1 Samuel 29

Los filisteos rechazan a David

1 Todo el ejército filisteo se movilizó en Afec, y los israelitas acamparon junto al manantial de Jezreel.

2 Mientras los gobernantes filisteos dirigían a sus tropas en grupos de cien y de mil, David y sus hombres marcharon por la retaguardia con el rey Aquis.

3 Pero los comandantes filisteos reclamaron:

—¿Qué hacen aquí estos hebreos?

Y Aquis les dijo:

—Este es David, el siervo de Saúl, rey de Israel. Él ha estado conmigo por años, y no he encontrado en él ninguna falta, desde que llegó hasta el día de hoy.

4 Pero los comandantes filisteos se enojaron.

—¡Envíalo de vuelta a la ciudad que le diste! —le exigieron—. No puede ir con nosotros a la batalla. ¿Y si se vuelve contra nosotros durante la batalla y se convierte en nuestro adversario? ¿Qué mejor manera de reconciliarse con su amo que entregándole nuestras cabezas?

5 ¿No es este el mismo David por quien las mujeres de Israel cantan en sus danzas:

“Saúl mató a sus miles,

y David, a sus diez miles”?

6 Así que Aquis finalmente mandó traer a David y le dijo:

—Juro por elSeñorque has sido un aliado confiable. Pienso que debes ir conmigo a la batalla, porque no he encontrado una sola falla en ti desde que llegaste hasta el día de hoy. Pero los demás gobernantes filisteos no quieren ni oír hablar del tema.

7 Por favor, no los inquietes y regresa sin llamar la atención.

8 —¿Qué he hecho para merecer esto? —preguntó David—. ¿Qué ha encontrado en su siervo para que no pueda ir y pelear contra los enemigos de mi señor el rey?

9 Pero Aquis insistió:

—En lo que a mí respecta, eres tan perfecto como un ángel de Dios. Pero los comandantes filisteos tienen miedo e insisten en que no los acompañen en la batalla.

10 Ahora, levántate temprano en la mañana y vete con tus hombres en cuanto amanezca.

11 Entonces David y sus hombres regresaron a la tierra de los filisteos, mientras que el ejército filisteo avanzó hasta Jezreel.

1 Samuel 30

David destruye a los amalecitas

1 Tres días después, cuando David y sus hombres llegaron a su casa en la ciudad de Siclag, encontraron que los amalecitas habían asaltado el Neguev y Siclag; habían destruido Siclag y la habían quemado hasta reducirla a cenizas.

2 Se habían llevado a las mujeres y a los niños y a todos los demás, pero sin matar a nadie.

3 Cuando David y sus hombres vieron las ruinas y se dieron cuenta de lo que les había sucedido a sus familias,

4 lloraron a más no poder.

5 Las dos esposas de David, Ahinoam de Jezreel y Abigail, la viuda de Nabal de Carmelo, estaban entre los que fueron capturados.

6 David ahora se encontraba en gran peligro, porque todos sus hombres estaban muy resentidos por haber perdido a sus hijos e hijas, y comenzaron a hablar acerca de apedrearlo. Pero David encontró fuerzas en elSeñorsu Dios.

7 Entonces le dijo a Abiatar, el sacerdote:

—¡Tráeme el efod!

Así que Abiatar lo trajo

8 y David le preguntó alSeñor:

—¿Debo perseguir a esta banda de saqueadores? ¿Los atraparé?

Y elSeñorle dijo:

—Sí, persíguelos. Recuperarás todo lo que te han quitado.

9 De modo que David y sus seiscientos hombres salieron y llegaron al arroyo de Besor.

10 Pero doscientos de ellos estaban demasiado cansados para cruzar el arroyo, por lo que David continuó la persecución con cuatrocientos hombres.

11 En el camino encontraron a un egipcio en un campo y lo llevaron a David. Le dieron pan para comer y agua para beber.

12 También le dieron parte de un pastel de higos y dos racimos de pasas, porque no había comido ni bebido nada durante tres días y tres noches. Al poco tiempo recobró sus fuerzas.

13 —¿A quién le perteneces y de dónde vienes? —le preguntó David.

—Soy egipcio, esclavo de un amalecita —respondió—. Mi amo me abandonó hace tres días porque yo estaba enfermo.

14 Regresábamos de asaltar a los cereteos en el Neguev, el territorio de Judá y la tierra de Caleb, y acabábamos de incendiar Siclag.

15 —¿Me guiarás a esa banda de saqueadores? —preguntó David.

El joven contestó:

—Si haces un juramento en el nombre de Dios que no me matarás ni me devolverás a mi amo, entonces te guiaré a ellos.

16 Así que guió a David hasta los amalecitas, y los encontraron dispersos por los campos comiendo, bebiendo y bailando con alegría por el enorme botín que habían tomado de los filisteos y de la tierra de Judá.

17 Entonces David y sus hombres se lanzaron contra ellos y los mataron durante toda la noche y durante todo el día siguiente hasta la tarde. Ninguno de los amalecitas escapó, excepto cuatrocientos jóvenes que huyeron en camellos.

18 Así que David recuperó todo lo que los amalecitas habían tomado y rescató a sus dos esposas.

19 No faltaba nada: fuera grande o pequeño, hijo o hija, ni ninguna otra cosa que se habían llevado. David regresó con todo.

20 También recuperó los rebaños y las manadas, y sus hombres los arrearon delante de los demás animales. «¡Este botín le pertenece a David!», dijeron.

21 Luego David regresó al arroyo de Besor y se encontró con los doscientos hombres que se habían quedado rezagados porque estaban demasiado cansados para seguir con él. Entonces salieron para encontrarse con David y con sus hombres, y David los saludó con alegría.

22 Pero unos alborotadores entre los hombres de David dijeron:

—Ellos no fueron con nosotros, así que no pueden tener nada del botín que recuperamos. Denles sus esposas e hijos y díganles que se vayan.

23 Pero David dijo:

—¡No, mis hermanos! No sean egoístas con lo que elSeñornos dio. Él nos protegió y nos ayudó a derrotar a la banda de saqueadores que nos atacó.

24 ¿Quién les hará caso cuando hablan así? Compartiremos por partes iguales tanto con los que vayan a la batalla como con los que cuiden las pertenencias.

25 A partir de entonces, David estableció este dicho como decreto y ordenanza en Israel y hasta el día de hoy todavía se cumple.

26 Cuando llegó a Siclag, David envió parte del botín a los ancianos de Judá, quienes eran sus amigos. «Esto es un regalo para ustedes —les dijo David—, tomado de los enemigos delSeñor».

27 Los regalos fueron enviados a la gente de las siguientes ciudades que David había visitado: Betel, Ramot-neguev, Jatir,

28 Aroer, Sifmot, Estemoa,

29 Racal,las ciudades de Jerameel, las ciudades de los ceneos,

30 Horma, Corasán, Atac,

31 Hebrón, y a todos los demás lugares que David había visitado con sus hombres.

1 Samuel 31

Muerte de Saúl

1 Ahora bien, los filisteos atacaron a Israel, y los hombres de Israel huyeron ante ellos. Mataron a muchos en las laderas del monte Gilboa.

2 Los filisteos cercaron a Saúl y a sus hijos, y mataron a tres de ellos: Jonatán, Abinadab y Malquisúa.

3 La batalla se intensificó cerca de Saúl, y los arqueros filisteos lo alcanzaron y lo hirieron gravemente.

4 Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para atravesarme, burlarse de mí y torturarme».

Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se echó sobre ella.

5 Cuando su escudero vio que Saúl estaba muerto, se echó sobre su propia espada y murió junto al rey.

6 Así que Saúl, sus tres hijos, su escudero y sus tropas murieron juntos en ese mismo día.

7 Cuando los israelitas que se encontraban al otro lado del valle de Jezreel y más allá del Jordán vieron que el ejército israelita había huido y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos entraron y ocuparon sus ciudades.

8 Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos en el monte Gilboa.

9 Entonces le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl en su templo pagano y a la gente en toda la tierra de Filistea.

10 Pusieron su armadura en el templo de Astoret, y colgaron su cuerpo en la muralla de la ciudad de Bet-sán.

11 Pero cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de lo que los filisteos le habían hecho a Saúl,

12 todos los valientes guerreros viajaron toda la noche hasta Bet-sán y bajaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos de la muralla. Llevaron los cuerpos a Jabes, donde los incineraron.

13 Luego tomaron los huesos y los enterraron debajo del árbol de tamarisco en Jabes y ayunaron por siete días.

Rut 1

Elimelec traslada a su familia a Moab

1 En los días en que los jueces gobernaban Israel, un hambre severa azotó la tierra. Por eso, un hombre de Belén de Judá dejó su casa y se fue a vivir a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos.

2 El hombre se llamaba Elimelec, y el nombre de su esposa era Noemí. Sus dos hijos se llamaban Mahlón y Quelión. Eran efrateos de Belén, en la tierra de Judá. Así que cuando llegaron a Moab se establecieron allí.

3 Tiempo después murió Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos.

4 Ellos se casaron con mujeres moabitas. Uno se casó con una mujer llamada Orfa y el otro con una mujer llamada Rut. Pero unos diez años después

5 murieron tanto Mahlón como Quelión. Entonces, Noemí quedó sola, sin sus dos hijos y sin su esposo.

Noemí y Rut regresan a Judá

6 Estando en Moab, Noemí se enteró de que elSeñorhabía bendecido a su pueblo en Judá al volver a darle buenas cosechas. Entonces Noemí y sus nueras se prepararon para salir de Moab y regresar a su tierra natal.

7 Acompañada por sus dos nueras, partió del lugar donde vivía y tomó el camino que las llevaría de regreso a Judá.

8 Sin embargo, ya puestas en camino, Noemí les dijo a sus dos nueras:

—Vuelva cada una a la casa de su madre, y que elSeñorlas recompense por la bondad que mostraron a sus esposos y a mí.

9 Que elSeñorlas bendiga con la seguridad de un nuevo matrimonio.

Entonces les dio un beso de despedida y todas se echaron a llorar desconsoladas.

10 —No —le dijeron—, queremos ir contigo a tu pueblo.

11 Pero Noemí respondió:

—¿Por qué habrían de continuar conmigo? ¿Acaso puedo tener más hijos que crezcan y sean sus esposos?

12 No, hijas mías, regresen a la casa de sus padres, porque ya soy demasiado vieja para volverme a casar. Aunque fuera posible, y me casara esta misma noche y tuviera hijos varones, entonces, ¿qué?

13 ¿Esperarían ustedes hasta que ellos crecieran y se negarían a casarse con algún otro? ¡Por supuesto que no, hijas mías! La situación es mucho más amarga para mí que para ustedes, porque elSeñormismo ha levantado su puño contra mí.

14 Entonces volvieron a llorar juntas y Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se aferró con firmeza a Noemí.

15 —Mira —le dijo Noemí—, tu cuñada regresó a su pueblo y a sus dioses. Tú deberías hacer lo mismo.

16 Pero Rut respondió:

—No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.

17 Donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. ¡Que elSeñorme castigue severamente si permito que algo nos separe, aparte de la muerte!

18 Cuando Noemí vio que Rut estaba decidida a irse con ella, no insistió más.

19 De modo que las dos siguieron el viaje. Cuando entraron a Belén, todo el pueblo se conmocionó por causa de su llegada.

—¿De verdad es Noemí? —preguntaban las mujeres.

20 —No me llamen Noemí —contestó ella—. Más bien llámenme Mara,porque el Todopoderoso me ha hecho la vida muy amarga.

21 Me fui llena, pero elSeñorme ha traído vacía a casa. ¿Por qué llamarme Noemí cuando elSeñorme ha hecho sufriry el Todopoderoso ha enviado semejante tragedia sobre mí?

22 Así que Noemí regresó de Moab acompañada de su nuera Rut, la joven moabita. Llegaron a Belén a fines de la primavera, al comienzo de la cosecha de la cebada.

Rut 2

Rut trabaja en el campo de Booz

1 Había en Belén un hombre rico y muy influyente llamado Booz que era pariente de Elimelec, el esposo de Noemí.

2 Un día Rut la moabita le dijo a Noemí:

—Déjame ir a los campos de cosecha a ver si alguien en su bondad me permite recoger las espigas de grano dejadas atrás.

Noemí respondió:

—Está bien, hija mía, puedes ir.

3 Así que Rut salió a recoger espigas detrás de los cosechadores, y resultó que lo hizo en un campo que pertenecía a Booz, el pariente de su suegro, Elimelec.

4 Mientras estaba allí, llegó Booz de Belén y saludó a los cosechadores:

—¡ElSeñorsea con ustedes! —les dijo.

—¡ElSeñorlo bendiga! —respondieron los cosechadores.

5 Entonces Booz le preguntó a su capataz:

—¿Quién es esa joven que veo allá? ¿De quién es?

6 Y el capataz le contestó:

—Es la joven moabita que volvió con Noemí.

7 Esta mañana me pidió permiso para recoger grano detrás de los segadores. Desde que llegó no ha dejado de trabajar con esmero, excepto por unos momentos de descanso en el refugio.

8 Booz se acercó a Rut y le dijo:

—Escucha, hija mía. Quédate aquí mismo con nosotros cuando recojas grano; no vayas a ningún otro campo. Sigue muy de cerca a las jóvenes que trabajan en mi campo.

9 Fíjate en qué parcela están cosechando y síguelas. Advertí a los hombres que no te traten mal. Y cuando tengas sed, sírvete del agua que hayan sacado del pozo.

10 Entonces Rut cayó a sus pies muy agradecida.

—¿Qué he hecho para merecer tanta bondad? —le preguntó—. No soy más que una extranjera.

11 —Sí, lo sé —respondió Booz—; pero también sé todo lo que has hecho por tu suegra desde la muerte de tu esposo. He oído que dejaste a tu padre y a tu madre, y a tu tierra natal, para vivir aquí entre gente totalmente desconocida.

12 Que elSeñor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste.

13 —Espero continuar siendo de su agrado, señor —respondió ella—. Usted me consoló al hablarme con tanta bondad, aunque ni siquiera soy una de sus trabajadoras.

14 Después, a la hora de comer, Booz la llamó:

—Ven aquí y sírvete de la comida. Puedes mojar tu pan en el vinagre.

De modo que Rut se sentó junto a los cosechadores, y Booz le dio a comer grano tostado. Ella comió todo lo que quiso y hasta le sobró.

15 Cuando Rut regresó a trabajar, Booz ordenó a sus trabajadores:

—Déjenla recoger espigas aun entre las gavillas, y no se lo impidan.

16 Además, arranquen de los manojos algunas espigas de cebada y déjenlas caer a propósito. ¡Permítanle recogerlas y no la molesten!

17 Así que Rut recogió cebada allí todo el día y cuando la desgranó por la tarde, llenó toda una canasta.

18 Luego la cargó de vuelta al pueblo y la mostró a su suegra. También le dio el grano tostado que le había sobrado de su comida.

19 —¿Dónde recogiste todo este grano hoy? —preguntó Noemí—. ¿Dónde trabajaste? ¡Que elSeñorbendiga al que te ayudó!

Entonces Rut le contó a su suegra acerca del hombre en cuyo campo había trabajado. Le dijo:

—El hombre con quien trabajé hoy se llama Booz.

20 —¡Que elSeñorlo bendiga! —le dijo Noemí a su nuera—. Nos muestra su bondad no solo a nosotras sino también a tu marido que murió.Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos, uno de los redentores de nuestra familia.

21 Entonces Rutdijo:

—Es más, Booz me dijo que volviera y me quedara con sus trabajadores hasta que termine la cosecha.

22 —¡Excelente! —exclamó Noemí—. Haz lo que te dijo, hija mía. Quédate con las jóvenes hasta que termine la cosecha. En otros campos podrían molestarte, pero con él estarás segura.

23 De modo que Rut trabajó junto a las mujeres en los campos de Booz y recogió grano con ellas hasta el final de la cosecha de cebada. Luego siguió trabajando con ellas durante la cosecha de trigo, a comienzos del verano. Y todo ese tiempo vivió con su suegra.

Rut 3

Rut en el campo de trillar

1 Un día Noemí le dijo a Rut:

—Hija mía, es tiempo de que yo te encuentre un hogar permanente para que tengas un porvenir asegurado.

2 Booz es nuestro pariente cercano, y él ha sido muy amable al dejarte recoger grano con las jóvenes. Esta noche estará aventando cebada en el campo de trillar.

3 Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber.

4 Fíjate bien dónde se acuesta; después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer.

5 —Haré todo lo que me dices —respondió Rut.

6 Así que esa noche bajó al campo donde se trilla el grano y siguió las instrucciones de su suegra.

7 Después de que Booz terminó de comer y de beber y estuvo de buen ánimo, se acostó al otro extremo del montón de grano y se durmió. Entonces Rut se acercó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó.

8 Alrededor de la medianoche, Booz se despertó de pronto y se dio vuelta. Entonces se sorprendió, ¡al encontrar a una mujer acostada a sus pies!

9 —¿Quién eres? —preguntó.

—Soy Rut, su sierva —contestó ella—. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.

10 —¡ElSeñorte bendiga, hija mía! —exclamó Booz—. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre.

11 Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa.

12 Pero aunque es cierto que yo soy uno de los redentores de tu familia, hay un pariente más cercano que yo.

13 Quédate aquí esta noche, y por la mañana hablaré con él. Si está dispuesto a redimirte, muy bien; que se case contigo. Pero si no está dispuesto a hacerlo, entonces, ¡tan cierto como que elSeñorvive, yo mismo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta la mañana.

14 Entonces Rut se acostó a los pies de Booz hasta la mañana, pero ella se levantó muy temprano, antes de que hubiera suficiente luz para que una persona pudiera reconocer a otra; pues Booz había dicho:

—Nadie debe saber que estuvo una mujer aquí en el campo de trillar.

15 Luego Booz le dijo:

—Trae tu manto y extiéndelo.

Entonces él midió seis medidasde cebada sobre el manto y lo colocó sobre las espaldas de ella. Después élregresó al pueblo.

16 Cuando Rut volvió a donde estaba su suegra, Noemí le preguntó:

—¿Qué sucedió, hija mía?

Rut le contó a Noemí todo lo que Booz había hecho por ella

17 y agregó:

—Me dio estas seis medidas de cebada y dijo: “No vuelvas a tu suegra con las manos vacías”.

18 Entonces Noemí le dijo:

—Ten paciencia, hija mía, hasta que sepamos lo que pasa. El hombre no descansará hasta dejar resuelto el asunto hoy mismo.

Rut 4

Booz se casa con Rut

1 Booz fue a la puerta de la ciudad y allí se sentó. En ese momento, pasó por ese lugar el redentor de la familia que Booz había mencionado, así que lo llamó:

—Amigo, ven, siéntate aquí. Quiero hablar contigo.

Así que se sentaron juntos.

2 Enseguida Booz llamó a diez líderes del pueblo y les pidió que se sentaran allí como testigos.

3 Entonces Booz le dijo al redentor de la familia:

—Tú conoces a Noemí, la que volvió de Moab. Está por vender el terreno que pertenecía a Elimelec, nuestro pariente.

4 Pensé que yo debía hablar contigo para que pudieras redimir la tierra si deseas hacerlo. Si quieres la tierra, entonces cómprala ahora en presencia de estos testigos. Pero si no quieres la tierra, házmelo saber ahora mismo, porque, después de ti, soy el pariente más cercano para redimirla.

El hombre respondió:

—Muy bien, yo la redimo.

5 Entonces le dijo Booz:

—Por supuesto, al comprar tú la tierra de Noemí, estás obligado a casarte con Rut, la viuda moabita. De esta manera ella podrá tener hijos que lleven el nombre de su esposo y así conservar la tierra para su familia.

6 —Entonces no puedo redimir la tierra —respondió el pariente redentor— porque esto pondría en peligro mi propia herencia. Redime tú la tierra; yo no lo puedo hacer.

7 En esos días era costumbre en Israel que cualquiera que transfiriera un derecho de compra se quitara la sandalia y se la entregara a la otra parte. Esto hacía válida la transacción de una manera pública.

8 Entonces el otro redentor de la familia se quitó la sandalia mientras le decía a Booz:

—Compra tú la tierra.

9 Entonces Booz les dijo a los ancianos y a la gente que estaba alrededor:

—Ustedes son testigos de que hoy le compré a Noemí toda la propiedad de Elimelec, Quelión y Mahlón.

10 Además, junto con la tierra adquirí a Rut, la viuda moabita de Mahlón, para que sea mi esposa. De este modo ella podrá tener un hijo para que el nombre de la familia de su difunto esposo continúe y herede aquí, en su pueblo natal, la propiedad de su familia. Hoy todos ustedes son testigos.

11 Entonces los ancianos y toda la gente que estaba en la puerta respondieron:

—¡Somos testigos! ¡Que elSeñorhaga que esta mujer que va a ser parte de tu hogar sea como Raquel y Lea, de quienes descendió toda la nación de Israel! Que prosperes en Efrata y que seas famoso en Belén.

12 Y que elSeñorte dé descendientes por medio de esta joven que sean como los de nuestro antepasado Fares, el hijo de Tamar y Judá.

Los descendientes de Booz

13 Así que Booz llevó a Rut a su casa y la hizo su esposa. Cuando se acostó con ella, elSeñorpermitió que quedara embarazada y diera a luz un hijo.

14 Entonces las mujeres del pueblo le dijeron a Noemí: «¡Alabado sea elSeñor, que te ha dado ahora un redentor para tu familia! Que este niño sea famoso en Israel.

15 Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!».

16 Entonces Noemí tomó al niño, lo abrazó contra su pecho y cuidó de él como si fuera su propio hijo.

17 Las vecinas decían: «¡Por fin ahora Noemí tiene nuevamente un hijo!». Y le pusieron por nombre Obed. Él llegó a ser el padre de Isaí y abuelo de David.

18 Este es el registro genealógico de su antepasado Fares:

Fares fue el padre de Hezrón.

19 Hezrón fue el padre de Ram.

Ram fue el padre de Aminadab.

20 Aminadab fue el padre de Naasón.

Naasón fue el padre de Salmón.

21 Salmón fue el padre de Booz.

Booz fue el padre de Obed.

22 Obed fue el padre de Isaí.

Isaí fue el padre de David.

Jueces 1

Judá y Simeón conquistan la tierra

1 Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron alSeñor:

—¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a los cananeos?

2 ElSeñorcontestó:

—Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la tierra.

3 Entonces los hombres de Judá les dijeron a sus parientes de la tribu de Simeón: «Vengan con nosotros a luchar contra los cananeos que viven en el territorio que se nos asignó. Después nosotros los ayudaremos a ustedes a conquistar su territorio». Así que los hombres de Simeón fueron con los de Judá.

4 Cuando los hombres de Judá atacaron, elSeñorles dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil guerreros enemigos en la ciudad de Bezec.

5 Mientras estaban en Bezec, se toparon con el rey Adoni-bezec y lucharon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos.

6 Adoni-bezec escapó, pero los israelitas pronto lo capturaron y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.

7 Adoni-bezec dijo: «Una vez yo tuve setenta reyes sin los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice». Y se lo llevaron a Jerusalén, donde murió.

8 Los hombres de Judá atacaron a Jerusalén y la tomaron; mataron a todos sus habitantes y prendieron fuego a la ciudad.

9 Luego descendieron para combatir contra los cananeos que vivían en la zona montañosa, en el Neguev y en las colinas occidentales.

10 Judá marchó contra los cananeos en Hebrón (antiguamente llamada Quiriat-arba) y derrotó a las fuerzas de Sesai, Ahimán y Talmai.

11 De allí salieron a luchar contra los habitantes de la ciudad de Debir (antiguamente llamada Quiriat-sefer).

12 Caleb dijo: «Daré a mi hija Acsa en matrimonio al que ataque y tome Quiriat-sefer».

13 Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb, fue quien conquistó la ciudad; así que Acsa pasó a ser esposa de Otoniel.

14 Cuando Acsa se casó con Otoniel, ella insistió en que él le pidieraun campo a Caleb, su padre. Mientras ella se bajaba de su burro, Caleb le preguntó:

—¿Qué te pasa?

15 Ella contestó:

—Concédeme otro obsequio. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales.

Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja.

16 Cuando los miembros de la tribu de Judá salieron de Jericó —la ciudad de las palmeras—, los ceneos (que eran descendientes del suegro de Moisés) los acompañaron al desierto de Judá y se establecieron entre la gente del lugar, cerca de la ciudad de Arad, en el Neguev.

17 Luego Judá se unió con Simeón para luchar contra los cananeos que vivían en Sefat, y destruyeron la ciudad por completo.Por eso la ciudad fue llamada Horma.

18 Además Judá tomó las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, junto con los territorios vecinos.

Israel no conquista toda la tierra

19 ElSeñorestaba con los de Judá, y ellos tomaron posesión de la zona montañosa; pero no lograron expulsar a los habitantes de las llanuras, quienes tenían carros de guerra hechos de hierro.

20 Caleb recibió la ciudad de Hebrón, tal como Moisés le había prometido, y expulsó a todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac.

21 Sin embargo, la tribu de Benjamín no logró expulsar a los jebuseos, quienes vivían en Jerusalén. Por eso, hasta el día de hoy, los jebuseos viven en Jerusalén junto con el pueblo de Benjamín.

22 Los descendientes de José atacaron la ciudad de Betel, y elSeñorestuvo con ellos.

23 Enviaron espías a Betel (antes conocida como Luz),

24 quienes abordaron a un hombre que salía del poblado y le dijeron: «Muéstranos cómo entrar en la ciudad, y tendremos compasión de ti».

25 Entonces él les mostró una vía de acceso, y ellos mataron a todos en la ciudad, menos a ese hombre y a su familia.

26 Más tarde, el hombre se trasladó a la tierra de los hititas, donde estableció una ciudad a la que llamó Luz. Este nombre lo conserva hasta el día de hoy.

27 La tribu de Manasés no logró expulsar a la gente que vivía en Bet-sán,Taanac, Dor, Ibleam, Meguido y en todos los asentamientos vecinos, porque los cananeos estaban decididos a quedarse en esa región.

28 Con el tiempo, cuando los israelitas se fortalecieron, obligaron a los cananeos a trabajar como esclavos, pero nunca los expulsaron de la tierra por completo.

29 La tribu de Efraín no logró expulsar a los cananeos que vivían en Gezer, así que los cananeos siguieron viviendo allí, en medio de los de Efraín.

30 La tribu de Zabulón no logró expulsar a los habitantes de Quitrón y de Naalal, así que los cananeos siguieron viviendo en medio de los de Zabulón, pero los cananeos fueron obligados a trabajar como esclavos para ellos.

31 La tribu de Aser no logró expulsar a los habitantes de Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec ni Rehob.

32 Así que los de Aser se establecieron entre los cananeos, quienes controlaban la tierra, debido a que no lograron expulsarlos.

33 Asimismo, la tribu de Neftalí no logró expulsar a los habitantes de Bet-semes ni a los de Bet-anat. Así que Neftalí se estableció entre los cananeos, quienes controlaban la tierra. Sin embargo, los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat fueron obligados a trabajar como esclavos para la gente de Neftalí.

34 En cuanto a la tribu de Dan, los amorreos los obligaron a retirarse a la zona montañosa y no los dejaban descender a las llanuras.

35 Los amorreos estaban decididos a quedarse en el monte Heres, en Ajalón y en Saalbim; pero cuando los descendientes de José aumentaron en fuerza, obligaron a los amorreos a trabajar como esclavos.

36 La frontera de los amorreos iba desde el paso de los Escorpioneshasta Sela y desde allí se extendía hacia arriba.

Jueces 2

El mensajero del Señor llega a Boquim

1 El ángel delSeñorsubió de Gilgal a Boquim y dijo a los israelitas: «Yo los saqué de Egipto y los traje a esta tierra que juré dar a sus antepasados, y dije que nunca rompería mi pacto con ustedes.

2 Por su parte, ustedes no debían hacer ningún pacto con los habitantes de esta tierra, sino destruir sus altares. Pero desobedecieron mi mandato. ¿Por qué lo hicieron?

3 Ahora declaro que ya no expulsaré a los pueblos que viven en la tierra de ustedes. Ellos les serán espinas clavadas en el costado,y sus dioses serán una tentación constante para ustedes».

4 Cuando el ángel delSeñorterminó de hablar a los israelitas, el pueblo lloró a gritos.

5 Por eso llamaron al lugar Boquim (que significa «llanto»), y allí le ofrecieron sacrificios alSeñor.

Muerte de Josué

6 Después que Josué despidió al pueblo, cada una de las tribus salió para tomar posesión del territorio que se le había asignado.

7 Los israelitas sirvieron alSeñortodo el tiempo que vivieron Josué y los líderes que lo sobrevivieron, aquellos que habían visto todas las grandes cosas que elSeñorhabía hecho por Israel.

8 Entonces Josué, hijo de Nun y siervo delSeñor, murió a los ciento diez años de edad.

9 Lo enterraron en Timnat-sera,tierra que se le había asignado en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.

Israel desobedece al Señor

10 Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía alSeñorni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel.

11 Los israelitas hicieron lo malo a los ojos delSeñory sirvieron a las imágenes de Baal.

12 Abandonaron alSeñor, Dios de sus antepasados, quien los había sacado de Egipto. Siguieron y rindieron culto a otros dioses —los dioses de los pueblos vecinos— y así provocaron el enojo delSeñor.

13 Abandonaron alSeñorpara servir a Baal y a las imágenes de Astoret,

14 lo cual hizo que elSeñorardiera de enojo contra Israel y que los entregara en manos de saqueadores, quienes les robaron sus posesiones. Los vendió a los enemigos que tenían a su alrededor, y ya no podían vencerlos.

15 Cada vez que los israelitas salían a la batalla, elSeñorpeleaba en contra de ellos e hizo que sus enemigos los derrotaran, tal como él les había advertido. Y el pueblo estaba muy angustiado.

El Señor rescata a su pueblo

16 Entonces elSeñorlevantó jueces para rescatar a los israelitas de la mano de sus agresores.

17 Sin embargo, Israel no hizo caso a los jueces, sino que se prostituyó rindiendo culto a otros dioses. ¡Qué pronto se apartaron del camino de sus antepasados, los cuales habían obedecido los mandatos delSeñor!

18 Cada vez que elSeñorlevantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues elSeñortenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento.

19 Pero al morir el juez, la gente no solo volvía a sus prácticas corruptas, sino que se comportaba peor que sus antepasados. Seguía a otros dioses: los servía y les rendía culto. Además se negaba a abandonar sus prácticas malvadas y sus tercos caminos.

20 Por eso elSeñorardió de enojo contra Israel y dijo: «Ya que este pueblo ha violado mi pacto que hice con sus antepasados y no ha hecho caso a mis mandatos,

21 ya no expulsaré a las naciones que Josué dejó sin conquistar cuando murió.

22 Lo hice para poner a prueba a Israel: para ver si seguiría o no los caminos delSeñor, como lo hicieron sus antepasados».

23 Por esa razón elSeñordejó esas naciones donde estaban. No las expulsó de inmediato, ni permitió que Josué las conquistara a todas.

Jueces 3

Las naciones que quedaron en Canaán

1 ElSeñordejó a ciertas naciones en la tierra para poner a prueba a los israelitas que no habían conocido las guerras de Canaán.

2 Lo hizo para enseñar a pelear en la guerra a las generaciones de israelitas que no tenían experiencia en el campo de batalla.

3 Estas son las naciones: los filisteos (que vivían bajo el dominio de los cinco gobernantes filisteos), todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que vivían en las montañas del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat.

4 ElSeñordejó a estos pueblos con el fin de poner a prueba a los israelitas para ver si obedecían los mandatos que él les había dado a sus antepasados por medio de Moisés.

5 Así que los israelitas vivieron entre los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos,

6 y se unieron en matrimonio con ellos: los hijos de los israelitas se casaron con las hijas de esos pueblos, y las hijas de los israelitas fueron dadas en matrimonio a sus hijos. Y los israelitas sirvieron a los dioses de esas naciones.

Otoniel, juez de Israel

7 Los israelitas hicieron lo malo a los ojos delSeñor. Se olvidaron delSeñorsu Dios y sirvieron a las imágenes de Baal y a los postes dedicados a la diosa Asera.

8 Entonces elSeñorardió de enojo contra Israel y lo entregó en manos de Cusán-risataim, rey de Aram-naharaim.Y los israelitas sirvieron a Cusán-risataim durante ocho años.

9 Pero cuando el pueblo de Israel clamó alSeñorpor ayuda, elSeñorlevantó a un libertador para salvarlos. Se llamaba Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb.

10 El Espíritu delSeñorvino sobre él, y comenzó a ser juez de Israel. Entró en guerra contra Cusán-risataim, rey de Aram, y elSeñorle dio la victoria sobre él.

11 Y hubo paz en la tierra durante cuarenta años. Luego murió Otoniel, hijo de Cenaz.

Aod, juez de Israel

12 De nuevo los israelitas hicieron lo malo a los ojos delSeñory, por la maldad de ellos, elSeñorle dio dominio sobre Israel al rey Eglón, de Moab.

13 Eglón se alió con los amonitas y los amalecitas y salió a pelear, derrotó a Israel y tomó posesión de Jericó, la ciudad de las palmeras.

14 Entonces los israelitas sirvieron a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.

15 Sin embargo, cuando el pueblo de Israel clamó alSeñorpor ayuda, elSeñornuevamente levantó a un libertador para salvarlos. Se llamaba Aod, hijo de Gera, quien era un hombre zurdo, de la tribu de Benjamín. Los israelitas enviaron a Aod a entregar el dinero del tributo al rey Eglón, de Moab.

16 Así que Aod hizo una daga de dos filos, de unos treinta centímetrosde largo, la ató a su muslo derecho y la escondió debajo de la ropa.

17 Luego le llevó el dinero del tributo a Eglón, quien era muy gordo.

18 Después de entregar el pago, Aod emprendió el regreso junto con los que le habían ayudado a llevar el tributo.

19 Pero cuando Aod llegó a donde estaban los ídolos de piedra, cerca de Gilgal, se regresó. Se presentó ante Eglón y le dijo: «Tengo un mensaje secreto para usted». Entonces el rey les ordenó a sus sirvientes que se callaran y que todos salieran de la habitación.

20 Así que Aod se acercó a Eglón, quien estaba sentado solo en una habitación fresca de la planta alta, y le dijo: «¡Tengo un mensaje de Dios para usted!». Cuando el rey Eglón se levantó de su asiento,

21 Aod sacó con la mano izquierda la daga que tenía atada al muslo derecho y se la clavó al rey en el vientre.

22 La daga entró tan profundo, que la empuñadura se hundió bajo la gordura del rey. Así que Aod no sacó la daga, y al rey se le vaciaron los intestinos.

23 Entonces Aod cerró las puertas de la habitación, les puso llave y escapó por la letrina.

24 Aod ya se había ido cuando los sirvientes del rey regresaron y encontraron cerradas las puertas de la habitación de la planta alta. Pensaron que tal vez el rey estaba usando la letrina dentro del cuarto,

25 así que esperaron. Pero al ver que el rey tardaba mucho en salir, se preocuparon y buscaron una llave. Cuando abrieron las puertas, encontraron a su amo muerto en el suelo.

26 Mientras los sirvientes esperaban, Aod escapó y pasó por los ídolos de piedra rumbo a Seirat.

27 Cuando llegó a la zona montañosa de Efraín, llamó a tomar las armas. Después encabezó un grupo de israelitas colina abajo.

28 «Síganme —les dijo—, porque elSeñorles ha dado la victoria sobre Moab, su enemigo». Así que los israelitas lo siguieron y tomaron control de los vados del río Jordán que cruzan hacia Moab, y no dejaron que nadie pasara.

29 Atacaron a los moabitas y mataron a unos diez mil de sus guerreros más fuertes y robustos; no escapó ni uno de ellos.

30 Así que Israel conquistó a Moab en aquel día, y hubo paz en la tierra durante ochenta años.

Samgar, juez de Israel

31 Después de Aod fue Samgar, hijo de Anat, quien rescató a Israel. En una ocasión mató a seiscientos filisteos con una aguijada para bueyes.