascensión

50 Entonces Jesús los llevó a Betania, levantó sus manos al cielo y los bendijo.

51 Mientras los bendecía, los dejó y fue levantado al cielo.

52 Entonces ellos lo adoraron y regresaron a Jerusalén llenos de gran alegría;

53 y pasaban todo su tiempo en el templo, adorando a Dios.

Marcos 1

Juan el Bautista prepara el camino

1 Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios.Comenzó

2 tal como el profeta Isaías había escrito:

«Mira, envío a mi mensajero delante de ti,

y él preparará tu camino.

3 Es una voz que clama en el desierto:

“¡Preparen el camino para la venida delSeñor!

¡Ábranle camino!”».

4 Ese mensajero era Juan el Bautista. Estaba en el desierto y predicaba que la gente debía ser bautizada para demostrar que se había arrepentido de sus pecados y vuelto a Dios para ser perdonada.

5 Toda la gente de Judea, incluidos los habitantes de Jerusalén, salían para ver y oír a Juan; y cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.

6 Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre.

7 Juan anunciaba: «Pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de inclinarme como un esclavo y desatarle las correas de sus sandalias.

8 Yo los bautizo conagua, ¡pero él los bautizará con el Espíritu Santo!».

Bautismo y tentación de Jesús

9 Cierto día, Jesús llegó de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el río Jordán.

10 Cuando Jesús salió del agua, vio que el cielo se abría y el Espíritu Santo descendía sobre élcomo una paloma.

11 Y una voz dijo desde el cielo: «Tú eres mi Hijo muy amado y me das gran gozo».

12 Luego el Espíritu lo impulsó a ir al desierto,

13 donde Jesús fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Estaba a la intemperie entre los animales salvajes, y los ángeles lo cuidaban.

14 Más tarde, después del arresto de Juan, Jesús entró en Galilea, donde predicó la Buena Noticia de Dios.

15 «¡Por fin ha llegado el tiempo prometido por Dios!—anunciaba—.¡El reino de Dios está cerca! ¡Arrepiéntanse de sus pecados y crean la Buena Noticia!».

Primeros discípulos

16 Cierto día, mientras Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simóny a su hermano Andrés que echaban la red al agua, porque vivían de la pesca.

17 Jesús los llamó:«Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».

18 Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron.

19 Un poco más adelante por la orilla, Jesús vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, en una barca, reparando las redes.

20 Los llamó de inmediato y ellos también lo siguieron, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los hombres contratados.

Jesús expulsa a un espíritu maligno

21 Jesús y sus compañeros fueron al pueblo de Capernaúm. Cuando llegó el día de descanso, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.

22 La gente quedó asombrada de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa.

23 De pronto, un hombre en la sinagoga, que estaba poseído por un espíritu maligno,comenzó a gritar:

24 «¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios!».

25 Pero Jesús lo reprendió:«¡Cállate!—le ordenó—.¡Sal de este hombre!».

26 En ese mismo momento, el espíritu maligno soltó un alarido, le causó convulsiones al hombre y luego salió de él.

27 El asombro se apoderó de la gente, y todos comenzaron a hablar de lo que había ocurrido. «¿Qué clase de enseñanza nueva es esta? —se preguntaban con emoción—. ¡Tiene tanta autoridad! ¡Hasta los espíritus malignos obedecen sus órdenes!».

28 Las noticias acerca de Jesús corrieron velozmente por toda la región de Galilea.

Jesús sana a mucha gente

29 Después Jesús salió de la sinagoga con Santiago y Juan, y fueron a la casa de Simón y Andrés.

30 Resulta que la suegra de Simón estaba enferma en cama con mucha fiebre. Se lo contaron a Jesús de inmediato.

31 Él se acercó a la cama, la tomó de la mano y la ayudó a sentarse. Entonces la fiebre se fue, y ella les preparó una comida.

32 Esa tarde, después de la puesta del sol, le llevaron a Jesús muchos enfermos y endemoniados.

33 El pueblo entero se juntó en la puerta para mirar.

34 Entonces Jesús sanó a mucha gente que padecía de diversas enfermedades y expulsó a muchos demonios, pero como los demonios sabían quién era él, no los dejó hablar.

Jesús predica en Galilea

35 A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.

36 Más tarde, Simón y los otros salieron a buscarlo.

37 Cuando lo encontraron, le dijeron:

—Todos te están buscando.

38 Jesús les respondió:

—Debemos seguir adelante e ir a otras ciudades, y en ellas también predicaré porque para eso he venido.

39 Así que recorrió toda la región de Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.

Jesús sana a un leproso

40 Un hombre con lepra se acercó, se arrodilló ante Jesús y le suplicó que lo sanara.

—Si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio —dijo.

41 Movido a compasión,Jesús extendió la mano y lo tocó.

—Sí quiero—dijo—.¡Queda sano!

42 Al instante, la lepra desapareció y el hombre quedó sano.

43 Entonces Jesús lo despidió con una firme advertencia:

44 —No se lo cuentes a nadie. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra.Esto será un testimonio público de que has quedado limpio.

45 Pero el hombre hizo correr la voz proclamando a todos lo que había sucedido. Como resultado, grandes multitudes pronto rodearon a Jesús, de modo que ya no pudo entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse en lugares apartados, pero aun así gente de todas partes seguía acudiendo a él.

Marcos 2

Jesús sana a un paralítico

1 Cuando Jesús regresó a Capernaúm varios días después, enseguida corrió la voz de que había vuelto a casa.

2 Pronto la casa donde se hospedaba estaba tan llena de visitas que no había lugar ni siquiera frente a la puerta. Mientras él les predicaba la palabra de Dios,

3 llegaron cuatro hombres cargando a un paralítico en una camilla.

4 Como no podían llevarlo hasta Jesús debido a la multitud, abrieron un agujero en el techo, encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al hombre en la camilla, justo delante de Jesús.

5 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico:«Hijo mío, tus pecados son perdonados».

6 Algunos de los maestros de la ley religiosa que estaban allí sentados pensaron:

7 «¿Qué es lo que dice? ¡Es una blasfemia! ¡Solo Dios puede perdonar pecados!».

8 En ese mismo instante, Jesús supo lo que pensaban, así que les preguntó:«¿Por qué cuestionan eso en su corazón?

9 ¿Qué es más fácil decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados” o “Ponte de pie, toma tu camilla y camina”?

10 Así que les demostraré que el Hijo del Hombretiene autoridad en la tierra para perdonar pecados».Entonces Jesús miró al paralítico y dijo:

11 «¡Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa!».

12 Y el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y salió caminando entre los espectadores, que habían quedado atónitos. Todos estaban asombrados y alababan a Dios, exclamando: «¡Jamás hemos visto algo así!».

Jesús llama a Leví (Mateo)

13 Entonces Jesús salió de nuevo a la orilla del lago y enseñó a las multitudes que se acercaban a él.

14 Mientras caminaba, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en su cabina de cobrador de impuestos.«Sígueme y sé mi discípulo»,le dijo Jesús. Entonces Leví se levantó y lo siguió.

15 Más tarde, Leví invitó a Jesús y a sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama. (Había mucha de esa clase de gente entre los seguidores de Jesús).

16 Cuando los maestros de la ley religiosa, que eran fariseos,lo vieron comer con los cobradores de impuestos y otros pecadores, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué come con semejante escoria?».

17 Cuando Jesús los oyó, les dijo:«La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores».

Discusión acerca del ayuno

18 Cierta vez que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, algunas personas se acercaron a Jesús y le preguntaron:

—¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los fariseos?

19 Jesús les contestó:

—¿Acaso los invitados de una boda ayunan mientras festejan con el novio? Por supuesto que no. No pueden ayunar mientras el novio está con ellos;

20 pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán.

21 »Además, ¿a quién se le ocurriría remendar una prenda vieja con tela nueva? Pues el remiendo nuevo encogería y se desprendería de la tela vieja, lo cual dejaría una rotura aún mayor que la anterior.

22 »Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos. Pues el vino reventaría los cueros, y tanto el vino como los cueros se echarían a perder. El vino nuevo necesita cueros nuevos.

Discusión acerca del día de descanso

23 Cierto día de descanso, mientras Jesús caminaba por unos terrenos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas de grano para comer.

24 Entonces los fariseos le dijeron a Jesús:

—Mira, ¿por qué tus discípulos violan la ley al cosechar granos en el día de descanso?

25 Jesús les dijo:

—¿Acaso no han leído en las Escrituras lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre?

26 Entró en la casa de Dios (en el tiempo que Abiatar era sumo sacerdote) y violó la ley al comer los panes sagrados que solo a los sacerdotes se les permite comer, y también les dio una porción a sus compañeros.

27 Después Jesús les dijo:

—El día de descanso se hizo para satisfacer las necesidades de la gente, y no para que la gente satisfaga los requisitos del día de descanso.

28 Así que el Hijo del Hombre es Señor, ¡incluso del día de descanso!

Marcos 3

Jesús sana en el día de descanso

1 Jesús entró de nuevo en la sinagoga y vio a un hombre que tenía una mano deforme.

2 Como era el día de descanso, los enemigos de Jesús lo vigilaban de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso.

3 Jesús le dijo al hombre con la mano deforme:«Ven y ponte de pie frente a todos».

4 Luego se dirigió a sus acusadores y les preguntó:«¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla?».Pero ellos no quisieron contestarle.

5 Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre:«Extiende la mano».Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!

6 Los fariseos salieron enseguida y se reunieron con los partidarios de Herodes para tramar cómo matar a Jesús.

Multitudes siguen a Jesús

7 Jesús fue al lago con sus discípulos, y una gran multitud lo siguió. La gente llegaba de toda Galilea, Judea,

8 Jerusalén, Idumea, del oriente del río Jordán y de lugares tan al norte como Tiro y Sidón. Las noticias sobre sus milagros corrían por todas partes, y una enorme cantidad de personas llegó para verlo.

9 Jesús encargó a sus discípulos que prepararan una barca para que la multitud no lo apretujara.

10 Ese día sanó a tanta gente que todos los enfermos empujaban hacia adelante para poder tocarlo.

11 Y, cuando los que estaban poseídos por espíritus malignoslo veían, los espíritus los arrojaban al suelo frente a él y gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»;

12 pero Jesús ordenó severamente a los espíritus que no revelaran quién era él.

Jesús escoge a los doce apóstoles

13 Tiempo después Jesús subió a un monte y llamó a los que quería que lo acompañaran. Todos ellos se acercaron a él.

14 Luego nombró a doce de ellos y los llamó sus apóstoles.Ellos lo acompañarían, y él los enviaría a predicar

15 y les daría autoridad para expulsar demonios.

16 Estos son los doce que escogió:

Simón (a quien llamó Pedro),

17 Santiago y Juan (los hijos de Zebedeo, a quienes Jesús apodó «hijos del trueno»),

18 Andrés,

Felipe,

Bartolomé,

Mateo,

Tomás,

Santiago (hijo de Alfeo),

Tadeo,

Simón (el zelote),

19 Judas Iscariote (quien después lo traicionó).

Jesús y el príncipe de los demonios

20 Cierta vez, Jesús entró en una casa y las multitudes empezaron a juntarse nuevamente. Pronto ni él ni sus discípulos encontraron un momento para comer.

21 Cuando sus familiares oyeron lo que sucedía, intentaron llevárselo. «Está fuera de sí», decían.

22 Pero los maestros de la ley religiosa que habían llegado de Jerusalén decían: «Está poseído por Satanás,el príncipe de los demonios. De él recibe el poder para expulsar los demonios».

23 Jesús los llamó para que se acercaran y respondió con una ilustración.«¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?—preguntó—.

24 Un reino dividido por una guerra civil acabará destruido.

25 De la misma manera una familia dividida por peleas se desintegrará.

26 Si Satanás está dividido y pelea contra sí mismo, ¿cómo podrá mantenerse en pie? Nunca sobreviviría.

27 Permítanme darles otra ilustración. ¿Quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes? Solo alguien aún más fuerte, alguien que pudiera atarlo y después saquear su casa.

28 »Les digo la verdad, cualquier pecado y blasfemia pueden ser perdonados,

29 pero todo el que blasfeme contra el Espíritu Santo jamás será perdonado. Este es un pecado que acarrea consecuencias eternas».

30 Les dijo esto porque ellos decían: «Está poseído por un espíritu maligno».

La verdadera familia de Jesús

31 Luego la madre y los hermanos de Jesús vinieron a verlo. Se quedaron afuera y le mandaron a decir que saliera para hablar con ellos.

32 Había una multitud sentada alrededor de Jesús, y alguien dijo: «Tu madre y tus hermanosestán afuera y te llaman».

33 Jesús respondió:«¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?».

34 Entonces miró a los que estaban a su alrededor y dijo:«Miren, estos son mi madre y mis hermanos.

35 Todo el que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Marcos 4

Parábola del sembrador

1 Una vez más Jesús comenzó a enseñar a la orilla del lago. Pronto se reunió una gran multitud alrededor de él, así que entró en una barca. Luego se sentó en la barca, mientras que toda la gente permanecía en la orilla.

2 Les enseñaba por medio de historias que contaba en forma de parábola, como la siguiente:

3 «¡Escuchen! Un agricultor salió a sembrar.

4 A medida que esparcía la semilla por el campo, algunas cayeron sobre el camino y los pájaros vinieron y se las comieron.

5 Otras cayeron en tierra poco profunda con roca debajo de ella. Las semillas germinaron con rapidez porque la tierra era poco profunda;

6 pero pronto las plantas se marchitaron bajo el calor del sol y, como no tenían raíces profundas, murieron.

7 Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron y ahogaron los brotes, así que esos brotes no produjeron grano.

8 Pero otras semillas cayeron en tierra fértil, y germinaron y crecieron, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!».

9 Luego les dijo:«El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda».

10 Más tarde, cuando Jesús se quedó a solas con los doce discípulos y con las demás personas que se habían reunido, le preguntaron el significado de las parábolas.

11 Él contestó:«A ustedes se les permite entender el secretodel reino de Dios; pero utilizo parábolas para hablarles a los de afuera,

12 para que se cumplan las Escrituras:

“Cuando ellos vean lo que hago,

no aprenderán nada.

Cuando oigan lo que digo,

no entenderán.

De lo contrario, se volverían a mí

y serían perdonados”».

13 Luego Jesús les dijo:«Si no pueden entender el significado de esta parábola, ¿cómo entenderán las demás parábolas?

14 El agricultor siembra las semillas al llevar la palabra de Dios a otros.

15 Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero enseguida viene Satanás y lo quita.

16 Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y de inmediato lo reciben con alegría;

17 pero como no tienen raíces profundas, no duran mucho. En cuanto tienen problemas o son perseguidos por creer la palabra de Dios, caen.

18 Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen la palabra de Dios,

19 pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones de esta vida, el atractivo de la riqueza y el deseo por otras cosas, así que no se produce ningún fruto.

20 Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a los que oyen y aceptan la palabra de Dios, ¡y producen una cosecha treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!».

Parábola de la lámpara

21 Entonces Jesús les preguntó:«¿Acaso alguien encendería una lámpara y luego la pondría debajo de una canasta o de una cama? ¡Claro que no! Una lámpara se coloca en un lugar alto, donde su luz alumbre.

22 Pues todo lo que está escondido tarde o temprano se descubrirá y todo secreto saldrá a la luz.

23 El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda».

24 Luego agregó:«Presten mucha atención a lo que oyen. Cuanto más atentamente escuchen, tanto más entendimiento les será dado,y se les dará aún más.

25 A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento, pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo poco que entiendan».

Parábola de la semilla que crece

26 Jesús también dijo:«El reino de Dios es como un agricultor que esparce semilla en la tierra.

27 Día y noche, sea que él esté dormido o despierto, la semilla brota y crece, pero él no entiende cómo sucede.

28 La tierra produce las cosechas por sí sola. Primero aparece una hoja, luego se forma la espiga y finalmente el grano madura.

29 Tan pronto como el grano está listo, el agricultor lo corta con la hoz porque ha llegado el tiempo de la cosecha».

Parábola de la semilla de mostaza

30 Jesús dijo:«¿Cómo puedo describir el reino de Dios? ¿Qué relato emplearé para ilustrarlo?

31 Es como una semilla de mostaza sembrada en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas,

32 pero se convierte en la planta más grande del huerto; sus ramas llegan a ser tan grandes que los pájaros hacen nidos bajo su sombra».

33 Jesús empleó muchas historias e ilustraciones similares para enseñar a la gente, tanto como pudieran entender.

34 De hecho, durante su ministerio público nunca enseñó sin usar parábolas; pero después, cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo a ellos.

Jesús calma la tormenta

35 Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos:«Crucemos al otro lado del lago».

36 Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron).

37 Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.

38 Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron.

39 Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas:«¡Silencio! ¡Cálmense!».De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.

40 Luego él les preguntó:«¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?».

41 Los discípulos estaban completamente aterrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».