1 Reyes 15

Abiam gobierna sobre Judá

1 Abiamcomenzó a gobernar Judá en el año dieciocho del reinado de Jeroboam en Israel.

2 Reinó en Jerusalén tres años. Su madre se llamaba Maaca, y era nieta de Absalón.

3 Abiam cometió los mismos pecados que había cometido su padre antes de él, y no fue fiel alSeñorsu Dios como lo había sido su antepasado David;

4 pero por amor a David, elSeñorsu Dios permitió que sus descendientes siguieran gobernando —brillando como una lámpara—, y le dio un hijo a Abiam para que reinara en Jerusalén después de él.

5 Pues David había hecho lo que era agradable a los ojos delSeñory obedeció los mandatos delSeñordurante toda su vida, menos en el asunto de Urías el hitita.

6 Hubo guerra entre Abiam y Jeroboamdurante todo el reinado de Abiam.

7 Los demás acontecimientos del reinado de Abiam y todo lo que él hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Judá. Hubo guerra constante entre Abiam y Jeroboam.

8 Cuando Abiam murió, lo enterraron en la Ciudad de David. Luego su hijo Asa lo sucedió en el trono.

Asa gobierna sobre Judá

9 Asa comenzó a gobernar Judá en el año veinte del reinado de Jeroboam en Israel.

10 Reinó en Judá cuarenta y un años. Su abuelaera Maaca, nieta de Absalón.

11 Asa hizo lo que era agradable a los ojos delSeñor, igual que su antepasado David.

12 Expulsó de la tierra a los prostitutos y prostitutas de los santuarios paganos, y se deshizo de todos los ídolosque habían hecho sus antepasados.

13 Hasta quitó a su abuela Maaca de su puesto de reina madre, porque ella había hecho un poste obsceno dedicado a la diosa Asera. Derribó el poste obsceno y lo quemó en el valle de Cedrón.

14 Aunque no se quitaron los santuarios paganos, el corazón de Asa se mantuvo totalmente fiel alSeñordurante toda su vida.

15 Llevó al templo delSeñorla plata, el oro y los diversos objetos que él y su padre habían dedicado.

16 Hubo guerra constante entre Asa, rey de Judá, y Baasa, rey de Israel.

17 El rey Baasa, de Israel, invadió Judá y fortificó Ramá, para que nadie pudiera entrar ni salir del territorio del rey Asa en Judá.

18 En respuesta, Asa tomó toda la plata y todo el oro que quedaban en los tesoros del templo delSeñory del palacio real, y encargó a unos de sus funcionarios que le enviaran todo a Ben-adad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Aram, que gobernaba en Damasco, junto con el siguiente mensaje:

19 «Hagamos un tratado,tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te envío de regalo plata y oro. Rompe el tratado con el rey Baasa de Israel, para que me deje en paz».

20 Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes de su ejército a atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades de Ijón, Dan, Abel-bet-maaca, toda Cineret y toda la tierra de Neftalí.

21 Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que ocurría, abandonó el proyecto de fortificar Ramá y se retiró a Tirsa.

22 Entonces el rey Asa mandó una orden por todo Judá mediante la cual exigía que toda persona, sin excepción, ayudara a transportar las piedras de construcción y la madera que Baasa estaba usando para fortificar Ramá. Asa empleó esos mismos materiales para fortificar la ciudad de Geba en Benjamín y la ciudad de Mizpa.

23 Los demás acontecimientos del reinado de Asa —el alcance de su poder, todo lo que hizo y los nombres de las ciudades que construyó— están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Judá. En su vejez se enfermó de los pies.

24 Cuando Asa murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David.

Luego Josafat, hijo de Asa, lo sucedió en el trono.

Nadab gobierna sobre Israel

25 Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a gobernar Israel en el segundo año del reinado de Asa, rey de Judá; y reinó en Israel dos años.

26 Él hizo lo malo a los ojos delSeñory siguió el ejemplo de su padre; continuó con los pecados que Jeroboam hizo cometer a Israel.

27 Tiempo después, Baasa, hijo de Ahías, de la tribu de Isacar, conspiró contra Nadab y lo asesinó mientras Nadab y el ejército de Israel sitiaban la ciudad filistea de Gibetón.

28 Baasa mató a Nadab en el tercer año del reinado de Asa, rey de Judá, y lo sucedió en el trono de Israel.

29 En cuanto subió al poder, Baasa masacró a todos los descendientes del rey Jeroboam, para que nadie de la familia real quedara con vida, tal como elSeñorhabía prometido acerca de Jeroboam por medio del profeta Ahías de Silo.

30 Así ocurrió porque Jeroboam había provocado el enojo delSeñor, Dios de Israel, con los pecados que había cometido y los que hizo cometer a Israel.

31 Los demás acontecimientos del reinado de Nadab y todo lo que él hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

Baasa gobierna sobre Israel

32 Hubo guerra constante entre el rey Asa de Judá y el rey Baasa de Israel.

33 Baasa, hijo de Ahías, comenzó a gobernar todo Israel en el tercer año del reinado de Asa, rey de Judá; y Baasa reinó en Tirsa veinticuatro años.

34 Él hizo lo malo a los ojos delSeñory siguió el ejemplo de Jeroboam; continuó con los pecados que Jeroboam hizo cometer a Israel.

1 Reyes 16

1 ElSeñorle dio el siguiente mensaje al rey Baasa mediante el profeta Jehú, hijo de Hananí:

2 «Yo te levanté del polvo para hacerte gobernar a mi pueblo Israel, pero tú seguiste el mal ejemplo de Jeroboam. Has provocado mi enojo al hacer pecar a mi pueblo Israel.

3 Así que ahora yo te destruiré a ti y a tu familia, tal como destruí a los descendientes de Jeroboam, hijo de Nabat.

4 A los miembros de la familia de Baasa que mueran en la ciudad se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres».

5 Los demás acontecimientos del reinado de Baasa y el alcance de su poder están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

6 Cuando Baasa murió, lo enterraron en Tirsa. Luego su hijo Ela lo sucedió en el trono.

7 El mensaje delSeñorcontra Baasa y su familia, por el profeta Jehú, hijo de Hananí, se dio porque Baasa había hecho lo malo a los ojos delSeñor(igual que la familia de Jeroboam), y también porque Baasa había destruido a la familia de Jeroboam. Los pecados de Baasa provocaron el enojo delSeñor.

Ela gobierna sobre Israel

8 Ela, hijo de Baasa, comenzó a gobernar Israel en el año veintiséis del reinado de Asa, rey de Judá; y reinó en la ciudad de Tirsa dos años.

9 Zimri, que era el comandante de la mitad de los carros de guerra del rey, tramó un plan para matarlo. Cierto día en Tirsa, Ela se emborrachaba en la casa de Arsa, el supervisor del palacio;

10 y entró Zimri, lo hirió y lo mató. Este hecho sucedió durante el año veintisiete del reinado de Asa, rey de Judá. Luego, Zimri lo sucedió en el trono.

11 En cuanto subió al poder, Zimri mató a toda la familia real de Baasa; no dejó con vida ni siquiera a un solo hijo varón. Incluso mató a los parientes lejanos y a los amigos.

12 De esa forma, Zimri eliminó la dinastía de Baasa, tal como había prometido elSeñorpor medio del profeta Jehú.

13 Esto sucedió debido a los pecados que Baasa y su hijo Ela habían cometido y también por los pecados que hicieron cometer a Israel. Con sus ídolos inútiles, provocaron el enojo delSeñor, Dios de Israel.

14 Los demás acontecimientos del reinado de Ela y todo lo que él hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

Zimri gobierna sobre Israel

15 Zimri comenzó a gobernar Israel en el año veintisiete del reinado de Asa, rey de Judá, pero su reinado en Tirsa duró solamente siete días. En ese entonces, el ejército de Israel atacaba la ciudad filistea de Gibetón.

16 Cuando los soldados se enteraron de que Zimri había traicionado y asesinado al rey, ese mismo día escogieron a Omri, el comandante del ejército, para que fuera el nuevo rey de Israel.

17 Entonces Omri llevó a todo el ejército de Israel desde Gibetón a Tirsa, la capital de Israel, para atacarla.

18 Cuando Zimri vio que la ciudad había sido tomada, entró en la ciudadela del palacio, estando él adentro le prendió fuego y murió entre las llamas.

19 Pues él también había hecho lo malo a los ojos delSeñor. Zimri siguió el ejemplo de Jeroboam en cuanto a todos los pecados que Jeroboam había cometido y que hizo cometer a Israel.

20 Los demás acontecimientos del reinado de Zimri y su acto de conspiración están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

Omri gobierna sobre Israel

21 Resulta que los habitantes de Israel se dividieron en dos facciones. La mitad de la gente intentaba proclamar rey a Tibni, hijo de Ginat, mientras que la otra mitad apoyaba a Omri;

22 pero los partidarios de Omri vencieron a los partidarios de Tibni. Entonces Tibni fue asesinado y Omri lo sucedió en el trono.

23 Omri comenzó a gobernar Israel en el año treinta y uno del reinado de Asa, rey de Judá. Reinó doce años en total, seis de ellos en Tirsa.

24 Después Omri compró, por sesenta y ocho kilos de plata,la colina que ahora es conocida como Samaria a su dueño Semer. Construyó una ciudad sobre la colina y la llamó Samaria, en honor a Semer.

25 Sin embargo, Omri hizo lo malo a los ojos delSeñor, peor aún que todos los reyes anteriores.

26 Siguió el ejemplo de Jeroboam, hijo de Nabat, en cuanto a todos los pecados que Jeroboam había cometido y que hizo cometer a Israel. Con sus ídolos inútiles, el pueblo provocó el enojo delSeñor, Dios de Israel.

27 Los demás acontecimientos del reinado de Omri, el alcance de su poder y todo lo que él hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

28 Cuando Omri murió, lo enterraron en Samaria. Luego su hijo Acab lo sucedió en el trono de Israel.

Acab gobierna sobre Israel

29 Acab, hijo de Omri, comenzó a gobernar Israel en el año treinta y ocho del reinado de Asa, rey de Judá; y reinó en Samaria veintidós años.

30 Sin embargo, Acab, hijo de Omri, hizo lo malo a los ojos delSeñor, peor aún que todos los reyes anteriores.

31 Y como si fuera poco haber seguido el ejemplo pecaminoso de Jeroboam, se casó con Jezabel, hija del rey Et-baal, de los sidonios, y comenzó a inclinarse y a rendir culto a Baal.

32 Primero construyó un templo y un altar para Baal en Samaria.

33 Luego levantó un poste dedicado a la diosa Asera. Acab hizo más para provocar el enojo delSeñor, Dios de Israel, que cualquier otro de los reyes anteriores de Israel.

34 Fue durante su reinado que Hiel, un hombre de Betel, reconstruyó Jericó. Poner los cimientos le costó la vida a su hijo mayor, Abiram; terminar la obra y colocar las puertas le costó la vida a su hijo menor, Segub.Todo esto sucedió de acuerdo con el mensaje de parte delSeñoracerca de Jericó transmitido por Josué, hijo de Nun.

1 Reyes 17

Elías es alimentado por cuervos

1 Ahora bien, Elías, quien era de Tisbé en Galaad, le dijo al rey Acab: «Tan cierto como que elSeñorvive, el Dios de Israel —a quien sirvo—, no habrá rocío ni lluvia durante los próximos años, ¡hasta que yo dé la orden!».

2 Después elSeñorle dijo a Elías:

3 «Vete al oriente y escóndete junto al arroyo de Querit, cerca de su desembocadura en el río Jordán.

4 Bebe del arroyo y come lo que te den los cuervos, porque yo les he ordenado que te lleven comida».

5 Entonces Elías hizo lo que elSeñorle dijo y acampó junto al arroyo de Querit, al oriente del Jordán.

6 Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la noche, y él bebía del arroyo.

7 Sin embargo, poco después, el arroyo se secó porque no había llovido en ninguna parte del reino.

La viuda de Sarepta

8 Luego elSeñordijo a Elías:

9 «Vete a vivir a la aldea de Sarepta, que está cerca de la ciudad de Sidón. Yo le he ordenado a una viuda de allí que te alimente».

10 Elías se dirigió a Sarepta y, cuando llegó a las puertas del pueblo, vio a una viuda juntando leña y le dijo:

—Por favor, ¿podrías traerme un poco de agua en una taza?

11 Mientras ella iba a buscarle el agua, la llamó y dijo:

—También tráeme un bocado de pan.

12 Pero ella respondió:

—Le juro por elSeñorsu Dios que no tengo ni un pedazo de pan en la casa. Solo me queda un puñado de harina en el frasco y un poquito de aceite en el fondo del jarro. Estaba juntando algo de leña para preparar una última comida, después mi hijo y yo moriremos.

13 Entonces Elías le dijo:

—¡No tengas miedo! Sigue adelante y haz exactamente lo que acabas de decir, pero primero cocina un poco de pan para mí. Luego, con lo que te sobre, prepara la comida para ti y tu hijo.

14 Pues elSeñor, Dios de Israel dice: “Siempre habrá harina y aceite de oliva en tus recipientes, ¡hasta que elSeñormande lluvia y vuelvan a crecer los cultivos!”.

15 Así que ella hizo lo que Elías le dijo, y ella, su familia y Elías comieron durante muchos días.

16 Siempre había suficiente harina y aceite de oliva en los recipientes, tal como elSeñorlo había prometido por medio de Elías.

17 Tiempo después, el hijo de la mujer se enfermó. Cada día empeoraba y finalmente murió.

18 Entonces ella le dijo a Elías:

—¡Ay, hombre de Dios! ¿Qué me ha hecho usted? ¿Ha venido aquí para señalarme mis pecados y matar a mi hijo?

19 Pero Elías contestó:

—Dame a tu hijo.

Entonces tomó el cuerpo del niño de los brazos de la madre, lo cargó por las escaleras hasta la habitación donde él estaba alojado y lo puso sobre la cama.

20 Después Elías clamó alSeñor: «OhSeñormi Dios, ¿por qué le has traído desgracia a esta viuda que me abrió su casa, al provocar la muerte de su hijo?».

21 Entonces Elías se tendió sobre el niño tres veces y clamó alSeñor: «¡OhSeñormi Dios, te ruego que le devuelvas la vida a este niño!».

22 ElSeñoroyó la oración de Elías, ¡y la vida volvió al niño, y revivió!

23 Entonces Elías bajó al niño de la habitación en el piso de arriba y se lo entregó a su madre.

—¡Mira —le dijo—, tu hijo vive!

24 Entonces la mujer le dijo a Elías:

—Ahora estoy convencida de que usted es un hombre de Dios y que de verdad elSeñorhabla por medio de usted.

1 Reyes 18

Enfrentamiento en el monte Carmelo

1 Más tarde, durante el tercer año de la sequía, elSeñordijo a Elías: «Preséntate ante el rey Acab y dile que ¡pronto enviaré lluvia!».

2 Entonces Elías fue a ver al rey Acab.

Mientras tanto, el hambre se hizo muy intensa en Samaria.

3 Por eso Acab mandó llamar a Abdías, quien estaba a cargo del palacio. (Abdías era un fiel seguidor delSeñor.

4 Cierta vez, cuando Jezabel intentaba matar a todos los profetas delSeñor, Abdías escondió a cien de ellos en dos cuevas; metió a cincuenta profetas en cada cueva y les dio comida y agua).

5 Acab le dijo a Abdías: «Tenemos que revisar todos los manantiales y los valles del reino, y ver si podemos encontrar pasto suficiente para salvar por lo menos algunos de mis caballos y de mis mulas».

6 Entonces se repartieron el territorio; Acab se fue solo por un lado, y Abdías se fue solo por otro camino.

7 Mientras Abdías iba caminando, de pronto vio que Elías se le acercaba. Abdías lo reconoció enseguida y se postró hasta el suelo ante él.

—¿De verdad eres tú, mi señor Elías? —preguntó.

8 —Sí, soy yo —contestó Elías—. Ahora ve y dile a tu amo: “Elías está aquí”.

9 —¡Ay, señor! —protestó Abdías—, ¿qué daño te he hecho para que me mandes a morir a manos de Acab?

10 Te juro por elSeñortu Dios que el rey te ha buscado en cada nación y reino de la tierra, desde un extremo hasta el otro ha procurado encontrarte. Cada vez que alguien le afirmaba: “Elías no está aquí”, el rey Acab obligaba al rey de esa nación a jurar que había dicho la verdad.

11 Y ahora tú me dices: “Ve y dile a tu amo: ‘Elías está aquí’”.

12 Apenas yo te deje, el Espíritu delSeñorte llevará a quién sabe dónde y cuando Acab llegue aquí y no te encuentre, me matará. Te recuerdo que toda mi vida he sido un fiel siervo delSeñor.

13 ¿No te han contado, señor mío, de cuando Jezabel intentaba matar a los profetas delSeñor? Yo escondí a cien de ellos en dos cuevas y les di comida y agua.

14 Y ahora tú me dices: “Ve y dile a tu amo: ‘Elías está aquí’”. Si yo hago esto, señor, sin duda Acab me matará.

15 Pero Elías dijo:

—Te juro por elSeñorTodopoderoso, en cuya presencia estoy, que hoy mismo me presentaré ante Acab.

16 Entonces Abdías fue a decirle a Acab que había aparecido Elías, así que Acab fue a encontrarse con él.

17 Cuando Acab vio a Elías, exclamó:

—¿Así que realmente eres tú, el alborotador de Israel?

18 —Yo no le he causado ningún problema a Israel —respondió Elías—. Tú y tu familia son los alborotadores, porque se negaron a obedecer los mandatos delSeñory, en cambio, han rendido culto a las imágenes de Baal.

19 Ahora, convoca a todo Israel para que se reúna conmigo en el monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, a quienes Jezabel mantiene.

20 Entonces Acab convocó a todos los israelitas y a los profetas al monte Carmelo.

21 Elías se paró frente a ellos y dijo: «¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si elSeñores Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él!». Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.

22 Entonces Elías les dijo: «Yo soy el único profeta delSeñorque queda, pero Baal tiene cuatrocientos cincuenta profetas.

23 Ahora traigan dos toros. Los profetas de Baal pueden escoger el toro que quieran; que luego lo corten en pedazos y lo pongan sobre la leña de su altar, pero sin prenderle fuego. Yo prepararé el otro toro y lo pondré sobre la leña del altar, y tampoco le prenderé fuego.

24 Después, invoquen ustedes el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre delSeñor. El dios que responda enviando fuego sobre la madera, ¡ese es el Dios verdadero!»; y toda la gente estuvo de acuerdo.

25 Así que Elías dijo a los profetas de Baal: «Empiecen ustedes, porque son muchos. Escojan uno de los toros, prepárenlo e invoquen el nombre de su dios; pero no le prendan fuego a la leña».

26 Entonces ellos prepararon uno de los toros y lo pusieron sobre el altar. Después invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, gritando: «¡Oh Baal, respóndenos!»; pero no hubo respuesta alguna. Entonces se pusieron a bailar, cojeando alrededor del altar que habían hecho.

27 Cerca del mediodía, Elías comenzó a burlarse de ellos. «Tendrán que gritar más fuerte —se mofaba—, ¡sin duda que es un dios! ¡Tal vez esté soñando despierto o quizá esté haciendo sus necesidades!¡Seguramente salió de viaje o se quedó dormido y necesita que alguien lo despierte!».

28 Así que ellos gritaron más fuerte y, como acostumbraban hacer, se cortaron con cuchillos y espadas hasta quedar bañados en sangre.

29 Gritaron disparates toda la tarde hasta la hora del sacrificio vespertino, pero aún no había respuesta, ni siquiera se oía un solo sonido.

30 Entonces Elías llamó a la gente: «¡Vengan acá!». Así que todos se juntaron a su alrededor, mientras él reparaba el altar delSeñorque estaba derrumbado.

31 Tomó doce piedras, una para representar a cada tribu de Israel

32 y usó las piedras para reconstruir el altar en el nombre delSeñor. Luego cavó una zanja alrededor del altar con capacidad suficiente para quince litros de agua.

33 Apiló la leña sobre el altar, cortó el toro en pedazos y puso los pedazos sobre la madera.

Luego dijo: «Llenen cuatro jarras grandes con agua y echen el agua sobre la ofrenda y la leña».

34 Una vez que lo hicieron, les dijo: «¡Háganlo de nuevo!». Cuando terminaron, les dijo: «¡Háganlo por tercera vez!». Así que hicieron lo que les dijo,

35 y el agua corría alrededor del altar, tanto que hasta colmó la zanja.

36 A la hora que solía hacerse el sacrificio vespertino, el profeta Elías caminó hacia el altar y oró: «OhSeñor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,demuestra hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; demuestra que yo he hecho todo esto por orden tuya.

37 ¡OhSeñor, respóndeme! Respóndeme para que este pueblo sepa que tú, ohSeñor, eres Dios y que tú los has hecho volver a ti».

38 Al instante, el fuego delSeñorcayó desde el cielo y consumió el toro, la leña, las piedras y el polvo. ¡Hasta lamió toda el agua de la zanja!

39 Cuando la gente vio esto, todos cayeron rostro en tierra y exclamaron: «¡ElSeñor, él es Dios! ¡Sí, elSeñores Dios!».

40 Entonces Elías ordenó: «Atrapen a todos los profetas de Baal. ¡No dejen que escape ninguno!». Entonces los agarraron a todos, y Elías los llevó al valle de Cisón y allí los mató.

Elías ora por lluvia

41 Luego Elías dijo a Acab: «Vete a comer y a beber algo, porque oigo el rugido de una tormenta de lluvia que se acerca».

42 Entonces Acab fue a comer y a beber. Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas.

43 Luego le dijo a su sirviente:

—Ve y mira hacia el mar.

Su sirviente fue a mirar, y regresó donde estaba Elías y le dijo:

—No vi nada.

Siete veces le dijo Elías que fuera a ver.

44 Finalmente, la séptima vez, su sirviente le dijo:

—Vi una pequeña nube, como del tamaño de la mano de un hombre, que sale del mar.

Entonces Elías le gritó:

—Corre y dile a Acab: “Sube a tu carro y regresa a tu casa. ¡Si no te apuras, la lluvia te detendrá!”.

45 Poco después el cielo se oscureció de nubes. Se levantó un fuerte viento que desató un gran aguacero, y Acab partió enseguida hacia Jezreel.

46 Entonces elSeñorle dio una fuerza extraordinaria a Elías, quien se sujetó el manto con el cinturóny corrió delante del carro de Acab todo el camino, hasta la entrada de Jezreel.

1 Reyes 19

Elías huye a Sinaí

1 Cuando Acab llegó a su casa, le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho, incluso la manera en que había matado a todos los profetas de Baal.

2 Entonces Jezabel le mandó este mensaje a Elías: «Que los dioses me hieran e incluso me maten si mañana a esta hora yo no te he matado, así como tú los mataste a ellos».

3 Elías tuvo miedo y huyó para salvar su vida. Se fue a Beerseba, una ciudad de Judá, y dejó allí a su sirviente.

4 Luego siguió solo todo el día hasta llegar al desierto. Se sentó bajo un solitario árbol de retama y pidió morirse: «Basta ya,Señor; quítame la vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya murieron».

5 Entonces se acostó y durmió debajo del árbol. Mientras dormía, un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate y come!».

6 Elías miró a su alrededor, y cerca de su cabeza había un poco de pan horneado sobre piedras calientes y un jarro de agua. Así que comió y bebió, y volvió a acostarse.

7 Entonces el ángel delSeñorregresó, lo tocó y le dijo: «Levántate y come un poco más, de lo contrario, el viaje que tienes por delante será demasiado para ti».

8 Entonces se levantó, comió y bebió, y la comida le dio fuerza suficiente para viajar durante cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al monte Sinaí,la montaña de Dios.

9 Allí llegó a una cueva, donde pasó la noche.

El Señor le habla a Elías

Entonces elSeñorle dijo a Elías:

—¿Qué haces aquí, Elías?

10 —He servido con gran celo alSeñorDios Todopoderoso —respondió Elías—; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también.

11 ElSeñorle dijo:

—Sal y ponte de pie delante de mí, en la montaña.

Mientras Elías estaba de pie allí, elSeñorpasó, y un viento fuerte e impetuoso azotó la montaña. La ráfaga fue tan tremenda que las rocas se aflojaron, pero elSeñorno estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero elSeñorno estaba en el terremoto.

12 Pasado el terremoto hubo un incendio, pero elSeñorno estaba en el incendio. Y después del incendio hubo un suave susurro.

13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió la cara con su manto, salió y se paró a la entrada de la cueva.

Entonces una voz le dijo:

—¿Qué haces aquí, Elías?

14 Él volvió a responder:

—He servido con gran celo alSeñorDios Todopoderoso; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también.

15 Entonces elSeñorle dijo:

—Regresa por el mismo camino que viniste y sigue hasta el desierto de Damasco. Cuando llegues allí, unge a Hazael para que sea rey de Aram.

16 Después unge a Jehú, nieto de Nimsi,para que sea rey de Israel; y unge a Eliseo, hijo de Safat, de la tierra de Abel-mehola, para que tome tu lugar como mi profeta.

17 ¡A cualquiera que escape de Hazael, Jehú lo matará; y a los que escapen de Jehú, Eliseo los matará!

18 Sin embargo, preservaré a otros siete mil en Israel, ¡quienes nunca se han inclinado ante Baal ni lo han besado!

Llamado de Eliseo

19 Entonces Elías fue y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando un campo. Había doce pares de bueyes en el campo, y Eliseo araba con el último par. Elías se acercó a él, le echó su manto sobre los hombros y siguió caminando.

20 Eliseo dejó los bueyes donde estaban, salió corriendo detrás de Elías y le dijo:

—Deje que primero me despida de mis padres con un beso y luego iré con usted.

Elías respondió:

—Regresa, pero piensa en lo que te hice.

21 Entonces Eliseo regresó a donde estaban sus bueyes y los mató. Con la madera del arado hizo una fogata para asar la carne. Repartió la carne asada entre la gente del pueblo, y todos comieron. Después se fue con Elías como su ayudante.

1 Reyes 20

Ben-adad ataca Samaria

1 Por ese tiempo, Ben-adad, rey de Aram, movilizó a su ejército con el apoyo de treinta y dos reyes aliados, sus carros de guerra y sus caballos. Sitiaron Samaria, la capital de Israel, y lanzaron ataques contra la ciudad.

2 Ben-adad envió mensajeros a la ciudad para que transmitieran el siguiente mensaje al rey Acab de Israel: «Ben-adad dice:

3 “¡Tu plata y tu oro son míos, igual que tus esposas y tus mejores hijos!”».

4 «Está bien, mi señor el rey —respondió el rey de Israel—. ¡Todo lo que tengo es tuyo!».

5 Pronto los mensajeros de Ben-adad regresaron y dijeron: «Ben-adad dice: “Ya te he exigido que me des tu plata, tu oro, tus esposas y tus hijos;

6 pero mañana a esta hora, enviaré a mis funcionarios a registrar tu palacio y las casas de tus funcionarios. ¡Se llevarán todo lo que más valoras!”».

7 Entonces Acab mandó llamar a todos los ancianos del reino y les dijo:

—¡Miren cómo este hombre está causando problemas! Ya accedí a su exigencia de darle mis esposas, mis hijos, mi plata y mi oro.

8 —No cedas ante ninguna otra de sus exigencias —le aconsejaron todos los ancianos y todo el pueblo.

9 Así que Acab dijo a los mensajeros de Ben-adad: «Díganle esto a mi señor el rey: “Te daré todo lo que pediste la primera vez, pero no puedo aceptar tu última exigencia”». Entonces los mensajeros le llevaron la respuesta a Ben-adad.

10 Con eso Ben-adad le envió otro mensaje a Acab, que decía: «Que los dioses me hieran e incluso me maten si de Samaria queda polvo suficiente para darle un puñado a cada uno de mis soldados».

11 El rey de Israel le envió esta respuesta: «Un guerrero que está preparándose con su espada para salir a pelear no debería presumir como un guerrero que ya ganó».

12 Ben-adad y los otros reyes recibieron la respuesta de Acab mientras bebían en sus carpas.«¡Prepárense para atacar!», ordenó Ben-adad a sus oficiales. Entonces se prepararon para atacar la ciudad.

Acab derrota a Ben-adad

13 Entonces un profeta fue a ver a Acab, rey de Israel, y le dijo:

—Esto dice elSeñor: “¿Ves todas esas fuerzas enemigas? Hoy las entregaré en tus manos. Así sabrás que yo soy elSeñor”.

14 —¿Cómo lo hará? —preguntó Acab.

El profeta contestó:

—Esto dice elSeñor: “Lo harán las tropas de los comandantes provinciales”.

—¿Debemos atacar nosotros primero? —preguntó Acab.

—Sí —contestó el profeta.

15 Entonces Acab reunió a las tropas de los doscientos treinta y dos comandantes de las provincias. Luego llamó al resto del ejército de Israel, unos siete mil hombres.

16 Cerca del mediodía, mientras Ben-adad y los treinta y dos reyes aliados aún estaban en sus carpas bebiendo hasta emborracharse,

17 el primer contingente, formado por las tropas de los comandantes provinciales, avanzó desde la ciudad.

Mientras se acercaban, la patrulla de avanzada que había mandado Ben-adad le informó:

—Unas tropas avanzan desde Samaria.

18 —Tráiganlos vivos —ordenó Ben-adad—, ya sea que vengan en son de paz o de guerra.

19 Ahora bien, los comandantes de las provincias de Acab junto con todo el ejército habían salido a pelear.

20 Cada soldado israelita mató a su oponente arameo, y de pronto todo el ejército arameo sintió pánico y huyó. Los israelitas persiguieron a los arameos, pero el rey Ben-adad y algunos de sus conductores de carros escaparon a caballo.

21 Sin embargo, el rey de Israel destruyó el resto de los caballos y carros de guerra y masacró a los arameos.

22 Después el profeta le dijo al rey Acab: «Prepárate para otro ataque; empieza a planificar desde ahora, porque el rey de Aram regresará la próxima primavera».

Segundo ataque de Ben-adad

23 Después de la derrota, los oficiales de Ben-adad le dijeron: «Los dioses de los israelitas son dioses de las montañas, por eso ganaron; pero podemos vencerlos fácilmente en las llanuras.

24 ¡Solo que esta vez reemplaza a los reyes con generales!

25 Recluta otro ejército como el que perdiste. Consíguenos la misma cantidad de caballos, carros de guerra y hombres, y nosotros pelearemos contra los israelitas en las llanuras. Sin duda los venceremos». Así que el rey Ben-adad hizo lo que ellos le sugirieron.

26 La primavera siguiente, llamó al ejército arameo y avanzó contra Israel, pero esta vez en Afec.

27 Entonces Israel reunió a su ejército, montó líneas de abastecimiento y salió a pelear. Pero el ejército de Israel parecía dos pequeños rebaños de cabras en comparación con el inmenso ejército arameo, ¡que llenaba la campiña!

28 Entonces el hombre de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: «Esto dice elSeñor: “Los arameos han dicho: ‘ElSeñores un dios de las montañas y no de las llanuras’. Así que derrotaré a este gran ejército por ti. Entonces sabrás que yo soy elSeñor”».

29 Los dos ejércitos acamparon, uno frente al otro, durante siete días. El séptimo día comenzó la batalla. En un solo día los israelitas mataron a cien mil soldados arameos de infantería.

30 El resto huyó a la ciudad de Afec, pero la muralla les cayó encima y mató a otros veintisiete mil de ellos. Ben-adad huyó a la ciudad y se escondió en un cuarto secreto.

31 Los oficiales de Ben-adad le dijeron: «Hemos oído, señor, que los reyes de Israel son compasivos. Entonces pongámonos tela áspera alrededor de la cintura y sogas en la cabeza en señal de humillación, y rindámonos ante el rey de Israel. Tal vez así le perdone la vida».

32 Entonces se pusieron tela áspera y sogas, y fueron a ver al rey de Israel, a quien le suplicaron:

—Su siervo Ben-adad dice: “Le ruego que me perdone la vida”.

El rey de Israel respondió:

—¿Todavía vive? ¡Él es mi hermano!

33 Los hombres tomaron la respuesta como una buena señal y, aprovechando esas palabras, enseguida le respondieron:

—¡Sí, su hermano Ben-adad!

—¡Vayan a traerlo! —les dijo el rey de Israel.

Cuando Ben-adad llegó, Acab lo invitó a subir a su carro de guerra.

34 Ben-adad le dijo:

—Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre, y puedes establecer lugares de comercio en Damasco, como hizo mi padre en Samaria.

Entonces Acab le dijo:

—Te dejaré en libertad con estas condiciones.

Así que hicieron un nuevo tratado y Ben-adad quedó en libertad.

Un profeta condena a Acab

35 Mientras tanto, elSeñorle ordenó a un miembro del grupo de profetas que le dijera a otro: «¡Golpéame!»; pero el hombre se negó a golpearlo.

36 Entonces el profeta le dijo: «Como no obedeciste la voz delSeñor, un león te matará apenas te separes de mí». Cuando el hombre se fue, sucedió que un león lo atacó y lo mató.

37 Luego el profeta se dirigió a otro hombre y le dijo: «¡Golpéame!». Así que el hombre lo golpeó y lo hirió.

38 El profeta se puso una venda en los ojos para que no lo reconocieran y se quedó junto al camino, esperando al rey.

39 Cuando el rey pasó, el profeta lo llamó:

—Señor, yo estaba en lo más reñido de la batalla, cuando de pronto un hombre me trajo un prisionero y me dijo: “Vigila a este hombre; si por alguna razón se te escapa, ¡pagarás con tu vida o con una multa de treinta y cuatro kilosde plata!”;

40 pero mientras yo estaba ocupado en otras cosas, ¡el prisionero desapareció!

—Bueno, fue tu culpa —respondió el rey—. Tú mismo has firmado tu propia sentencia.

41 Enseguida el profeta se quitó la venda de los ojos, y el rey lo reconoció como uno de los profetas.

42 El profeta le dijo:

—Esto dice elSeñor: “Por haberle perdonado la vida al hombre que yo dije que había que destruirahora tú morirás en su lugar, y tu pueblo morirá en lugar de su pueblo”.

43 Entonces el rey de Israel volvió a su casa en Samaria, enojado y de mal humor.

1 Reyes 21

El viñedo de Nabot

1 Había un hombre llamado Nabot, de Jezreel, que era dueño de un viñedo ubicado en Jezreel al lado del palacio de Acab, rey de Samaria.

2 Cierto día Acab le dijo a Nabot:

—Ya que tu viñedo está tan cerca de mi palacio, me gustaría comprarlo para usarlo como huerta. A cambio te daré un viñedo mejor, o bien, si prefieres, te pagaré con dinero.

3 Pero Nabot respondió:

—ElSeñorme libre de entregar la herencia que me dejaron mis antepasados.

4 Entonces Acab regresó a su casa enojado y de mal humor por la respuesta de Nabot, y se acostó de cara a la pared y no quiso comer.

5 —¿Qué te pasa? —le preguntó su esposa Jezabel—. ¿Por qué estás tan disgustado que no quieres comer nada?

6 —Le pedí a Nabot que me vendiera su viñedo, incluso le ofrecí canjeárselo por otro mejor, ¡pero no quiso! —le contestó Acab.

7 —¿Acaso no eres tú el rey de Israel? —preguntó Jezabel—. Levántate y come algo, no te preocupes por eso. ¡Yo te conseguiré el viñedo de Nabot!

8 Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y a los demás líderes de la ciudad donde vivía Nabot.

9 En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para tener un tiempo de ayuno y denle a Nabot un lugar de honor.

10 Luego, sienten a dos sinvergüenzas frente a él que lo acusen de maldecir a Dios y al rey. Después sáquenlo y mátenlo a pedradas».

11 Así que los ancianos y los demás líderes de la ciudad siguieron las instrucciones que Jezabel había escrito en las cartas.

12 Proclamaron ayuno y pusieron a Nabot en un lugar prominente ante la gente.

13 Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey». Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas.

14 Después los líderes de la ciudad mandaron a decirle a Jezabel: «Nabot fue apedreado hasta morir».

15 En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no quería venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!».

16 Entonces Acab bajó de inmediato al viñedo de Nabot para tomarlo en posesión.

17 Pero elSeñordijo a Elías:

18 «Ve a encontrarte con el rey Acab de Israel, que gobierna en Samaria. Estará en Jezreel, en el viñedo de Nabot, adueñándose de él.

19 Dale el siguiente mensaje: “Esto dice elSeñor: ‘¿No te bastó con matar a Nabot? ¿También tienes que robarle? Por lo que has hecho, ¡los perros lamerán tu sangre en el mismo lugar donde lamieron la sangre de Nabot!’”».

20 —Así que, enemigo mío, ¡me has encontrado! —le dijo Acab a Elías.

—Sí —contestó Elías—, te encontré porque te has vendido para hacer lo malo a los ojos delSeñor.

21 Por eso ahora elSeñordice:“Traeré calamidad sobre ti y te consumiré. ¡Destruiré a cada uno de tus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel!

22 Voy a destruir a tu familia como lo hice con la familia de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la familia de Baasa, hijo de Ahías, ¡porque me hiciste enojar mucho e hiciste pecar a Israel!”.

23 »En cuanto a Jezabel, elSeñordice: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en la parcela de Jezreel”.

24 »A los miembros de la familia de Acab que mueran en la ciudad, se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres.

25 (Nunca nadie se entregó tanto a hacer lo que es malo a los ojos delSeñorcomo Acab, bajo la influencia de su esposa Jezabel.

26 La peor infamia que cometió fue rendir culto a ídolostal como habían hecho los amorreos, pueblo que elSeñorhabía expulsado de la tierra del paso de los israelitas).

27 Sin embargo, cuando Acab escuchó este mensaje, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera e hizo ayuno. Hasta dormía vestido de tela áspera y andaba de luto.

28 Entonces Elías recibió otro mensaje delSeñor:

29 «¿Viste cómo Acab se ha humillado ante mí? Por haberse humillado, no haré lo que prometí mientras él viva, sino que traeré la desgracia sobre sus hijos. Destruiré su dinastía».

1 Reyes 22

Josafat y Acab

1 Durante tres años no hubo guerra entre Aram e Israel;

2 pero al tercer año, el rey Josafat de Judá fue a visitar a Acab, rey de Israel.

3 Durante la visita, el rey de Israel dijo a sus funcionarios: «¿Se dan cuenta de que la ciudad de Ramot de Galaad nos pertenece? ¡Sin embargo, no hemos hecho nada por recuperarla de manos del rey de Aram!».

4 Entonces se dirigió a Josafat y le preguntó:

—¿Saldrás conmigo a la batalla para recuperar Ramot de Galaad?

—¡Por supuesto! —contestó Josafat al rey de Israel—. Tú y yo somos como uno solo. Mis tropas son tus tropas y mis caballos son tus caballos.

5 Entonces agregó:

—Pero primero averigüemos qué dice elSeñor.

6 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, unos cuatrocientos en total, y les preguntó:

—¿Debo ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir?

Todos ellos contestaron:

—¡Sí, adelante! El Señor dará la victoria al rey.

7 Pero Josafat preguntó:

—¿Acaso no hay también un profeta delSeñoraquí? Debemos hacerle la misma pregunta.

8 El rey de Israel contestó a Josafat:

—Hay un hombre más que podría consultar alSeñorpor nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, solo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla.

—¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir.

9 De modo que el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le dijo:

—¡Rápido! Trae a Micaías, hijo de Imla.

Micaías profetiza contra Acab

10 El rey Acab de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados en sus respectivos tronos en el campo de trillar que está cerca de la puerta de Samaria. Todos los profetas de Acab profetizaban allí, delante de ellos.

11 Uno de los profetas llamado Sedequías, hijo de Quenaana, hizo unos cuernos de hierro y proclamó:

—Esto dice elSeñor: ¡Con estos cuernos cornearás a los arameos hasta matarlos!

12 Todos los demás profetas estaban de acuerdo.

—Sí —decían—, sube a Ramot de Galaad y saldrás vencedor, porque ¡elSeñordará la victoria al rey!

13 Mientras tanto, el mensajero que había ido a buscar a Micaías le dijo:

—Mira, todos los profetas le prometen victoria al rey. Ponte tú también de acuerdo con ellos y asegúrale que saldrá vencedor.

14 Pero Micaías respondió:

—Tan cierto como que elSeñorvive, solo diré lo que elSeñorme indique.

15 Cuando Micaías se presentó ante el rey, Acab le preguntó:

—Micaías, ¿debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir?

Micaías le respondió con sarcasmo:

—¡Sí, sube y saldrás vencedor, porque elSeñordará la victoria al rey!

16 Pero el rey le respondió con dureza:

—¿Cuántas veces tengo que exigirte que solo me digas la verdad cuando hables de parte delSeñor?

17 Entonces Micaías le dijo:

—En una visión, vi a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor, y elSeñordijo: “Han matado a su amo.Envíalos a sus casas en paz”.

18 —¿No te dije? —exclamó el rey de Israel a Josafat—. Nunca me profetiza otra cosa que desgracias.

19 Micaías continuó diciendo:

—¡Escucha lo que dice elSeñor! Vi alSeñorsentado en su trono, rodeado por todos los ejércitos del cielo, a su derecha y a su izquierda.

20 Entonces elSeñordijo: “¿Quién puede seducir a Acab para que vaya a pelear contra Ramot de Galaad y lo maten?”.

»Hubo muchas sugerencias,

21 hasta que finalmente un espíritu se acercó alSeñory dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”.

22 »“¿Cómo lo harás?”, preguntó elSeñor.

»El espíritu contestó: “Saldré e inspiraré a todos los profetas de Acab para que hablen mentiras”.

»“Tendrás éxito —dijo elSeñor—, adelante, hazlo”.

23 »Así que, como ves, elSeñorha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, porque elSeñorha dictado tu condena.

24 Entonces Sedequías, hijo de Quenaana, se acercó a Micaías y le dio una bofetada.

—¿Desde cuándo el Espíritu delSeñorsalió de mí para hablarte a ti? —le reclamó.

25 Y Micaías le contestó:

—¡Ya lo sabrás, cuando estés tratando de esconderte en algún cuarto secreto!

26 «¡Arréstenlo! —ordenó el rey de Israel—. Llévenlo de regreso a Amón, el gobernador de la ciudad, y a mi hijo Joás.

27 Denles la siguiente orden de parte del rey: “¡Metan a este hombre en la cárcel y no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla!”».

28 Pero Micaías respondió: «¡Si tú regresas a salvo, eso significará que elSeñorno habló por medio de mí!». Entonces dirigiéndose a los que estaban alrededor, agregó: «¡Todos ustedes, tomen nota de mis palabras!».

Muerte de Acab

29 Entonces Acab, rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, dirigieron a sus ejércitos contra Ramot de Galaad.

30 El rey de Israel dijo a Josafat: «Cuando entremos en la batalla, yo me disfrazaré para que nadie me reconozca, pero tú ponte tus vestiduras reales». Así que el rey de Israel se disfrazó, y ambos entraron en la batalla.

31 Mientras tanto, el rey de Aram había dado las siguientes órdenes a sus treinta y dos comandantes de carros de guerra: «Ataquen solo al rey de Israel. ¡No pierdan tiempo con nadie más!».

32 Entonces, cuando los comandantes arameos de los carros vieron a Josafat en sus vestiduras reales, comenzaron a perseguirlo. «¡Allí está el rey de Israel!», gritaban; pero cuando Josafat gritó,

33 los comandantes de los carros se dieron cuenta de que no era el rey de Israel y dejaron de perseguirlo.

34 Sin embargo, un soldado arameo disparó una flecha al azar hacia las tropas israelitas e hirió al rey de Israel entre las uniones de su armadura. «¡Da la vueltay sácame de aquí! —dijo Acab entre quejas y gemidos al conductor de su carro—. ¡Estoy gravemente herido!».

35 La encarnizada batalla se prolongó todo ese día, y el rey permaneció erguido en su carro frente a los arameos. La sangre de su herida corría hasta llegar al piso del carro, y al atardecer, murió.

36 Justo cuando se ponía el sol, este clamor recorrió las filas israelitas: «¡Estamos perdidos! ¡Sálvese quien pueda!».

37 Así que el rey murió, y llevaron su cuerpo a Samaria, donde lo enterraron.

38 Después lavaron su carro junto al estanque de Samaria y llegaron los perros y lamieron su sangre en el lugar donde se bañaban las prostitutas,tal como elSeñorlo había anunciado.

39 Los demás acontecimientos del reinado de Acab y todo lo que él hizo —incluso la historia del palacio de marfil y las ciudades que construyó— están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Israel.

40 Así que Acab murió y su hijo Ocozías lo sucedió en el trono.

Josafat gobierna sobre Judá

41 Josafat, hijo de Asa, comenzó a gobernar Judá durante el cuarto año del reinado de Acab, rey de Israel.

42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su madre era Azuba, hija de Silhi.

43 Josafat fue un buen rey, quien siguió el ejemplo de su padre Asa. Hizo lo que era agradable a los ojos delSeñor.Sin embargo, durante su reinado no quitó todos los santuarios paganos, y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.

44 Josafat también hizo la paz con el rey de Israel.

45 Los demás acontecimientos del reinado de Josafat, el alcance de su poder y las guerras que hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Judá.

46 Expulsó de la tierra a los demás prostitutos y prostitutas de los santuarios paganos, quienes seguían con sus prácticas desde los días de su padre Asa.

47 (En ese tiempo no había rey en Edom sino solo un regente).

48 Josafat también construyó una flota de barcos mercantespara que navegaran hasta Ofir en busca de oro; pero los barcos nunca llegaron a zarpar porque naufragaron en su propio puerto de Ezión-geber.

49 En una oportunidad, Ocozías, hijo de Acab, le propuso a Josafat: «Deja que mis hombres naveguen con los tuyos en los barcos»; pero Josafat rechazó la propuesta.

50 Cuando Josafat murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Después su hijo Yoram lo sucedió en el trono.

Ocozías gobierna sobre Israel

51 Ocozías, hijo de Acab, comenzó a gobernar Israel en el año diecisiete del reinado de Josafat en Judá; reinó en Samaria dos años.

52 Él hizo lo malo a los ojos delSeñoral seguir el ejemplo de su padre y de su madre y también el ejemplo de Jeroboam, hijo de Nabat, quien había hecho pecar a Israel.

53 Ocozías sirvió a Baal y le rindió culto, con lo que provocó el enojo delSeñor, Dios de Israel, tal como lo había hecho su padre.

2 Samuel 1

David se entera de la muerte de Saúl

1 Después de la muerte de Saúl, David regresó de su victoria sobre los amalecitas y pasó dos días en Siclag.

2 Al tercer día llegó un hombre del campamento del ejército de Saúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre la cabeza en señal de duelo. El hombre cayó al suelo y se postró delante de David con profundo respeto.

3 —¿De dónde vienes? —le preguntó David.

—Me escapé del campamento israelita —le respondió el hombre.

4 —¿Qué sucedió? —preguntó David—. Cuéntame lo que pasó en la batalla.

—Todo nuestro ejército huyó de la batalla —le contó—. Murieron muchos hombres. Saúl y su hijo Jonatán también están muertos.

5 —¿Cómo sabes que Saúl y Jonatán están muertos? —le insistió David al joven.

6 El hombre respondió:

—Sucedió que yo estaba en el monte Gilboa, y allí estaba Saúl apoyado en su lanza mientras se acercaban los enemigos en sus carros de guerra.

7 Cuando se dio vuelta y me vio, me gritó que me acercara a él. “¿Qué quiere que haga?”, le pregunté

8 y él me contestó: “¿Quién eres?”. Le respondí: “Soy un amalecita”.

9 Entonces me suplicó: “Ven aquí y sácame de mi sufrimiento, porque el dolor es terrible y quiero morir”.

10 »De modo que lo maté —dijo el amalecita a David—, porque me di cuenta de que no iba a vivir. Luego tomé su corona y su brazalete y se los he traído a usted, mi señor.

11 Al escuchar las noticias, David y sus hombres rasgaron sus ropas en señal de dolor.

12 Hicieron duelo, lloraron y ayunaron todo el día por Saúl y su hijo Jonatán, también por el ejército delSeñory por la nación de Israel, porque ese día habían muerto a espada.

13 Luego David le dijo al joven que trajo la noticia:

—¿De dónde eres?

—Soy un extranjero —contestó—, un amalecita que vive en su tierra.

14 —¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido delSeñor? —le preguntó David.

15 Entonces le ordenó a uno de sus hombres:

—¡Mátalo!

Enseguida el hombre le clavó su espada al amalecita y lo mató, y David dijo:

16 —Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido delSeñor.

Canto de David por Saúl y Jonatán

17 David compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán,

18 y ordenó que se lo enseñaran al pueblo de Judá. Es conocido como elCántico del arcoy está registrado enEl libro de Jaser:

19 ¡Oh Israel, tu orgullo y tu alegría yacen muertos en las colinas!

¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!

20 No lo anuncien en Gat,

ni lo proclamen en las calles de Ascalón,

o las hijas de los filisteos se alegrarán

y los paganos se reirán con aires de triunfo.

21 Oh montes de Gilboa,

que no caiga sobre ustedes lluvia ni rocío,

ni haya campos fructíferos que produzcan ofrendas de grano.

Pues fue allí donde se contaminó el escudo de los héroes poderosos;

el escudo de Saúl ya no será ungido con aceite.

22 El arco de Jonatán era potente,

y la espada de Saúl realizó su trabajo mortífero.

Derramaron la sangre de sus enemigos

y atravesaron a muchos héroes poderosos.

23 ¡Cuán amados y agradables fueron Saúl y Jonatán!

Estuvieron juntos en la vida y en la muerte.

Eran más rápidos que águilas,

más fuertes que leones.

24 Oh mujeres de Israel, lloren por Saúl,

porque él las vistió con lujosas ropas escarlatas,

con prendas adornadas de oro.

25 ¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos en batalla!

Jonatán yace muerto en las colinas.

26 ¡Cómo lloro por ti, Jonatán, hermano mío!

¡Oh, cuánto te amaba!

Tu amor por mí fue profundo,

¡más profundo que el amor de las mujeres!

27 ¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!

Despojados de sus armas, yacen muertos.

2 Samuel 2

David es ungido rey de Judá

1 Después de esto, David le preguntó alSeñor:

—¿Debo regresar a alguna de las ciudades de Judá?

—Sí —respondió elSeñor.

—¿A qué ciudad debo ir? —preguntó David.

—A Hebrón —contestó elSeñor.

2 Las dos esposas de David eran Ahinoam de Jezreel y Abigail, la viuda de Nabal de Carmelo. David, sus esposas

3 y los hombres de David junto con sus familias se mudaron a Judá, y se establecieron en las aldeas cercanas a Hebrón.

4 Después llegaron los hombres de Judá y ungieron a David rey del pueblo de Judá.

Cuando David se enteró de que los hombres de Jabes de Galaad habían enterrado a Saúl,

5 les envió el siguiente mensaje: «Que elSeñorlos bendiga por haber sido tan leales a su señor Saúl y por haberle dado un entierro digno.

6 ¡Que elSeñor, a cambio, sea leal a ustedes y los recompense con su amor inagotable! Yo también los recompensaré por lo que han hecho.

7 Ahora que Saúl ha muerto, les pido que sean mis súbditos valientes y leales, igual que el pueblo de Judá, que me ha ungido como su nuevo rey».

Is-boset es proclamado rey de Israel

8 Sin embargo, Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Saúl, ya había ido a Mahanaim con Is-boset,hijo de Saúl.

9 Allí proclamó a Is-boset rey de Galaad, de Jezreel, de Efraín, de Benjamín, de la tierra de los gesuritas y del resto de Israel.

10 Is-boset, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando llegó a ser rey, y gobernó desde Mahanaim dos años. Mientras tanto, el pueblo de Judá permaneció leal a David.

11 David hizo de Hebrón su ciudad capital y gobernó como rey de Judá siete años y medio.

Guerra entre Israel y Judá

12 Cierto día, Abner dirigió a las tropas de Is-boset desde Mahanaim a Gabaón.

13 Por el mismo tiempo, Joab, hijo de Sarvia, salió al frente de las tropas de David. Los dos ejércitos se encontraron en el estanque de Gabaón y se sentaron frente a frente en lados opuestos del estanque.

14 Entonces Abner le sugirió a Joab:

—Propongo que algunos de nuestros guerreros se enfrenten aquí cuerpo a cuerpo delante de nosotros.

—Muy bien —asintió Joab.

15 Así que se eligieron doce hombres de cada grupo para pelear, doce hombres de Benjamín que representaban a Is-boset, hijo de Saúl, y doce que representaban a David.

16 Cada uno agarró a su oponente del cabello y clavó su espada en el costado del otro, de modo que todos murieron. A partir de entonces, ese lugar en Gabaón se conoce como el Campo de las Espadas.

17 Ese día se desencadenó una feroz batalla, y las fuerzas de David derrotaron a Abner y a los hombres de Israel.

Muerte de Asael

18 Joab, Abisai y Asael —los tres hijos de Sarvia— estaban entre las fuerzas de David ese día. Asael podía correr como una gacela

19 y comenzó a correr tras Abner; lo persiguió sin tregua y no se detuvo para nada.

20 Cuando Abner se dio vuelta y lo vio venir, le gritó:

—¿Eres tú, Asael?

—Sí, soy yo —le contestó.

21 —¡Ve a pelear con otro! —le advirtió Abner—. Enfréntate a uno de los jóvenes y despójalo de sus armas.

Pero Asael siguió persiguiéndolo.

22 Abner le volvió a gritar:

—¡Vete de aquí! No quiero matarte. ¿Cómo podría dar la cara a tu hermano Joab?

23 Pero Asael se negó a regresar, entonces Abner le clavó la parte trasera de su lanza en el estómago. La lanza le salió por la espalda y Asael cayó muerto al suelo. Todos los que pasaban por allí se detenían, al ver a Asael tendido muerto.

24 Cuando Joab y Abisai se enteraron de lo sucedido, salieron a perseguir a Abner. El sol ya se ponía cuando llegaron a la colina de Amma, cerca de Gía en el camino que lleva al desierto de Gabaón.

25 Las tropas de Abner, de la tribu de Benjamín, se reagruparon allí en la cima de la colina para tomar posiciones.

26 Abner le gritó a Joab:

—¿Es inevitable que nos matemos unos a otros? ¿No te das cuenta de que lo único que produce es amargura? ¿Cuándo vas a ordenar que tus hombres dejen de perseguir a sus hermanos israelitas?

27 Entonces dijo Joab:

—Si no hubieras hablado, solo Dios sabe lo que habría pasado, porque los habríamos perseguido toda la noche de ser necesario.

28 De manera que Joab tocó el cuerno de carnero, y sus hombres dejaron de perseguir a las tropas de Israel.

29 Durante toda esa noche Abner y sus hombres retrocedieron por el valle del Jordán.Cruzaron el río Jordán y viajaron toda la mañanasin detenerse hasta llegar a Mahanaim.

30 Mientras tanto, Joab y sus hombres también regresaron a casa. Cuando Joab contó sus bajas, descubrió que solo faltaban diecinueve hombres, además de Asael.

31 Pero murieron trescientos sesenta hombres de Abner, todos de la tribu de Benjamín.

32 Joab y sus hombres llevaron el cuerpo de Asael a Belén y lo enterraron en la tumba de su padre. Luego viajaron toda la noche y llegaron a Hebrón al amanecer.