Apocalipsis 1

Prólogo

1 Esta es una revelación de Jesucristo, la cual Dios le dio para mostrar a sus siervos los acontecimientos que deben suceder pronto.Él envió a un ángel a presentarle esta revelación a su siervo, Juan,

2 quien relató con fidelidad todo lo que vio. Este es su relato de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.

3 Dios bendice al que lee a la iglesia las palabras de esta profecía y bendice a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo está cerca.

Saludo de Juan a las siete iglesias

4 Yo, Juan, les escribo esta carta a las siete iglesias que están en la provincia de Asia.

Gracia y paz a ustedes de aquel que es, que siempre era y que aún está por venir; y del Espíritu de siete aspectosque está delante de su trono;

5 y de Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo.

Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros.

6 Él ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios, su Padre. ¡A él sea toda la gloria y el poder por siempre y para siempre! Amén.

7 ¡Miren! Él viene en las nubes del cielo.

Y todos lo verán,

incluso aquellos que lo traspasaron.

Y todas las naciones del mundo

se lamentarán por él.

¡Sí! ¡Amén!

8 «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin—dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso».

Visión del Hijo del Hombre

9 Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y su compañero en el sufrimiento, en el reino de Dios y en la paciente perseverancia a la que Jesús nos llama. Me exiliaron a la isla de Patmos por predicar la palabra de Dios y por mi testimonio acerca de Jesús.

10 Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu.De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta,

11 que decía:«Escribe en un librotodo lo que veas y envíalo a las siete iglesias que están en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».

12 Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro.

13 Y de pie en medio de los candelabros había alguien semejante al Hijo del Hombre.Vestía una túnica larga con una banda de oro que cruzaba el pecho.

14 La cabeza y el cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve, y los ojos eran como llamas de fuego.

15 Los pies eran como bronce pulido refinado en un horno, y su voz tronaba como potentes olas del mar.

16 Tenía siete estrellas en la mano derecha, y una espada aguda de doble filo salía de su boca. Y la cara era semejante al sol cuando brilla en todo su esplendor.

17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso la mano derecha sobre mí y me dijo:«¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último.

18 Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.

19 »Escribe lo que has visto, tanto las cosas que suceden ahora, como las que van a suceder.

20 Este es el significado del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángelesde las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.

Apocalipsis 2

Mensaje a la iglesia de Éfeso

1 »Escribe esta carta al ángelde la iglesia de Éfeso. Este es el mensaje de aquel que tiene las siete estrellas en la mano derecha, del que camina en medio de los siete candelabros de oro:

2 »Yo sé todo lo que haces. He visto tu arduo trabajo y tu paciencia con perseverancia. Sé que no toleras a la gente malvada. Has puesto a prueba las pretensiones de esos que dicen ser apóstoles pero no lo son. Has descubierto que son mentirosos.

3 Has sufrido por mi nombre con paciencia sin darte por vencido.

4 »Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio!

5 ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su lugar entre las iglesias;

6 pero tienes esto a tu favor: odias las obras malvadas de los nicolaítas, al igual que yo.

7 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del fruto del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.

Mensaje a la iglesia de Esmirna

8 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Esmirna. Este es el mensaje de aquel que es el Primero y el Último, que estuvo muerto pero ahora vive:

9 »Yo sé de tu sufrimiento y tu pobreza, ¡pero tú eres rico! Conozco la blasfemia de los que se te oponen. Dicen ser judíos pero no lo son, porque su sinagoga le pertenece a Satanás.

10 No tengas miedo de lo que estás a punto de sufrir. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba, y sufrirán por diez días; pero si permaneces fiel, incluso cuando te enfrentes a la muerte, te daré la corona de la vida.

11 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. Los que salgan vencedores no sufrirán daño de la segunda muerte.

Mensaje a la iglesia de Pérgamo

12 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Pérgamo. Este es el mensaje de aquel que tiene la espada aguda de doble filo:

13 »Yo sé que vives en la ciudad donde Satanás tiene su trono; sin embargo, has permanecido leal a mi nombre. Te rehusaste a negarme aun cuando mi fiel testigo, Antipas, murió como mártir en medio de ustedes, allí en la ciudad de Satanás.

14 »Pero tengo unas cuantas quejas en tu contra. Toleras a algunos de entre ustedes que mantienen la enseñanza de Balaam, quien le enseñó a Balac cómo hacer tropezar al pueblo de Israel. Les enseñó a pecar, incitándolos a comer alimentos ofrecidos a ídolos y a cometer pecado sexual.

15 De modo parecido, entre ustedes hay algunos nicolaítas que siguen esa misma enseñanza.

16 Arrepiéntete de tu pecado, o de lo contrario, vendré a ti de repente y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

17 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquel que lo recibe.

Mensaje a la iglesia de Tiatira

18 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Tiatira. Este es el mensaje del Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies como bronce pulido:

19 »Yo sé todo lo que haces; he visto tu amor, tu fe, tu servicio y tu paciencia con perseverancia. Y veo tu constante mejoría en todas estas cosas.

20 »Pero tengo una queja en tu contra. Permites que esa mujer —esa Jezabel que se llama a sí misma profetisa— lleve a mis siervos por mal camino. Ella les enseña a cometer pecado sexual y a comer alimentos ofrecidos a ídolos.

21 Le di tiempo para que se arrepintiera, pero ella no quiere abandonar su inmoralidad.

22 »Por lo tanto, la arrojaré en una cama de sufrimiento,y los que cometen adulterio con ella sufrirán terriblemente, a menos que se arrepientan y abandonen las maldades de ella.

23 Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.

24 »Pero también tengo un mensaje para el resto de ustedes en Tiatira, los que no han seguido esa falsa enseñanza (“verdades más profundas”, como ellos las llaman, que en realidad son profundidades de Satanás). No les pediré nada más,

25 solo que retengan con firmeza lo que tienen hasta que yo venga.

26 A todos los que salgan vencedores y me obedezcan hasta el final:

Les daré autoridad sobre todas las naciones.

27 Gobernarán las naciones con vara de hierro

y las harán pedazos como si fueran ollas de barro.

28 Tendrán la misma autoridad que yo recibí de mi Padre, ¡y también les daré la estrella de la mañana!

29 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.

Apocalipsis 3

Mensaje a la iglesia de Sardis

1 »Escribe esta carta al ángelde la iglesia de Sardis. Este es el mensaje de aquel que tiene el Espíritu de Dios de siete aspectosy las siete estrellas:

»Yo sé todo lo que haces y que tienes la fama de estar vivo, pero estás muerto.

2 ¡Despierta! Fortalece lo poco que te queda, porque hasta lo que queda está a punto de morir. Veo que tus acciones no cumplen con los requisitos de mi Dios.

3 Vuelve a lo que escuchaste y creíste al principio, y retenlo con firmeza. Arrepiéntete y regresa a mí. Si no despiertas, vendré a ti de repente, cuando menos lo esperes, como lo hace un ladrón.

4 »Sin embargo, hay algunos en la iglesia de Sardis que no se han manchado la ropa con maldad. Ellos caminarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.

5 Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen.

6 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Filadelfia

7 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Filadelfia.

Este es el mensaje de aquel que es santo y verdadero,

el que tiene la llave de David.

Lo que él abre, nadie puede cerrar;

y lo que él cierra, nadie puede abrir:

8 »Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre.

9 Mira, a esos que pertenecen a la sinagoga de Satanás —esos mentirosos que dicen ser judíos y no lo son— los obligaré a que vengan y se postren a tus pies. Ellos reconocerán que es a ti a quien amo.

10 »Dado que has obedecido mi mandato de perseverar, yo te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero para probar a los que pertenecen a este mundo.

11 Yo vengo pronto.Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite tu corona.

12 A todos los que salgan vencedores, los haré columnas en el templo de mi Dios, y nunca tendrán que salir de allí. Yo escribiré sobre ellos el nombre de mi Dios, y ellos serán ciudadanos de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo y de mi Dios. Y también escribiré en ellos mi nuevo nombre.

13 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Laodicea

14 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Laodicea. Este es el mensaje de aquel que es el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principiode la nueva creación de Dios:

15 »Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!;

16 pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te escupiré de mi boca!

17 Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo.

18 Así que te aconsejo que de mí compres oro —un oro purificado por fuego— y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver.

19 Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia.

20 »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.

21 Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.

22 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias».

Apocalipsis 4

Adoración en el cielo

1 Entonces, mientras miraba, vi una puerta abierta en el cielo, y la misma voz que había escuchado antes me habló como un toque de trompeta. La voz dijo:«Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto».

2 Y al instante, yo estaba en el Espírituy vi un trono en el cielo y a alguien sentado en él.

3 El que estaba sentado en el trono brillaba como piedras preciosas: como el jaspe y la cornalina. El brillo de una esmeralda rodeaba el trono como un arco iris.

4 Lo rodeaban veinticuatro tronos en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos. Todos vestían de blanco y tenían una corona de oro sobre la cabeza.

5 Del trono salían relámpagos y estruendo de truenos. Delante del trono había siete antorchas con llamas encendidas; esto es el Espíritu de Dios de siete aspectos.

6 Delante del trono también había un mar de vidrio brillante, reluciente como el cristal.

En el centro y alrededor del trono había cuatro seres vivientes, cada uno cubierto de ojos por delante y por detrás.

7 El primero de esos seres vivientes era semejante a un león, el segundo era como un buey, el tercero tenía cara humana, y el cuarto era como un águila en vuelo.

8 Cada uno de los seres vivientes tenía seis alas, y las alas estaban totalmente cubiertas de ojos por dentro y por fuera. Día tras día y noche tras noche repiten continuamente:

«Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso,

el que siempre fue, que es, y que aún está por venir».

9 Cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y gracias al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre),

10 los veinticuatro ancianos se postran y adoran al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre), y ponen sus coronas delante del trono, diciendo:

11 «Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios,

de recibir gloria y honor y poder.

Pues tú creaste todas las cosas,

y existen porque tú las creaste según tu voluntad».

Apocalipsis 5

El Cordero abre el rollo

1 Luego vi un rolloen la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. El rollo estaba escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos.

2 Vi a un ángel poderoso, que proclamaba con fuerte voz: «¿Quién es digno de romper los sellos de este rollo y abrirlo?».

3 Pero nadie en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra podía abrir el rollo y leerlo.

4 Entonces comencé a llorar amargamente porque no se encontraba a nadie digno de abrir el rollo y leerlo;

5 pero uno de los veinticuatro ancianos me dijo: «¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, el heredero del trono de David,ha ganado la victoria. Él es digno de abrir el rollo y sus siete sellos».

6 Entonces vi a un Cordero que parecía que había sido sacrificado, pero que ahora estaba de pie entre el trono y los cuatro seres vivientes y en medio de los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos que representan los siete aspectos del Espíritude Dios, el cual es enviado a todas las partes de la tierra.

7 Él pasó adelante y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

8 Y cuando tomó el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.

9 Y cantaban un nuevo canto con las siguientes palabras:

«Tú eres digno de tomar el rollo

y de romper los sellos y abrirlo.

Pues tú fuiste sacrificado y tu sangre pagó el rescate para Dios

de gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación.

10 Y la has transformado

en un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Y reinaránsobre la tierra».

11 Entonces volví a mirar y oí las voces de miles de millones de ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos.

12 Ellos cantaban en un potente coro:

«Digno es el Cordero que fue sacrificado,

de recibir el poder y las riquezas

y la sabiduría y la fuerza

y el honor y la gloria y la bendición».

13 Y entonces oí a toda criatura en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar que cantaban:

«Bendición y honor y gloria y poder

le pertenecen a aquel que está sentado en el trono

y al Cordero por siempre y para siempre».

14 Y los cuatro seres vivientes decían: «¡Amén!». Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron al Cordero.

Apocalipsis 6

El Cordero rompe los primeros seis sellos

1 Mientras miraba, el Cordero rompió el primero de los siete sellos que había en el rollo.Entonces oí que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno: «¡Ven!».

2 Levanté la vista y vi que había un caballo blanco, y su jinete llevaba un arco, y se le colocó una corona sobre la cabeza. Salió cabalgando para ganar muchas batallas y obtener la victoria.

3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo ser viviente decía: «¡Ven!».

4 Entonces apareció otro caballo, de color rojo. Al jinete se le dio una gran espada y la autoridad para quitar la paz de la tierra. Y hubo guerra y masacre por todas partes.

5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí que el tercer ser viviente decía: «¡Ven!». Levanté la vista y vi un caballo negro, y el jinete llevaba una balanza en la mano.

6 Y oí que una voz que salió de entre los cuatro seres vivientes decía: «Un pan de trigo o tres panes de cebada costarán el salario de un día.Y no desperdiciesel aceite de oliva y el vino».

7 Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí que el cuarto ser viviente decía: «¡Ven!».

8 Levanté la vista y vi un caballo de color verde pálido. El jinete se llamaba Muerte y su compañero era la Tumba.A estos dos se les dio autoridad sobre una cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre y con enfermedady con animales salvajes.

9 Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de todos los que habían muerto como mártires por causa de la palabra de Dios y por haber sido fieles en su testimonio.

10 Ellos clamaban al Señor y decían: «Oh Señor Soberano, santo y verdadero, ¿cuánto tiempo hasta que juzgues a la gente de este mundo y tomes venganza de nuestra sangre por lo que nos han hecho?».

11 Entonces a cada uno de ellos se le dio una túnica blanca, y se les dijo que descansaran un poco más hasta que se completara el número de sus hermanos, los consiervos de Jesús que se unirían a ellos después de morir como mártires.

12 Mientras yo miraba, el Cordero rompió el sexto sello, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió tan oscuro como tela negra, y la luna se volvió tan roja como la sangre.

13 Entonces las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra como los higos verdes que caen de un árbol cuando es sacudido por el fuerte viento.

14 El cielo fue enrollado como un pergamino, y todas las montañas y las islas fueron movidas de su lugar.

15 Entonces todo el mundo —los reyes de la tierra, los gobernantes, los generales, los ricos, los poderosos, todo esclavo y hombre libre— se escondió en las cuevas y entre las rocas de las montañas.

16 Y gritaban a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro de aquel que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero;

17 porque ha llegado el gran día de su ira, ¿y quién podrá sobrevivir?».

Apocalipsis 7

El pueblo de Dios será protegido

1 Después vi a cuatro ángeles que estaban de pie en las cuatro esquinas de la tierra. Sujetaban los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol.

2 Vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios viviente. Gritó a los cuatro ángeles que habían recibido poder para dañar la tierra y el mar:

3 «¡Esperen! No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que hayamos puesto el sello de Dios en la frente de sus siervos».

4 Y oí el número de los que fueron marcados con el sello de Dios. Fueron sellados 144.000 de todas las tribus de Israel:

5 de la tribu de Judá 12.000
de la tribu de Rubén 12.000
de la tribu de Gad 12.000
6 de la tribu de Aser 12.000
de la tribu de Neftalí 12.000
de la tribu de Manasés 12.000
7 de la tribu de Simeón 12.000
de la tribu de Leví 12.000
de la tribu de Isacar 12.000
8 de la tribu de Zabulón 12.000
de la tribu de José 12.000
de la tribu de Benjamín 12.000

Alabanza de la gran multitud

9 Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras.

10 Y gritaban con gran estruendo:

«¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono

y del Cordero!».

11 Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios,

12 cantando:

«¡Amén! ¡La bendición y la gloria y la sabiduría

y la acción de gracias y el honor

y el poder y la fuerza pertenecen a nuestro Dios

por siempre y para siempre! Amén».

13 Entonces uno de los veinticuatro ancianos me preguntó:

—¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco? ¿De dónde vienen?

14 Y yo le contesté:

—Tú eres quien lo sabe, señor.

Entonces él me dijo:

—Estos son los que murieron enla gran tribulación.Han lavado y blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero.

15 »Por eso están delante del trono de Dios

y le sirven día y noche en su templo.

Y aquel que está sentado en el trono

les dará refugio.

16 Nunca más tendrán hambre ni sed;

nunca más les quemará el calor del sol.

17 Pues el Cordero que está en el trono

será su Pastor.

Él los guiará a manantiales del agua que da vida.

Y Dios les secará cada lágrima de sus ojos.

Apocalipsis 8

El Cordero rompe el séptimo sello

1 Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo,hubo silencio por todo el cielo durante una media hora.

2 Vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas.

3 Entonces vino otro ángel con un recipiente de oro para quemar incienso y se paró ante el altar. Se le dio una gran cantidad de incienso para mezclarlo con las oraciones del pueblo de Dios como una ofrenda sobre el altar de oro delante del trono.

4 El humo del incienso, mezclado con las oraciones del pueblo santo de Dios, subió hasta la presencia de Dios desde el altar donde el ángel lo había derramado.

5 Entonces el ángel llenó el recipiente para quemar incienso con fuego del altar y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos con gran estruendo, relámpagos y un gran terremoto.

Las primeras cuatro trompetas

6 Entonces los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para hacerlas sonar.

7 El primer ángel tocó su trompeta, y granizo y fuego mezclados con sangre fueron lanzados sobre la tierra. Se incendió la tercera parte de la tierra, y se quemó la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.

8 Entonces el segundo ángel tocó su trompeta, y una gran montaña de fuego fue lanzada al mar. La tercera parte de las aguas del mar se convirtió en sangre,

9 murió la tercera parte de todos los seres que viven en el mar y fue destruida la tercera parte de todos los barcos.

10 Entonces el tercer ángel tocó su trompeta, y una gran estrella cayó del cielo, ardiendo como una antorcha. Cayó sobre una tercera parte de los ríos y sobre los manantiales de agua.

11 El nombre de la estrella era Amargura.Hizo que la tercera parte de las aguas se volviera amarga, y mucha gente murió por beber de esa agua amarga.

12 Entonces el cuarto ángel tocó su trompeta, y se dañó la tercera parte del sol y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, y se oscurecieron. Así que la tercera parte del día quedó sin luz, y también la tercera parte de la noche.

13 Entonces miré, y oí la voz de un águila que cruzaba los cielos gritando fuerte: «¡Terror, terror, terror para todos los habitantes de este mundo por lo que vendrá cuando los últimos tres ángeles toquen sus trompetas!».

Apocalipsis 9

La quinta trompeta trae el primer terror

1 Entonces el quinto ángel tocó su trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y a la estrella se le dio la llave del pozo del abismo sin fondo.

2 Cuando lo abrió, salió humo como si fuera de un gran horno, y la luz del sol y el aire se oscurecieron debido al humo.

3 Entonces del humo salieron langostas y descendieron sobre la tierra, y se les dio poder para picar como escorpiones.

4 Se les ordenó que no dañaran la hierba ni las plantas ni los árboles, sino solamente a las personas que no tuvieran el sello de Dios en la frente.

5 Se les ordenó que no las mataran, sino que las torturaran durante cinco meses con un dolor similar al dolor que causa la picadura del escorpión.

6 Durante esos días, las personas buscarán la muerte, pero no la encontrarán; desearán morir, ¡pero la muerte escapará de ellas!

7 Las langostas parecían caballos preparados para la batalla. Llevaban lo que parecían coronas de oro sobre la cabeza, y las caras parecían humanas.

8 Su cabello era como el de una mujer, y tenían dientes como los del león.

9 Llevaban puestas armaduras de hierro, y sus alas rugían como un ejército de carros de guerra que se apresura a la batalla.

10 Tenían colas que picaban como escorpiones, y durante cinco meses tuvieron el poder para atormentar a la gente.

11 Su rey es el ángel del abismo sin fondo; su nombre —el Destructor— en hebreo esAbadóny en griego esApolión.

12 El primer terror ya pasó, pero mira, ¡vienen dos terrores más!

La sexta trompeta trae el segundo terror

13 Entonces el sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que hablaba desde los cuatro cuernos del altar de oro que está en la presencia de Dios.

14 Y la voz le dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: «Suelta a los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates».

15 Entonces los cuatro ángeles que habían sido preparados para esa hora, ese día, ese mes y ese año, fueron desatados para matar a la tercera parte de toda la gente de la tierra.

16 Oí que su ejército estaba formado por doscientos millones de tropas a caballo.

17 Así en mi visión, vi los caballos y a los jinetes montados sobre ellos. Los jinetes llevaban puesta una armadura de color rojo fuego, azul oscuro y amarillo. La cabeza de los caballos era como la de un león, y de la boca les salía fuego, humo y azufre ardiente.

18 La tercera parte de toda la gente de la tierra murió a causa de estas tres plagas: el fuego, el humo y el azufre ardiente que salían de la boca de los caballos.

19 El poder de estos caballos estaba en la boca y en la cola, pues sus colas tenían cabezas como de serpiente, con el poder para herir a la gente.

20 Sin embargo, los que no murieron en esas plagas aun así rehusaron arrepentirse de sus fechorías y volverse a Dios. Siguieron rindiendo culto a demonios y a ídolos hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera, ¡ídolos que no pueden ni ver ni oír ni caminar!

21 Esa gente no se arrepintió de sus asesinatos ni de su brujería ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.

Apocalipsis 10

El ángel y el rollo pequeño

1 Entonces vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube con un arco iris sobre su cabeza. Su cara brillaba como el sol, y sus pies eran como columnas de fuego.

2 En la mano tenía un rollopequeño que había sido abierto. Se paró con el pie derecho sobre el mar y el pie izquierdo sobre la tierra,

3 y dio un fuerte grito, como el rugido de un león. Y cuando gritó, los siete truenos respondieron.

4 Cuando hablaron los siete truenos, yo estuve a punto de escribir, pero oí una voz del cielo que decía: «Guarda en secretolo que los siete truenos dijeron y no lo escribas».

5 Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo.

6 Hizo un juramento en el nombre de aquel que vive por siempre y para siempre, quien creó los cielos y todo lo que hay en ellos, la tierra y todo lo que hay en ella, y el mar y todo lo que hay en él. El ángel dijo: «Ya no habrá más demora.

7 Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, el misterioso plan de Dios se cumplirá. Sucederá tal como él lo anunció a sus siervos los profetas».

8 Después la voz del cielo me habló de nuevo: «Ve y toma el rollo abierto de la mano del ángel, que está de pie sobre el mar y sobre la tierra».

9 Así que me acerqué al ángel y le dije que me diera el pequeño rollo. Él me dijo: «Sí, tómalo y cómelo. Será dulce como la miel en tu boca, ¡pero se volverá amargo en tu estómago!».

10 Entonces tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, ¡y me lo comí! Fue dulce en mi boca, pero cuando lo tragué, se volvió amargo en mi estómago.

11 Entonces me fue dicho: «Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».