Eclesiastés 3

Todo a su debido tiempo

1 Hay una temporada para todo,

un tiempo para cada actividad bajo el cielo.

2 Un tiempo para nacer y un tiempo para morir.

Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar.

3 Un tiempo para matar y un tiempo para sanar.

Un tiempo para derribar y un tiempo para construir.

4 Un tiempo para llorar y un tiempo para reír.

Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar.

5 Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras.

Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse.

6 Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar.

Un tiempo para guardar y un tiempo para botar.

7 Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar.

Un tiempo para callar y un tiempo para hablar.

8 Un tiempo para amar y un tiempo para odiar.

Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.

9 ¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto trabajo?

10 He visto la carga que Dios puso sobre nuestros hombros.

11 Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.

12 Así que llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que alegrarse y disfrutar de la vida mientras podamos.

13 Además, la gente debería comer, beber y aprovechar el fruto de su trabajo, porque son regalos de Dios.

14 También sé que todo lo que Dios hace es definitivo. No se le puede agregar ni quitar nada. El propósito de Dios es que el ser humano le tema.

15 Los sucesos del presente ya ocurrieron en el pasado, y lo que sucederá en el futuro ya ocurrió antes, porque Dios hace que las mismas cosas se repitan una y otra vez.

Las injusticias de la vida

16 También noté que, bajo el sol, la maldad está presente en el juzgado. Sí, ¡hasta en los tribunales de justicia hay corrupción!

17 Me dije: «A su debido tiempo, Dios juzgará a todos, tanto a los malos como a los buenos, por cada cosa que hayan hecho».

18 También reflexioné acerca de la condición humana, sobre cómo Dios les hace ver a los seres humanos que son como los animales.

19 Pues tanto las personas como los animales tienen el mismo destino: ambos respirany ambos mueren. Así que las personas no tienen una verdadera ventaja sobre los animales. ¡Qué absurdo!

20 Ambos terminan en el mismo lugar: del polvo vienen y al polvo vuelven.

21 Pues, ¿quién puede demostrar que el espíritu humano va hacia arriba y el espíritu de los animales desciende al fondo de la tierra?

22 Entonces me di cuenta de que no hay nada mejor para la gente que ser feliz con su trabajo. Ese es nuestro destino, y nadie nos puede traer de regreso para ver qué pasa después de que hayamos muerto.

Eclesiastés 4

1 Además, observé toda la opresión que sucede bajo el sol. Vi las lágrimas de los oprimidos, y no había nadie para consolarlos. Los opresores tienen mucho poder y sus víctimas son indefensas.

2 Entonces llegué a la conclusión de que los muertos están mejor que los vivos;

3 pero los más afortunados de todos son los que aún no nacen, porque no han visto toda la maldad que se comete bajo el sol.

4 Luego observé que a la mayoría de la gente le interesa alcanzar el éxito porque envidia a sus vecinos; pero eso tampoco tiene sentido, es como perseguir el viento.

5 «Los necios se cruzan de brazos,

y acaban en la ruina».

6 Sin embargo,

«es mejor tener un puñado con tranquilidad

que tener dos puñados con mucho esfuerzo

y perseguir el viento».

Las ventajas de tener compañía

7 También observé otro ejemplo de algo absurdo bajo el sol.

8 Es el caso de un hombre que está totalmente solo, sin hijos ni hermanos, no obstante trabaja mucho para acumular toda la riqueza posible. Sin embargo, luego se pregunta: «¿Para quién trabajo? ¿Por qué me privo de tantos placeres?». Nada tiene sentido, todo es tan deprimente.

9 Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito.

10 Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.

11 Del mismo modo, si dos personas se recuestan juntas, pueden brindarse calor mutuamente; pero ¿cómo hace uno solo para entrar en calor?

12 Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente.

La inutilidad del poder político

13 Es mejor ser un joven pobre pero sabio que ser un rey viejo y necio que rechaza todo consejo.

14 Un joven así podría salir de la pobreza y triunfar. Hasta podría llegar a ser rey, aunque hubiera estado en la cárcel.

15 Sin embargo, luego todo el mundo corre a aliarse con otro jovenque lo reemplaza.

16 Lo rodean innumerables multitudes,pero luego surge otra generación y lo rechaza a él también. Así que nada tiene sentido, es como perseguir el viento.

Eclesiastés 5

Precauciones al acercarse a Dios

1 Cuando entres en la casa de Dios, abre los oídos y cierra la boca. El que presenta ofrendas a Dios sin pensar hace mal.

2 No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras.

3 Demasiada actividad trae pesadillas; demasiadas palabras te hacen necio.

4 Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple todas las promesas que le hagas.

5 Es mejor no decir nada que hacer promesas y no cumplirlas.

6 No dejes que tu boca te haga pecar, y no te defiendas ante el mensajero del templo al decir que la promesa que hiciste fue un error. Esa actitud enojaría a Dios y quizá destruya todo lo que has logrado.

7 Hablar no cuesta nada, es como soñar despierto y tantas otras actividades inútiles. Tú, en cambio, teme a Dios.

La inutilidad de las riquezas

8 No te sorprendas si ves que un poderoso oprime a un pobre o que no se hace justicia en toda la tierra. Pues todo funcionario está bajo las órdenes de otro superior a él, y la justicia se pierde entre trámites y burocracia.

9 ¡Hasta el rey saca todo lo que puede de la tierra para su propio beneficio!

10 Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!

11 Cuanto más tengas, más se te acercará la gente para ayudarte a gastarlo. Por lo tanto, ¿de qué sirven las riquezas? ¡Quizás solo para ver cómo se escapan de las manos!

12 La gente trabajadora siempre duerme bien, coma mucho o coma poco; pero los ricos rara vez tienen una buena noche de descanso.

13 He notado otro gran problema bajo el sol: acaparar riquezas perjudica al que ahorra.

14 Se invierte dinero en negocios arriesgados que fracasan, y entonces todo se pierde. A fin de cuentas, no queda nada para dejarles a los hijos.

15 Todos llegamos al final de nuestra vida tal como estábamos el día que nacimos: desnudos y con las manos vacías. No podemos llevarnos las riquezas al morir.

16 Esto es otro problema muy serio: las personas no se van de este mundo mejor de lo que llegaron. Todo su esfuerzo es en vano, como si trabajaran para el viento.

17 Viven toda su vida bajo una carga pesada: con enojo, frustración y desánimo.

18 Aun así, he notado al menos una cosa positiva. Es bueno que la gente coma, beba y disfrute del trabajo que hace bajo el sol durante el corto tiempo de vida que Dios le concedió, y que acepte su destino.

19 También es algo bueno recibir riquezas de parte de Dios y la buena salud para disfrutarlas. Disfrutar del trabajo y aceptar lo que depara la vida son verdaderos regalos de Dios.

20 A esas personas Dios las mantiene tan ocupadas en disfrutar de la vida que no pasan tiempo rumiando el pasado.

Eclesiastés 6

1 He visto otro mal terrible bajo el sol que pesa tremendamente sobre la humanidad.

2 Dios les da a algunos mucha riqueza, honor y todo lo que pudieran desear, pero luego no les da la oportunidad de disfrutar de esas cosas. Se mueren, y algún otro —incluso un extraño— termina disfrutando de toda esa abundancia. Eso no tiene sentido, es una tragedia terrible.

3 Un hombre podría tener cien hijos y llegar a vivir muchos años. Pero si no encuentra satisfacción en la vida y ni siquiera recibe un entierro digno, sería mejor para él haber nacido muerto.

4 Entonces su nacimiento habría sido insignificante, y él habría terminado en la oscuridad. Ni siquiera habría tenido un nombre

5 ni habría visto la luz del sol o sabido que existía. Sin embargo, habría gozado de más paz que si hubiera crecido para convertirse en un hombre infeliz.

6 Podría vivir mil años o el doble, y ni aun así encontrar satisfacción; y si al final de cuentas tiene que morir como todos, ¿de qué le sirve?

7 Toda la gente se pasa la vida trabajando para tener qué comer, pero parece que nunca le alcanza.

8 Entonces, ¿de verdad están los sabios en mejores condiciones que los necios? ¿Ganan algo los pobres con ser sabios y saber comportarse frente a otros?

9 Disfruta de lo que tienes en lugar de desear lo que no tienes; soñar con tener cada vez más no tiene sentido, es como perseguir el viento.

El futuro: algo definido y a la vez incierto

10 Todo ha sido decidido. Ya se sabía desde hace tiempo lo que cada persona habría de ser. Así que no sirve de nada discutir con Dios acerca de tu destino.

11 Cuantas más palabras decimos, menos sentido tienen. Entonces, ¿para qué sirven?

12 En la brevedad de nuestra vida sin sentido, ¿quién conoce cómo pasar mejor nuestros días? Nuestra vida es como una sombra. ¿Quién sabe lo que sucederá en este mundo después de la muerte?

Eclesiastés 7

Sabiduría para la vida

1 Vale más una buena reputación que un perfume costoso.

Y el día que morimos es mejor que el día que nacemos.

2 Vale más pasar el tiempo en funerales que en festejos.

Al fin y al cabo, todos morimos,

así que los que viven deberían tenerlo muy presente.

3 Es mejor el llanto que la risa,

porque la tristeza tiende a pulirnos.

4 El que es sabio piensa mucho en la muerte,

mientras que el necio solo piensa en divertirse.

5 Es mejor ser criticado por un sabio

que alabado por un necio.

6 La risa del necio se apaga enseguida,

como los espinos que crepitan en el fuego.

Eso tampoco tiene sentido.

7 La extorsión vuelve necio al sabio,

y el soborno corrompe el corazón.

8 Vale más terminar algo que empezarlo.

Vale más la paciencia que el orgullo.

9 Controla tu carácter,

porque el enojo es el distintivo de los necios.

10 No añores «viejos tiempos»;

no es nada sabio.

11 La sabiduría es aún mejor cuando uno tiene dinero;

ambas cosas son de beneficio a lo largo de la vida.

12 La sabiduría y el dinero abren casi todas las puertas,

pero solo la sabiduría puede salvarte la vida.

13 Acepta el modo en que Dios hace las cosas,

porque, ¿quién puede enderezar lo que él torció?

14 Disfruta de la prosperidad mientras puedas,

pero cuando lleguen los tiempos difíciles, reconoce que ambas cosas provienen de Dios.

Recuerda que nada es seguro en esta vida.

Los límites de la sabiduría humana

15 He visto de todo en esta vida sin sentido, incluso jóvenes buenos que mueren y personas malvadas que tienen una vida larga.

16 Así que, ¡no seas demasiado bueno ni demasiado sabio! ¿Para qué destruirte a ti mismo?

17 Por otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes de tiempo?

18 Presta atención a estas instrucciones, porque todo el que teme a Dios evitará caer en ambos extremos.

19 ¡Un solo sabio es más fuerte que diez ciudadanos prominentes de una ciudad!

20 No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque.

21 No escuches conversaciones ajenas a escondidas: podrías escuchar que tu siervo te maldice.

22 Pues sabes bien de las veces que tú mismo maldijiste a otros.

23 Siempre hice todo lo posible para que la sabiduría guiara mis acciones y mis pensamientos. Me dije: «Me propongo ser sabio», pero no funcionó.

24 La sabiduría siempre está lejos y es difícil de encontrar.

25 Busqué por todas partes, decidido a encontrarla y a entender la razón de las cosas. Me había propuesto demostrarme a mí mismo que la maldad es una tontería y la insensatez, una locura.

26 Descubrí que una mujer seductoraes una trampa más amarga que la muerte. Su pasión es una red, y sus manos suaves son cadenas. Los que agradan a Dios escaparán de ella, pero los pecadores caerán en su trampa.

27 «Llegué a la siguiente conclusión —dice el Maestro—, la descubrí después de analizar la cuestión desde todos los ángulos posibles.

28 Aunque lo he investigado una y otra vez, veo que aún no encuentro lo que buscaba. Hay solo un hombre virtuoso entre mil, ¡pero ni una sola mujer!

29 Sin embargo, sí encontré lo siguiente: Dios creó al ser humano para que sea virtuoso, pero cada uno decidió seguir su propio camino descendente».

Eclesiastés 8

1 Qué maravilloso es ser sabio,

poder analizar e interpretar las cosas.

La sabiduría ilumina el rostro de una persona,

suaviza la dureza de sus facciones.

La obediencia al rey

2 Obedece al rey porque lo juraste ante Dios.

3 No trates de evitar cumplir con tu deber ni te juntes con los que conspiran maldad, porque el rey puede hacer lo que se le antoje.

4 Sus órdenes tienen el respaldo de su gran poder. Nadie puede oponerse ni cuestionarlas.

5 Quienes lo obedezcan no serán castigados. Los sabios encontrarán el momento y la forma de hacer lo correcto,

6 pues hay un tiempo y un modo para cada cosa, incluso cuando uno está en apuros.

7 Además, ¿cómo puede uno evitar lo que no sabe que está por suceder?

8 Nadie puede retener su espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su muerte. No hay forma de escapar de esa cita obligatoria: esa batalla oscura. Y al enfrentarse con la muerte, la maldad no rescatará al malvado.

El malvado y el justo

9 He reflexionado mucho acerca de todo lo que ocurre bajo el sol, donde las personas tienen poder para herirse unas a otras.

10 He visto que hay malvados que reciben honores en su entierro. Sin embargo, eran los mismos que frecuentaban el templo, ¡y hoy se les alabaen la misma ciudad donde cometieron sus delitos! Eso tampoco tiene sentido.

11 Cuando no se castiga enseguida un delito, la gente siente que no hay peligro en cometer maldades.

12 Sin embargo, aunque una persona peque cien veces y siga gozando de muchos años de vida, yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios.

13 Los malvados no prosperarán, porque no temen a Dios. Sus días nunca se prolongarán, como lo hacen las sombras del anochecer.

14 Y eso no es todo lo que carece de sentido en nuestro mundo. En esta vida, a las personas buenas se les suele tratar como si fueran malvadas, y a las malvadas, como si fueran buenas. ¡Eso no tiene ningún sentido!

15 Entonces sugiero que se diviertan, ya que en este mundo no hay nada mejor para la gente que comer, beber y disfrutar de la vida. De ese modo, tendrán algo de felicidad junto con todo el arduo trabajo que Dios les da bajo el sol.

16 Mientras buscaba la sabiduría y observaba las cargas que lleva la gente aquí en la tierra, descubrí que la actividad no cesa ni de día ni de noche.

17 Me di cuenta de que nadie puede descubrir todo lo que Dios está haciendo bajo el sol. Ni siquiera los más sabios lo descubren todo, no importa lo que digan.

Eclesiastés 9

La muerte nos llega a todos

1 También me dediqué a investigar lo siguiente: si bien Dios tiene en sus manos las acciones de los sabios y de los justos, nadie sabe si Dios les mostrará su favor.

2 A la larga, a todos les espera el mismo destino, sean justos o malvados, buenos o malos,religiosos o no religiosos, estén o no ceremonialmente puros. Las personas buenas reciben el mismo trato que los pecadores, y las personas que hacen promesas a Dios reciben el mismo trato que los que no las hacen.

3 ¡Parece tan mal que todo el mundo bajo el sol tenga el mismo destino! Ya torcida por el mal, la gente elige su propio camino de locura, porque nadie tiene esperanza. Sea como fuere, lo único que hay por delante es la muerte.

4 Hay esperanza solo para los que están vivos. Como se suele decir: «¡Más vale perro vivo que león muerto!».

5 Los que están vivos al menos saben que un día van a morir, pero los muertos no saben nada. Ya no reciben más recompensas, y nadie los recuerda.

6 Lo que hayan hecho en su vida —amar, odiar, envidiar— pasó ya hace mucho. Ya no son parte de nada en este mundo.

7 Así que, ¡adelante! Come tus alimentos con alegría y bebe tu vino con un corazón contento, ¡porque Dios lo aprueba!

8 ¡Vístete con ropa elegante y échate un poco de perfume!

9 Vive feliz junto a la mujer que amas, todos los insignificantes días de vida que Dios te haya dado bajo el sol. La esposa que Dios te da es la recompensa por todo tu esfuerzo terrenal.

10 Todo lo que hagas, hazlo bien, pues cuando vayas a la tumbano habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni sabiduría.

11 Observé algo más bajo el sol. El corredor más veloz no siempre gana la carrera y el guerrero más fuerte no siempre gana la batalla. Los sabios a veces pasan hambre, los habilidosos no necesariamente son ricos, y los bien instruidos no siempre tienen éxito en la vida. Todo depende de la suerte, de estar en el lugar correcto en el momento oportuno.

12 La gente nunca puede predecir cuándo vendrán tiempos difíciles. Como los peces en la red o los pájaros en la trampa, la gente queda atrapada por tragedias repentinas.

Reflexiones sobre la sabiduría y la necedad

13 Hay otro aspecto de la sabiduría que me quedó grabado al observar cómo funciona el mundo.

14 Había una ciudad pequeña con unos cuantos habitantes, y vino un rey poderoso con su ejército y la sitió.

15 Un hombre pobre pero sabio sabía cómo salvar la ciudad, y así la ciudad fue rescatada. Sin embargo, pasado el incidente, a nadie se le ocurrió darle las gracias.

16 Por lo tanto, aunque la sabiduría es mejor que la fuerza, los sabios —si son pobres— también serán despreciados. Lo que digan no será valorado por mucho tiempo.

17 Es mejor oír las palabras suaves de una persona sabia

que los gritos de un rey necio.

18 Es mejor tener sabiduría que armas de guerra,

pero un solo pecador puede destruir muchas cosas buenas.

Eclesiastés 10

1 Así como las moscas muertas apestan todo un frasco de perfume,

una pizca de necedad arruina gran sabiduría y honor.

2 Una persona sabia elige el camino correcto;

el necio toma el rumbo equivocado.

3 ¡Se puede identificar a los necios

tan solo de ver cómo andan por la calle!

4 Si tu jefe se enoja contigo, ¡no renuncies a tu puesto!

Un espíritu sereno puede superar grandes errores.

Las ironías de la vida

5 He visto otro mal bajo el sol: los reyes y gobernantes cometen un grave error

6 cuando le otorgan gran autoridad a gente necia y asignan cargos inferiores a personas con capacidad comprobada.

7 Hasta he visto sirvientes cabalgar como príncipes, ¡y príncipes andar a pie como si fueran sirvientes!

8 Cuando cavas un pozo,

puedes caerte en él.

Cuando derrumbas una pared vieja,

puede morderte una serpiente.

9 Cuando trabajas en una cantera,

las piedras pueden caerte encima y aplastarte.

Cuando cortas leña,

se corre peligro en cada golpe del hacha.

10 Si se usa un hacha sin filo hay que hacer doble esfuerzo,

por lo tanto, afila la hoja.

Ahí está el valor de la sabiduría:

ayuda a tener éxito.

11 Si una serpiente te muerde antes de que la encantes,

¿de qué te sirve ser encantador de serpientes?

12 Las palabras sabias traen aprobación,

pero a los necios, sus propias palabras los destruyen.

13 Los necios basan sus pensamientos en suposiciones insensatas,

por lo tanto, llegan a conclusiones locas y malvadas;

14 hablan y hablan sin parar.

Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que va a suceder,

nadie puede predecir el futuro.

15 Los necios se agotan tanto con un poco de trabajo

que ni siquiera saben cómo regresar a su casa.

16 ¡Qué tristeza sufrirá el pueblo gobernado por un sirviente,

cuyos líderes hacen fiesta desde la mañana!

17 Dichoso el pueblo que tiene por rey a un líder noble

y cuyos dirigentes festejan en el momento apropiado

para trabajar con fuerza y no para emborracharse.

18 Por la pereza se hunde el techo;

por el ocio gotea la casa.

19 Una fiesta da alegría;

un buen vino, felicidad;

¡y el dinero lo da todo!

20 Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente;

y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio.

Pues un pajarito podría transmitir tu mensaje

y contarles lo que dijiste.

Eclesiastés 11

Las incertidumbres de la vida

1 Envía tu grano por los mares,

y a su tiempo recibirás ganancias.

2 Coloca tus inversiones en varios lugares,

porque no sabes qué riesgos podría haber más adelante.

3 Cuando las nubes están cargadas, vienen las lluvias.

Un árbol puede caer hacia el norte o hacia el sur, pero donde cae, allí queda.

4 El agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra;

si contempla cada nube, nunca cosecha.

5 Así como no puedes entender el rumbo que toma el viento ni el misterio de cómo crece un bebecito en el vientre de su madre,tampoco puedes entender cómo actúa Dios, quien hace todas las cosas.

6 Siembra tu semilla por la mañana, y por la tarde no dejes de trabajar porque no sabes si la ganancia vendrá de una actividad o de la otra, o quizás de ambas.

Consejos para jóvenes y ancianos

7 La luz es agradable; qué hermoso es ver el amanecer de un nuevo día.

8 Si alguien llega a la ancianidad, que disfrute de cada día de vida; pero que también recuerde que habrá muchos días oscuros. Todo lo que aún vendrá carece de sentido.

9 Gente joven:¡la juventud es hermosa! Disfruten de cada momento de ella. Hagan todo lo que quieran hacer, ¡no se pierdan nada! Pero recuerden que tendrán que rendirle cuentas a Dios de cada cosa que hagan.

10 Así que dejen de preocuparse y mantengan un cuerpo sano; pero tengan presente que la juventud —con toda la vida por delante— no tiene sentido.

Eclesiastés 12

1 No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable».

2 Acuérdate de él antes de que la luz del sol, de la luna y de las estrellas se vuelva tenue a tus ojos viejos, y las nubes negras oscurezcan para siempre tu cielo.

3 Acuérdate de él antes de que tus piernas —guardianas de tu casa— empiecen a temblar, y tus hombros —los guerreros fuertes— se encorven. Acuérdate de él antes de que tus dientes —esos pocos sirvientes que te quedan— dejen de moler, y tus pupilas —las que miran por las ventanas— ya no vean con claridad.

4 Acuérdate de él antes de que la puerta de las oportunidades de la vida se cierre y disminuya el sonido de la actividad diaria. Ahora te levantas con el primer canto de los pájaros, pero un día todos esos trinos apenas serán perceptibles.

5 Acuérdate de él antes de que tengas miedo de caerte y te preocupes de los peligros de la calle; antes de que el cabello se te ponga blanco como un almendro en flor y arrastres los pies sin energía como un saltamontes moribundo, y la alcaparra ya no estimule el deseo sexual. Acuérdate de él antes de que te falte poco para llegar a la tumba —tu hogar eterno— donde los que lamentan tu muerte llorarán en tu entierro.

6 Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo.

7 Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.

Reflexiones finales acerca del Maestro

8 «Nada tiene sentido —dice el Maestro—, ningún sentido en absoluto».

9 Ten en cuenta lo siguiente: el Maestro fue considerado sabio y le enseñó a la gente todo lo que sabía. Escuchó con atención muchos proverbios, los estudió y los clasificó.

10 El Maestro se esmeró por encontrar las palabras correctas para expresar las verdades con claridad.

11 Las palabras de los sabios son como el aguijón para el ganado: dolorosas pero necesarias. El conjunto de sus dichos es como la vara con clavos que usa el pastorpara guiar a sus ovejas.

12 Pero ahora, hijo mío, déjame darte un consejo más: ten cuidado, porque escribir libros es algo que nunca termina y estudiar mucho te agota.

13 Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos.

14 Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto, sea bueno o sea malo.