Salmos 150

1 ¡Alabado sea elSeñor!

Alaben a Dios en su santuario;

¡alábenlo en su poderoso cielo!

2 Alábenlo por sus obras poderosas;

¡alaben su grandeza sin igual!

3 Alábenlo con un fuerte toque del cuerno de carnero;

¡alábenlo con la lira y el arpa!

4 Alábenlo con panderetas y danzas;

¡alábenlo con instrumentos de cuerda y con flautas!

5 Alábenlo con el sonido de los címbalos;

alábenlo con címbalos fuertes y resonantes.

6 ¡Que todo lo que respira cante alabanzas alSeñor!

¡Alabado sea elSeñor!

Job 1

Prólogo

1 Había un hombre llamado Job que vivía en la tierra de Uz. Era un hombre intachable, de absoluta integridad, que tenía temor de Dios y se mantenía apartado del mal.

2 Tenía siete hijos y tres hijas.

3 Poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas burras; también tenía muchos sirvientes. En realidad, era la persona más rica de toda aquella región.

4 Los hijos de Job se turnaban en preparar banquetes en sus casas e invitaban a sus tres hermanas para que celebraran con ellos.

5 Cuando las fiestas terminaban —a veces después de varios días— Job purificaba a sus hijos. Se levantaba temprano por la mañana y ofrecía una ofrenda quemada por cada uno de ellos, porque pensaba: «Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en el corazón». Esta era una práctica habitual de Job.

Primera prueba de Job

6 Un día los miembros de la corte celestialllegaron para presentarse delante delSeñor, y el Acusador, Satanás,vino con ellos.

7 ElSeñorle preguntó a Satanás:

—¿De dónde vienes?

Satanás contestó alSeñor:

—He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre.

8 Entonces elSeñorpreguntó a Satanás:

—¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.

9 Satanás le respondió alSeñor:

—Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios:

10 siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es!

11 Así que extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!

12 —Muy bien, puedes probarlo —dijo elSeñora Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico.

Entonces Satanás salió de la presencia delSeñor.

13 Un día cuando los hijos y las hijas de Job celebraban en casa del hermano mayor,

14 llegó un mensajero a casa de Job con las siguientes noticias: «Sus bueyes estaban arando y los burros comiendo a su lado,

15 cuando los sabeos nos asaltaron. Robaron todos los animales y mataron a los trabajadores, y yo soy el único que escapó para contárselo».

16 Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó otro con esta noticia: «Cayó del cielo el fuego de Dios y calcinó a las ovejas y a todos los pastores; yo soy el único que escapó para contárselo».

17 Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó un tercero con esta noticia: «Tres bandas de saqueadores caldeos robaron sus camellos y mataron a los sirvientes; yo soy el único que escapó para contárselo».

18 No había terminado de hablar el tercer mensajero cuando llegó otro con esta noticia: «Sus hijos e hijas estaban festejando en casa del hermano mayor y,

19 de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».

20 Job se levantó y rasgó su vestido en señal de dolor; después se rasuró la cabeza y se postró en el suelo para adorar

21 y dijo:

«Desnudo salí del vientre de mi madre,

y desnudo estaré cuando me vaya.

ElSeñorme dio lo que tenía,

y elSeñorme lo ha quitado.

¡Alabado sea el nombre delSeñor!».

22 A pesar de todo, Job no pecó porque no culpó a Dios.

Job 2

Segunda prueba de Job

1 Un día los miembros de la corte celestialllegaron nuevamente para presentarse delante delSeñor, y el Acusador, Satanás,vino con ellos.

2 ElSeñorle preguntó:

—¿De dónde vienes?

Satanás contestó alSeñor:

—He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre.

3 Entonces elSeñorle preguntó a Satanás:

—¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal. Además ha conservado su integridad a pesar de que tú me incitaste a que le hiciera daño sin ningún motivo.

4 Satanás respondió alSeñor:

—¡Piel por piel! Cualquier hombre renunciaría a todo lo que tiene para salvar su vida.

5 Así que extiende tu mano y quítale la salud, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!

6 —Muy bien, haz con él lo que quieras —dijo elSeñora Satanás—, pero no le quites la vida.

7 Entonces Satanás salió de la presencia delSeñore hirió a Job con terribles llagas en la piel, desde la cabeza hasta los pies.

8 Job, sentado entre cenizas, se rascaba con un trozo de teja.

9 Su esposa le dijo: «¿Todavía intentas conservar tu integridad? Maldice a Dios y muérete».

10 Sin embargo, Job contestó: «Hablas como una mujer necia. ¿Aceptaremos solo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo?». A pesar de todo, Job no dijo nada incorrecto.

Los tres amigos de Job comparten su angustia

11 Cuando tres de los amigos de Job se enteraron de la tragedia que había sufrido, viajaron juntos desde sus respectivos hogares para consolarlo y confortarlo. Sus nombres eran Elifaz, el temanita; Bildad, el suhita y Zofar, el naamatita.

12 Cuando vieron a Job de lejos, apenas lo reconocieron. Con fuertes lamentos, rasgaron sus vestidos y echaron polvo al aire sobre sus cabezas en señal de dolor.

13 Entonces, durante siete días y siete noches, se sentaron en el suelo junto a Job, y ninguno le decía nada porque veían que su sufrimiento era demasiado grande para expresarlo con palabras.

Job 3

Primer discurso de Job

1 Por fin habló Job y maldijo el día de su nacimiento.

2 Dijo:

3 «Que sea borrado el día en que nací,

y la noche en que fui concebido.

4 Que ese día se convierta en oscuridad;

que se pierda aun para Dios en las alturas,

y que ninguna luz brille en él.

5 Que la oscuridad y la penumbra absoluta reclamen ese día para sí;

que una nube negra lo ensombrezca

y la oscuridad lo llene de terror.

6 Que esa noche sea borrada del calendario

y que nunca más se cuente entre los días del año

ni aparezca entre los meses.

7 Que esa noche sea estéril,

que no tenga ninguna alegría.

8 Que maldigan ese día los expertos en maldiciones,

los que, con una maldición, podrían despertar al Leviatán.

9 Que las estrellas de la mañana de ese día permanezcan en oscuridad;

que en vano espere la luz

y que nunca llegue a ver la aurora.

10 Maldigo ese día por no haber cerrado el vientre de mi madre,

por haberme dejado nacer para presenciar toda esta desgracia.

11 »¿Por qué no nací muerto?

¿Por qué no morí al salir del vientre?

12 ¿Por qué me pusieron en las rodillas de mi madre?

¿Por qué me alimentó con sus pechos?

13 Si hubiera muerto al nacer, ahora descansaría en paz;

estaría dormido y en reposo.

14 Descansaría con los reyes y con los primeros ministros del mundo,

cuyos grandiosos edificios ahora yacen en ruinas.

15 Descansaría junto a príncipes, ricos en oro,

cuyos palacios estuvieron llenos de plata.

16 ¿Por qué no me enterraron como a un niño que nace muerto,

como a un niño que nunca vivió para ver la luz?

17 Pues una vez muertos, los malvados no causan más problemas

y los cansados encuentran reposo.

18 Aun los cautivos logran tranquilidad en la muerte,

donde no hay guardias que los maldigan.

19 El rico y el pobre están allí,

y el esclavo se libera de su dueño.

20 »Oh, ¿por qué dar luz a los desdichados,

y vida a los amargados?

21 Ellos desean la muerte, pero no llega;

buscan la muerte con más fervor que a tesoro escondido.

22 Se llenan de alegría cuando finalmente mueren,

y se regocijan cuando llegan a la tumba.

23 ¿Por qué dar vida a los que no tienen futuro,

a quienes Dios ha rodeado de dificultades?

24 No puedo comer a causa de mis suspiros;

mis gemidos se derraman como el agua.

25 Lo que yo siempre había temido me ocurrió;

se hizo realidad lo que me horrorizaba.

26 No tengo paz ni tranquilidad;

no tengo descanso; solo me vienen dificultades».

Job 4

Primera respuesta de Elifaz a Job

1 Entonces Elifaz el temanita respondió a Job:

2 «¿Podrías ser paciente y permitirme que te diga unas palabras?

Pues, ¿quién podría quedarse callado?

3 »Antes alentabas a mucha gente

y fortalecías a los débiles.

4 Tus palabras daban apoyo a los que caían;

animabas a los de rodillas temblorosas.

5 Sin embargo, ahora que las desgracias te acosan, te desanimas;

te llenas de miedo cuando te afectan a ti.

6 ¿No te da confianza tu reverencia a Dios?

¿No te da esperanza tu vida de integridad?

7 »¡Detente a pensar! ¿Mueren los inocentes?

¿Cuándo han sido destruidos los justos?

8 La experiencia me dice que los que siembran problemas

y cultivan el mal, eso cosecharán.

9 Un soplo de Dios los destruye

y se desvanecen con una ráfaga de su enojo.

10 Ruge el león y gruñen los gatos monteses,

pero a los leones fuertes se les romperán los dientes.

11 El feroz león morirá de hambre por falta de presa,

y los cachorros de la leona serán dispersados.

12 »En secreto recibí esta verdad,

como si me la hubieran susurrado al oído.

13 Me llegó en una inquietante visión durante la noche,

cuando la gente duerme profundamente.

14 El miedo se apoderó de mí,

y mis huesos temblaron.

15 Un espíritupasó frente a mi cara,

y se me pusieron los pelos de punta.

16 El espíritu se detuvo, pero no pude ver su forma;

había una silueta delante de mis ojos.

En el silencio, oí una voz que dijo:

17 “¿Puede un mortal ser inocente ante Dios?

¿Puede alguien ser puro ante el Creador?”.

18 »Si Dios no confía en sus propios ángeles

y acusa a sus mensajeros de necedad,

19 ¡cuánto menos confiará en los seres humanos hechos de barro!

Están hechos de polvo, son aplastados tan fácilmente como una polilla.

20 Están vivos en la mañana pero muertos por la tarde

y desaparecen para siempre sin dejar rastro.

21 Se les arrancan las cuerdas, se derrumba la carpa

y mueren en ignorancia.

Job 5

Continúa la respuesta de Elifaz

1 »Por más que grites por ayuda, ¿quién te responderá?

¿Cuál de los ángeleste ayudará?

2 Te aseguro que el resentimiento destruye al necio,

y los celos matan al ingenuo.

3 He visto a los necios triunfar momentáneamente en la vida,

pero después llega la calamidad repentina.

4 Sus hijos quedan abandonados y lejos de toda ayuda;

los oprimen en el tribunal y no hay quien los defienda.

5 Su cosecha la devoran los hambrientos,

aun cuando esté rodeada de zarzas;

los sedientos jadean tras su riqueza.

6 El mal no germina del suelo

ni la aflicción brota de la tierra,

7 pero la gente nace para tener problemas

tan cierto como que las chispas vuelan del fuego.

8 »Si yo estuviera en tu lugar, me acercaría a Dios

y le presentaría mi caso.

9 Él hace grandezas, demasiado maravillosas para comprenderlas,

y realiza milagros incontables.

10 Él envía lluvia a la tierra

y agua a los campos.

11 Él hace prosperar a los pobres

y protege a los que sufren.

12 Él frustra los planes de los que traman

para que el trabajo de sus manos no prospere.

13 Él atrapa a los sabios en su propia astucia

y desbarata sus ingeniosas maquinaciones.

14 Encuentran oscuridad en pleno día

y andan a tientas al mediodía, como si fuera de noche.

15 Él rescata a los pobres de las palabras hirientes de los fuertes

y los rescata de las garras de los poderosos;

16 por fin los pobres tienen esperanza

y las fauces de los malvados son cerradas.

17 »¡Pero considera la alegría de aquellos a quienes Dios corrige!

Cuando peques, no menosprecies la disciplina del Todopoderoso.

18 Pues aunque él hiere, también venda las heridas;

él golpea, pero sus manos también sanan.

19 Te rescatará de seis desastres;

aun en el séptimo, te guardará del mal.

20 Te salvará de la muerte en tiempo de hambre

y del poder de la espada en tiempo de guerra.

21 Estarás seguro ante la calumnia

y no tendrás miedo cuando llegue la destrucción.

22 Te reirás de la destrucción y del hambre,

y no tendrás terror de los animales salvajes.

23 Estarás en paz con las piedras del campo

y los animales salvajes estarán en paz contigo.

24 Sabrás que tu hogar está seguro;

cuando revises tus posesiones, no te faltará nada.

25 Tendrás muchos hijos;

¡tus descendientes serán tan abundantes como la hierba!

26 Llegarás a la tumba de edad avanzada,

¡como una gavilla de grano cosechada a su debido tiempo!

27 »Hemos estudiado la vida y resulta que todo esto es verdad;

escucha mi consejo y aplícalo a ti mismo».

Job 6

Segundo discurso de Job: respuesta a Elifaz

1 Entonces Job habló de nuevo:

2 «Si se pudiera pesar mi sufrimiento

y poner mis problemas en la balanza,

3 pesarían más que toda la arena del mar.

Por eso hablé impulsivamente.

4 Pues el Todopoderoso me ha derribado con sus flechas;

y el veneno de ellas infecta mi espíritu.

Los terrores de Dios están alineados contra mí.

5 ¿Acaso no tengo derecho a quejarme?

¿No rebuznan los burros salvajes cuando no encuentran hierba

y mugen los bueyes cuando no tienen qué comer?

6 ¿No se queja la gente cuando a la comida le falta sal?

¿Hay alguien que desee comer la insípida clara del huevo?

7 Cuando la miro, mi apetito desaparece;

¡solo pensar en comerla me da asco!

8 »¡Ah, que se otorgara mi petición!

¡Que Dios me concediera mi deseo!

9 Quisiera que él me aplastara,

quisiera que extendiera su mano y me matara.

10 Al menos puedo consolarme con esto:

a pesar del dolor,

no he negado las palabras del Santo;

11 pero no tengo fuerzas para seguir,

no tengo nada por lo cual vivir.

12 ¿Tengo yo la fuerza de una roca?

¿Está mi cuerpo hecho de bronce?

13 No, estoy desamparado por completo,

sin ninguna oportunidad de salir adelante.

14 »Uno debería ser compasivo con un amigo abatido,

pero tú me acusas sin ningún temor del Todopoderoso.

15 Hermanos míos, han demostrado ser tan poco confiables como un arroyo de temporada

que desborda su cauce en la primavera,

16 cuando crece por el hielo y por la nieve derretida;

17 pero en la estación cálida, el agua desaparece

y el arroyo se desvanece en el calor.

18 Las caravanas se desvían de su ruta para refrescarse,

pero no hay nada para beber y por eso mueren.

19 Las caravanas de Temán van en busca de esta agua;

los viajeros de Saba esperan encontrarla.

20 Confían que esté pero se decepcionan;

cuando llegan, sus esperanzas se desvanecen.

21 Tampoco ustedes han sido de ayuda,

han visto mi calamidad y les da miedo.

22 Pero ¿por qué? ¿Alguna vez les he pedido que me regalen algo?

¿Les he suplicado que me den algo suyo?

23 ¿Les he pedido que me rescaten de mis enemigos

o que me salven de personas despiadadas?

24 Enséñenme, y me quedaré callado;

muéstrenme en qué me equivoqué.

25 Las palabras sinceras pueden causar dolor,

pero ¿de qué sirven sus críticas?

26 ¿Creen que sus palabras son convincentes

cuando ignoran mi grito de desesperación?

27 Ustedes hasta serían capaces de enviar a un huérfano a la esclavitud

o de vender a un amigo.

28 ¡Mírenme!

¿Les mentiría en su propia cara?

29 Dejen de suponer que soy culpable,

porque no he hecho nada malo.

30 ¿Piensan que estoy mintiendo?

¿Acaso no conozco la diferencia entre el bien y el mal?

Job 7

1 »¿No es toda la vida humana una lucha?

Nuestra vida es como la de un jornalero,

2 como la de un trabajador que anhela estar bajo la sombra,

como la de un sirviente que espera cobrar su sueldo.

3 A mí también me ha tocado vivir meses en vano,

largas y pesadas noches de miseria.

4 Tumbado en la cama, pienso: “¿Cuándo llegará la mañana?”;

pero la noche se alarga y doy vueltas hasta el amanecer.

5 Mi cuerpo está cubierto de gusanos y de costras;

se me abre la piel y supura pus.

Job clama a Dios

6 »Mis días pasan más rápido que la lanzadera de un telar

y terminan sin esperanza.

7 Oh Dios, recuerda que mi vida es apenas un suspiro,

y nunca más volveré a ser feliz.

8 Ahora me ves, pero no será por mucho tiempo;

me buscarás, pero ya me habré ido.

9 Así como las nubes se disipan y se desvanecen,

los que muerenya no volverán.

10 Se han ido de su hogar para siempre

y jamás volverán a verlos.

11 »No puedo evitar hablar;

debo expresar mi angustia.

Mi alma llena de amargura debe quejarse.

12 ¿Soy yo un monstruo marino o un dragón

para que me pongas bajo custodia?

13 Pienso: “Mi cama me dará consuelo,

y el sueño aliviará mi sufrimiento”;

14 pero entonces me destrozas con sueños

y me aterras con visiones.

15 Preferiría ser estrangulado;

mejor morir que sufrir así.

16 Odio mi vida y no quiero seguir viviendo.

Oh, déjame en paz durante los pocos días que me quedan.

17 »¿Qué son los seres humanos para que nos des tanta importancia,

para que pienses tanto en nosotros?

18 Pues nos examinas cada mañana

y nos pruebas a cada momento.

19 ¿Por qué no me dejas en paz?,

¡al menos el tiempo suficiente para poder tragar!

20 Si he pecado, ¿qué te he hecho,

oh vigilante de toda la humanidad?

¿Por qué me haces tu blanco?

¿Acaso te soy una carga?

21 ¿Por qué mejor no perdonas mi pecado

y me quitas la culpa?

Pues pronto me acostaré en el polvo y allí moriré.

Cuando me busques, me habré ido».

Job 8

Primera respuesta de Bildad a Job

1 Entonces Bildad, el suhita, respondió a Job:

2 «¿Hasta cuándo seguirás hablando así?

Suenas como un viento rugiente.

3 ¿Acaso Dios tuerce la justicia?

¿Tuerce el Todopoderoso lo que es recto?

4 Seguramente tus hijos pecaron contra él,

y por eso el castigo estaba bien merecido;

5 pero si oras a Dios

y buscas el favor del Todopoderoso,

6 si eres puro y vives con integridad,

sin duda que él se levantará y devolverá la felicidad a tu hogar.

7 Aunque comenzaste con poco,

terminarás con mucho.

8 »Tan solo pregunta a la generación anterior;

presta atención a la experiencia de nuestros antepasados,

9 porque nacimos apenas ayer y no sabemos nada;

nuestros días sobre la tierra son tan fugaces como una sombra.

10 Sin embargo, los que vivieron antes que nosotros te enseñarán;

te enseñarán la sabiduría de antaño.

11 »¿Pueden crecer altas las cañas del papiro donde no hay pantanos?

¿Pueden crecer en abundancia las hierbas de pantano donde no hay agua?

12 Cuando están floreciendo y aún no están listas para ser cortadas,

empiezan a marchitarse más rápido que la hierba.

13 Lo mismo les ocurre a todos los que se olvidan de Dios;

las esperanzas de los que viven sin Dios se evaporan.

14 Su confianza pende de un hilo;

se apoyan en una tela de araña.

15 Se aferran a su hogar para sentirse seguros, pero esa seguridad no durará;

intentan retenerla con firmeza, pero no permanecerá.

16 Los que no tienen a Dios parecen una planta frondosa que crece al sol,

y que extiende sus ramas por el jardín;

17 sus raíces penetran entre las piedras

y se sujetan a las rocas;

18 pero cuando se la arranca de raíz,

¡es como si nunca hubiera existido!

19 Así termina su vida,

y del suelo brotan otras plantas para reemplazarla.

20 »Sin embargo, mira, Dios no rechazará a una persona íntegra,

tampoco dará una mano a los malvados.

21 Él volverá a llenar tu boca de risas

y tus labios con gritos de alegría.

22 Los que te odian se vestirán de vergüenza,

y el hogar de los malvados será destruido».

Job 9

Tercer discurso de Job: respuesta a Bildad

1 Entonces Job habló de nuevo:

2 «Sí, yo sé que en teoría todo esto es verdad.

Pero ¿cómo puede una persona ser declarada inocente a los ojos de Dios?

3 Si alguien quisiera llevar a Dios a juicio,

¿sería posible responderle siquiera una vez entre mil?

4 Dios es tan sabio y tan poderoso.

¿Quién lo ha desafiado alguna vez con éxito?

5 »Él mueve las montañas sin dar aviso,

en su enojo las voltea.

6 Él sacude la tierra de su lugar

y tiemblan sus cimientos.

7 Si él lo ordena, el sol no saldrá

ni brillarán las estrellas.

8 Él solo extendió los cielos

y marcha sobre las olas del mar.

9 Él hizo todas las estrellas: la Osa y el Orión,

las Pléyades y las constelaciones del cielo del sur.

10 Él hace grandezas, demasiado maravillosas para comprenderlas,

y realiza milagros incontables.

11 »Sin embargo, cuando él se acerca no puedo verlo;

cuando se mueve, no lo veo pasar.

12 Si arrebata la vida de alguien, ¿quién podrá detenerlo?

¿Quién se atreve a preguntarle: “¿Qué haces?”?

13 Dios no contiene su enojo;

aun los monstruos del marson aplastados bajo sus pies.

14 »Así que, ¿quién soy yo para intentar responder a Dios

o incluso razonar con él?

15 Aunque yo tuviera razón, no tendría ninguna defensa;

solo podría rogar misericordia.

16 Y aunque lo llamara y él me respondiera,

dudo que me preste atención.

17 Pues él me ataca con una tormenta

y vez tras vez me hiere sin motivo.

18 No me deja recobrar el aliento

sino que me llena de amargas tristezas.

19 Si es cuestión de fuerza, él es el fuerte,

y si de justicia, ¿quién se atreverá a llevarloal tribunal?

20 Aunque soy inocente, mi boca me declararía culpable,

aunque soy intachable, la misma boca demostraríaque soy malvado.

21 »Soy inocente,

pero para mí no marca ninguna diferencia;

desprecio mi vida.

22 Inocente o perverso, para Dios es lo mismo,

por eso digo: “Él destruye tanto al intachable como al perverso”.

23 Cuando azota la plaga,

él se ríe de la muerte del inocente.

24 Toda la tierra está en manos de los malvados,

y Dios ciega los ojos de los jueces.

Si no es él quien lo hace, ¿entonces quién?

25 »Mi vida pasa más rápido que un corredor

y se va volando sin una pizca de felicidad;

26 desaparece como un barco veloz hecho de papiro,

como un águila que se lanza en picada sobre su presa.

27 Si decidiera olvidar mis quejas,

abandonar mi cara triste y alegrarme,

28 aun así le tendría pavor a todo el dolor

porque, oh Dios, sé que no me encontrarías inocente.

29 Pase lo que pase, seré declarado culpable;

entonces, ¿para qué seguir luchando?

30 Incluso aunque me lavara con jabón

y limpiara mis manos con lejía,

31 me hundirías en un pozo lleno de lodo,

y mis propias ropas sucias me odiarían.

32 »Dios no es un mortal como yo,

por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio.

33 Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros,

alguien que pudiera acercarnos el uno al otro.

34 Ese mediador podría hacer que Dios dejara de golpearme,

y ya no viviría aterrorizado de su castigo.

35 Entonces podría hablar con él sin temor,

pero no puedo lograrlo con mis propias fuerzas.