1 Crónicas 29

Ofrendas para edificar el templo

1 Luego el rey David se dirigió a toda la asamblea y dijo: «Mi hijo Salomón, a quien Dios evidentemente ha elegido para ser el siguiente rey de Israel, es aún joven y sin experiencia. El trabajo que él tiene por delante es enorme, porque el templo que construirá no es para simples mortales, ¡es para elSeñorDios!

2 Usando cada recurso a mi alcance, he reunido todo lo que pude para construir el templo de mi Dios. Así que hay suficiente oro, plata, bronce, hierro y madera, al igual que grandes cantidades de ónice y otras joyas costosas, y todo tipo de piedras finas y mármol.

3 »Ahora, debido a la devoción que tengo por el templo de mi Dios, entrego todos mis propios tesoros de oro y de plata para ayudar en la construcción. Esto es además de los materiales de construcción que ya he reunido para su santo templo.

4 Dono más de ciento dos toneladas de orode Ofir y doscientas treinta y ocho toneladas de platarefinada para recubrir las paredes de los edificios

5 y para los demás trabajos en oro y plata que harán los artesanos. Ahora bien, ¿quiénes de ustedes seguirán mi ejemplo y hoy darán ofrendas alSeñor?».

6 Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los generales y capitanes del ejércitoy los funcionarios administrativos del rey, todos ofrendaron voluntariamente.

7 Para la construcción del templo de Dios donaron alrededor de ciento setenta toneladas de oro,diez mil monedas de oro,trescientas cuarenta toneladas de plata,seiscientas doce toneladas de broncey tres mil cuatrocientas toneladas de hierro.

8 También contribuyeron con gran cantidad de piedras preciosas, que se depositaron en el tesoro de la casa delSeñoral cuidado de Jehiel, un descendiente de Gersón.

9 El pueblo se alegró por las ofrendas, porque había dado libremente y de todo corazón alSeñor, y el rey David se llenó de gozo.

Oración de alabanza de David

10 Luego David alabó alSeñoren presencia de toda la asamblea:

«¡OhSeñor, Dios de nuestro antepasado Israel,que seas alabado por siempre y para siempre!

11 Tuyos, ohSeñor, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, ohSeñor, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre todas las cosas.

12 La riqueza y el honor solo vienen de ti, porque tú gobiernas todo. El poder y la fuerza están en tus manos, y según tu criterio la gente llega a ser poderosa y recibe fuerzas.

13 »¡Oh Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre!

14 ¿Pero quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte algo a ti? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y te damos solo lo que tú primero nos diste!

15 Estamos aquí solo por un momento, visitantes y extranjeros en la tierra, al igual que nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son como una sombra pasajera, pasan pronto sin dejar rastro.

16 »¡OhSeñornuestro Dios, aun estos materiales que hemos reunido para construir un templo para honrar tu santo nombre vienen de ti! ¡Todo te pertenece!

17 Yo sé, mi Dios, que tú examinas nuestro corazón y te alegras cuando encuentras en él integridad. Tú sabes que he hecho todo esto con buenas intenciones y he visto a tu pueblo dando sus ofrendas por voluntad propia y con alegría.

18 »OhSeñor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, haz que tu pueblo siempre desee obedecerte. Asegúrate de que su amor por ti nunca cambie.

19 Dale a mi hijo Salomón el deseo de obedecer de todo corazón tus mandatos, leyes y decretos, y de hacer todo lo necesario para edificar este templo, para el cual he hecho estos preparativos».

20 Después, David le dijo a toda la asamblea: «¡Alaben alSeñorsu Dios!». Y todos en la asamblea alabaron alSeñor, Dios de sus antepasados, y se inclinaron y se arrodillaron ante elSeñory ante el rey.

Salomón es nombrado rey

21 Al día siguiente trajeron mil toros, mil carneros y mil corderos como ofrendas quemadas para elSeñor. También trajeron ofrendas líquidas y muchos otros sacrificios en nombre de todo Israel.

22 Ese día festejaron y bebieron en la presencia delSeñorcon gran alegría.

Nuevamente coronaron a Salomón, el hijo de David, como su nuevo rey. Lo ungieron delante delSeñorcomo su líder, y ungieron a Sadoc como sacerdote.

23 Entonces Salomón subió al trono delSeñoren lugar de su padre David, y tuvo éxito en todo, y todo Israel lo obedeció.

24 Todos los oficiales, los guerreros y los hijos del rey David juraron lealtad al rey Salomón.

25 Así que elSeñorexaltó a Salomón a los ojos de todo Israel, y le dio un esplendor real aún mayor que a cualquier otro de los reyes anteriores de Israel.

Resumen del reinado de David

26 David, hijo de Isaí, reinó sobre todo Israel.

27 Durante cuarenta años reinó sobre Israel, siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.

28 Murió en buena vejez, habiendo disfrutado de una larga vida, riquezas y honor. Después su hijo Salomón gobernó en su lugar.

29 Todos los acontecimientos del reinado de David, de principio a fin, están escritos enEl registro de Samuel el vidente,enEl registro de Natán el profetay enEl registro de Gad el vidente.

30 Entre estos relatos están los hechos poderosos de su reinado así como lo que le sucedió a él, a Israel y a todos los reinos vecinos.

2 Reyes 1

Elías enfrenta al rey Ocozías

1 Después de la muerte del rey Acab, la nación de Moab se rebeló contra Israel.

2 Cierto día Ocozías, el nuevo rey de Israel, se cayó por la reja de la ventana de una habitación en el piso superior de su palacio en Samaria y quedó gravemente herido. Entonces envió mensajeros al templo de Baal-zebub, dios de Ecrón, para que consultaran si iba a recuperarse.

3 Entonces el ángel delSeñorle dijo a Elías, quien era de Tisbé: «Ve y enfrenta a los mensajeros del rey de Samaria, y pregúntales: “¿Acaso no hay Dios en Israel? ¿Por qué recurren a Baal-zebub, dios de Ecrón, a consultarle si el rey va a recuperarse?

4 Por lo tanto, esto dice elSeñor: nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás”». Entonces Elías fue a transmitirles el mensaje.

5 Cuando los mensajeros regresaron, el rey les preguntó:

—¿Por qué volvieron tan pronto?

6 Ellos contestaron:

—Se nos cruzó un hombre y nos dijo que regresáramos y le diéramos este mensaje al rey: “Esto dice elSeñor: ‘¿Acaso no hay Dios en Israel? ¿Por qué mandas hombres a preguntarle a Baal-zebub, dios de Ecrón, si vas a recuperarte? Por eso que hiciste, nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás’”.

7 —¿Qué hombre les dijo eso? —preguntó el rey—. ¿Cómo era?

8 Y ellos contestaron:

—Era un hombre velludoy tenía un cinto de cuero en la cintura.

—¡Elías de Tisbé! —exclamó el rey.

9 Entonces envió a un capitán del ejército con cincuenta soldados para que lo arrestaran. Lo encontraron sentado en la cima de una colina, y el capitán le dijo:

—Hombre de Dios, el rey te ordena que vengas con nosotros.

10 Elías respondió al capitán:

—Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres!

Enseguida cayó fuego del cielo y los mató a todos.

11 Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta hombres, y el capitán dijo a Elías:

—Hombre de Dios, el rey te exige que bajes de inmediato.

12 Elías respondió:

—Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres!

Y de nuevo el fuego de Dios cayó del cielo y los mató a todos.

13 Por tercera vez, el rey envió a un capitán con cincuenta hombres; pero esta vez el capitán subió a la colina, se arrodilló ante Elías y le suplicó:

—Hombre de Dios, por favor, perdone mi vida y también la vida de estos cincuenta siervos suyos.

14 Sabemos que cayó fuego del cielo y destruyó a los primeros dos grupos; pero ahora, ¡le ruego que me perdone la vida!

15 Entonces el ángel delSeñordijo a Elías: «Desciende con él y no le tengas miedo». Así que Elías se levantó y fue con el capitán a ver al rey.

16 Así que Elías dijo al rey: «Esto dice elSeñor: “¿Por qué enviaste mensajeros a Baal-zebub, dios de Ecrón, a preguntarle si te recuperarías? ¿Acaso no hay Dios en Israel para contestar tu pregunta? Ahora, porque hiciste esto, nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás”».

17 Así que Ocozías murió como elSeñorlo había anunciado por medio de Elías. Dado que Ocozías no tenía ningún hijo que reinara en su lugar, su hermano Joramlo sucedió en el trono. Esto ocurrió en el segundo año del reinado de Yoram, hijo de Josafat, rey de Judá.

18 Los demás acontecimientos del reinado de Ocozías y todo lo que él hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

2 Reyes 2

Elías es llevado al cielo

1 Cuando elSeñorestaba por llevarse a Elías al cielo en un torbellino, Elías y Eliseo estaban en camino desde Gilgal.

2 Y Elías le dijo a Eliseo:

—Quédate aquí, porque elSeñorme dijo que fuera a Betel.

Eliseo respondió:

—Tan cierto como que elSeñorvive y que tú vives, ¡nunca te dejaré!

Así que descendieron juntos a Betel.

3 El grupo de profetas de Betel se acercó a Eliseo para preguntarle:

—¿Sabías que hoy elSeñorse llevará a tu amo?

—Claro que lo sé —contestó Eliseo—, ¡pero no digan nada!

4 Entonces Elías le dijo a Eliseo:

—Quédate aquí, porque elSeñorme dijo que fuera a Jericó.

Pero Eliseo le respondió de nuevo:

—Tan cierto como que elSeñorvive y que tú vives, ¡nunca te dejaré!

Así que continuaron juntos a Jericó.

5 Después el grupo de profetas de Jericó se acercó a Eliseo para preguntarle:

—¿Sabías que hoy elSeñorse llevará a tu amo?

—Claro que lo sé —contestó Eliseo—, ¡pero no digan nada!

6 Entonces Elías le dijo a Eliseo:

—Quédate aquí, porque elSeñorme dijo que fuera al río Jordán.

Pero una vez más, Eliseo respondió:

—Tan cierto como que elSeñorvive y que tú vives, ¡nunca te dejaré!

Así que siguieron juntos.

7 Cincuenta hombres del grupo de profetas también fueron y observaron de lejos cuando Elías y Eliseo se detuvieron junto al río Jordán.

8 Luego Elías dobló su manto y con él golpeó el agua. ¡El río se dividió en dos y ambos cruzaron sobre tierra seca!

9 Cuando llegaron al otro lado, Elías le dijo a Eliseo:

—Dime qué puedo hacer por ti antes de ser llevado.

Y Eliseo respondió:

—Te pido que me permitas heredar una doble porción de tu espíritu y que llegue a ser tu sucesor.

10 —Has pedido algo difícil —respondió Elías—. Si me ves en el momento en que sea llevado de tu lado, recibirás lo que pediste; pero si no me ves, no lo recibirás.

11 Mientras iban caminando y conversando, de pronto apareció un carro de fuego, tirado por caballos de fuego. Pasó entre los dos hombres y los separó, y Elías fue llevado al cielo por un torbellino.

12 Eliseo lo vio y exclamó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!». Mientras desaparecían de su vista, rasgó su ropa en señal de angustia.

13 Entonces Eliseo tomó el manto de Elías, el cual se había caído cuando fue llevado, y regresó a la orilla del río Jordán.

14 Golpeó el agua con el manto de Elías y exclamó: «¿Dónde está elSeñor, Dios de Elías?». Entonces el río se dividió en dos y Eliseo lo cruzó.

15 Cuando el grupo de profetas de Jericó vio desde lejos lo que había sucedido, exclamaron: «¡El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo!». Enseguida salieron a su encuentro y se inclinaron hasta el suelo delante de él.

16 —Señor —le dijeron—, usted tan solo dé la orden y cincuenta de nuestros hombres más fuertes buscarán a su amo por todo el desierto. Tal vez el Espíritu delSeñorlo haya dejado en alguna montaña o en algún valle.

—No —respondió Eliseo—, no los manden.

17 Pero ellos insistieron tanto que él, avergonzado, finalmente aceptó:

—Está bien —les dijo—, mándenlos.

Así que cincuenta hombres buscaron a Elías durante tres días, pero no lo encontraron.

18 Eliseo aún estaba en Jericó cuando los hombres regresaron. «¿Acaso no les dije que no fueran?», preguntó.

Primeros milagros de Eliseo

19 Cierto día, los líderes de la ciudad de Jericó fueron a visitar a Eliseo.

—Tenemos un problema, señor —le dijeron—. Como puedes ver, esta ciudad está situada en un entorno agradable, pero el agua es mala y la tierra no produce.

20 Eliseo dijo:

—Tráiganme un recipiente nuevo y pónganle sal.

Así que se lo llevaron

21 y Eliseo fue hasta el manantial que suministraba el agua a la ciudad, le echó la sal y dijo: «Esto dice elSeñor: “Yo he purificado el agua, ya no causará muerte ni esterilidad”».

22 Desde entonces el agua quedó pura, tal como dijo Eliseo.

23 Después Eliseo salió de Jericó y subió a Betel. Mientras iba por el camino, unos muchachos de la ciudad comenzaron a burlarse y a reírse de él. «¡Vete de aquí, viejo calvo! —gritaban—. ¡Vete de aquí, viejo calvo!».

24 Eliseo se dio la vuelta, los miró y los maldijo en el nombre delSeñor. Entonces dos osos salieron del bosque y atacaron a cuarenta y dos de ellos.

25 De allí, Eliseo fue al monte Carmelo y finalmente regresó a Samaria.

2 Reyes 3

Guerra entre Israel y Moab

1 Joram,hijo de Acab, comenzó a gobernar Israel durante el año dieciocho del reinado de Josafat en Judá y reinó en Samaria doce años.

2 Joram hizo lo malo a los ojos delSeñor, aunque no tanto como su padre y su madre. Por lo menos derribó la columna sagrada de Baal que su padre había levantado.

3 Sin embargo, continuó con los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, había cometido e hizo cometer al pueblo de Israel.

4 Mesa, rey de Moab, se dedicaba a la cría de ovejas. Acostumbraba pagar al rey de Israel un tributo anual de cien mil corderos y la lana de cien mil carneros;

5 pero después de la muerte de Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel.

6 Entonces el rey Joram sin demora reunió al ejército de Israel y marchó desde Samaria.

7 Ya en camino, envió este mensaje a Josafat, rey de Judá: «El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Saldrás conmigo a la batalla contra él?».

Josafat le respondió: «¡Por supuesto! Tú y yo somos como uno; mis tropas son tus tropas y mis caballos son tus caballos».

8 Entonces preguntó: «¿Qué camino tomaremos?».

Joram contestó: «Atacaremos desde el desierto de Edom».

9 El rey de Edom y sus tropas también se unieron a ellos, y los tres ejércitos dieron un rodeo a través del desierto durante siete días; pero no había agua para los hombres ni para los animales.

10 —¿Qué haremos ahora? —clamó el rey de Israel—. ElSeñornos ha traído a los tres aquí para que el rey de Moab nos derrote.

11 Pero el rey Josafat de Judá preguntó:

—¿Acaso no hay ningún profeta delSeñorcon nosotros? Si es así, podemos preguntarle alSeñorpor medio de él qué debemos hacer.

Uno de los oficiales del rey Joram respondió:

—Eliseo, hijo de Safat, está entre nosotros. Él era el ayudante personal de Elías.

12 —Sí, elSeñorhabla por medio de él —dijo Josafat.

Así que el rey de Israel, el rey Josafat de Judá y el rey de Edom fueron a consultar a Eliseo.

13 —¿Por qué has venido a verme a mí?—preguntó Eliseo al rey de Israel—. ¡Busca a los profetas paganos de tu padre y de tu madre!

Pero Joram, rey de Israel, dijo:

—¡No! ¿Acaso no ha sido elSeñorquien nos trajo a los tres reyes aquí para que el rey de Moab nos derrote?

14 Eliseo respondió:

—Tan cierto como que elSeñorTodopoderoso vive, a quien sirvo, si no fuera por el respeto que le tengo al rey Josafat de Judá, no perdería el tiempo hablando contigo.

15 Ahora, tráiganme a alguien que sepa tocar el arpa.

Mientras tocaban el arpa, el poderdelSeñorvino sobre Eliseo,

16 quien dijo:

—Esto dice elSeñor: “¡Este valle seco se llenará de lagunas!

17 Ustedes no verán viento ni lluvia, dice elSeñor, pero este valle se llenará de agua. Habrá suficiente para ustedes, para su ganado y para los demás animales;

18 pero eso es algo muy sencillo para elSeñor, ¡porque él les dará la victoria sobre el ejército de Moab!

19 Ustedes conquistarán las mejores ciudades de Moab, incluso las que están fortificadas. Cortarán todos los árboles buenos, taparán todos los manantiales y con piedras arruinarán toda la tierra productiva”.

20 Al día siguiente, como a la hora que se ofrecía el sacrificio matutino, ¡de repente apareció agua! Fluía desde Edom, y pronto hubo agua por todos lados.

21 Mientras tanto, cuando los moabitas se enteraron de que los tres ejércitos marchaban contra ellos, movilizaron a todos los hombres que tenían edad suficiente para ceñirse una espada, y tomaron posiciones a lo largo de la frontera.

22 Ahora bien, cuando se levantaron a la mañana siguiente, el sol se reflejaba en el agua de tal forma que a los moabitas les pareció ver rojo, como si fuera sangre.

23 «¡Es sangre! —exclamaban—. ¡Seguro los tres ejércitos se atacaron mutuamente y se mataron unos a otros! ¡Hombres de Moab, vamos a recoger el botín!».

24 Sin embargo, cuando los moabitas llegaron al campamento de los israelitas, el ejército de Israel se levantó y los atacó hasta que se dieron la vuelta y huyeron. Las tropas de Israel los persiguieron hasta dentro de la tierra de Moab, destruyendo todo lo que encontraban a su paso.

25 Destruyeron las ciudades, cubrieron con piedras toda la tierra productiva, taparon todos los manantiales y cortaron todos los árboles buenos. Lo último que quedaba en pie era Kir-hareset con sus murallas de piedra, pero algunos hombres con hondas la rodearon y la atacaron.

26 Cuando el rey de Moab vio que estaba perdiendo la batalla, salió con setecientos de sus espadachines en un intento desesperado por penetrar en las filas enemigas que estaban cerca del rey de Edom, pero fracasaron.

27 Después el rey de Moab tomó a su hijo mayor, el heredero al trono, y lo sacrificó como una ofrenda quemada sobre la muralla. En consecuencia, hubo un gran enojo contra Israely los israelitas se retiraron y regresaron a su tierra.

2 Reyes 4

Eliseo ayuda a una viuda pobre

1 Cierto día, la viuda de un miembro del grupo de profetas fue a ver a Eliseo y clamó:

—Mi esposo, quien te servía, ha muerto, y tú sabes cuánto él temía alSeñor; pero ahora ha venido un acreedor y me amenaza con llevarse a mis dos hijos como esclavos.

2 —¿Cómo puedo ayudarte? —preguntó Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en tu casa?

—No tengo nada, solo un frasco de aceite de oliva —contestó ella.

3 Entonces Eliseo le dijo:

—Pídeles a tus amigos y vecinos que te presten todas las jarras vacías que puedan.

4 Luego ve a tu casa con tus hijos y cierra la puerta. Vierte en las jarras el aceite de oliva que tienes en tu frasco y cuando se llenen ponlas a un lado.

5 Entonces ella hizo lo que se le indicó. Sus hijos le traían las jarras y ella las llenaba una tras otra.

6 ¡Pronto todas las jarras estaban llenas hasta el borde!

—Tráeme otra jarra —le dijo a uno de sus hijos.

—¡Ya no hay más! —le respondió.

Al instante, el aceite de oliva dejó de fluir.

7 Cuando ella le contó al hombre de Dios lo que había sucedido, él le dijo: «Ahora vende el aceite de oliva y paga tus deudas; tú y tus hijos pueden vivir de lo que sobre».

Eliseo y la mujer de Sunem

8 Cierto día, Eliseo fue a la ciudad de Sunem y una mujer rica que vivía allí le insistió que fuera a comer a su casa. Después, cada vez que él pasaba por allí, se detenía en esa casa para comer algo.

9 Entonces la mujer le dijo a su esposo: «Estoy segura de que este hombre que pasa por aquí de vez en cuando es un santo hombre de Dios.

10 Construyamos un pequeño cuarto en el techo para él y pongámosle una cama, una mesa, una silla y una lámpara. Así tendrá un lugar dónde quedarse cada vez que pase por aquí».

11 Cierto día, Eliseo regresó a Sunem y subió a ese cuarto para descansar.

12 Entonces le dijo a su sirviente, Giezi: «Dile a la mujer sunamita que quiero hablar con ella». Cuando ella llegó,

13 Eliseo le dijo a Giezi: «Dile: “Agradecemos tu amable interés por nosotros. ¿Qué podemos hacer por ti? ¿Quieres que te recomendemos con el rey o con el comandante del ejército?”».

«No —contestó ella—, mi familia me cuida bien».

14 Más tarde, Eliseo le preguntó a Giezi:

—¿Qué podemos hacer por ella?

—Ella no tiene hijos —contestó Giezi—, y su esposo ya es anciano.

15 —Llámala de nuevo —le dijo Eliseo.

La mujer regresó y se quedó de pie en la puerta mientras Eliseo le dijo:

16 —El año que viene, por esta fecha, ¡tendrás un hijo en tus brazos!

—¡No, señor mío! —exclamó ella—. Hombre de Dios, no me engañes así ni me des falsas esperanzas.

17 Efectivamente, la mujer pronto quedó embarazada y al año siguiente, por esa fecha, tuvo un hijo, tal como Eliseo le había dicho.

18 Cierto día, el niño, ya más grande, salió a ayudar a su padre en el trabajo con los cosechadores,

19 y de repente gritó: «¡Me duele la cabeza! ¡Me duele la cabeza!».

Su padre le dijo a uno de sus sirvientes: «Llévalo a casa, junto a su madre».

20 Entonces el sirviente lo llevó a su casa, y la madre lo sostuvo en su regazo; pero cerca del mediodía, el niño murió.

21 Ella lo subió y lo recostó sobre la cama del hombre de Dios; luego cerró la puerta y lo dejó allí.

22 Después le envió un mensaje a su esposo: «Mándame a uno de los sirvientes y un burro para que pueda ir rápido a ver al hombre de Dios y luego volver enseguida».

23 —¿Por qué ir hoy? —preguntó él—. No es ni festival de luna nueva ni día de descanso.

Pero ella dijo:

—No importa.

24 Entonces ensilló el burro y le dijo al sirviente: «¡Apúrate! Y no disminuyas el paso a menos que yo te lo diga».

25 Cuando ella se acercaba al hombre de Dios, en el monte Carmelo, Eliseo la vio desde lejos y le dijo a Giezi: «Mira, allí viene la señora de Sunem.

26 Corre a su encuentro y pregúntale: “¿Están todos bien, tú, tu esposo y tu hijo?”».

«Sí —contestó ella—, todo está bien».

27 Sin embargo, cuando ella se encontró con el hombre de Dios en la montaña, se postró en el suelo delante de él y se agarró de sus pies. Giezi comenzó a apartarla, pero el hombre de Dios dijo: «Déjala. Está muy angustiada, pero elSeñorno me ha dicho qué le pasa».

28 Entonces ella dijo: «¿Acaso yo te pedí un hijo, señor mío? ¿Acaso no te dije: “No me engañes ni me des falsas esperanzas”?».

29 Enseguida Eliseo le dijo a Giezi: «¡Prepárate para salir de viaje,toma mi vara y vete! No hables con nadie en el camino. Ve rápido y pon la vara sobre el rostro del niño».

30 Pero la madre del niño dijo: «Tan cierto como que elSeñorvive y que usted vive, yo no regresaré a mi casa a menos que usted venga conmigo». Así que Eliseo volvió con ella.

31 Giezi se adelantó apresuradamente y puso la vara sobre el rostro del niño, pero no pasó nada. No daba señales de vida. Entonces regresó a encontrarse con Eliseo y le dijo: «El niño sigue muerto».

32 En efecto, cuando Eliseo llegó, el niño estaba muerto, acostado en la cama del profeta.

33 Eliseo entró solo, cerró la puerta tras sí y oró alSeñor.

34 Después se tendió sobre el cuerpo del niño, puso su boca sobre la boca del niño, sus ojos sobre sus ojos y sus manos sobre sus manos. Mientras se tendía sobre él, ¡el cuerpo del niño comenzó a entrar en calor!

35 Entonces Eliseo se levantó, caminó de un lado a otro en la habitación, y se tendió nuevamente sobre el niño. ¡Esta vez el niño estornudó siete veces y abrió los ojos!

36 Entonces Eliseo llamó a Giezi y le dijo: «¡Llama a la madre del niño!». Cuando ella entró, Eliseo le dijo: «¡Aquí tienes, toma a tu hijo!».

37 Ella cayó a los pies de Eliseo y se inclinó ante él llena de gratitud. Después tomó a su hijo en brazos y lo llevó abajo.

Milagros durante un tiempo de hambre

38 Eliseo regresó a Gilgal, y había hambre en la tierra. Cierto día, mientras un grupo de profetas estaba sentado frente a él, le dijo a su sirviente: «Pon una olla grande al fuego y prepara un guisado para el resto del grupo».

39 Entonces uno de los jóvenes fue al campo a recoger hierbas y regresó con el bolsillo lleno de calabazas silvestres. Las cortó en tiras y las puso en la olla, sin darse cuenta de que eran venenosas.

40 Sirvieron un poco del guisado a los hombres, quienes después de comer uno o dos bocados, gritaron: «¡Hombre de Dios, este guisado está envenenado!». Así que no quisieron comerlo.

41 Eliseo les dijo: «Tráiganme un poco de harina». Entonces la arrojó en la olla y dijo: «Ahora está bien, sigan comiendo». Y ya no les hizo daño.

42 Otro día, un hombre de Baal-salisa le trajo al hombre de Dios un saco de grano fresco y veinte panes de cebada que había preparado con el primer grano de su cosecha. Entonces Eliseo dijo:

—Dénselo a la gente para que coma.

43 —¿Qué? —exclamó el sirviente—. ¿Alimentar a cien personas solo con esto?

Pero Eliseo reiteró:

—Dénselo a la gente para que coma, porque esto dice elSeñor: “¡Todos comerán, y hasta habrá de sobra!”.

44 Cuando se lo dieron a la gente, hubo suficiente para todos y sobró, tal como elSeñorhabía prometido.

2 Reyes 5

Naamán es sanado

1 El rey de Aram sentía una gran admiración por Naamán, el comandante del ejército, porque elSeñorle había dado importantes victorias a Aram por medio de él; pero a pesar de ser un poderoso guerrero, Naamán padecía de lepra.

2 En ese tiempo, los saqueadores arameos habían invadido la tierra de Israel, y entre sus cautivos se encontraba una muchacha a quien habían entregado a la esposa de Naamán como criada.

3 Cierto día, la muchacha le dijo a su señora: «Si mi amo tan solo fuera a ver al profeta de Samaria; él lo sanaría de su lepra».

4 Entonces Naamán le contó al rey lo que había dicho la joven israelita.

5 «Ve a visitar al profeta —le dijo el rey de Aram—. Te daré una carta de presentación para que se la lleves al rey de Israel».

Entonces Naamán emprendió viaje y llevaba de regalo trescientos cuarenta kilos de plata, sesenta y ocho kilos de oro,y diez mudas de ropa.

6 La carta para el rey de Israel decía: «Mediante esta carta presento a mi siervo Naamán. Quiero que lo sanes de su lepra».

7 Cuando el rey de Israel leyó la carta, horrorizado, rasgó sus vestiduras y dijo: «¡Este hombre me manda a un leproso para que lo sane! ¿Acaso soy Dios para dar vida y quitarla? Creo que solo busca pelear conmigo».

8 Sin embargo, cuando Eliseo, hombre de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras en señal de aflicción, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan disgustado? Envíame a Naamán, así él sabrá que hay un verdadero profeta en Israel».

9 Entonces Naamán fue con sus caballos y carros de guerra y esperó frente a la puerta de la casa de Eliseo;

10 pero Eliseo le mandó a decir mediante un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás de la lepra».

11 Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre delSeñorsu Dios ¡y me sanara!

12 ¿Acaso los ríos de Damasco —el Abaná y el Farfar— no son mejores que cualquier río de Israel? ¿Por qué no puedo lavarme en uno de ellos y sanarme?». Así que Naamán dio media vuelta y salió enfurecido.

13 Sus oficiales trataron de hacerle entrar en razón y le dijeron: «Señor,si el profeta le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil, ¿usted no lo habría hecho? Así que en verdad debería obedecerlo cuando sencillamente le dice: “¡Ve, lávate y te curarás!”».

14 Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó!

15 Después Naamán y todo su grupo regresaron a buscar al hombre de Dios. Se pararon ante él, y Naamán le dijo:

—Ahora sé que no hay Dios en todo el mundo, excepto en Israel. Así que le ruego que acepte un regalo de su siervo.

16 Pero Eliseo respondió:

—Tan cierto como que elSeñorvive, a quien yo sirvo, no aceptaré ningún regalo.

Aunque Naamán insistió en que aceptara el regalo, Eliseo se negó.

17 Entonces Naamán le dijo:

—Está bien, pero permítame, por favor, cargar dos de mis mulas con tierra de este lugar, y la llevaré a mi casa. A partir de ahora, nunca más presentaré ofrendas quemadas o sacrificios a ningún otro dios que no sea elSeñor.

18 Sin embargo, que elSeñorme perdone en una sola cosa: cuando mi amo, el rey, vaya al templo del dios Rimón para rendirle culto y se apoye en mi brazo, que elSeñorme perdone cuando yo también me incline.

19 —Ve en paz —le dijo Eliseo.

Así que Naamán emprendió el regreso a su casa.

La codicia de Giezi

20 Ahora bien, Giezi, el sirviente de Eliseo, hombre de Dios, se dijo a sí mismo: «Mi amo no debería haber dejado ir al arameo sin aceptar ninguno de sus regalos. Tan cierto como que elSeñorvive, yo iré tras él y le sacaré algo».

21 Entonces Giezi salió en busca de Naamán.

Cuando Naamán vio que Giezi corría detrás de él, bajó de su carro de guerra y fue a su encuentro.

—¿Está todo bien? —le preguntó Naamán.

22 —Sí —contestó Giezi—, pero mi amo me mandó a decirle que acaban de llegar dos jóvenes profetas de la zona montañosa de Efraín; y él quisiera treinta y cuatro kilosde plata y dos mudas de ropa para ellos.

23 —Por supuesto, llévate el doblede la plata —insistió Naamán.

Así que le dio dos mudas de ropa, amarró el dinero en dos bolsas y mandó a dos de sus sirvientes para que le llevaran los regalos.

24 Cuando llegaron a la ciudadela,Giezi tomó los regalos de mano de los sirvientes y despidió a los hombres. Luego entró en su casa y escondió los regalos.

25 Cuando entró para ver a su amo, Eliseo le preguntó:

—¿Adónde fuiste, Giezi?

—A ninguna parte —le contestó él.

26 Pero Eliseo le preguntó:

—¿No te das cuenta de que yo estaba allí en espíritu cuando Naamán bajó de su carro de guerra para ir a tu encuentro? ¿Acaso es momento de recibir dinero y ropa, olivares y viñedos, ovejas y ganado, sirvientes y sirvientas?

27 Por haber hecho esto, tú y todos tus descendientes sufrirán la lepra de Naamán para siempre.

Cuando Giezi salió de la habitación, estaba cubierto de lepra; su piel se puso blanca como la nieve.

2 Reyes 6

La cabeza del hacha que flotó

1 Cierto día, el grupo de profetas fue a ver a Eliseo para decirle:

—Como puedes ver, este lugar, donde nos reunimos contigo es demasiado pequeño.

2 Bajemos al río Jordán, donde hay bastantes troncos. Allí podemos construir un lugar para reunirnos.

—Me parece bien —les dijo Eliseo—, vayan.

3 —Por favor, ven con nosotros —le dijo uno de ellos.

—Está bien, iré —contestó él.

4 Entonces Eliseo fue con ellos. Una vez que llegaron al Jordán, comenzaron a talar árboles;

5 pero mientras uno de ellos cortaba un árbol, la cabeza de su hacha cayó al río.

—¡Ay, señor! —gritó—. ¡Era un hacha prestada!

6 —¿Dónde cayó? —preguntó el hombre de Dios.

Cuando le mostró el lugar, Eliseo cortó un palo y lo tiró al agua en ese mismo sitio. Entonces la cabeza del hacha salió a flote.

7 —Agárrala —le dijo Eliseo.

Y el hombre extendió la mano y la tomó.

Eliseo atrapa a los arameos

8 Cada vez que el rey de Aram entraba en guerra con Israel, consultaba con sus funcionarios y les decía: «Movilizaremos nuestras fuerzas en tal y tal lugar».

9 Sin embargo, de inmediato Eliseo, hombre de Dios, le advertía al rey de Israel: «No te acerques a ese lugar, porque allí los arameos piensan movilizar sus tropas».

10 Entonces el rey de Israel mandaba un aviso al lugar indicado por el hombre de Dios. Varias veces Eliseo le advirtió al rey para que estuviera alerta en esos lugares.

11 Esa situación disgustó mucho al rey de Aram y llamó a sus oficiales y les preguntó:

—¿Quién de ustedes es el traidor? ¿Quién ha estado informándole al rey de Israel acerca de mis planes?

12 —No somos nosotros, mi señor el rey —respondió uno de los oficiales—. ¡Eliseo, el profeta de Israel, le comunica al rey de Israel hasta las palabras que usted dice en la intimidad de su alcoba!

13 —Vayan a averiguar dónde está —les ordenó el rey—, para mandar soldados a capturarlo.

Luego le avisaron: «Eliseo está en Dotán».

14 Así que una noche, el rey de Aram envió un gran ejército con muchos caballos y carros de guerra para rodear la ciudad.

15 Al día siguiente, cuando el sirviente del hombre de Dios se levantó temprano y salió, había tropas, caballos y carros de guerra por todos lados.

—¡Oh señor! ¿Qué vamos a hacer ahora? —gritó el joven a Eliseo.

16 —¡No tengas miedo! —le dijo Eliseo—. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos!

17 Entonces Eliseo oró: «OhSeñor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!». Así que elSeñorabrió los ojos del joven, y cuando levantó la vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros de fuego.

18 Cuando el ejército arameo avanzó hacia él, Eliseo rogó: «OhSeñor, haz que ellos queden ciegos». Entonces elSeñorlos hirió con ceguera, tal como Eliseo había pedido.

19 Luego Eliseo salió y les dijo: «¡Ustedes vinieron por el camino equivocado! ¡Esta no es la ciudad correcta! Síganme y los llevaré a donde está el hombre que buscan», y los guió a la ciudad de Samaria.

20 Apenas entraron en Samaria, Eliseo pidió en oración: «OhSeñor, ahora ábreles los ojos para que vean». Entonces elSeñorles abrió los ojos, y se dieron cuenta de que estaban en el centro de la ciudad de Samaria.

21 Cuando el rey de Israel los vio, gritó a Eliseo:

—¿Los mato, padre mío, los mato?

22 —¡Claro que no! —contestó Eliseo—. ¿Acaso matamos a los prisioneros de guerra? Dales de comer y de beber, y mándalos de regreso a su casa, con su amo.

23 Entonces el rey hizo un gran banquete para ellos y luego los mandó de regreso a su amo. Después de este incidente, los saqueadores arameos se mantuvieron lejos de la tierra de Israel.

Ben-adad sitia Samaria

24 Sin embargo, tiempo después, el rey de Aram reunió a todo su ejército y sitió Samaria.

25 Como consecuencia, hubo mucha hambre en la ciudad. Estuvo sitiada por tanto tiempo que la cabeza de un burro se vendía por ochenta piezas de plata, y trescientos mililitros de estiércol de paloma se vendía por cinco piezasde plata.

26 Cierto día, mientras el rey de Israel caminaba por la muralla de la ciudad, una mujer lo llamó:

—¡Mi señor el rey, por favor, ayúdeme! —le dijo.

27 Él le respondió:

—Si elSeñorno te ayuda, ¿qué puedo hacer yo? No tengo comida en el granero ni vino en la prensa para darte.

28 Pero después el rey le preguntó:

—¿Qué te pasa?

Ella contestó:

—Esta mujer me dijo: “Mira, comámonos a tu hijo hoy y mañana nos comeremos al mío”.

29 Entonces cocinamos a mi hijo y nos lo comimos. Al día siguiente, yo le dije: “Mata a tu hijo para que nos lo comamos”, pero ella lo había escondido.

30 Cuando el rey oyó esto, rasgó sus vestiduras en señal de desesperación; y como seguía caminando por la muralla, la gente pudo ver que debajo del manto real tenía tela áspera puesta directamente sobre la piel.

31 Entonces el rey juró: «Que Dios me castigue y aun me mate si hoy mismo no separo la cabeza de Eliseo de sus hombros».

32 Eliseo estaba sentado en su casa con los ancianos de Israel cuando el rey mandó a un mensajero a llamarlo; pero antes de que llegara el mensajero, Eliseo dijo a los ancianos: «Un asesino ya mandó a un hombre a cortarme la cabeza. Cuando llegue, cierren la puerta y déjenlo afuera. Pronto oiremos los pasos de su amo detrás de él».

33 Mientras Eliseo decía esto, el mensajero llegó, y el reydijo:

—¡Todo este sufrimiento viene delSeñor! ¿Por qué seguiré esperando alSeñor?

2 Reyes 7

1 Eliseo le respondió:

—¡Escucha el mensaje delSeñor! Esto dice elSeñor: “Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, siete litros de harina selecta costarán apenas una pieza de platay catorce litros de grano de cebada costarán apenas una pieza de plata”.

2 El funcionario que atendía al rey le dijo al hombre de Dios:

—¡Eso sería imposible aunque elSeñorabriera las ventanas del cielo!

Pero Eliseo le respondió:

—¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!

Unos leprosos visitan el campamento enemigo

3 Sucedió que había cuatro hombres con leprasentados en la entrada de las puertas de la ciudad. «¿De qué nos sirve sentarnos aquí a esperar la muerte? —se preguntaban unos a otros—.

4 Si nos quedamos aquí, moriremos, pero con el hambre que hay en la ciudad, moriremos de hambre también allá si regresamos. Así que mejor sería ir y entregarnos al ejército arameo. Si ellos nos perdonan la vida, mucho mejor; pero si nos matan, igual habríamos muerto».

5 Así que, al ponerse el sol, salieron hacia el campamento de los arameos; pero cuando se aproximaron al límite del campamento, ¡no había nadie!

6 Pues el Señor había hecho que el ejército arameo escuchara el traqueteo de carros de guerra a toda velocidad, el galope de caballos y los sonidos de un gran ejército que se acercaba. Por eso se gritaron unos a otros: «¡El rey de Israel ha contratado a los hititas y a los egipciospara que nos ataquen!».

7 Así que se llenaron de pánico y huyeron en la oscuridad de la noche; abandonaron sus carpas, sus caballos, sus burros y todo lo demás, y corrieron para salvar la vida.

8 Cuando los leprosos llegaron al límite del campamento, fueron de carpa en carpa, comieron y bebieron vino, sacaron plata, oro y ropa, y escondieron todo.

9 Finalmente se dijeron entre ellos: «Esto no está bien. Hoy es un día de buenas noticias, ¡y nosotros no lo hemos dicho a nadie! Si esperamos hasta la mañana, seguro que nos ocurre alguna calamidad. ¡Vamos, regresemos al palacio y contémosle a la gente!».

10 Así que regresaron a la ciudad e informaron a los porteros lo que había sucedido. «Salimos al campamento arameo —dijeron—, ¡y allí no había nadie! Los caballos y los burros estaban atados, y todas las carpas estaban en orden, ¡pero no había ni una sola persona!».

11 Entonces los porteros gritaron la noticia a la gente del palacio.

Israel saquea el campamento

12 El rey se levantó de su cama a la mitad de la noche y dijo a sus oficiales:

—Yo sé lo que pasó. Los arameos saben que estamos muriendo de hambre, por eso abandonaron su campamento y están escondidos en el campo; esperan que salgamos de la ciudad para capturarnos vivos y tomar la ciudad.

13 Entonces uno de sus oficiales le dijo:

—Deberíamos mandar espías a investigar. Que se lleven cinco de los caballos que quedan. Si les pasa algo, no será peor que si se quedan aquí y mueren con todos nosotros.

14 Así que prepararon dos carros de guerra con caballos, y el rey envió espías para que averiguaran qué le había sucedido al ejército arameo.

15 Los espías recorrieron todo el camino hasta el río Jordán siguiendo un rastro de prendas y objetos tirados por los arameos cuando huyeron desesperadamente. Luego regresaron y le informaron al rey.

16 Entonces la gente de Samaria salió corriendo y saqueó el campamento de los arameos. Así se cumplió ese día, tal como elSeñorhabía prometido, que se venderían siete litros de harina selecta por una pieza de plata y catorce litros de grano de cebada por una pieza de plata.

17 El rey asignó al funcionario que lo atendía para que controlara a las multitudes en la puerta, pero cuando salieron corriendo, lo atropellaron y lo pisotearon y así el hombre murió.

Así que todo sucedió exactamente como el hombre de Dios lo había predicho cuando el rey fue a verlo a su casa.

18 El hombre de Dios le había dicho al rey: «Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, siete litros de harina selecta costarán una pieza de plata y catorce litros de grano de cebada costarán una pieza de plata».

19 El funcionario del rey había respondido: «¡Eso sería imposible aunque elSeñorabriera las ventanas del cielo!». Y el hombre de Dios había dicho: «¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!».

20 Y así fue, las multitudes lo aplastaron y murió a la entrada de la ciudad.

2 Reyes 8

La mujer sunamita regresa a su casa

1 Eliseo le había dicho a la madre del niño que él había resucitado: «Toma a tu familia y múdate a algún otro lugar, porque elSeñorha decretado que habrá hambre en Israel durante siete años».

2 Entonces la mujer hizo lo que el hombre de Dios le indicó. Tomó a su familia y se estableció en la tierra de los filisteos por siete años.

3 Una vez que pasó el hambre, la mujer regresó de la tierra de los filisteos y fue a ver al rey para recuperar su casa y sus tierras.

4 Cuando ella entró, el rey estaba conversando con Giezi, el sirviente del hombre de Dios, y acababa de decirle: «Cuéntame algunas de las grandes cosas que ha hecho Eliseo».

5 Cuando Giezi estaba relatándole al rey la ocasión en que Eliseo le había devuelto la vida a un niño, en ese preciso instante, la madre del niño entró para presentarle al rey la petición de su casa y de sus tierras.

—¡Mire, mi señor el rey! —exclamó Giezi—. ¡Ella es la mujer y este es su hijo, el que Eliseo volvió a la vida!

6 —¿Es cierto? —le preguntó el rey.

Y ella le contó la historia. Entonces el rey dio instrucciones a uno de sus funcionarios para que la mujer recuperara todo lo que había perdido, incluso el valor de todos los cultivos que se habían cosechado durante su ausencia.

Hazael mata a Ben-adad

7 Luego Eliseo fue a Damasco, la capital de Aram, donde el rey Ben-adad estaba enfermo. Cuando alguien le informó al rey que el hombre de Dios había llegado,

8 el rey le dijo a Hazael: «Llévale un regalo al hombre de Dios. Luego dile que le pregunte alSeñor: “¿Voy a recuperarme de esta enfermedad?”».

9 Entonces Hazael cargó cuarenta camellos con los mejores productos de Damasco para regalarle a Eliseo. Fue a verlo y le dijo:

—Tu siervo Ben-adad, rey de Aram, me ha enviado a preguntarte: “¿Voy a recuperarme de esta enfermedad?”.

10 Eliseo contestó:

—Ve y dile: “Ciertamente te recuperarás”. ¡Pero la verdad es que elSeñorme ha mostrado que morirá!

11 Eliseo se quedó mirando a Hazaeltan fijamente que Hazael se sintió incómodo.Entonces el hombre de Dios se puso a llorar.

12 —¿Qué pasa, mi señor? —le preguntó Hazael.

—Yo sé las cosas terribles que tú le harás al pueblo de Israel —contestó Eliseo—. ¡Quemarás sus ciudades fortificadas, matarás a sus muchachos a filo de espada, estrellarás a sus niños contra el suelo y abrirás el vientre a sus mujeres embarazadas!

13 Entonces Hazael le dijo:

—¿Cómo podría un don nadie como yohacer cosas tan grandes como esas?

Eliseo le contestó:

—ElSeñorme ha mostrado que tú serás rey de Aram.

14 Cuando Hazael se despidió de Eliseo y regresó, el rey le preguntó:

—¿Qué te dijo Eliseo?

—Me dijo que es seguro que te recuperarás —contestó Hazael.

15 Ahora bien, al día siguiente, Hazael agarró una manta, la empapó en agua y se la puso al rey sobre la cara hasta que murió. Entonces Hazael pasó a ser el siguiente rey de Aram.

Yoram gobierna sobre Judá

16 Yoram, hijo del rey Josafat de Judá, comenzó a gobernar Judá durante el quinto año del reinado de Joram, hijo de Acab, rey de Israel.

17 Yoram tenía treinta y dos años cuando subió al trono, y reinó en Jerusalén ocho años.

18 Sin embargo, siguió el ejemplo de los reyes de Israel y fue tan perverso como el rey Acab, porque se había casado con una de las hijas de Acab. Así que Yoram hizo lo malo a los ojos delSeñor.

19 ElSeñorno quiso destruir a Judá porque le había prometido a su siervo David que sus descendientes seguirían gobernando, brillando como una lámpara por siempre.

20 Durante el reinado de Yoram, los edomitas se rebelaron contra Judá y coronaron a su propio rey.

21 Entonces Yorammarchó con todos sus carros de guerra a atacar la ciudad de Zair.Los edomitas rodearon a Yoram y a los comandantes de sus carros de guerra, pero él los atacó de nocheal abrigo de la oscuridad. Sin embargo, el ejército de Yoram lo abandonó y los soldados huyeron a sus casas.

22 Así que Edom ha sido independiente de Judá hasta el día de hoy. La ciudad de Libna también se rebeló por ese mismo tiempo.

23 Los demás acontecimientos del reinado de Yoram y todo lo que hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Judá.

24 Cuando Yoram murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Luego su hijo Ocozías lo sucedió en el trono.

Ocozías gobierna sobre Judá

25 Ocozías, hijo de Yoram, comenzó a gobernar Judá durante el año doce del reinado de Joram, hijo de Acab, rey de Israel.

26 Ocozías tenía veintidós años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén un año. Su madre se llamaba Atalía y era nieta del rey Omri de Israel.

27 Ocozías siguió el mal ejemplo de la familia del rey Acab. Hizo lo malo a los ojos delSeñor, igual que la familia de Acab, pues eran parientes políticos.

28 Ocozías se unió a Joram, hijo de Acab, en su guerra contra el rey Hazael de Aram en Ramot de Galaad. Cuando los arameos hirieron al rey Joram en la batalla,

29 él regresó a Jezreel para recuperarse de las heridas que había recibido en Ramot.Como Joram estaba herido, el rey Ocozías de Judá fue a visitarlo a Jezreel.

2 Reyes 9

Jehú es ungido rey de Israel

1 Mientras tanto, el profeta Eliseo mandó llamar a un miembro del grupo de profetas. «Prepárate para viajar—le dijo—, y llévate este frasco de aceite de oliva. Ve a Ramot de Galaad,

2 y busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Llévalo a un cuarto privado, lejos de sus amigos,

3 y derrama el aceite sobre su cabeza. Dile: “Esto dice elSeñor: ‘Yo te unjo para que seas rey de Israel’”. Luego abre la puerta ¡y corre por tu vida!».

4 Entonces el joven profeta hizo lo que se le indicó y fue a Ramot de Galaad.

5 Cuando llegó, encontró a Jehú sentado junto con otros oficiales del ejército.

—Tengo un mensaje para usted, comandante —le dijo.

—¿Para quién de nosotros? —preguntó Jehú.

—Para usted, comandante —le contestó.

6 Entonces Jehú dejó a los otros y entró en la casa. Acto seguido, el joven profeta derramó el aceite sobre la cabeza de Jehú y dijo: «Esto es lo que elSeñor, Dios de Israel, dice: “Yo te unjo rey del pueblo delSeñor, Israel.

7 Tú destruirás a la familia de Acab, tu amo. Así vengaré el asesinato de mis profetas y de todos los siervos delSeñora quienes Jezabel mató.

8 Es preciso que toda la familia de Acab sea aniquilada. Destruiré a cada uno de sus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel.

9 Destruiré a la familia de Acab así como destruí a las familias de Jeroboam, hijo de Nabat, y de Baasa, hijo de Ahías.

10 Los perros se comerán a Jezabel, la esposa de Acab, en la parcela en Jezreel, y nadie la enterrará”». Enseguida el joven profeta abrió la puerta y salió corriendo.

11 Jehú regresó a donde estaban los otros oficiales y uno de ellos le preguntó:

—¿Qué quería ese loco? ¿Está todo bien?

—Ya sabes cómo parlotea un hombre de esos —contestó Jehú.

12 —Estás ocultando algo —le dijeron ellos—, cuéntanos.

Entonces Jehú les contó:

—Él me dijo: “Esto dice elSeñor: ‘Yo te he ungido para que seas rey de Israel’”.

13 Enseguida ellos tendieron sus mantos sobre las gradas y tocaron el cuerno de carnero mientras gritaban: «¡Jehú es rey!».

Jehú mata a Joram y a Ocozías

14 Entonces Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, encabezó una conspiración contra el rey Joram. (Joram había estado con el ejército en Ramot de Galaad, defendiendo a Israel contra las fuerzas del rey Hazael de Aram;

15 pero el rey Joramfue herido durante la batalla y regresó a Jezreel para recuperarse). Así que Jehú dijo a sus hombres: «Si ustedes quieren que yo sea rey, no dejen que nadie salga de la ciudad y vaya a Jezreel para informar lo que hemos hecho».

16 Entonces Jehú subió a un carro de guerra y fue a Jezreel a buscar al rey Joram, quien estaba allí, acostado y herido. El rey Ocozías de Judá también se encontraba allí porque había ido a visitarlo.

17 Cuando el centinela de la torre de Jezreel divisó a Jehú y a sus acompañantes acercándose, gritó a Joram:

—¡Una compañía de soldados se aproxima!

—Manda a un jinete a preguntarles si vienen en son de paz —ordenó el rey Joram.

18 Así que salió un jinete al encuentro de Jehú y le dijo:

—El rey quiere saber si vienes en son de paz.

—¿Y tú qué sabes de paz? —preguntó Jehú—. ¡Únete a nosotros!

Entonces el centinela gritó al rey: «¡El mensajero llegó hasta ellos, pero no regresa!».

19 De modo que el rey envió a un segundo jinete, el cual cabalgó hasta donde ellos estaban y les dijo:

—El rey quiere saber si vienen en son de paz.

Y otra vez Jehú respondió:

—¿Y tú qué sabes de paz? ¡Únete a nosotros!

20 El centinela exclamó: «¡El mensajero llegó hasta ellos, pero tampoco regresa! Debe ser Jehú, el hijo de Nimsi, porque conduce como un loco».

21 «¡Rápido! ¡Preparen mi carro!», ordenó el rey Joram.

Entonces el rey Joram de Israel y el rey Ocozías de Judá salieron en sus carros de guerra a encontrarse con Jehú. Dieron con él en la parcela que había pertenecido a Nabot de Jezreel.

22 El rey Joram preguntó:

—¿Vienes en son de paz, Jehú?

—¿Cómo puede haber paz cuando la idolatría y la brujería de tu madre, Jezabel, están por todas partes? —contestó Jehú.

23 Entonces el rey Joram, dando vuelta a sus caballospara huir, le gritó a Ocozías: «¡Traición, Ocozías!».

24 Jehú tensó su arco y le disparó a Joram entre los hombros. La flecha le atravesó el corazón, y Joram cayó muerto dentro de su carro.

25 Luego Jehú le dijo a su oficial, Bidcar: «Arrójenlo en la parcela que perteneció a Nabot de Jezreel. ¿Recuerdas cuando tú y yo íbamos a caballo detrás de su padre, Acab? ElSeñordeclaró este mensaje en su contra cuando dijo:

26 “Juro solemnemente, dice elSeñor, que en esta misma parcela le daré su merecido por el asesinato que vi ayer de Nabot y de sus hijos”. Así que tírenlo en la propiedad de Nabot, tal como dijo elSeñor».

27 Al ver lo que pasaba, el rey Ocozías de Judá huyó por el camino que lleva a Bet-hagan. Entonces Jehú lo siguió gritando: «¡Dispárenle a él también!». Así que hirieron a Ocozíasen su carro de guerra en la cuesta de Gur, cerca de Ibleam. Pudo llegar hasta Meguido, pero allí murió.

28 Sus sirvientes lo llevaron en el carro de guerra hasta Jerusalén, donde lo enterraron junto a sus antepasados, en la Ciudad de David.

29 Ocozías había comenzado a reinar en Judá durante el año once del reinado de Joram, hijo de Acab.

Muerte de Jezabel

30 Cuando Jezabel, la reina madre, supo que Jehú había llegado a Jezreel, se pintó los párpados, se arregló el cabello y se sentó frente a una ventana.

31 Cuando Jehú entró por la puerta del palacio, ella le gritó: «¿Has venido en son de paz, asesino? ¡Tú eres igual a Zimri, quien mató a su amo!».

32 Jehú levantó la vista, la vio en la ventana y gritó: «¿Quién está de mi lado?». Entonces dos o tres eunucos se asomaron a verlo.

33 «¡Tírenla abajo!», gritó Jehú. Así que la arrojaron por la ventana, y su sangre salpicó la pared y los caballos; y Jehú pisoteó el cuerpo de Jezabel con las patas de sus caballos.

34 Luego Jehú entró al palacio, comió y bebió. Después de un rato dijo: «Que alguien se encargue de enterrar a esa maldita mujer, porque era hija de un rey»;

35 pero cuando fueron a enterrarla, solo encontraron el cráneo, los pies y las manos.

36 Cuando regresaron y le contaron a Jehú, él declaró: «Eso cumple el mensaje que elSeñordio por medio de su siervo Elías de Tisbé, quien dijo: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en la parcela de Jezreel.

37 Sus restos quedarán desparramados como estiércol en la parcela de Jezreel, para que nadie pueda reconocerla”».