Ezequiel 2

Llamado y encargo de Ezequiel

1 «Levántate, hijo de hombre —dijo la voz—, quiero hablarte».

2 El Espíritu entró en mí mientras me hablaba y me puso de pie. Entonces escuché atentamente sus palabras.

3 «Hijo de hombre —me dijo—, te envío a la nación de Israel, un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han puesto en mi contra hasta el día de hoy.

4 Son un pueblo terco y duro de corazón. Ahora te envío a decirles: “¡Esto dice elSeñorSoberano!”.

5 Ya sea que te escuchen o se nieguen a escuchar —pues recuerda que son rebeldes—, al menos sabrán que han tenido un profeta entre ellos.

6 »Hijo de hombre, no tengas miedo ni de ellos ni de sus palabras. No temas aunque sus amenazas te rodeen como ortigas, zarzas y escorpiones venenosos. No te desanimes por sus ceños fruncidos, por muy rebeldes que ellos sean.

7 Debes darles mis mensajes, te escuchen o no. Sin embargo, no te escucharán, ¡porque son totalmente rebeldes!

8 Hijo de hombre, presta atención a lo que te digo. No seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te doy».

9 Luego miré y vi que se me acercaba una mano que sostenía un rollo,

10 el cual él abrió. Entonces vi que estaba escrito en ambos lados con cantos fúnebres, lamentos y declaraciones de condena.

Ezequiel 3

1 La voz me dijo: «Hijo de hombre, come lo que te doy, ¡cómete este rollo! Luego ve y transmite el mensaje a los israelitas».

2 Así que abrí la boca y él me dio a comer el rollo.

3 «Llénate el estómago con esto», me dijo. Al comerlo, sentí un sabor tan dulce como la miel.

4 Luego me dijo: «Hijo de hombre, ve a los israelitas y dales mis mensajes.

5 No te envío a un pueblo de extranjeros que habla un idioma que no comprendes.

6 No, no te envío a gente que habla un idioma extraño y difícil de entender. Si te enviara a esas personas, ¡ellas te escucharían!

7 ¡Pero los israelitas no te escucharán a ti como tampoco me escuchan a mí! Pues todos y cada uno de ellos son tercos y duros de corazón.

8 Sin embargo, mira, te he hecho tan obstinado y duro de corazón como ellos.

9 ¡Endurecí tu frente tanto como la roca más dura! Por lo tanto, no les tengas miedo ni te asustes con sus miradas furiosas, por muy rebeldes que sean».

10 Luego agregó: «Hijo de hombre, que todas mis palabras penetren primero en lo profundo de tu corazón. Escúchalas atentamente para tu propio bien.

11 Después ve a tus compatriotas desterrados y diles: “¡Esto dice elSeñorSoberano!”. Hazlo, te escuchen o no».

12 Luego el Espíritu me levantó y oí detrás de mí un fuerte ruido que retumbaba. (¡Alabada sea la gloria delSeñoren su lugar!).

13 Era el sonido de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras y el retumbar de las ruedas debajo de ellos.

14 El Espíritu me levantó y me sacó de allí. Salí amargado y confundido, pero era fuerte el poder delSeñorsobre mí.

15 Luego llegué a la colonia de judíos desterrados en Tel-abib, junto al río Quebar. Estaba atónito y me quedé sentado entre ellos durante siete días.

Centinela para Israel

16 Después de siete días, elSeñorme dio el siguiente mensaje:

17 «Hijo de hombre, te he puesto como centinela para Israel. Cada vez que recibas un mensaje mío, adviértele a la gente de inmediato.

18 Si les aviso a los perversos: “Ustedes están bajo pena de muerte”, pero tú no les das la advertencia, ellos morirán en sus pecados; y yo te haré responsable de su muerte.

19 Si tú les adviertes, pero ellos se niegan a arrepentirse y siguen pecando, morirán en sus pecados; pero tú te habrás salvado porque me obedeciste.

20 »Si los justos se desvían de su conducta recta y no hacen caso a los obstáculos que pongo en su camino, morirán; y si tú no les adviertes, ellos morirán en sus pecados. No se recordará ninguno de sus actos de justicia y te haré responsable de la muerte de esas personas;

21 pero si les adviertes a los justos que no pequen y te hacen caso y no pecan, entonces vivirán, y tú también te habrás salvado».

22 Luego elSeñorpuso su mano sobre mí y me dijo: «Levántate y sal al valle, y allí te hablaré».

23 Entonces me levanté y fui. Allí vi la gloria delSeñor, tal como la había visto en mi primera visión junto al río Quebar, y caí con el rostro en tierra.

24 Después el Espíritu entró en mí y me puso de pie. Me habló y me dijo: «Vete a tu casa y enciérrate.

25 Allí, hijo de hombre, te atarán con cuerdas, para que no puedas salir a estar con el pueblo.

26 Haré que la lengua se te pegue al paladar para que quedes mudo y no puedas reprenderlos, porque son rebeldes.

27 Sin embargo, cuando te dé un mensaje, te soltaré la lengua y te dejaré hablar. Entonces les dirás: “¡Esto dice elSeñorSoberano!”. Los que quieran escuchar, escucharán, pero los que se nieguen, se negarán, porque son rebeldes.

Ezequiel 4

Señal del inminente sitio

1 »Ahora, hijo de hombre, toma un ladrillo grande de barro y ponlo en el suelo, delante de ti. Luego dibuja en él un mapa de la ciudad de Jerusalén y

2 representa la ciudad bajo ataque. Construye un muro a su alrededor para que nadie pueda escapar. Establece el campamento enemigo y rodea la ciudad con rampas de asalto y arietes.

3 Luego toma una plancha de hierro y colócala entre tú y la ciudad. Dirígete a la ciudad y demuestra lo terrible que será el ataque contra Jerusalén. Esto será una advertencia al pueblo de Israel.

4 »Ahora acuéstate sobre tu lado izquierdo y pon sobre ti los pecados de Israel. Cargarás con sus pecados todos los días que permanezcas acostado sobre ese lado.

5 Te exijo que cargues con los pecados de Israel durante trescientos noventa días, un día por cada año de su pecado.

6 Cumplido ese tiempo, date vuelta y acuéstate sobre el lado derecho cuarenta días, un día por cada año del pecado de Judá.

7 »Mientras tanto, mira fijamente el sitio contra Jerusalén. Quédate acostado con el brazo descubierto y profetiza la destrucción de la ciudad.

8 Te ataré con cuerdas para que no puedas moverte de un lado al otro hasta que se hayan cumplido los días del ataque.

9 »Ahora ve a conseguir algo de trigo, cebada, frijoles, lentejas, mijo y trigo espelta, y mézclalos en un recipiente grande. Con esta mezcla, harás pan para ti durante los trescientos noventa días que estarás acostado sobre tu lado izquierdo.

10 Prepárate raciones de alimento de doscientos veintiocho gramospara cada día y cómelas a determinadas horas.

11 Luego mide una jarrade agua para cada día y bébela a determinadas horas.

12 Prepara este alimento y cómelo como si fuera un pan de cebada. Cocínalo a la vista de todo el pueblo, sobre un fuego encendido con excremento humano seco, y luego cómete el pan».

13 Después elSeñordijo: «¡Así comerán los israelitas pan contaminado en las naciones gentilesadonde los expulsaré!».

14 Entonces dije: «OhSeñorSoberano, ¿es necesario que me contamine con excremento humano? Pues nunca me he contaminado. Desde que era niño hasta ahora, jamás comí ningún animal que muriera por enfermedad o que fuera muerto por otros animales. Jamás probé ninguna carne prohibida por la ley».

15 «Está bien —dijo elSeñor—. Puedes cocinar tu pan con estiércol de vaca en vez de excremento humano».

16 Luego me dijo: «Hijo de hombre, haré que escasee el alimento en Jerusalén. Tendrán que racionarlo con mucho cuidado y lo comerán con temor. El agua se racionará, gota a gota, y el pueblo la beberá afligido.

17 Por la falta de alimento y de agua, ellos se mirarán unos a otros llenos de terror, y en su castigo se irán consumiendo.

Ezequiel 5

Señal del juicio que viene

1 »Hijo de hombre, toma una espada afilada y úsala como navaja para afeitarte la cabeza y la barba. Toma una balanza y pesa el cabello en tres partes iguales.

2 Coloca una tercera parte del cabello en el centro del mapa que hiciste de Jerusalén. Después de representar el ataque a la ciudad, quémalo allí. Esparce otra tercera parte del cabello por todo el mapa y córtalo con una espada. Arroja la otra tercera parte al viento, porque yo esparciré a mi pueblo con la espada.

3 Conserva apenas un poquito del cabello y átalo en tu túnica.

4 Luego toma algunos de esos cabellos y arrójalos al fuego para que se consuman. De ese remanente se esparcirá un fuego que destruirá a todo Israel.

5 »ElSeñorSoberano dice: esto es una ilustración de lo que le ocurrirá a Jerusalén. Yo la puse en el centro de las naciones,

6 pero ella se rebeló contra mis ordenanzas y decretos, y resultó ser aún más perversa que las naciones vecinas. Se ha negado a obedecer las ordenanzas y los decretos que le di para que siguiera.

7 »Por lo tanto, esto dice elSeñorSoberano al pueblo: te has comportado peor que tus vecinos y te has negado a obedecer mis decretos y ordenanzas. Ni siquiera has vivido a la altura de las naciones que te rodean.

8 Por lo tanto, ahora, yo mismo, elSeñorSoberano, soy tu enemigo. Te castigaré en público, a la vista de todas las naciones.

9 A causa de tus ídolos detestables, te castigaré como nunca he castigado a nadie ni volveré a hacerlo jamás.

10 Los padres se comerán a sus propios hijos y los hijos se comerán a sus padres. Te castigaré, y esparciré a los pocos que sobrevivan a los cuatro vientos.

11 »Tan cierto como que yo vivo, dice elSeñorSoberano, te eliminaré por completo. No te tendré ninguna lástima porque has contaminado mi templo con tus imágenes repugnantes y tus pecados detestables.

12 Una tercera parte del pueblo morirá de hambre y de enfermedades en la ciudad. Otra tercera parte será masacrada por el enemigo fuera de las murallas de la ciudad. A la otra tercera parte la dispersaré a los cuatro vientos y la perseguiré con mi espada.

13 Entonces por fin mi enojo se habrá desahogado y quedaré satisfecho. Cuando se haya calmado mi furia contra ellos, todo Israel sabrá que yo, elSeñor, les hablé enojado de celos.

14 »Así que te convertiré en ruinas, en una burla ante los ojos de las naciones vecinas y de todos los que pasen por allí.

15 Te volverás objeto de burla, de mofas y de horror. Servirás de advertencia a las naciones que te rodean. Ellas verán lo que sucede cuando elSeñorcastiga con enojo a una nación y la reprende, dice elSeñor.

16 »Haré que te lluevan las flechas mortales del hambre para destruirte. El hambre se volverá cada vez más terrible hasta que haya desaparecido la última migaja de alimento.

17 Junto con el hambre, te atacarán animales salvajes y te arrebatarán a tus hijos. La enfermedad y la guerra acecharán tu tierra, y mandaré la espada del enemigo contra ti. ¡Yo, elSeñor, he hablado!».

Ezequiel 6

Juicio contra los montes de Israel

1 Nuevamente recibí un mensaje delSeñor:

2 «Hijo de hombre, ponte de cara a los montes de Israel y profetiza contra ellos.

3 Proclama este mensaje de parte delSeñorSoberano contra los montes de Israel. Esto dice elSeñorSoberano a los montes y a las colinas, a los barrancos y a los valles: “Estoy por provocar guerra contra ustedes y aplastaré sus santuarios paganos.

4 Todos sus altares serán demolidos y sus lugares de culto quedarán destruidos. Mataré a la gente delante de sus ídolos.

5 Arrojaré los cadáveres delante de sus ídolos y desparramaré sus huesos alrededor de sus altares.

6 Dondequiera que vivan, habrá desolación y destruiré sus santuarios paganos. Sus altares serán demolidos; sus ídolos, aplastados; sus lugares de culto, derribados y todos los objetos religiosos que hayan hecho, destruidos.

7 El lugar quedará sembrado de cadáveres y sabrán que solo yo soy elSeñor.

8 »”Sin embargo, permitiré que algunos de mi pueblo escapen de la destrucción y esos pocos serán esparcidos entre las naciones del mundo.

9 Luego, cuando estén desterrados entre las naciones, se acordarán de mí. Reconocerán cuánto me duele la infidelidad de su corazón y la lujuria de sus ojos que anhelan a sus ídolos. Entonces, al fin, se odiarán a sí mismos por todos sus pecados detestables.

10 Sabrán que solo yo soy elSeñory que hablaba en serio cuando dije que traería esta calamidad sobre ellos.

11 »”Esto dice elSeñorSoberano: den palmadas y pataleen en señal de horror. Griten por todos los pecados detestables que ha cometido el pueblo de Israel. Ahora morirán por la guerra, el hambre y la enfermedad:

12 la enfermedad herirá de muerte a los que estén desterrados en lugares lejanos; la guerra destruirá a quienes estén cerca, y cualquiera que sobreviva morirá a causa del hambre. Entonces, por fin desahogaré mi furia en ellos.

13 Sabrán que yo soy elSeñorcuando sus muertos queden esparcidos en medio de sus ídolos y en torno a sus altares, sobre cada colina y montaña y debajo de todo árbol frondoso y cada árbol grande que da sombra, es decir, en los lugares donde ofrecían sacrificios a sus ídolos.

14 Los aplastaré y dejaré desoladas sus ciudades, desde el desierto del sur hasta Ribla,en el norte. Entonces sabrán que yo soy elSeñor».

Ezequiel 7

Ya viene el fin

1 Después recibí este mensaje delSeñor:

2 «Hijo de hombre, esto dice elSeñorSoberano a Israel:

»¡Ya llegó el fin!

Dondequiera que mires

—al oriente, al occidente, al norte o al sur—

tu tierra está acabada.

3 No queda esperanza,

porque desataré mi enojo contra ti.

Te llamaré a rendir cuentas

de todos tus pecados detestables.

4 Miraré para otro lado y no te tendré compasión.

Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables.

Entonces sabrás que yo soy elSeñor.

5 »Esto dice elSeñorSoberano:

¡Desastre tras desastre

se te acerca!

6 El fin ha llegado.

Finalmente llegó.

¡Te espera la condenación final!

7 Oh pueblo de Israel, ya amanece el día de tu destrucción.

Ha llegado la hora; está cerca el día de dificultad.

En las montañas se oirán gritos de angustia,

no serán gritos de alegría.

8 Pronto derramaré mi furia sobre ti

y contra ti desataré mi enojo.

Te llamaré a rendir cuentas

de todos tus pecados detestables.

9 Miraré para otro lado y no te tendré compasión.

Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables.

Entonces sabrás que soy yo, elSeñor,

quien da el golpe.

10 »¡El día del juicio ha llegado;

tu destrucción está a la puerta!

La perversidad y la soberbia de la gente

han florecido en pleno.

11 La violencia de ellos se ha transformado en una vara

que los azotará por su perversidad.

Ninguno de esos orgullosos y perversos sobrevivirá.

Toda su riqueza y prestigio se esfumará.

12 Sí, ha llegado la hora,

¡este es el día!

Que los comerciantes no se alegren por las ofertas,

ni los vendedores lamenten sus pérdidas,

porque todos ellos caerán

bajo mi enojo terrible.

13 Aunque los mercaderes sobrevivan,

jamás regresarán a sus negocios.

Pues lo que Dios ha dicho se aplica a todos sin excepción,

¡no se cambiará!

Ninguna persona que viva descarriada por el pecado

se recuperará jamás.

Desolación de Israel

14 »Suena la trompeta para movilizar al ejército de Israel,

pero nadie presta atención,

porque me he enfurecido contra todos ellos.

15 Fuera de la ciudad hay guerra,

y dentro de la ciudad, enfermedades y hambre.

Los que estén fuera de las murallas de la ciudad

morirán al filo de las espadas enemigas.

Los que estén dentro de la ciudad

morirán de hambre y enfermedades.

16 Los sobrevivientes que escapen hacia las montañas

gemirán como palomas, sollozando por sus pecados.

17 Sus manos colgarán sin fuerza,

las rodillas les quedarán débiles como el agua.

18 Se vestirán de tela áspera;

el horror y la vergüenza los cubrirán.

Se afeitarán la cabeza

en señal de dolor y remordimiento.

19 »Arrojarán su dinero a la calle,

lo tirarán como si fuera basura.

Ni su plata ni su oro los salvará

cuando llegue ese día del enojo delSeñor.

No los saciarán ni los alimentarán,

porque su avaricia solo los hace tropezar.

20 Estaban orgullosos de sus hermosas joyas

y con ellas hicieron ídolos detestables e imágenes repugnantes.

Por lo tanto, haré que todas sus riquezas

les resulten asquerosas.

21 Se las daré a los extranjeros como botín,

a las naciones más perversas,

y ellas las profanarán.

22 Apartaré mis ojos de ellos,

cuando esos ladrones invadan y profanen mi preciosa tierra.

23 »Prepara cadenas para mi pueblo,

porque la tierra está ensangrentada por crímenes terribles.

Jerusalén está llena de violencia.

24 Traeré a las naciones más despiadadas

para que se apoderen de sus casas.

Derrumbaré sus orgullosas fortalezas

y haré que se profanen sus santuarios.

25 El terror y el temblor se apoderarán de mi pueblo.

Buscarán paz, pero no la encontrarán.

26 Habrá calamidad tras calamidad;

un rumor seguirá a otro rumor.

En vano buscarán

una visión de los profetas.

No recibirán enseñanza de los sacerdotes

ni consejo de los líderes.

27 El rey y el príncipe quedarán indefensos,

sollozando de desesperación,

y las manos de la gente

temblarán de miedo.

Los haré pasar por la misma maldad

que ellos causaron a otros

y recibirán el castigo

que tanto merecen.

¡Entonces sabrán que yo soy elSeñor!».

Ezequiel 8

Idolatría en el templo

1 Después, el 17 de septiembre,durante el sexto año de cautividad del rey Joaquín, mientras los líderes de Judá estaban en mi casa, elSeñorSoberano puso su mano sobre mí.

2 Vi una figura con apariencia de hombre.De lo que parecía ser su cintura para abajo, parecía una llama encendida. De la cintura para arriba, tenía aspecto de ámbar reluciente.

3 Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de Dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos delSeñor.

4 De pronto, estaba allí la gloria del Dios de Israel, tal como yo la había visto antes en el valle.

5 Entonces elSeñorme dijo: «Hijo de hombre, mira hacia el norte». Así que miré hacia el norte y, junto a la entrada de la puerta que está cerca del altar, estaba el ídolo que tanto había provocado los celos delSeñor.

6 «Hijo de hombre —me dijo—, ¿ves lo que hacen? ¿Ves los pecados detestables que cometen los israelitas para sacarme de mi templo? ¡Pero ven y verás pecados aún más detestables que estos!».

7 Luego me llevó a la puerta del atrio del templo, donde pude ver un hueco en el muro.

8 Me dijo: «Ahora, hijo de hombre, cava en el muro». Entonces cavé en el muro y hallé una entrada escondida.

9 «¡Entra —me dijo—, y mira los pecados perversos y detestables que cometen ahí!».

10 Entonces entré y vi las paredes cubiertas con grabados de toda clase de reptiles y criaturas detestables. También vi los diversos ídolosa los que rendía culto el pueblo de Israel.

11 Allí había de pie setenta líderes de Israel y en el centro estaba Jaazanías, hijo de Safán. Todos tenían en la mano un recipiente para quemar incienso y de cada recipiente se elevaba una nube de incienso por encima de sus cabezas.

12 Entonces elSeñorme dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto lo que los líderes de Israel hacen con sus ídolos en los rincones oscuros? Dicen: “¡ElSeñorno nos ve; él ha abandonado nuestra tierra!”».

13 Entonces elSeñoragregó: «¡Ven y te mostraré pecados aún más detestables que estos!».

14 Así que me llevó a la puerta norte del templo delSeñor; allí estaban sentadas algunas mujeres, sollozando por el dios Tamuz.

15 «¿Has visto esto? —me preguntó—. ¡Pero te mostraré pecados aún más detestables!».

16 Entonces me llevó al atrio interior del templo delSeñor. En la entrada del santuario, entre la antesala y el altar de bronce, había unos veinticinco hombres de espaldas al santuario delSeñor. ¡Estaban inclinados hacia el oriente, rindiendo culto al sol!

17 «¿Ves esto, hijo de hombre? —me preguntó—. ¿No le importa nada al pueblo de Judá cometer estos pecados detestables con los cuales llevan a la nación a la violencia y se burlan de mí y provocan mi enojo?

18 Por lo tanto, responderé con furia. No les tendré compasión ni les perdonaré la vida y por más que clamen por misericordia, no los escucharé».

Ezequiel 9

Masacre de los idólatras

1 Entonces elSeñordijo con voz de trueno: «¡Traigan a los hombres designados para castigar la ciudad! ¡Díganles que vengan con sus armas!».

2 Pronto entraron seis hombres por la puerta superior que da al norte y cada uno llevaba un arma mortal en la mano. Con ellos había un hombre vestido de lino, que llevaba un estuche de escriba en la cintura. Todos se dirigieron al atrio del templo y se pusieron de pie junto al altar de bronce.

3 Entonces la gloria del Dios de Israel se elevó de entre los querubines, donde había reposado, y se movió hacia la entrada del templo. Luego elSeñorllamó al hombre vestido de lino, que llevaba el estuche de escriba.

4 Le dijo: «Recorre las calles de Jerusalén y pon una marca en la frente de todos los que lloren y suspiren por los pecados detestables que se cometen en la ciudad».

5 Luego oí alSeñordecir a los demás hombres: «Síganlo por toda la ciudad y maten a todos los que no tengan la marca en la frente. ¡No tengan compasión! ¡No tengan lástima de nadie!

6 Mátenlos a todos: ancianos, jóvenes, muchachas, mujeres y niños. Sin embargo, no toquen a ninguno que tenga la marca. Comiencen aquí mismo, en el templo». Entonces ellos comenzaron matando a los setenta líderes.

7 «¡Contaminen el templo! —mandó elSeñor—. Llenen los atrios con cadáveres. ¡Vayan!». Entonces ellos salieron y comenzaron la masacre por toda la ciudad.

8 Mientras mataban a la gente, yo me quedé solo. Caí con el rostro en tierra y clamé:

—¡OhSeñorSoberano! ¿Acaso tu furia contra Jerusalén destruirá a todos los que queden en Israel?

9 Me contestó:

—Los pecados del pueblo de Israel y Judá son muy, pero muy grandes. La tierra está llena de homicidios; la ciudad está colmada de injusticia. Ellos dicen: “¡ElSeñorno lo ve! ¡ElSeñorha abandonado esta tierra!”.

10 Por eso no les perdonaré la vida ni les tendré compasión. Les daré todo su merecido por lo que han hecho.

11 Luego regresó el hombre vestido de lino, que llevaba el estuche de escriba, e informó: «Ya hice lo que me ordenaste».

Ezequiel 10

La gloria del Señor abandona el templo

1 En mi visión, vi que, por encima de la superficie de cristal que estaba sobre las cabezas de los querubines, había algo que parecía un trono de lapislázuli.

2 Entonces elSeñorle habló al hombre vestido de lino y le dijo: «Métete entre las ruedas que giran debajo de los querubines, toma un puñado de carbones encendidos y espárcelos sobre la ciudad». Así que el hombre lo hizo mientras yo observaba.

3 Cuando el hombre entró allí, los querubines estaban de pie en la parte sur del templo y la nube de gloria llenaba el atrio interior.

4 Entonces la gloria delSeñorse elevó por encima de los querubines y se dirigió hacia la entrada del templo. El templo se llenó con esa nube de gloria y el atrio resplandeció con la gloria delSeñor.

5 El sonido de las alas de los querubines sonaban como la voz del Dios Todopoderosoy podía oírse hasta en el atrio exterior.

6 ElSeñorle dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre los querubines y toma algunos carbones encendidos de entre las ruedas». Entonces el hombre entró y se paró junto a una de las ruedas.

7 Luego uno de los querubines extendió la mano y tomó algunas brasas de en medio del fuego que ardía entre ellos. Puso las brasas en las manos del hombre vestido de lino y el hombre las tomó y salió de allí.

8 (Todos los querubines tenían debajo de sus alas lo que parecían ser manos humanas).

9 Me fijé y cada uno de los cuatro querubines tenía una rueda a su lado y las ruedas brillaban como el berilo.

10 Las cuatro ruedas eran semejantes entre sí y estaban hechas de la misma manera; dentro de cada rueda había otra rueda que giraba en forma transversal.

11 Los querubines podían avanzar de frente en las cuatro direcciones, sin girar mientras se movían. Iban derecho en la dirección que tuvieran frente a ellos y nunca se desviaban.

12 Tanto los querubines como las ruedas estaban cubiertos de ojos. Los querubines tenían ojos por todo el cuerpo, incluso las manos, la espalda y las alas.

13 Oí que alguien hablaba de las ruedas como «las ruedas que giran».

14 Cada uno de los cuatro querubines tenía cuatro caras: la primera era la cara de un buey,la segunda era una cara humana, la tercera era la cara de un león y la cuarta era la cara de un águila.

15 Luego los querubines se elevaron. Eran los mismos seres vivientes que yo había visto junto al río Quebar.

16 Cuando los querubines se movían, las ruedas se movían con ellos. Cuando elevaban las alas para volar, las ruedas permanecían con ellos.

17 Cuando los querubines se detenían, las ruedas también se detenían. Cuando volaban hacia arriba, las ruedas subían, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

18 Luego la gloria delSeñorsalió de la entrada del templo y se sostenía en el aire por encima de los querubines.

19 Entonces, mientras yo observaba, los querubines volaron con sus ruedas a la puerta oriental del templo delSeñory la gloria del Dios de Israel se sostenía en el aire por encima de ellos.

20 Eran los mismos seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel cuando me encontraba junto al río Quebar. Sabía que eran querubines,

21 porque cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas y lo que parecían ser manos humanas debajo de las alas.

22 Además, sus caras eran como las caras de los seres que yo había visto junto al Quebar y se movían de frente y hacia adelante, tal como los otros.

Ezequiel 11

Juicio a los líderes de Israel

1 Luego el Espíritu me levantó y me llevó a la entrada oriental del templo delSeñor, donde vi a veinticinco hombres prominentes de la ciudad. Entre ellos estaban Jaazanías, hijo de Azur, y Pelatías, hijo de Benaía, quienes eran líderes del pueblo.

2 El Espíritu me dijo: «Hijo de hombre, estos son los hombres que piensan hacer maldades y dan consejos perversos en esta ciudad.

3 Le dicen al pueblo: “¿Acaso no es un buen momento para construir casas? Esta ciudad es como una olla de hierro. Aquí adentro estamos a salvo, como la carne en la olla”.

4 Por lo tanto, hijo de hombre, profetiza contra ellos en forma clara y a viva voz».

5 Entonces vino sobre mí el Espíritu delSeñor, y me ordenó que dijera: «Esto dice elSeñora los habitantes de Israel: “Yo sé lo que ustedes hablan, porque conozco cada pensamiento que les viene a la mente.

6 Ustedes asesinaron a muchos en esta ciudad y llenaron las calles con cadáveres.

7 »”Por lo tanto, esto dice elSeñorSoberano: es cierto que esta ciudad es una olla de hierro, pero los trozos de carne son las víctimas de la injusticia de ustedes. En cuanto a ustedes, pronto los sacaré a rastras de esta olla.

8 Les haré caer la espada de la guerra que tanto temen, dice elSeñorSoberano.

9 Los expulsaré de Jerusalén y los entregaré a extranjeros que ejecutarán mis castigos contra ustedes.

10 Serán masacrados hasta las fronteras de Israel. Ejecutaré juicio contra ustedes y sabrán que yo soy elSeñor.

11 No, esta ciudad no será una olla de hierro para ustedes ni estarán a salvo como la carne dentro de ella. Los juzgaré, incluso hasta las fronteras de Israel,

12 y sabrán que yo soy elSeñor. Pues se negaron a obedecer mis decretos y ordenanzas; en cambio, han imitado las costumbres de las naciones que los rodean”».

13 Mientras yo aún profetizaba, murió de repente Pelatías, hijo de Benaía. Entonces caí rostro en tierra y clamé: «OhSeñorSoberano, ¿vas a matar a todos en Israel?».

Esperanza para Israel en el destierro

14 Luego recibí este mensaje delSeñor:

15 «Hijo de hombre, el pueblo que aún queda en Jerusalén habla de ti, de tus parientes y de todos los israelitas desterrados. Dicen: “¡Ellos están lejos delSeñor, así que ahora él nos ha dado a nosotros la tierra que les pertenecía!”.

16 »Por lo tanto, diles a los desterrados: “Esto dice elSeñorSoberano: ‘A pesar de que los esparcí por los países del mundo, yo seré un santuario para ustedes durante su tiempo en el destierro.

17 Yo, elSeñorSoberano, los reuniré de entre las naciones adonde fueron esparcidos y les daré una vez más el territorio de Israel’”.

18 »Cuando los israelitas regresen a su patria, quitarán todo rastro de sus imágenes repugnantes y sus ídolos detestables.

19 Les daré integridad de corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Les quitaré su terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo,

20 para que obedezcan mis decretos y ordenanzas. Entonces, verdaderamente serán mi pueblo y yo seré su Dios.

21 Sin embargo, a todos los que añoren las imágenes repugnantes y los ídolos detestables, les daré su merecido por sus pecados. ¡Yo, elSeñorSoberano, he hablado!».

La gloria del Señor abandona a Jerusalén

22 Luego los querubines desplegaron las alas y se elevaron por el aire con las ruedas junto a ellos y la gloria del Dios de Israel se sostenía en el aire por encima de ellos.

23 Entonces la gloria delSeñorse levantó de la ciudad y se detuvo sobre la montaña que está al oriente.

24 Después el Espíritu de Dios me llevó de regreso a Babilonia,al pueblo desterrado. Así terminó la visión de mi visita a Jerusalén.

25 Entonces les relaté a los desterrados todo lo que elSeñorme había mostrado.