Ester 8

Un decreto para ayudar a los judíos

1 Ese mismo día, el rey Jerjes entregó a la reina Ester las propiedades de Amán, el enemigo de los judíos. Luego llevaron a Mardoqueo ante el rey, porque Ester le había contado al rey el parentesco que había entre ellos.

2 El rey se quitó el anillo con su sello oficial —el cual había recuperado de Amán— y se lo dio a Mardoqueo; y Ester nombró a Mardoqueo como encargado de las propiedades de Amán.

3 Luego Ester volvió a presentarse ante el rey, cayó a sus pies y le suplicó con lágrimas que detuviera el plan siniestro que Amán, el agagueo, había conspirado contra los judíos.

4 Nuevamente el rey extendió su cetro de oro hacia Ester. De modo que ella se levantó y permaneció de pie delante de él.

5 Ester dijo:

—Si al rey le place y yo he logrado su favor, y si al rey le parece correcto y yo le resulto agradable, que se emita un decreto que anule las órdenes de Amán, hijo de Hamedata el agagueo, quien ordenó la destrucción de los judíos en todas las provincias del rey.

6 Pues, ¿cómo podría soportar ver a mi pueblo y a mi familia ser masacrados y destruidos?

7 Entonces el rey Jerjes dijo a la reina Ester y a Mardoqueo, el judío:

—Le he dado a Ester las propiedades de Amán, a quien atravesaron en un poste porque trató de destruir a los judíos.

8 Ahora envíen un mensaje a los judíos en nombre del rey, que exprese lo que ustedes quieran, y séllenlo con el anillo del rey. Sin embargo, recuerden que todo lo que ya se ha escrito en nombre del rey y lo que se ha sellado con su anillo jamás puede ser revocado.

9 Así que, el 25 de junio,reunieron a los secretarios del rey, y se escribió un decreto tal como Mardoqueo lo dictó. Lo enviaron a los judíos y a los funcionarios de más alta posición, a los gobernadores y a los nobles de las ciento veintisiete provincias, que se extendían desde la India hasta Etiopía.Este decreto se escribió en los propios sistemas de escritura y en los propios idiomas de cada pueblo del imperio, incluido el de los judíos.

10 El decreto se redactó en nombre del rey Jerjes y fue sellado con el anillo del rey. Mardoqueo envió los comunicados por medio de mensajeros veloces, quienes montaban caballos rápidos, criados especialmente para el servicio del rey.

11 El decreto del rey les daba autoridad a los judíos de todas las ciudades para unirse y defender su vida. Se les permitía matar, masacrar y aniquilar a cualquiera, de cualquier nacionalidad o provincia, que los atacara a ellos o a sus esposas e hijos. También podían apoderarse de los bienes de sus enemigos.

12 El día escogido para llevar a cabo esa acción en todas las provincias del rey Jerjes fue el 7 de marzo del año siguiente.

13 En cada provincia debía emitirse una copia de ese decreto como ley y proclamarse a todos los pueblos, para que los judíos estuvieran preparados para vengarse de sus enemigos el día señalado.

14 Así que, impulsados por el mandato del rey, los mensajeros salieron a toda prisa sobre caballos rápidos, criados para el servicio del rey. Este mismo decreto también se proclamó en la fortaleza de Susa.

15 Luego Mardoqueo salió de la presencia del rey vestido con el manto real azul y blanco, con una gran corona de oro y con una capa de púrpura y lino de la más alta calidad. La gente de Susa también celebró el nuevo decreto y

16 los judíos se llenaron de gozo y alegría y recibieron honra en todas partes.

17 En cada provincia y ciudad, en cada lugar donde llegaba el decreto del rey, los judíos se alegraban mucho, festejaban a lo grande, y declararon día feriado y de celebración. También muchas personas del territorio se hicieron judíos por temor a lo que pudieran hacerles los judíos.

Ester 9

La victoria de los judíos

1 Así que, el 7 de marzo,los dos decretos del rey entraron en vigencia. Ese día, los enemigos de los judíos tenían la esperanza de dominarlos, pero ocurrió todo lo contrario. Fueron los judíos quienes dominaron a sus enemigos.

2 Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey, para atacar a todo el que intentara hacerles daño; pero nadie pudo hacerles frente porque todos les tenían miedo.

3 Además, todos los nobles de las provincias, los funcionarios de más alta posición, los gobernadores y los funcionarios reales ayudaron a los judíos por temor a Mardoqueo.

4 Pues a Mardoqueo lo habían ascendido a un alto cargo en el palacio del rey, y su fama se extendía por todas las provincias a medida que se hacía más y más poderoso.

5 Así que, el día señalado, los judíos hirieron de muerte a sus enemigos a filo de espada. Mataron y aniquilaron a sus enemigos e hicieron lo que quisieron con quienes los odiaban.

6 En la propia fortaleza de Susa, los judíos mataron a quinientos hombres.

7 También mataron a Parsandata, a Dalfón, a Aspata,

8 a Porata, a Adalía, a Aridata,

9 a Parmasta, a Arisai, a Aridai y a Vaizata:

10 los diez hijos de Amán, hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos; pero no se quedaron con ninguna de sus pertenencias.

11 Ese mismo día, cuando se le informó al rey el número de muertos en la fortaleza de Susa,

12 hizo llamar a la reina Ester y le dijo:

—Los judíos mataron a quinientos hombres solo en la fortaleza de Susa, además de los diez hijos de Amán. Si aquí hicieron eso, ¿qué habrá pasado en el resto de las provincias? Ahora bien, ¿qué más quieres? Te será concedido; dímelo y lo haré.

13 Ester contestó:

—Si al rey le agrada, que a los judíos de Susa se les dé permiso para hacer mañana lo que hicieron hoy, y que los cuerpos de los diez hijos de Amán sean atravesados en un poste.

14 El rey estuvo de acuerdo, y el decreto se hizo público en Susa. Atravesaron los cuerpos de los diez hijos de Amán.

15 Luego, el 8 de marzo,los judíos de Susa se reunieron y mataron a trescientos hombres más, y otra vez tampoco se quedaron con ninguna de sus pertenencias.

16 Mientras tanto, los demás judíos en todas las provincias del rey se reunieron para defender su vida. Quedaron aliviados de todos sus enemigos, al matar a setenta y cinco mil de los que los odiaban; pero no se quedaron con ninguna de sus pertenencias.

17 Eso ocurrió en todas las provincias el 7 de marzo, y el día 8 descansaronpara celebrar su victoria con un día de fiesta y alegría.

18 (Los judíos de Susa mataron a sus enemigos el día 7 de marzo, continuaron el 8, y luego el día 9 descansarony lo designaron su día de fiesta y alegría).

19 De manera que, hasta el día de hoy, los judíos del campo que viven en aldeas remotas celebran un día feriado anualmente en el día señalado a fines del invierno,en el cual se alegran y se mandan regalos de comida unos a otros.

El Festival de Purim

20 Mardoqueo registró esos acontecimientos y envió cartas a los judíos que vivían cerca y lejos, en todas las provincias del rey Jerjes,

21 para motivarlos a celebrar cada año un festival durante esos dos días.

22 Les dijo que debían celebrar esos días con alegría y festejos, obsequiándose porciones de comida unos a otros y haciendo regalos a los pobres. Ese festival conmemoraría el tiempo en que los judíos quedaron aliviados de sus enemigos, cuando su dolor se convirtió en alegría y su duelo en gozo.

23 Así que los judíos aceptaron la propuesta de Mardoqueo y adoptaron esa costumbre anual.

24 Amán, hijo de Hamedata el agagueo, el enemigo de los judíos, había conspirado para aplastarlos y destruirlos en la fecha escogida al echar suertes (a las suertes se les llamabapurim);

25 pero cuando Ester se presentó ante el rey, él emitió un decreto que causó que el plan siniestro de Amán se volviera en su contra, y tanto Amán como sus hijos fueron atravesados en un poste afilado.

26 Por eso la celebración se llama Purim, porque es la palabra que se empleaba antiguamente para la frase «echar suertes».

Por lo tanto, debido a la carta de Mardoqueo y a la experiencia que vivieron,

27 los judíos de todo el reino se pusieron de acuerdo para iniciar esa tradición y pasarla a sus descendientes y a todos los que se hacían judíos. Declararon que jamás dejarían de celebrar cada año esos dos días prescritos en la fecha señalada.

28 Esos días se recordarían y se mantendrían de generación en generación y serían celebrados por cada familia en todas las provincias y ciudades del imperio. El Festival de Purim nunca dejaría de celebrarse entre los judíos, ni se extinguiría de entre sus descendientes el recuerdo de lo ocurrido.

29 Luego, la reina Ester, hija de Abihail, junto con Mardoqueo, el judío, escribieron otra carta en la cual la plena autoridad de la reina respaldaba la carta de Mardoqueo para establecer el Festival de Purim.

30 Se enviaron cartas con deseos de paz y seguridad a los judíos de las ciento veintisiete provincias del imperio de Jerjes.

31 Esas cartas establecían la celebración anual del Festival de Purim en las fechas señaladas, como lo habían decretado el judío Mardoqueo y la reina Ester. (El pueblo decidió celebrar el festival, de la misma manera que había decidido establecer el tiempo de ayuno y luto para sí y sus descendientes).

32 Así que el mandato de Ester confirmó la costumbre del Purim, y todo quedó escrito en los registros.

Ester 10

La grandeza de Jerjes y de Mardoqueo

1 El rey Jerjes impuso un tributo en todo su imperio, incluso hasta las costas lejanas.

2 Sus grandes logros y el relato completo de la grandeza de Mardoqueo, a quien el rey había ascendido, están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Media y Persia.

3 Mardoqueo, el judío, llegó a ser primer ministro, segundo en mando después del propio rey Jerjes. Fue un hombre muy importante entre los judíos, de gran estima ante ellos, porque siguió actuando a favor de su pueblo y defendiendo el bienestar de todos sus descendientes.

Nehemías 1

1 Estas son las memorias de Nehemías, hijo de Hacalías.

Preocupación de Nehemías por Jerusalén

A finales del otoño, en el mes dequisleu, del año veinte del reinado del rey Artajerjes,me encontraba en la fortaleza de Susa.

2 Hananí, uno de mis hermanos, vino a visitarme con algunos hombres que acababan de llegar de Judá. Les pregunté por los judíos que habían regresado del cautiverio y sobre la situación en Jerusalén.

3 Me dijeron: «Las cosas no andan bien. Los que regresaron a la provincia de Judá tienen grandes dificultades y viven en desgracia. La muralla de Jerusalén fue derribada, y las puertas fueron consumidas por el fuego».

4 Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo,

5 y dije:

«OhSeñor, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos,

6 ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado!

7 Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés.

8 »Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones;

9 pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra,yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”.

10 »El pueblo que rescataste con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo.

11 ¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor.Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo».

En esos días yo era el copero del rey.

Nehemías 2

Nehemías va a Jerusalén

1 A comienzos de la siguiente primavera, en el mes denisán,durante el año veinte del reinado de Artajerjes, le servía el vino al rey y, como nunca antes había estado triste en su presencia,

2 me preguntó:

—¿Por qué te ves tan triste? No me parece que estés enfermo; debes estar profundamente angustiado.

Entonces quedé aterrado,

3 pero le contesté:

—Viva el rey para siempre. ¿Cómo no voy a estar triste cuando la ciudad donde están enterrados mis antepasados está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego?

4 El rey preguntó:

—Bueno, ¿cómo te puedo ayudar?

Después de orar al Dios del cielo,

5 contesté:

—Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis antepasados.

6 El rey, con la reina sentada a su lado, preguntó:

—¿Cuánto tiempo estarás fuera? ¿Cuándo piensas regresar?

Después de decirle cuánto tiempo estaría ausente, el rey accedió a mi petición.

7 Además le dije al rey:

—Si al rey le agrada, permítame llevar cartas dirigidas a los gobernadores de la provincia al occidente del río Éufrates,indicándoles que me permitan viajar sin peligro por sus territorios de camino a Judá.

8 Además, le ruego que me dé una carta dirigida a Asaf, el encargado del bosque del rey, con instrucciones de suministrarme madera. La necesitaré para hacer vigas para las puertas de la fortaleza del templo, para las murallas de la ciudad y para mi propia casa.

Entonces el rey me concedió estas peticiones porque la bondadosa mano de Dios estaba sobre mí.

9 Cuando llegué ante los gobernadores de la provincia al occidente del río Éufrates, les entregué las cartas del rey. Debo agregar que el rey mandó oficiales del ejército y jinetespara protegerme.

10 Ahora bien, cuando Sanbalat, el horonita, y Tobías, el oficial amonita, se enteraron de mi llegada, se molestaron mucho porque alguien había venido para ayudar al pueblo de Israel.

Nehemías inspecciona la muralla de Jerusalén

11 Entonces llegué a Jerusalén. Tres días después,

12 me escabullí durante la noche, llevando conmigo a unos cuantos hombres. No le había dicho a nadie acerca de los planes que Dios había puesto en mi corazón para Jerusalén. No llevamos ningún animal de carga, con excepción del burro en el que yo cabalgaba.

13 Salí por la puerta del Valle cuando ya había oscurecido y pasé por el pozo del Chacalhacia la puerta del Estiércol para inspeccionar las murallas caídas y las puertas quemadas.

14 Luego fui a la puerta de la Fuente y al estanque del Rey, pero mi burro no pudo pasar por los escombros.

15 A pesar de que aún estaba oscuro, subí por el valle de Cedróne inspeccioné la muralla, antes de regresar y entrar nuevamente por la puerta del Valle.

16 Los funcionarios de la ciudad no supieron de mi salida ni de lo que hice, porque aún no le había dicho nada a nadie sobre mis planes. Todavía no había hablado con los líderes judíos: los sacerdotes, los nobles, los funcionarios, ni con ningún otro en la administración;

17 pero ahora les dije:

—Ustedes saben muy bien las dificultades en que estamos. Jerusalén yace en ruinas y sus puertas fueron destruidas por fuego. ¡Reconstruyamos la muralla de Jerusalén y pongamos fin a esta desgracia!

18 Después les conté cómo la bondadosa mano de Dios estaba sobre mí, y acerca de mi conversación con el rey.

De inmediato contestaron:

—¡Sí, reconstruyamos la muralla!

Así que comenzaron la buena obra.

19 Sin embargo, cuando Sanbalat, Tobías y Gesem el árabe se enteraron de nuestro plan, se burlaron con desprecio.

—¿Qué están haciendo? —preguntaron—. ¿Se rebelan contra el rey?

20 Yo contesté:

—El Dios del cielo nos ayudará a tener éxito. Nosotros, sus siervos, comenzaremos a reconstruir esta muralla; pero ustedes no tienen ninguna parte ni derecho legal o reclamo histórico en Jerusalén.

Nehemías 3

Reconstrucción de la muralla de Jerusalén

1 Entonces Eliasib, el sumo sacerdote, y los demás sacerdotes comenzaron a reconstruir la puerta de las Ovejas. La dedicaron y colocaron las puertas, levantaron la muralla hasta llegar a la torre de los Cien, la cual también dedicaron, y hasta la torre de Hananeel.

2 Trabajaron junto a ellos personas de la ciudad de Jericó, y más allá de ellos estaba Zacur, hijo de Imri.

3 La puerta del Pescado la construyeron los hijos de Senaa. Colocaron las vigas, levantaron las puertas e instalaron sus cerrojos y barras.

4 Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos, reparó la siguiente sección de la muralla. A su lado estaban Mesulam, hijo de Berequías y nieto de Mesezabeel, y luego Sadoc, hijo de Baana.

5 Contiguo a ellos estaban los habitantes de Tecoa, aunque sus líderes se negaron a trabajar con los supervisores de la construcción.

6 La puerta de la Ciudad Antiguala repararon Joiada, hijo de Paseah, y Mesulam, hijo de Besodías. Colocaron las vigas, levantaron las puertas e instalaron sus cerrojos y barras.

7 Junto a ellos estaban Melatías de Gabaón, Jadón de Meronot, gente de Gabaón y gente de Mizpa, el cuartel general del gobernador de la provincia al occidente del río Éufrates.

8 Contiguo a ellos estaba Uziel, hijo de Harhaía, orfebre de profesión, quien también trabajó en la muralla. Después estaba Hananías, fabricante de perfumes. Omitieron una sección de Jerusalén mientras edificaban el muro Ancho.

9 Junto a ellos, en la muralla, estaba Refaías, hijo de Hur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén.

10 Luego Jedaías, hijo de Harumaf, reparó la muralla frente a su propia casa, y junto a él estaba Hatús, hijo de Hasabnías.

11 Enseguida se encontraban Malquías, hijo de Harim, y Hasub, hijo de Pahat-moab, quienes repararon otra sección de la muralla y la torre de los Hornos.

12 Salum, hijo de Halohes, y sus hijas repararon la siguiente sección. Él era jefe de la otra mitad del distrito de Jerusalén.

13 La puerta del Valle la repararon los habitantes de Zanoa, dirigidos por Hanún. Levantaron las puertas e instalaron sus cerrojos y barras. También repararon cuatrocientos sesenta metrosde la muralla hasta la puerta del Estiércol.

14 Malquías, hijo de Recab, el jefe del distrito de Bet-haquerem reparó la puerta del Estiércol. La reconstruyó, levantó las puertas e instaló sus cerrojos y barras.

15 La puerta de la Fuente la reparó Salum,hijo de Col-hoze, jefe del distrito de Mizpa. Él la reedificó, la techó, levantó las puertas e instaló sus cerrojos y barras. Luego reparó la muralla del estanque de Siloécerca del jardín del rey y reconstruyó la muralla hasta las escaleras que descienden de la Ciudad de David.

16 Junto a él estaba Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito de Bet-sur. Él reconstruyó la muralla desde un lugar frente a las tumbas de la familia de David hasta el depósito de agua y la casa de los Guerreros.

17 Junto a él, hizo reparaciones un grupo de levitas que trabajaba bajo la supervisión de Rehum, hijo de Bani. Luego estaba Hasabías, jefe de la mitad del distrito de Keila, quien supervisaba la construcción de la muralla en nombre de su propio distrito.

18 Próximo a ellos estaban sus compatriotas dirigidos por Binúi,hijo de Henadad, jefe de la otra mitad del distrito de Keila.

19 Junto a ellos, Ezer, hijo de Jesúa, jefe de Mizpa, reparó otra sección de la muralla frente a la subida hacia el arsenal cerca del ángulo de la muralla.

20 Junto a él estaba Baruc, hijo de Zabai, quien reparó con entusiasmo una sección adicional, desde el ángulo hasta la puerta de la casa de Eliasib, el sumo sacerdote.

21 Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos, reconstruyó otra sección de la muralla que se extendía desde la puerta de la casa de Eliasib hasta el otro extremo.

22 Los sacerdotes de la región vecina hicieron las subsiguientes reparaciones.

23 Después de ellos, Benjamín y Hasub repararon la sección frente a su casa, y Azarías, hijo de Maaseías y nieto de Ananías, reparó la sección frente a su casa.

24 A continuación Binúi, hijo de Henadad, reconstruyó otra sección de la muralla desde la casa de Azarías hasta el ángulo y la esquina.

25 Palal, hijo de Uzai, continuó con la tarea desde el punto opuesto al ángulo y la torre que sobresale de la casa superior del rey, al lado del patio de la guardia. Próximo a él estaban Pedaías, hijo de Faros,

26 junto con los sirvientes del templo que vivían en la colina de Ofel, quienes repararon la muralla hasta un punto frente a la puerta del Agua hacia el oriente y la torre saliente.

27 Luego seguían los habitantes de Tecoa, quienes repararon otra sección frente a la gran torre saliente hasta el muro de Ofel.

28 Los sacerdotes repararon la muralla encima de la puerta de los Caballos. Cada uno reparó la sección justo frente a su propia casa.

29 A continuación Sadoc, hijo de Imer, también reconstruyó la muralla frente a su propia casa, y más allá de él estaba Semaías, hijo de Secanías, guardián de la puerta Oriental.

30 Junto a ellos Hananías, hijo de Selemías, y Hanún, el sexto hijo de Salaf, repararon otra sección, mientras Mesulam, hijo de Berequías, reconstruyó la muralla frente a donde vivía.

31 Malquías, uno de los orfebres, reparó la muralla hasta las viviendas para los sirvientes del templo y los comerciantes, frente a la puerta de la Inspección. Luego él siguió hasta la habitación de la planta alta de la esquina.

32 Los otros orfebres y comerciantes repararon la muralla desde esa esquina hasta la puerta de las Ovejas.

Nehemías 4

Los enemigos se oponen a la reconstrucción

1 Cuando Sanbalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se enojó muchísimo. Se puso furioso y se burló de los judíos,

2 diciendo ante sus amigos y los oficiales del ejército de Samaria: «¿Qué cree que está haciendo este pobre y debilucho grupo de judíos? ¿Acaso creen que pueden construir la muralla en un día por tan solo ofrecer unos cuantos sacrificios?¿Realmente creen que pueden hacer algo con piedras rescatadas de un montón de escombros, y para colmo piedras calcinadas?».

3 Tobías, el amonita, que estaba a su lado, comentó: «¡Esa muralla se vendría abajo si tan siquiera un zorro caminara sobre ella!».

4 Entonces oré: «Escúchanos, Dios nuestro, porque se burlan de nosotros. ¡Que sus burlas recaigan sobre sus propias cabezas, y que ellos mismos sean llevados cautivos a una tierra extraña!

5 No pases por alto su culpa. No borres sus pecados, porque han provocado tu enojo delante delos que construyen la muralla».

6 Por fin se completó la muralla alrededor de toda la ciudad hasta la mitad de su altura, porque el pueblo había trabajado con entusiasmo.

7 Sin embargo, cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que la obra progresaba y que se estaban reparando las brechas en la muralla de Jerusalén, se enfurecieron.

8 Todos hicieron planes para venir y luchar contra Jerusalén y causar confusión entre nosotros.

9 Así que oramos a nuestro Dios y pusimos guardias en la ciudad día y noche para protegernos.

10 Entonces el pueblo de Judá comenzó a quejarse: «Los trabajadores se están cansando, y los escombros que quedan por sacar son demasiados. Jamás podremos construir la muralla por nuestra cuenta».

11 Mientras tanto, nuestros enemigos decían: «Antes de que se den cuenta de lo que está pasando, caeremos encima de ellos, los mataremos y detendremos el trabajo».

12 Los judíos que vivían cerca de los enemigos venían y nos decían una y otra vez: «¡Llegarán de todos lados y nos atacarán!».

13 De manera que coloqué guardias armados detrás de las partes más bajas de la muralla, en los lugares más descubiertos. Puse a la gente por familias para que hiciera guardia con espadas, lanzas y arcos.

14 Luego, mientras revisaba la situación, reuní a los nobles y a los demás del pueblo y les dije: «¡No le tengan miedo al enemigo! ¡Recuerden al Señor, quien es grande y glorioso, y luchen por sus hermanos, sus hijos, sus hijas, sus esposas y sus casas!».

15 Cuando nuestros enemigos se enteraron de que conocíamos sus planes y que Dios mismo los había frustrado, todos volvimos a nuestro trabajo en la muralla.

16 Sin embargo, de ahí en adelante, solo la mitad de los hombres trabajaba mientras que la otra mitad hacía guardia con lanzas, escudos, arcos y cotas de malla. Los líderes se colocaron detrás del pueblo de Judá

17 que edificaba la muralla. Los obreros seguían con el trabajo, sosteniendo con una mano la carga y con la otra un arma.

18 Todos los que construían tenían una espada asegurada a su costado. El que tocaba la trompeta quedó conmigo para tocar alarma.

19 Entonces les expliqué a los nobles, a los oficiales y a todo el pueblo lo siguiente: «La obra es muy extensa, y nos encontramos muy separados unos de otros a lo largo de la muralla.

20 Cuando oigan el sonido de la trompeta, corran hacia el lugar donde esta suene. ¡Entonces nuestro Dios peleará por nosotros!».

21 Trabajábamos desde temprano hasta tarde, desde la salida hasta la puesta del sol; y la mitad de los hombres estaba siempre de guardia.

22 También les dije a todos los que vivían fuera de las murallas que se quedaran en Jerusalén. De esa manera ellos y sus sirvientes podían colaborar con los turnos de guardia de noche y trabajar durante el día.

23 Durante ese tiempo, ninguno de nosotros —ni yo, ni mis parientes, ni mis sirvientes, ni los guardias que estaban conmigo— nos quitamos la ropa. En todo momento portábamos nuestras armas, incluso cuando íbamos por agua.

Nehemías 5

Nehemías defiende a los oprimidos

1 En esos días, algunos de los hombres y sus esposas elevaron una protesta contra sus hermanos judíos.

2 Decían: «Nuestras familias son tan numerosas que necesitamos más comida para sobrevivir».

3 Otros decían: «Hemos hipotecado nuestros campos, viñedos y casas para conseguir comida durante el hambre».

4 Otros más decían: «Para poder pagar los impuestos, tuvimos que pedir dinero prestado dando nuestros campos y viñedos como garantía.

5 Pertenecemos a la misma familia de los que son ricos, y nuestros hijos son iguales a los de ellos. Sin embargo, tenemos que vender nuestros hijos como esclavos solo para conseguir lo necesario para vivir. Ya hemos vendido a algunas de nuestras hijas, y no hay nada que podamos hacer, porque nuestros campos y viñedos ya están hipotecados a otros».

6 Cuando oí sus quejas me enojé muchísimo.

7 Después de pensarlo bien, denuncié a esos nobles y a los funcionarios y les dije: «¡Ustedes perjudican a sus propios parientes al cobrar intereses cuando les piden dinero prestado!». Entonces convoqué a una reunión pública para tratar el problema.

8 En la reunión les dije:

—Estamos haciendo todo lo posible para rescatar a nuestros parientes judíos que han tenido que venderse a extranjeros paganos, pero ahora son ustedes los que los someten a esclavitud. ¿Cuántas veces tendremos que redimirlos?

Ellos no tenían nada que argumentar en su defensa.

9 Entonces insistí:

—¡No está bien lo que ustedes hacen! ¿Acaso no deberían andar en el temor de nuestro Dios para evitar que nos pongan en ridículo las naciones enemigas?

10 Yo mismo, al igual que mis hermanos y mis trabajadores, he estado prestando dinero y grano al pueblo, pero ahora dejemos de cobrarles intereses.

11 Devuélvanles hoy mismo sus campos y viñedos, sus olivares y sus casas. Además devuelvan los intereses que cobraron cuando prestaron dinero, grano, vino nuevo y aceite de oliva.

12 Entonces ellos respondieron:

—Devolveremos todo y no le exigiremos nada al pueblo; haremos como tú dices.

Luego llamé a los sacerdotes e hice que los nobles y los funcionarios juraran que cumplirían su promesa.

13 Sacudí los dobleces de mi manto y les dije:

—¡Si no cumplen su promesa, que así los sacuda Dios de sus casas y de sus propiedades!

Entonces toda la asamblea respondió:

—¡Amén!

Todos alabaron alSeñory cumplieron con lo prometido.

14 Durante los doce años en los que fui gobernador de Judá —desde el año veinte hasta el año treinta y dos del reinado del rey Artajerjes— ni yo ni mis funcionarios reclamamos la ración de comida que nos correspondía.

15 Los gobernadores anteriores, por contraste, impusieron pesadas cargas al pueblo, al exigir una ración diaria de comida y vino, además de cuarenta piezasde plata. Hasta sus ayudantes se aprovechaban del pueblo. Sin embargo, como yo temía a Dios, no actué de esa manera.

16 También me dediqué a trabajar en la muralla y me negué a adquirir tierras. Además, exigí a todos mis sirvientes que dedicaran tiempo a trabajar en la muralla.

17 No pedí nada, aunque con frecuencia daba de comer a ciento cincuenta funcionarios judíos en mi mesa, ¡sin contar a todos los visitantes de otras tierras!

18 Las provisiones que yo pagaba todos los días incluían: un buey, seis ovejas o cabras selectas y una gran cantidad de carne de ave. Además, cada diez días necesitábamos una abundante provisión de toda clase de vino. Sin embargo, rehusé exigir la ración que me correspondía como gobernador porque el pueblo ya tenía una carga pesada.

19 Oh Dios mío, acuérdate de todo lo que he hecho por este pueblo y bendíceme.

Nehemías 6

Continúa la oposición a la reconstrucción

1 Sanbalat, Tobías, Gesem el árabe y los demás enemigos nuestros descubrieron que yo había terminado la reconstrucción de la muralla y que no quedaba ninguna brecha; a pesar de que todavía no habíamos levantado las puertas en sus respectivos lugares.

2 Así que Sanbalat y Gesem enviaron un mensaje pidiéndome que me encontrara con ellos en una de las aldeasde la llanura de Ono.

Pero me di cuenta de que ellos tramaban hacerme daño,

3 de modo que les respondí con el siguiente mensaje: «Estoy ocupado en una gran tarea, así que no puedo ir. ¿Por qué habría de dejar el trabajo para ir a encontrarme con ustedes?».

4 Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, y cada vez les respondí lo mismo.

5 La quinta vez, el sirviente de Sanbalat llegó con una carta abierta en su mano

6 que decía:

«Circula un rumor entre las naciones vecinas, y Gesemme asegura que es cierto, que tú y los judíos piensan rebelarse y que por eso reconstruyen la muralla. Según sus informes, tú te propones ser el rey.

7 También informa que has nombrado profetas en Jerusalén para que proclamen acerca de ti: “¡Atención! ¡Hay rey en Judá!”.

»Puedes tener la seguridad de que este informe llegará a oídos del rey, de modo que sugiero que vengas a hablar conmigo del asunto».

8 Yo respondí: «Todo lo que dices es puro cuento. Tú mismo inventaste todo».

9 Solo trataban de intimidarnos, creían que podrían desalentarnos y detener la obra. De modo que seguí con el trabajo más decidido que nunca.

10 Más adelante fui a visitar a Semaías, hijo de Delaía y nieto de Mehetabel, que estaba recluido en su casa. Me dijo:

—Reunámonos dentro del templo de Dios y cerremos las puertas con cerrojos. Tus enemigos vienen a matarte esta noche.

11 Pero yo respondí:

—¿Acaso debería una persona en mi posición huir del peligro? ¿Acaso debería alguien en mi posición entrar al templo para salvar su vida? ¡No lo haré!

12 Me di cuenta de que Dios no le había hablado, sino que decía esa profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían contratado.

13 Ellos esperaban intimidarme y hacerme pecar. De esa forma podrían acusarme y desacreditarme.

14 Oh Dios mío, acuérdate de todas las cosas malvadas que Tobías y Sanbalat han hecho; y recuerda a la profetisa Noadías y a todos los profetas como ella que trataron de intimidarme.

Los trabajadores completan la muralla

15 Así que el 2 de octubre,a los cincuenta y dos días después de comenzar la obra, se terminó la muralla.

16 Cuando se enteraron nuestros enemigos y las naciones vecinas, se sintieron aterrorizados y humillados. Se dieron cuenta de que esta obra se había realizado con la ayuda de nuestro Dios.

17 Durante esos cincuenta y dos días, circularon muchas cartas entre Tobías y los nobles de Judá.

18 Pues muchos en Judá le habían jurado lealtad porque su suegro era Secanías, hijo de Ara, y Johanán, su hijo, estaba casado con la hija de Mesulam, hijo de Berequías.

19 Constantemente ellos me hablaban de las buenas acciones de Tobías, y luego le contaban todo lo que yo decía. Por su parte, Tobías no dejaba de enviarme cartas amenazadoras a fin de intimidarme.

Nehemías 7

1 Cuando quedó terminada la muralla e instalé las puertas en sus sitios, se nombraron porteros, cantores y levitas.

2 A mi hermano Hananí le entregué la responsabilidad de gobernar Jerusalén junto con Hananías, el comandante de la fortaleza, porque era un hombre fiel que temía a Dios más que la mayoría.

3 Les dije: «No dejen abiertas las puertas durante las horas más calurosas del día;y aun mientras los porteros estén de guardia, mantengan las puertas cerradas con las barras puestas. Asignen a los residentes de Jerusalén para que hagan guardia cada uno con un turno regular. Algunos servirán en puestos de centinela y otros frente a su propia casa».

Nehemías registra al pueblo

4 En ese tiempo, la ciudad era grande y espaciosa, pero poco poblada y ninguna de las casas se había reconstruido.

5 Entonces mi Dios me dio la idea de reunir a todos los nobles y dirigentes de la ciudad, junto con los ciudadanos comunes, para que se registraran. Yo había encontrado el registro genealógico de los primeros que habían regresado a Judá. Allí estaba escrito lo siguiente:

6 Esta es la lista de los desterrados judíos de las provincias que regresaron de su cautiverio. El rey Nabucodonosor los había desterrado a Babilonia, pero ahora regresaron a Jerusalén y a las otras ciudades de Judá donde vivían originalmente.

7 Sus líderes fueron Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías,Reelaías,Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispar,Bigvai, Rehumy Baana.

Este es el total de los hombres de Israel que regresó del destierro:

8 la familia de Paros 2172
9 la familia de Sefatías 372
10 la familia de Ara 652
11 la familia de Pahat-moab (descendientes de Jesúa y Joab) 2818
12 la familia de Elam 1254
13 la familia de Zatu 845
14 la familia de Zacai 760
15 la familia de Bani 648
16 la familia de Bebai 628
17 la familia de Azgad 2322
18 la familia de Adonicam 667
19 la familia de Bigvai 2067
20 la familia de Adín 655
21 la familia de Ater (descendientes de Ezequías) 98
22 la familia de Hasum 328
23 la familia de Bezai 324
24 la familia de Jora 112
25 la familia de Gibar 95
26 la gente de Belén y Netofa 188
27 la gente de Anatot 128
28 la gente de Bet-azmavet 42
29 la gente de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot 743
30 la gente de Ramá y Geba 621
31 la gente de Micmas 122
32 la gente de Betel y Hai 123
33 la gente de Nebo occidental 52
34 los ciudadanos de Elam occidental 1254
35 los ciudadanos de Harim 320
36 los ciudadanos de Jericó 345
37 los ciudadanos de Lod, Hadid y Ono 721
38 los ciudadanos de Senaa 3930

39 Estos son los sacerdotes que regresaron del destierro:

la familia de Jedaías (por la línea genealógica de Jesúa) 973
40 la familia de Imer 1052
41 la familia de Pasur 1247
42 la familia de Harim 1017

43 Estos son los levitas que regresaron del destierro:

la familia de Jesúa y la de Cadmiel (descendientes de Hodavías) 74
44 los cantores de la familia de Asaf 148
45 los porteros de las familias de Salum, Ater, Talmón, Acub, Hatita y Sobai 138

46 Regresaron del destierro los descendientes de estos sirvientes del templo:

Ziha, Hasufa, Tabaot,

47 Queros, Siaha,Padón,

48 Lebana, Hagaba, Salmai,

49 Hanán, Gidel, Gahar,

50 Reaía, Rezín, Necoda,

51 Gazam, Uza, Paseah,

52 Besai, Mehunim, Nefusim,

53 Bacbuc, Hacufa, Harhur,

54 Bazlut,Mehída, Harsa,

55 Barcos, Sísara, Tema,

56 Nezía y Hatifa.

57 Regresaron del destierro los descendientes de estos sirvientes del rey Salomón:

Sotai, Hasoferet, Peruda,

58 Jaala,Darcón, Gidel,

59 Sefatías, Hatil, Poqueret-hazebaim y Ami.

60 En total, los sirvientes del templo y los descendientes de los sirvientes de Salomón fueron trescientas noventa y dos personas.

61 Otro grupo regresó en esos días de las ciudades de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addáne Imer. Sin embargo, ni ellos ni sus familias pudieron demostrar que eran descendientes de Israel.

62 Ese grupo incluía a las familias de Delaía, Tobías y Necoda: un total de seiscientas cuarenta y dos personas.

63 También regresaron tres familias de sacerdotes: Habaía, Cos y Barzilai. (Este Barzilai se había casado con una mujer que era descendiente de Barzilai de Galaad y había tomado el nombre de la familia de ella).

64 Buscaron sus nombres en los registros genealógicos pero no los encontraron, así que no calificaron para servir como sacerdotes.

65 El gobernador les dijo que no comieran de la porción de los sacrificios que correspondía a los sacerdotes hasta que un sacerdote pudiera consultar alSeñorsobre ese asunto por medio del Urim y el Tumim, o sea, el sorteo sagrado.

66 Así que un total de 42.360 personas regresaron a Judá,

67 además de 7337 sirvientes y 245 cantores, tanto hombres como mujeres.

68 Llevaron consigo 736 caballos, 245 mulas,

69 435 camellos y 6720 burros.

70 Algunos de los jefes de familia dieron ofrendas para la obra. El gobernador entregó a la tesorería 1000 monedas de oro,50 tazones de oro y 530 túnicas para los sacerdotes.

71 Los otros jefes dieron al tesoro 20.000 monedas de oroy unos 1300 kilosde plata para la obra.

72 El resto del pueblo entregó 20.000 monedas de oro, alrededor de 1200 kilosde plata y 67 túnicas para los sacerdotes.

73 Entonces los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo y algunos miembros del pueblo se establecieron cerca de Jerusalén. El resto de la gente regresó a sus respectivas ciudades por todo el territorio de Israel.