Apocalipsis 11

Los dos testigos

1 Luego me fue dada una vara para medir y me fue dicho: «Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta el número de adoradores;

2 pero no midas el atrio exterior porque ha sido entregado a las naciones, las cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.

3 Mientras tanto yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».

4 Estos dos profetas son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de toda la tierra.

5 Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño.

6 Ellos tienen el poder de cerrar los cielos para que no llueva durante el tiempo que profeticen. También tienen el poder de convertir los ríos y los mares en sangre, y de azotar la tierra cuantas veces quieran con toda clase de plagas.

7 Cuando los testigos hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo sin fondodeclarará la guerra contra ellos, los conquistará y los matará.

8 Y sus cuerpos quedarán tendidos en la calle principal de Jerusalén,la ciudad que simbólicamente se llama «Sodoma» y «Egipto», la ciudad en la cual su Señor fue crucificado.

9 Y durante tres días y medio, todos los pueblos y todas las tribus, lenguas y naciones se quedarán mirando los cadáveres. A nadie se le permitirá enterrarlos.

10 Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.

11 Pero después de tres días y medio, Dios sopló vida en ellos, ¡y se pusieron de pie! El terror se apoderó de todos los que estaban mirándolos.

12 Luego una fuerte voz del cielo llamó a los dos profetas: «¡Suban aquí!». Entonces ellos subieron al cielo en una nube mientras sus enemigos los veían.

13 En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo.

14 El segundo terror ya pasó, pero mira, el tercer terror viene pronto.

La séptima trompeta trae el tercer terror

15 Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo:

«Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo,

y él reinará por siempre y para siempre».

16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y lo adoraron,

17 diciendo:

«Te damos gracias, Señor Dios, el Todopoderoso,

el que es y que siempre fue,

porque ahora has tomado tu gran poder

y has comenzado a reinar.

18 Las naciones se llenaron de ira,

pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado.

Es tiempo de juzgar a los muertos

y de recompensar a tus siervos, los profetas,

y también a tu pueblo santo

y a todos los que temen tu nombre,

desde el menos importante hasta el más importante.

Es tiempo de destruir

a todos los que han causado destrucción en la tierra».

19 Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

1 Entonces fui testigo de un suceso de gran importancia en el cielo. Vi a una mujer vestida del sol, con la luna debajo de los pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza.

2 Estaba embarazada y gritaba a causa de los dolores de parto y de la agonía de dar a luz.

3 Luego fui testigo de otro suceso importante en el cielo. Vi a un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cabeza.

4 Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas en el cielo y las arrojó a la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se paró delante de ella, listo para devorar al bebé en cuanto naciera.

5 Ella dio a luz a un hijo que gobernaría a todas las naciones con vara de hierro. Al dragón le arrebataron el hijo y lo llevaron hasta Dios y su trono.

6 Y la mujer huyó al desierto, donde Dios había preparado un lugar para que la cuidaran durante 1260 días.

7 Entonces hubo guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón y sus ángeles.

8 El dragón perdió la batalla y él y sus ángeles fueron expulsados del cielo.

9 Este gran dragón —la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero— fue lanzado a la tierra junto con todos sus ángeles.

10 Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo:

«Por fin han llegado

la salvación y el poder,

el reino de nuestro Dios,

y la autoridad de su Cristo.

Pues el acusador de nuestros hermanos

—el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche—

ha sido lanzado a la tierra.

11 Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero

y por el testimonio que dieron.

Y no amaron tanto la vida

como para tenerle miedo a la muerte.

12 Por lo tanto, ¡alégrense, oh cielos!

¡Y alégrense, ustedes, los que viven en los cielos!

Pero el terror vendrá sobre la tierra y el mar,

pues el diablo ha descendido a ustedes con gran furia,

porque sabe que le queda poco tiempo».

13 Cuando el dragón se dio cuenta de que había sido lanzado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón;

14 pero a ella se le dieron dos alas como las de una gran águila para que pudiera volar al lugar que se había preparado para ella en el desierto. Allí sería cuidada y protegida lejos del dragóndurante un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo.

15 Luego el dragón trató de ahogar a la mujer con un torrente de agua que salía de su boca;

16 pero entonces la tierra ayudó a la mujer y abrió la boca y tragó el río que brotaba de la boca del dragón.

17 Así que el dragón se enfureció contra la mujer y le declaró la guerra al resto de sus hijos, a todos los que obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen firmes en su testimonio de Jesús.

18 Entonces el dragón se plantóa la orilla junto al mar.

Apocalipsis 13

La bestia que sale del mar

1 Después vi a una bestia que subía del mar. Tenía siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cuerno; y escrito en cada cabeza había nombres que blasfemaban a Dios.

2 Esta bestia se parecía a un leopardo, ¡pero tenía las patas de un oso y la boca de un león! Y el dragón le dio a la bestia su propio poder y trono y gran autoridad.

3 Vi que una de las cabezas de la bestia parecía estar herida de muerte, ¡pero la herida mortal sanó! Todo el mundo se maravilló de este milagro y dio lealtad a la bestia.

4 Adoraron al dragón por haberle dado semejante poder a la bestia y también adoraron a la bestia. «¿Quién es tan grande como la bestia? —exclamaban—. ¿Quién puede luchar contra ella?».

5 A la bestia se le permitió decir grandes blasfemias contra Dios, y se le dio autoridad para hacer todo lo que quisiera durante cuarenta y dos meses.

6 Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir, a los que habitan en el cielo.

7 Además se le permitió a la bestia hacer guerra contra el pueblo santo de Dios y conquistarlo; y se le dio autoridad para gobernar sobre todo pueblo y toda tribu, lengua y nación.

8 Y adoraron a la bestia todos los que pertenecen a este mundo, aquellos cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida que pertenece al Cordero que fue sacrificado antes de la creación del mundo.

9 El que tenga oídos para oír,

que escuche y entienda.

10 Todo el que esté destinado a la cárcel,

a la cárcel será llevado.

Todo el que esté destinado a morir a espada,

morirá a filo de espada.

Esto significa que el pueblo de Dios tiene que soportar la persecución con paciencia y permanecer fiel.

La bestia que sale de la tierra

11 Luego vi a otra bestia; esta salía de la tierra. Tenía dos cuernos como los de un cordero, pero hablaba con la voz de un dragón.

12 Ejercía toda la autoridad de la primera bestia y exigía que toda la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, la que se había recuperado de su herida mortal.

13 Hacía milagros asombrosos, incluso que cayera fuego del cielo a la tierra mientras todos observaban.

14 Con los milagros que se le permitió hacer en nombre de la primera bestia, engañó a todos los que pertenecen a este mundo. Les ordenó que hicieran una gran estatua de la primera bestia, la que estaba herida de muerte y después volvió a la vida.

15 Luego se le permitió dar vida a esa estatua para que pudiera hablar. Entonces la estatua de la bestia ordenó que todo el que se negara a adorarla debía morir.

16 Además exigió que a todos —pequeños y grandes; ricos y pobres; libres y esclavos— se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente.

17 Y nadie podía comprar ni vender nada sin tener esa marca, que era el nombre de la bestia o bien el número que representa su nombre.

18 Aquí se requiere sabiduría. El que tenga entendimiento, que resuelva el significado del número de la bestia, porque es el número de un hombre.Su número es 666.

Apocalipsis 14

El Cordero y los 144.000

1 Luego vi al Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él había 144.000 que tenían el nombre del Cordero y el de su Padre escrito en la frente.

2 Y oí un sonido que venía del cielo, era como el rugido de grandes olas del mar o el retumbar de fuertes truenos. Parecía el sonido de muchos arpistas tocando juntos.

3 Ese gran coro entonaba un nuevo canto maravilloso delante del trono de Dios y delante de los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos. Nadie podía aprender ese canto aparte de los 144.000 que habían sido rescatados de la tierra.

4 Ellos se han mantenido tan puros como vírgenes,y son los que siguen al Cordero dondequiera que va. Han sido comprados de entre los pueblos de la tierra como ofrenda especialpara Dios y para el Cordero.

5 Ellos no han dicho mentiras y son intachables.

Los tres ángeles

6 Y vi a otro ángel, que volaba por el cielo y llevaba la eterna Buena Noticia para proclamarla a los que pertenecen a este mundo: a todo pueblo y toda nación, tribu y lengua.

7 «Teman a Dios —gritaba—. Denle gloria a él, porque ha llegado el tiempo en que ocupe su lugar como juez. Adoren al que hizo los cielos, la tierra, el mar y todos los manantiales de agua».

8 Luego otro ángel lo siguió por el cielo mientras gritaba: «Babilonia ha caído —cayó esa gran ciudad— porque hizo que todas las naciones del mundo bebieran el vino de su apasionada inmoralidad».

9 Después un tercer ángel los siguió mientras gritaba: «Todo el que adore a la bestia y a su estatua o acepte su marca en la frente o en la mano

10 tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha servido sin diluir en la copa del furor de Dios. Ellos serán atormentados con fuego y azufre ardiente en presencia de los ángeles santos y del Cordero.

11 El humo de su tormento subirá por siempre jamás, y no tendrán alivio ni de día ni de noche, porque adoraron a la bestia y a su estatua y aceptaron la marca de su nombre».

12 Esto significa que el pueblo de Dios tiene que soportar la persecución con paciencia, obedeciendo sus mandamientos y manteniendo la fe en Jesús.

13 Y oí una voz del cielo que decía: «Escribe lo siguiente: benditos son los que de ahora en adelante mueran en el Señor. El Espíritu dice: “Sí, ellos son en verdad benditos, porque descansarán de su arduo trabajo, ¡pues sus buenas acciones los siguen!”».

La cosecha de la tierra

14 Entonces vi una nube blanca y sentado en la nube estaba alguien parecido al Hijo del Hombre.Tenía una corona de oro en la cabeza y en la mano una hoz afilada.

15 Entonces vino otro ángel desde el templo y le gritó al que estaba sentado en la nube: «Da rienda suelta a la hoz, porque ha llegado el tiempo para cosechar; ya está madura la cosecha en la tierra».

16 Y el que estaba sentado en la nube pasó la hoz sobre la tierra, y toda la tierra fue cosechada.

17 Después vino otro ángel desde el templo que está en el cielo, y él también tenía una hoz afilada.

18 Luego otro ángel, que tenía poder para destruir con fuego, vino desde el altar y le gritó al ángel que tenía la hoz afilada: «Pasa ahora tu hoz y junta los racimos de los viñedos de la tierra, porque las uvas ya están maduras para el juicio».

19 Así que el ángel pasó su hoz sobre la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

20 Las uvas fueron pisadas en el lagar fuera de la ciudad, y del lagar brotó un río de sangre de unos trescientos kilómetrosde largo que llegaba hasta los frenos de un caballo.

Apocalipsis 15

El canto de Moisés y del Cordero

1 Luego vi en el cielo otro maravilloso suceso de gran importancia. Siete ángeles sostenían las últimas siete plagas, que completarían la ira de Dios.

2 Vi delante de mí algo que parecía un mar de cristal mezclado con fuego. Sobre este mar estaban de pie todos los que habían vencido a la bestia, a su estatua y al número que representa su nombre. Todos tenían arpas que Dios les había dado

3 y entonaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero:

«Grandes y maravillosas son tus obras,

oh Señor Dios, el Todopoderoso.

Justos y verdaderos son tus caminos,

oh Rey de las naciones.

4 ¿Quién no te temerá, Señor,

y glorificará tu nombre?

Pues solo tú eres santo.

Todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti,

porque tus obras de justicia han sido reveladas».

Las siete copas de las siete plagas

5 Luego miré y vi que se abría por completo el templo que está en el cielo, el tabernáculo de Dios.

6 Los siete ángeles que sostenían las siete plagas salieron del templo. Estaban vestidos de un lino blancosin mancha alguna y tenían una banda de oro que cruzaba el pecho.

7 Entonces uno de los cuatro seres vivientes le entregó a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena de la ira de Dios, quien vive por siempre y para siempre.

8 El templo se llenó del humo de la gloria y el poder de Dios. Nadie podía entrar en el templo hasta que los siete ángeles terminaran de derramar las siete plagas.

Apocalipsis 16

1 Luego oí una voz potente que venía del templo y decía a los siete ángeles: «Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas que contienen la ira de Dios».

2 Así que el primer ángel salió del templo y derramó su copa sobre la tierra, y a todos los que tenían la marca de la bestia y que adoraban a su estatua les salieron horribles llagas malignas.

3 Después el segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y el agua se volvió como la sangre de un cadáver, y murió todo lo que estaba en el mar.

4 Entonces el tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, y estos se convirtieron en sangre.

5 Y oí que el ángel que tenía autoridad sobre todas las aguas decía:

«Oh Santo, el que es y que siempre era, tú eres justo,

porque has enviado estos juicios.

6 Como derramaron la sangre

de tu pueblo santo y de tus profetas,

tú les has dado a beber sangre.

Es su justa recompensa».

7 Y oí una voz que venía del altar ydecía:

«Sí, oh Señor Dios, el Todopoderoso,

tus juicios son verdaderos y justos».

8 Entonces el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, esto hacía que quemara a todos con su fuego.

9 Todos sufrieron quemaduras debido a la descarga de calor y maldijeron el nombre de Dios, quien tenía control sobre todas estas plagas. No se arrepintieron de sus pecados ni se volvieron a Dios ni le dieron la gloria.

10 Después el quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y el reino de la bestia quedó sumergido en la oscuridad. Sus súbditos rechinaban los dientespor la angustia

11 y maldecían al Dios del cielo por los dolores y las llagas, pero no se arrepintieron de sus fechorías ni volvieron a Dios.

12 Luego el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates, y este se secó para que los reyes del oriente pudieran marchar con sus ejércitos sin obstáculos hacia el occidente.

13 Y vi que de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta saltaban tres espíritus malignosque parecían ranas.

14 Estos son espíritus de demonios que hacen milagros y salen a reunir a todos los gobernantes del mundo para pelear contra el Señor en la batalla del gran día del juicio de Dios, el Todopoderoso.

15 «Miren, ¡yo vendré como un ladrón, cuando nadie lo espere! Benditos son todos los que me esperan y tienen su ropa lista para no tener que andar desnudos y avergonzados».

16 Y los espíritus de demonios reunieron a todos los gobernantes y a sus ejércitos en un lugar que en hebreo se llamaArmagedón.

17 Luego el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo salió un fuerte grito: «¡Todo ha terminado!».

18 Entonces rugieron y retumbaron truenos, y salieron relámpagos; y se produjo un fuerte terremoto, el peor desde que el hombre fue puesto sobre la tierra.

19 La gran ciudad de Babilonia se partió en tres secciones, y las ciudades de muchas naciones cayeron y quedaron reducidas a escombros. Así que Dios se acordó de todos los pecados de Babilonia, y la hizo beber de la copa que estaba llena del vino del furor de su ira.

20 Entonces desaparecieron todas las islas, y las montañas se vinieron abajo y no existieron más.

21 Hubo una gran tormenta de granizo, y piedras de granizo, como de treinta y cuatro kiloscada una, cayeron del cielo sobre las personas. Maldijeron a Dios debido a la terrible plaga de granizo.

Apocalipsis 17

La gran prostituta

1 Uno de los siete ángeles que derramaron las siete copas se acercó y me dijo: «Ven conmigo, y te mostraré la sentencia que recibirá la gran prostituta, que gobiernasobre muchas aguas.

2 Los reyes del mundo cometieron adulterio con ella, y los que pertenecen a este mundo se emborracharon con el vino de su inmoralidad».

3 Entonces el ángel me llevó en el Espíritual desierto. Allí vi a una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata que tenía siete cabezas y diez cuernos, y estaba llena de blasfemias escritas contra Dios.

4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata y llevaba puestas hermosas joyas de oro, piedras preciosas y perlas. En la mano tenía una copa de oro llena de obscenidades y de las inmundicias de su inmoralidad.

5 Tenía escrito en la frente un nombre misterioso: Babilonia la grande, madre de todas las prostitutas y obscenidades del mundo.

6 Pude ver que ella estaba borracha, borracha de la sangre del pueblo santo de Dios, es decir, los que testificaron de Jesús. Me quedé mirándola totalmente asombrado.

7 «¿Por qué te asombras tanto? —preguntó el ángel—. Te explicaré el misterio de esta mujer y de la bestia con siete cabezas y diez cuernos sobre la que ella está sentada.

8 La bestia que viste, antes vivía pero ya no. Sin embargo, pronto subirá del abismo sin fondoe irá a la destrucción eterna. Los que pertenecen a este mundo cuyos nombres no fueron escritos en el libro de la vida antes de la creación del mundo, se asombrarán al ver la reaparición de esta bestia, que había muerto.

9 »Aquí se requiere una mente con entendimiento: las siete cabezas de la bestia representan las siete colinas donde la mujer gobierna. También representan siete reyes:

10 cinco reyes ya han caído, el sexto reina actualmente, y el séptimo todavía no ha llegado pero su reino será breve.

11 »La bestia escarlata que existía pero que ya no existe es el octavo rey. Este rey es como los otros siete, y él también va rumbo a la destrucción.

12 Los diez cuernos de la bestia son diez reyes que todavía no han subido al poder; pero estos serán designados como reyes por un breve momento para reinar junto con la bestia.

13 Los diez estarán de acuerdo en entregarle a la bestia el poder y la autoridad que tienen.

14 Irán juntos a la guerra contra el Cordero, pero el Cordero los derrotará porque él es el Señor de todos los señores y el Rey de todos los reyes. Y los que él ha llamado y elegido y le son fieles, estarán con él».

15 Luego el ángel me dijo: «Las aguas donde la prostituta gobierna representan grandes multitudes de cada nación y lengua.

16 Tanto la bestia escarlata como sus diez cuernos odian a la prostituta. La desnudarán, comerán su carne y quemarán con fuego lo que quede de ella.

17 Pues Dios les ha puesto un plan en la mente, un plan que llevará a cabo los propósitos de Dios. Ellos estarán de acuerdo en entregarle a la bestia escarlata la autoridad que tienen, y así se cumplirán las palabras de Dios.

18 La mujer que viste en la visión representa la gran ciudad que reina sobre los reyes del mundo».

Apocalipsis 18

Caída de Babilonia

1 Después de todo esto vi que otro ángel bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se iluminó con su resplandor.

2 Dio un fuerte grito:

«¡Ha caído Babilonia, cayó esa gran ciudad!

Se ha convertido en una casa para los demonios.

Es una guarida para todo espíritu inmundo,

un nido para todo buitre repugnante

y una cueva para todo animal sucio y espantoso.

3 Pues todas las naciones han caído

debido al vino de su apasionada inmoralidad.

Los reyes del mundo

cometieron adulterio con ella.

Debido a su deseo por lujos excesivos,

los comerciantes del mundo se han enriquecido».

4 Después oí otra voz que clamaba desde el cielo:

«Pueblo mío, salgan de ella.

No participen en sus pecados

o serán castigados junto con ella.

5 Pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo,

y Dios se acuerda de sus maldades.

6 Háganle a ella lo que ella les ha hecho a otros.

Denle doble castigo portodas sus maldades.

Ella preparó una copa de terror para otros,

así que preparen el doblepara ella.

7 Ella se glorificó a sí misma y vivió rodeada de lujos,

ahora denle la misma proporción de tormento y tristeza.

Ella se jactó en su corazón, diciendo:

“Soy reina en mi trono.

No soy ninguna viuda indefensa

ni tengo motivos para lamentarme”.

8 Por lo tanto, estas plagas le llegarán en un solo día:

la muerte, el lamento y el hambre.

Ella será totalmente consumida por el fuego,

porque el Señor Dios, quien la juzga, es poderoso».

9 Y los reyes del mundo que cometieron adulterio con ella y disfrutaron de todos sus lujos, se lamentarán por ella cuando vean el humo que sube de sus restos carbonizados.

10 Aterrorizados por su gran tormento, los reyes del mundo se mantendrán a distancia y clamarán:

«¡Qué terrible, qué terrible para ti,

oh Babilonia, tú, gran ciudad!

En un solo instante

el juicio de Dios cayó sobre ti».

11 Los comerciantes del mundo llorarán y se lamentarán por ella, porque ya no queda nadie que les compre sus mercaderías.

12 Ella compró grandes cantidades de oro, plata, joyas y perlas; lino de la más alta calidad, púrpura, seda y tela de color escarlata; objetos hechos con la fragante madera de alerce, artículos de marfil y objetos hechos con madera costosa; y bronce, hierro y mármol.

13 También compró canela, especias, especias aromáticas, mirra, incienso, vino, aceite de oliva, harina refinada, trigo, ganado, ovejas, caballos, carretas y cuerpos, es decir, esclavos humanos.

14 «De las delicias que tanto amabas,

ya no queda nada —claman los comerciantes—.

Todos tus lujos y el esplendor

se han ido para siempre

y ya nunca volverán a ser tuyos».

15 Los comerciantes que se enriquecieron vendiéndole esas cosas, se mantendrán a distancia, aterrados por el gran tormento de ella. Llorarán y clamarán:

16 «¡Qué terrible, qué terrible para esa gran ciudad!

¡Ella se vestía de púrpura de la más alta calidad y lino escarlata,

adornada con oro, piedras preciosas y perlas!

17 ¡En un solo instante,

toda la riqueza de la ciudad se esfumó!».

Y todos los capitanes de los barcos mercantes y los pasajeros, los marineros y las tripulaciones se mantendrán a distancia.

18 Todos clamarán cuando vean subir el humo y dirán: «¿Dónde habrá una ciudad de tanta grandeza como esta?».

19 Y llorarán y echarán tierra sobre su cabeza para mostrar su dolor y clamarán:

«¡Qué terrible, qué terrible para esa gran ciudad!

Los dueños de barcos se hicieron ricos

transportando por los mares la gran riqueza de ella.

En un solo instante, se esfumó todo».

20 ¡Oh cielo, alégrate del destino de ella,

y también ustedes pueblo de Dios, apóstoles y profetas!

Pues al fin Dios la ha juzgado

por amor a ustedes.

21 Luego un ángel poderoso levantó una roca inmensa del tamaño de una gran piedra de molino, la lanzó al mar y gritó:

«Así es como la gran ciudad de Babilonia

será derribada con violencia

y nunca más se encontrará.

22 Nunca más se oirá en ti

el sonido de las arpas, los cantantes, las flautas y las trompetas.

No se encontrarán en ti

ni artesanos ni comercio,

ni se volverá a oír

el sonido del molino.

23 Nunca más brillará en ti

la luz de una lámpara

ni se oirán las felices voces

de los novios y las novias.

Pues tus comerciantes eran los grandes del mundo,

y tú engañaste a las naciones con tus hechicerías.

24 La sangre de los profetas y del pueblo santo de Dios corrió en tus calles,

junto con la sangre de gente masacrada por todo el mundo».

Apocalipsis 19

Cantos de victoria en el cielo

1 Después de esto, oí algo en el cielo que parecía las voces de una inmensa multitud que gritaba:

«¡Alabado sea elSeñor!

La salvación, la gloria y el poder le pertenecen a nuestro Dios.

2 Sus juicios son verdaderos y justos.

Él ha castigado a la gran prostituta

que corrompió a la tierra con su inmoralidad.

Él ha vengado la muerte de sus siervos».

3 Y otra vez, sus voces resonaron:

«¡Alabado sea elSeñor!

¡El humo de esa ciudad subirá por siempre jamás!».

4 Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Exclamaron: «¡Amén! ¡Alabado sea elSeñor!».

5 Y del trono salió una voz que dijo:

«Alaben a nuestro Dios

todos sus siervos

y todos los que le temen,

desde el más insignificante hasta el más importante».

6 Entonces volví a oír algo que parecía el grito de una inmensa multitud o el rugido de enormes olas del mar o el estruendo de un potente trueno, que decían:

«¡Alabado sea elSeñor!

Pues el Señor nuestro Dios,el Todopoderoso, reina.

7 Alegrémonos y llenémonos de gozo

y démosle honor a él,

porque el tiempo ha llegado para la boda del Cordero,

y su novia se ha preparado.

8 A ella se le ha concedido vestirse del lino blanco y puro de la más alta calidad».

Pues el lino de la más alta calidad representa las buenas acciones del pueblo santo de Dios.

9 Y el ángel me dijo: «Escribe esto: “Benditos son los que están invitados a la cena de la boda del Cordero”». Y añadió: «Estas son palabras verdaderas que provienen de Dios».

10 Entonces me postré a sus pies para adorarlo, pero me dijo: «No, no me adores a mí. Yo soy un siervo de Dios, como tú y tus hermanos que dan testimonio de su fe en Jesús. Adora únicamente a Dios, porque la esencia de la profecía es dar un claro testimonio de Jesús».

El jinete sobre el caballo blanco

11 Entonces vi el cielo abierto, y había allí un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero, porque juzga con rectitud y hace una guerra justa.

12 Sus ojos eran como llamas de fuego, y llevaba muchas coronas en la cabeza. Tenía escrito un nombre que nadie entendía excepto él mismo.

13 Llevaba puesta una túnica bañada de sangre, y su título era «la Palabra de Dios».

14 Los ejércitos del cielo vestidos del lino blanco y puro de la más alta calidad lo seguían en caballos blancos.

15 De su boca salía una espada afilada para derribar a las naciones. Él las gobernará con vara de hierro y desatará el furor de la ira de Dios, el Todopoderoso, como el jugo que corre del lagar.

16 En la túnica, a la altura del muslo,estaba escrito el título: «Rey de todos los reyes y Señor de todos los señores».

17 Después vi a un ángel parado en el sol que les gritaba a los buitres que volaban en lo alto de los cielos: «¡Vengan! Reúnanse para el gran banquete que Dios ha preparado.

18 Vengan y coman la carne de los reyes, los generales y los fuertes guerreros; la de los caballos y sus jinetes y la de toda la humanidad, tanto esclavos como libres, tanto pequeños como grandes».

19 Después vi a la bestia y a los reyes del mundo y sus ejércitos, todos reunidos para luchar contra el que está sentado en el caballo y contra su ejército.

20 Y la bestia fue capturada, y junto con ella, el falso profeta que hacía grandes milagros en nombre de la bestia; milagros que engañaban a todos los que habían aceptado la marca de la bestia y adorado a su estatua. Tanto la bestia como el falso profeta fueron lanzados vivos al lago de fuego que arde con azufre.

21 Todo su ejército fue aniquilado por la espada afilada que salía de la boca del que montaba el caballo blanco. Y todos los buitres devoraron los cuerpos muertos hasta hartarse.

Apocalipsis 20

Los mil años

1 Luego vi a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo sin fondoy una pesada cadena en la mano.

2 Sujetó con fuerza al dragón —la serpiente antigua, quien es el diablo, Satanás— y lo encadenó por mil años.

3 El ángel lo lanzó al abismo sin fondo y lo encerró con llave para que Satanás no pudiera engañar más a las naciones hasta que se cumplieran los mil años. Pasado ese tiempo, debe ser soltado por un poco de tiempo.

4 Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.

5 Esta es la primera resurrección. (El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años).

6 Benditos y santos son aquellos que forman parte de la primera resurrección, porque la segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante mil años.

La derrota de Satanás

7 Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión.

8 Saldrá para engañar a las naciones —llamadas Gog y Magog— por todos los extremos de la tierra. Las reunirá a todas para la batalla: un poderoso ejército tan incalculable como la arena de la orilla del mar.

9 Y los vi cuando subían por toda la anchura de la tierra y rodeaban al pueblo de Dios y a la ciudad amada; pero cayó fuego del cielo sobre el ejército que atacaba y lo consumió.

10 Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por siempre jamás.

El juicio final

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.

12 Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el libro de la vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros.

13 El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumbatambién entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho.

14 Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte.

15 Y todo el que no tenía su nombre registrado en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.